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miércoles, 29 de mayo de 2013

Emilio J. Corberie: "Historia de las lineas internas de la UCR" (julio-agosto de 1983)

La Unión Cívica Radical, otrora partido popular, cuando era conducido por Hipólito Yrigoyen, hoy es un típico partido de la clase media que actúa desde 1945, como un verdadero frente antiperonista.

Una interpretación común de la historiografía argentina sostiene que el radicalismo permitió el acceso de las clases medias al escenario político nacional. Yrigoyen habría llegado al poder, en 1916, con los votos de los hijos de los inmigrantes.

En realidad, esta es una verdad a medias. En el radicalismo argentino siempre convivieron dos expresiones o tendencias. En el 90, los revolucionarios del Parque nuclearon a viejos nombres tradicionales (provenientes de la oligarquía terrateniente) los Zuberbühler, Alvear, Beccar Varela, Torino, Montes de Oca, con los provenientes del Partido Republicano y del ala "orillera" del alsinismo, cuya expresión fueron Alem y Aristóbulo del Valle. En el radicalismo siempre convivieron los hijos de los inmigrantes, los sectores medios y no pocos terratenientes y oligarcas del viejo patriciado. Ricardo Rojas, al incorporarse a las filas radicales, dijo: "Fui al radicalismo y me encontré con los hijos de los inmigrantes y los nietos de los próceres". Frente al acuerdo con el roquismo, Alem proclamó su oposición con el régimen oligárquico: "Yo no acepto el acuerdo, soy radical en contra del acuerdo: soy radical intransigente".

Hipólito Yrigoyen reafirmó en 1897 la intransigencia radical y desde entonces hasta 1933, año de su muerte, fue el conductor partidario. En el Manifiesto de la revolución radical de 1905 denunció a "los capitales extranjeros acostumbrados a pasar por alto nuestra soberanía y a obtener suculentos réditos por los capitales invertidos". Al mismo, tiempo, el contraponer la causa (popular) contra el régimen (oligárquico), marcó la diferencia entre los sectores populares y la élite gobernante.

Pero el origen ambiguo de esa fuerza popular, permitiría distinguir en su historia, aquella ambivalencia de los comienzos: lo popular yrigoyenista y el ala "galerita" (o conservadora).
Marcelo Torcuato de Alvear primero, el radicalismo antipersonalista, el unionismo de los años cincuenta, después, caracterizará las limitaciones de la Unión Cívica Radical y sus contradicciones sociales y nacionales. Por el contrario, el yrigoyenismo,

FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina), la intransigencia liderada por Moisés Lebensohn, marcarían el rumbo de la tendencia nacionalista- democrática.

En 1956, al dividirse el radicalismo en dos partidos, la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP) y la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI), esa contradicción jugaría un papel fundamental. Lo paradójido es que la UCRI (Arturo Frondizi y Oscar Alende) dejó sin efecto el programa nacionalista en 1961. La UCRP conservará hasta ahora la sigla UCR (Ricardo Balbín, Arturo Illia, Raúl Alfonsín, Luis León, Fernando de la Rúa). La UCRI se dividirá en tres partidos: el Partido Intransigente (Oscar Alende), el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), liderado por Arturo Frondizi y Rogelio Frigerio, y Línea Popular (Guillermo Acuña Anzorena).

El radicalismo, como otras fuerzas políticas tradicionales, parece haber entrado en una profunda crisis de identidad. Es muy posible que un realineamiento de la política nacional le obligue a definiciones muy concretas en materia de organización del Estado, programa económico, y en donde los viejos postulados de la libertad del sufragio - por cierto, fundamental en una democracia -, no alcancen para comprender la realidad de un país trabajado por profundas contradicciones. La actual realidad nacional y latinoamericana, quizá exija una realidad mucho más concreta que la que Yrigoyen vislumbraba a principios de siglo.

El "mito alfonsinista"

Básicamente, dentro de la UCR hay tres corrientes o sectores: Línea Nacional (o balbinismo), reúne a los sectores tradicionales del viejo radicalismo, entre otros, Antonio Tróccoli, Carlos H. Perette, Carlos Contin, Fernando de la Rúa, César García Puente, Juan Carlos Pugliese. El Movimiento Renovación y Cambio (alfonsinismo), en sus comienzos, hace una década una tendencia juvenil teñida de izquierdismo liberal muy difuso, ahora evoluciona a una hibridez ideológica y política.

Actúa en lo interno junto a la Línea Córdoba (Víctor Martínez). Finalmente, debe mencionarse al Movimiento de Afirmación Yrigoyenista (Luis A. León), el menor de los sectores, pero con concepciones muy bien definidas. Quiere hacer de la UCR un partido policlasista. Plantea atraer, por lo menos verbalmente, a los sectores obreros a las filas radicales. Es claramente tercermundista y no alineado. Tiene aspectos populistas.

El alfonsinismo, que lidera Raúl Alfonsín, aparece como un movimiento democratista, que busca popularizar al electorado - enfrentado frontalmente al peronismo - y colocarlo en la disyuntiva peronismo/antiperonismo. En este sentido, está mucho más atrasado políticamente que el balbinismo (que aparecía como un sector mucho más moderado). Balbín trató durante los últimos años de su vida, de superar la falsa antinomia peronismo/antiperonismo, ya que se trata de una polarización sobre la base del enfrentamiento de los sectores populares (peronistas) con la clase media (radical), recibiendo esta última el apoyo de la oligarquía y el imperialismo deseoso de parar a toda costa cualquier irrupción popular.

La ideología del alfonsinismo, hoy por hoy, aparece confusa. Como puesta en escena aparece como "socialdemócrata", que en la Argentina no quiere decir absolutamente nada, ya que hasta los sectores más reaccionarios utilizan esta denominación.

En economía, las orientaciones alfonsinistas se vinculan al desarrollismo neocapitalista
(Bernardo Grispun, Alfredo Concepción) y políticamente se endereza hacia el antiperonismo como estrategia electoral, posición que trasunta su profundo enfrentamiento con la base obrera peronista. El pretendido "Izquierdismo" del alfonsinismo es un verdadero mito de la clase media, similar al del frondicismo de los años cincuenta.

El socialdemocratismo de Alfonsín nada tiene que ver con la concepción social demócratas europeas, y mucho menos con los movimientos policlasistas y populares latinoamericanos. El radicalismo, como expresión, no incluye en su seno a la clase trabajadora del campo y de la ciudad.










Fuente: Emilio J. Corbière "Quién es quién. Los partidos políticos argentinos". En Nueva Sociedad Nro. 67, 1983, PP. 123-132, (julio-agosto de 1983)

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