Fue el pueblo, sin distingo de clases ni de edades, heredero
legitimo de la revolución de Mayo, el que ha expresado en forma insobornable,
su firme determinación de seguir luchando, hasta alcanzar el pleno restablecimiento
de nuestros derechos y garantías constitucionales.
Todo Buenos Aires y delegaciones del interior del país, han
desfilado por las calles expresando categóricamente su repudio al gobierno de
facto y evidenciando, ante el mundo entero, que tales gobernantes no
representan a la Nación, en sus fundamentos esenciales de soberanía popular,
de régimen institucional, de tradición republicana y de sentimiento democrático.
La separación es profunda y definitiva: por una parte del
gobierno y por la otra el pueblo argentino, sin que pueda cambiar este claro
planteamiento la presencia de algunos civiles en las funciones publicas, ya que
al abandonar las filas de la democracia, solo han llevado, sin ideales y sin
prestigio, su simple adhesión personal.
La Unión Cívica Radical, en cumplimiento de resoluciones que
son publicas, seguirá prestando su mas amplio apoyo a acción armónica con los partidos democráticos
y con las fuerzas no políticas, en la tarea premiosa de lograr la inmediata normalización
del país.
Las perspectivas son de lucha cruenta, ante la negativa del
gobierno de facto de escuchar la voz del pueblo, ante la persistencia de la
candidatura oficial. que realiza una propaganda contraria a la tranquilidad
publica, enardeciendo las pasiones con promesas, con amenazas o con diatribas,
y ante el plan, ya denunciado, de convocar a elecciones utilizando el estatuto
como instrumento tendiente a destruir los partidos políticos y consagrar
candidaturas extrañas a la voluntad popular.
La marcha del 19 de septiembre ha sido un pronunciamiento
definitivo. Grito su esperanza el estudiante que desea alejar de las aulas
universitarias la sombra de los sistemas dictatoriales; el obrero consciente de
que sus mejoras sociales legitimas, serán mas firme y respetadas al amparo de
gobiernos constitucionales; las clases capitalistas, comprensivas de que el
ritmo del mundo las obliga a ser factores activos de bienestar colectivo; los
profesionales, los empleados, los agricultores, los ganaderos y los
productores, que están viviendo la angustia de un gobierno en permanente acción
perturbadora. También la mujer argentina, con un fervor admirable, se unió al
reclamo de la ciudadanía poniendo en la manifestación la pureza de sus sentimientos
patrióticos y su afán desinteresado por cooperar en esta acción definitiva.
Todo el país así lo ha interpretado y en el exterior, sin
discrepancias,, se ha señalado su honda y trascendente significación ; solo el
gobierno militar, en esta hora decisiva, están encerrado en su insensibilidad un
interés, sin cabal sentido de su propia responsabilidad.
El radicalismo asume la suya, y como partido político de arraigo nacional, recoge la profunda enseñanza que ha dejado la marcha del pueblo, y reclama una vez mas se proscriba toda candidatura oficial, se revea la vigencia del estatuto y con plenas garantías se llame al pueblo a elegir sus autoridades legitimas con leal aplicación de la ley Sáenz Peña.
El radicalismo asume la suya, y como partido político de arraigo nacional, recoge la profunda enseñanza que ha dejado la marcha del pueblo, y reclama una vez mas se proscriba toda candidatura oficial, se revea la vigencia del estatuto y con plenas garantías se llame al pueblo a elegir sus autoridades legitimas con leal aplicación de la ley Sáenz Peña.
Es hora de definiciones y de responsabilidades. Los partidos
políticos y todas las manifestaciones de la vida nacional están en marcha y su acción
se ira intensificando armónicamente hasta que el gobierno, en un aislamiento único
en la historia, entregue al pueblo el ejercicio integral de su soberanía.
No puede haber indiferentes. Nuestros próceres nos señalan
el camino a seguir y es un mandato de la historia que deben acatar las fuerzas
civiles y militares de la Republica.
— Buenos Aires, 21 de septiembre de 1945.
— (Fdo.) : Pte. Dr. Gabriel A. Oddone; Vice 1, Dr. Atanasio Eguiguren; Vice 2°,
Dr. Henoch D. Aguiar; Tesorero, Dr. Raúl Rodríguez de la Torre; Secretarios:
Dr. Carlos E. Cisneros, Dr. Carmelo Piedra" buena, D. Julio F. Correa y José
Víctor Noriega.
Fuente: "El Radicalismo al Servicio de la Libertad" de Santiago Nudelman, 1947.
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