Sr. León. — Señora presidenta: entro con una gran
preocupación en este debate trascendente, porque al margen de algunos de sus
ingrediente debemos tener conciencia de que estamos trabajando sobre la Ley
madre de los argentinos.
Veo que nuestra Nación esta empujada a recorrer su destino
con medidas y actitudes que no se compadecen con la dignidad de nuestra gente
ni con el prestigio republicano. Siempre, por supuesto, es perfectible una
Constitución, pero ello exige mecanismos constitucionales puros, una exacta
interpretación social y conciencia solidarias que desplacen el egoísmo de los
hombres para mostrar la virtud de las instituciones. Y según mi juzgamiento,
respetando por supuesto el de los demás, esto no es lo que esta pasando hoy.
Por eso, tengo la sensación de que, como en otras circunstancias, esta reforma
está saliendo deformada desde su propia matriz.
Señora presidenta: una encuesta muestra —y esto me preocupa— que el problema que estamos debatiendo en este momento, el de la reforma de la Constitución, está ubicado en el lugar decimoprimero de las preocupaciones populares; por la forma en que aquí se habla parecería que debiera estar en el primero. Esto quiere decir que esta reforma no tiene urgencia, que no le hemos dado la jerarquización de una reforma constitucional, que el pueblo cree que lo que esta no impide- que el mejore y tal vez este dispuesto a postergar el cambio a los efectos de que en tiempos mas felices para los argentinos podemos poner en marcha una real reforma constitucional.
Soy un hombre del partido radical. Siempre puse la Nación por sobre el partido, pero en esta circunstancia incube mucho mi pensamiento, mi propia militancia. Desde mi militancia y lealtad a la concepción nacional del radicalismo veo que hay formas políticas que los argentinos y el radicalismo rechazan pero se están instalando en la historia de nuestros días y están intentando hacer resurgir algunos métodos incompatibles con el funcionamiento de una real sociedad democrática.
Creo que, si la estrategia del justicialismo ha sido insistir en la reelección presidencial por todos los medios, ha tenido éxito. Quienes parecen excesivamente ingenuos y bondadosos son los que han hecho la gestión de nuestro lado. Esta negociación comenzó así en, la trastienda. Ahora los convencionales tendrán que votar lo que se les ocurrió a los delegados que han firmado el pacto o acuerdo. Y yo no creo que sea un ingrediente de la sociedad democrática de los argentinos pretender modificar la libertad de los constituyentes en un pacto de características cerradas.
No voy a acompañar todo lo que se ha dicho en este debate sobre el asunto que estamos considerando. El ballottage que se inserta es novedoso. Tal vez constituya uno de los episodios mas egoístas de esta reforma, porque en vez de legislar para el mañana y pensar que el ballottage es la- mitad mas, uno, porque esa es su esencia ética, vamos si sirve o no al partido que gano ayer o al que va a ganar mañana.
Si nosotros no hacemos una reforma constitucional de cara a las nuevas generaciones y al siglo que viene, cuando nuestra biología ya esta terminada, estaremos dejando de dar la importancia que debe tenor el debate de leyes de esta jerarquía.
Cuando los hombres se ponen delante de las instituciones todo; pierde transparencia, y se muestra un avance del egoísmo sobre la institución. Los interesas menores a veces parecen mostrar —como ahora— que están por encima de las naciones, exponiéndolas al riesgo de -mancillar el derecho y la libertad.
Los hombres siempre somos menos importantes que las instituciones,
y cuando nos instalamos por encima de ellas, abandonamos el contenido de
nuestras responsabilidades.
Creo que nunca una circunstancia podrá superar la sedimentación
de la historia, que es lo que en alguna medida marca el camino de la verdad.
Yo no votare esta reforma. Agradezco al radicalismo que me
da esta libertad de voto. Reitero: no votare esta reforma. Rechazo un acuerdo
.que no está a la altura de los compromisos históricos de la Unión Cívica
Radical y que no tiene tampoco contenido patriótico. Pero respeto todos los
otros pensamientos.
Señora presidenta: todos aprendimos a lo largo de nuestra
militancia a equivocarnos y a ser
humildes, pero también que en cuestiones que hacen a nuestra Patria es necesario
tener lealtad con nuestro propio pensamiento para no tolerar después las equivocaciones
de los otros. El radicalismo dijo aquí hace apenas días que no iba a votar esta
reforma porque no estaban dadas las condiciones para hacerlo. Y, advirtió que
aparecía con nitidez un objetivo único, que era establecer la reelección
presidencial.
Tengo el recorte de un articulo en el que el presidente
Menem —que es mi presidente y a quien debo respetar, pero a quien tengo el
derecho de juzgar políticamente—, en oportunidad en que los obispos le habían
reclamado - una mejor distribución en la sociedad argentina, dijo que ellos debían
manejarse con el Evangelio, y que el tenia el apoyo de Dios. Pienso que tal vez
no ha de ser tan cierto porque de tener el apoyo de Dios no hubiera necesitado el del doctor Alfonsín.
Una Constitución es siempre adaptable, pero; esa adaptabilidad tiene que interpretar lo que; sucede en la sociedad, la realidad social. Y esto, cuando pasa, evita que sea intrépidamente manoseada, como ha ocurrido en este pre- acuerdo.
Tengo aquí una declaración del presidente Menem desde Tokio en la que anuncia que el doctor Barra se iría de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Esto nos muestra al presidente de la Republica haciendo la cosa pequeña para ver si quedaba en pie su ilusión de que alguien le abriera la puerta de la reelección. Yo no lo descalifico pero esto me duele porque quiero a mi Nación y porque la Argentina merece otro tipo de funcionamiento.
¿Que argentino no tuvo vergüenza de lo que pasa en la Corte para llegar al compromiso al que me he referido? Parecía que todo dependía do que se fuesen dos o tres jueces. Y yo hago la siguiente interpretación. ¿Acaso Yrigoyen, Alem o Balbín habrían dicho que iban a aceptar algún tipo de política si les cambiaban a uno o a dos hombres de algunos de los estamentos de la justicia nacional? Había que luchar.
Por otra parte, creo que todos estamos de acuerdo en que el
problema que queremos modificar los argentinos, que es una corrupción
generalizada, no esta sólo en la Corte. Alguien puede haberse equivocado. Esta
en la calle, en los organismos, en la mente, en el hambre que hace cometer
delitos a quienes la padecen, en la juventud que asaltada o aconsejada por la
desesperación puede cometer los actos mis nobles y los actos más perversos,
como escribiera alguna vez Hermann Hesse.
La Constitución es el entretejido de la unidad nacional.
Pretender tocarla sin custodiar la identidad de la Nación casi es perder el
tiempo.
El radicalismo, a quien yo aquí represento, interpreta que
los proyectos que mueven este debate nos están llevando a soslayar solidaridades
imprescindibles. Derrotas o victorias en el campo político no tienen que llevar
a deformar el propio perfil. Aquí estamos hombres de muchos partidos políticos
que perdimos y que ganamos. Por eso creo que se equivoca el señor presidente
cuando dice que lo queremos proscribir porque le tenemos miedo. Se que lo dice
en la jerga o en el mundo del debate político abierto, pero aquí en el Senado
no le estamos teniendo miedo a nadie porque creemos que nuestro problema no es
ganar una elección sino custodiar valores fundamentales de nuestra
nacionalidad.
Llevamos más de un siglo en la búsqueda de justicia y
libertad. Los grandes dirigentes del radicalismo abonaron con pulcritud sus
filas y determinaciones. Siempre lo personal fue para mañana. Y me parece
saludable que podamos seguir así. Ninguna actitud puede desconocer esa herencia
y mucho menos hoy, en la vida republicana.
Hay que salir de la manipulación de los hombres y de las
leyes, perfeccionar el perfil y blanquear el funcionamiento moral.
Dije en la convención de mi partido que jamás abandonaré el
mensaje del doctor Alem por la renuncia del doctor Barra.
Nuestro compromiso, el compromiso de los parlamentos, es con
el pueblo y con la Nación, que no puede ser una pluma al viento observando cómo
en nombre de la modernización que aconsejan los de afuera se han dilapidado
porciones no imaginables de nuestro patrimonio.
Tampoco puede ser una pluma al viento elaborar o aceptar
estrategias que arriesgan patrióticas responsabilidades.
Como transar si hoy, en nombre de la desregulación, estamos
sufriendo la desargentinización de nuestro crecimiento y la instalación de la
pobreza más cruda en nuestros queridos escenarios federales. El ultimo episodio
que aquí hemos condenado nos ha puesto esa "luz roja" que nos debe
unir a todos, con una gran preocupación, en favor de una justicia mejor
distribuida en toda la Republica.
Los radicales del acuerdo están equivocados. No hay cuota de
poder posible que justifique la caducidad, un solo instante, de nuestros
compromisos nacionales.
El radicalismo había hecho una gran elección nacional. Habíamos
obtenido el 31,7 por ciento de los votos contra el 40 por ciento del
oficialismo. Los hicimos con muchas dificultades, pero prometimos resistir a
esta especie de continuismo que se intenta. Somos solidarios con la custodia de
la significación de nuestro partido. Todos nos habíamos unificado cuando y los diputados
velaban armas para que el continuismo no se imponga.
Sin embargo, apareció el fantasma del acuerdo y la historia
cambió como una bisagra que hace ruido por falta de aceite.
Yrigoyen decía:
"¿Cómo transigir con lo que fue justamente condenado sin abdicar de lo que fue legítimamente sancionado?".
"¿Cómo transigir con lo que fue justamente condenado sin abdicar de lo que fue legítimamente sancionado?".
Aquí hicimos un honesto debate sobre este problema. Cada uno
de los bloques dijo lo que pensaba y nosotros dijimos lo nuestro. Pero ahora
decir, por nuestra parte, que no estaba bien lo que dijimos antes, yo no lo
puedo hacer. No estoy en esta banca de senador para adoptar esa actitud.
¿Qué cambió para pasarnos de bando? A mi criterio, nada trascendente. Creo que muchos de los argumentos fueron cósmicos por supuesto manteniendo las disidencias y los valores.
Ciertas cosas me hacen acordar de algunos dictadores, cuando intentaban poner en marcha episodios del poder, reunidos en el marginamiento de lo que significa la participación del pueblo.
En este acuerdo hay egoísmos. En el país hubo muchos acuerdos. Algunos estuvieron bien. Uno de los que me pareció saludable fue el de Roque Sáenz Peña con Hipólito Yrigoyen. Sáenz Peña era un hombre del patriciado nacional, corajudo, que peleó por el Perú y estuvo en guerra; tiene un monumento en Lima. Después fue presidente y se dio cuenta de que había una sociedad que venia empujando y so reunió con Yrigoyen. Este último, en nombre de los hijos de las nuevas generaciones, le arrancó al primero el sufragio popular. Ninguno do ellos era candidato. Ninguno de ellos quería otro protagonismo que el de servir a la Nación. Tuvo significación ese diálogo.
En este otro caso que ahora debatimos, parece que uno insiste en querer seguir siendo presidente y el otro quiere hacer su reaparición.
Respeto personalmente al doctor Alfonsín; siempre lo he respetado. Pero tengo mis diferencias políticas con el; tal vez, en los métodos.
Recién dije que casi felicitaba a los negociantes del
justicialismo pues han conseguido que el radicalismo sirviera a la estrategia
reeleccionista cuando, en alguna medida, si pensamos que puede ganar el doctor
Menem, estamos abriendo la puerta a un modelo político que descalificamos en el
país; es como abrir la puerta a un adversario antihistórico.
Hoy mismo salió en los diarios la noticia de que nuestro
Comité Nacional se queja de lo que está haciendo el gobierno y, sin embargo,
por otro lado, trabaja para que este gobierno consiga el marco institucional
para poder seguir haciendo mal lo que hace. Según el ministro Cavallo, este iba
a ser el gran año de la justicia social; y miren cómo terminamos: las cárceles
tomadas, la violencia en las calles, las provincias estranguladas; es decir, no
estamos transitando un tiempo feliz.
Cuando se reunieron las mesas directivas de los dos partidos políticos —el justicialismo y el radicalismo— hablaron con gran civilización. Había gente que todavía está en la conducción del Partido Justicialista. También se encontraba el senador Losada, y la anterior conducción radical. Los turnos de nuestro funcionamiento democrático hacen que ya no estemos.
Hablamos de todos los temas en forma casi coincidente, pero cuando llegamos al tema de la reelección, el doctor Duhalde dijo que eso no era negociable y nosotros dijimos lo mismo. Parecía como si se tratara de (un convencimiento del propio justicialismo de que nosotros no podíamos admitir esa posición por razones de estrategia política. Y nosotros comprendíamos que el justicialismo tenía derecho a reclamar la reelección de su presidente de acuerdo con su propio convencimiento. En ese momento la realidad: estaba poniendo en marcha un episodio político respetuoso. Después surgió el pacto. Se dijo que esto debía hacerse porque corríamos el riesgo de producir enfrentamientos peligrosos para la unidad de los argentinos. Creo que esto no es así.
No obstante lo dicho, creo que en la reunión entre las dos conducciones nunca se corría el riesgo de que reapareciera la ley de la selva en nuestro país, mucho menos si consideramos las estructuras y responsabilidades que tienen el justicialismo y los radicales. Los políticos en la Argentina ya hemos aprendido la lección de que nuestras divergencias deben tener un techo, y deben discutirse en un marco civilizado. Estimo que en este Senado, hemos demostrado que al margen de las durezas con que a veces podemos decir nuestro propio pensamiento, cuidamos esa convivencia.
No voy a insistir en el sofisma que significa decir que disminuimos el poder presidencial abriendo las puertas de una reelección. ¿Cómo se disminuye el poder presidencial si constitucionalizamos los decretos de necesidad y urgencia?.
En el primer debate sobre la reforma de la Constitución —aquí
tengo la carpeta— traje la mención de ciento sesenta y siete decretos de
necesidad y urgencia. Leí algunos. De algunos decíamos que eran intolerables y
que descalificaban a sus redactores y, sin embargo, ahora los estamos
incorporando al marco institucional.
Yo no creo en la reelección y no me refiero solo a la del
doctor Menem. No creo en el instituto de la reelección. En America latina,
aparte del Perú de Fujimori y de otro país que no recuerdo, ninguno de los
restantes tiene la reelección. Nadie escapa de presionar desde arriba en su
propio favor. Es la naturaleza humana y también la que siempre rodea al poder.
¿Por qué el presidente Menem no intenta imitar lo de Roca o
Yrigoyen? En lugar de presionar a algún amigo de la Corte, ¿por que no presiona
al ministro de Economía para que se sensibilice frente a los jubilados,
maestros y productores? De esta manera no viviría sensibilizado exclusivamente
con los inspectores del Fondo Monetario Internacional.
Alberdi decía que "el presidente siempre tiene medios
para hacerse reelegir. Toda elección es agitada, pero el mayor inconveniente de
la reelección es que desnaturaliza al gobierno republicano, introduce de un
modo tácito algo casi monárquico; es decir, insinúa la perpetuidad del poder en
las manos del mismo gobernante". Alberdi tenía claridad.
Digo esto muy seria y respetuosamente. Es la realidad. Si
nos remitimos al presupuesto de este año, vemos que aprobamos una partida de alrededor
de mil millones de dólares para el área de la Presidencia de la Nación, ¿se dan
cuenta de que ventajas tiene un presidente para hacerse reelegir, aunque sea el
más sabio, santo, honorable y ético? Los caminos siempre se tocan.
Tengo información acerca de la sorpresa que provocó el compromiso
Menem-Alfonsín. En todos los diarios del país fueron publicadas muchas de sus
mutuas descalificaciones. Creo que esto no jerarquiza lo que queremos
jerarquizar.
Quiero recordar una sola para no extenderme demasiado. El doctor Alfonsín
dijo que el texto de la renuncia del doctor Beliz significaba un "servicio
a la patria". Allí, el ex ministro del Interior se refería a las
"oscuras maniobras que se forjaría desde el poder para obtener la reelección";
entre ellas, "el soborno a legisladores de la oposición". Esto puedo
leerse un todos los diarios del de septiembre del corriente.
La democracia es demasiado importante como para
confundir nuestros objetivos y opciones. Debemos tender hacia una reforma que
no sirva a un hombre sino a la unidad nacional, recuperada con racionalidad y
con una profunda solidaridad social.
Digo esto porque el mismo concepto de Nación
parece diluirse, peligrosamente a ratos.
Acabamos de celebrar diez años de democracia. Si lo hicimos juntos y hasta lo más profundo de nuestros corazones, tambien podimos juntamos para evitar que las propias formas institucionales de esa democracia se distorsionen y aparezcan ante la conciencia ciudadana como ineficaces o impotentes.
Si pudimos sentarnos y abrazarnos para
celebrar diez años de democracia, ¿por que no buscar formas mas felices? No en
un marco de condescendencia pragmática exagerada sino de requisitos eticos
realmente prestigiados.
No renunciaremos un ápice
en via defensa de la. democracia, de las libertades publicas e individuales y
de las instituciones básicas de la legalidad constitucional. Pero tambien
afirmo que el radicalismo no representa simplemente la alternancia comoda del
poder de la Nación, apareciendo ante algunos poderes oligárquicos como una
opción, más previsible, más prolija, en la conducción del mismo sistema y con
el mismo modelo.
Quiero decir en este debate que nadie puede sospechar que el radicalismo este en ningun mostrador porque el radicalismo esta fuera del regimen y está contra el regimen. Hoy aqui están conviviendo recesion, desempleo, caida del salario, desindustrializacion, explotacion de los productores agrarios, concentration empresarial, desaparicion de la pequeña y mediana empresa, falsa notification de la propiedad, el desaliento de la capacidad creadora, de la iniciativa individual, desnacionalizacion de la economia, remate del patrimonio estatal y deterioro de la educación publico, de la salud y de la previsión social con niveles agudos de pobreza,
En este cuadro general de atraso e injusticia
sin embargo hay una minoria beneficiaria. Por que en el pais frente a este
modelo hay una minoria. que se beneficia, se apropia de las rentas que se
extraen gracias al ajuste, que causa la desesperacion de los pueblos de las
economias regionales. Esas rentas no se reinvierten en el pais; generan más
concentración, consumes lujosos, irritantes desigualdades sociales. Tras la fachada
de la llamada economía de mercado y del liberalismo economico se produce en la
practica un brutal proceso de transferencia de ingresos y la desnacionalización
de los sectores claves de la estructura de las servicios y de la produccion del
pais. Los usuarios y los consumidores, bien, gracias...
La destruccion de la universidad nacional y del sistema de ciencia y tecnologia no son sino elementos parciales de un proyecto global que atenta contra el futuro de nuestras generaciones. Hay que distribuir con más justicia. Se dice que habrá una reforma de la Constitucion, pero seria mas saludable que aparte de pensar un nuevo reparto, pensemos que hay que distribuir y repartir entre grandes sectores de la sociedad que estan viviendo y cayendo en el marginamiento.
Los temas habilitados por el acuerdo no
estan preocupando, como dije, al pueblo. Da la impresión de que es un canje de
opciones sin contenido popular. Es un precio insignificante del continuismo por
mantener los ajustes de la pobreza y la indefension nacional. También esto hay
que computarlo.
El pueblo esta ausente de este proyecto de reforma, porque ella es producto de un compromiso que piensa en la circunstancia presidencial y no en el futuro de las mayorias y que parece pensar en los partidos, pero menos en la Nacion.
Hay que ir proyectando que las provincias deberan plantear en alto grado el control de la tributación. Debemos tener personalidad en el trazado de nuestro modelo. No copiemos el fracaso de un ordenamiento internacional que solo agranda la brecha de las injusticias entre hornbres ricos y pobres, y entre naciones ricas y pobres.
Coincido con los sectores del justicialismo
cuando dijeron aquella saludable frase:
“Una Nacion socialmente justa, economicamente libre politicamente soberana”.
Lastima que al canciller de nuestro pais hoy se le ocurre enviar regalitos a los "kelpers", que nos están robando.
“Una Nacion socialmente justa, economicamente libre politicamente soberana”.
Lastima que al canciller de nuestro pais hoy se le ocurre enviar regalitos a los "kelpers", que nos están robando.
Y
termino, señora presidenta. Si lo que tiene que ser verdad se torna en dudas,
si lo que tiene que ser histórico se hace cotidiano, y lo trascendente se
vuelve intrascendente, es porque el patriotismo y la moral aparecen descalificados.
Se han
vertido acá —y se seguirán haciendo—« importantes y grandes discursos
provenientes de todos los sectores, pero tengo la sensacion de que no existe un
proyecto importante. Los discursos superan al proyecto, lo que muestra tal vez
una vocacion saludable de servicio por parte de todos los senadores.
La
reforma no tiene en cuenta qué se hará para que el Chaco deje de ser la
provincia con mayor indice de analfabetismo, o para que el cólera no se siga
instalando en la Republica. No son cinco, diez o veinte afectados, ya son miles.
Es la enfermedad de la pobreza; nosotros" creiamos que era del Asia o del
Africa, pero ahora nos toca en provincias importantes como, por ejemplo, Salta.
Ahi está el cólera. Tambien llegó a Córdoba y a Buenos Aires. ¿Que podemos
hacer para defender el desarrollo? No podemos hacerlo votando algo a libro
cerrado.
Finalizo
mi exposición respecto de la reforma constitucional pensando en los jóvenes,
que son nuestro futuro. Le digo a la juventud que luche por la etica de la Republica
para que no avance ninguna de las eticas de las mafias que están ensuciando a
la sociedad internacional. Las victorias sin sentido moral en realidad no son
victorias.
También
quiero decides a los jóvenes que nadie les va a regalar nada. Por eso, aunque
no tengan confianza en la politica de nuestro tiempo, deben tenerla en el país
y esforzarse con preocupación para elaborar su propio futuro. La alternativa no
puede ser la droga ni la melancolia. Todos fuímos jóvenes, algunos lo siguen
siendo; y cuando eramos jovenes soñabamos con una patria limpia, libre, soberana.
Y, sin embargo, nos tocó el fraude, las dictaduras, tuvimos que sufrir cárceles
y claudicaciones. Vimos la violencia. Entonces, con esa experiencia debemos
tener la humildad necesaria para tratar de que quienes van a vivir despues que
nosotros no sean perturbados por el fraude ni por el colonialismo intelectual,
ni por la dolarización, ni mucho menos por rendiciones incondicionales, como
esa que nos dolió muchisimo y que sufrimos en Malvinas.
Me resisto a votar en contra de mis convicciones de argentino primero y de radical despues. No quiero dejar de respetar a nadie, pero tampoco puedo pasar por alto mi convencimiento y mis ideas nacionales y federales. Debo defender la historia que pretendo, esa conciencia histórica que he tratado de cuidar humildemente en y desde el escenario de mi partido.
Estoy convencido de que la Unión Civica Radical nunca fracasó mientras custodió su compromiso con el pueblo y la Nación. A veces, es preferible perder de pie que inmolarse en las flexibilizaciones materiales que no conllevan la idea de una sociedad mejor.
No es una estrategia saludable para el radicalismo abrir la puerta de la reeleccion del presidente de la Republica. Digo esto, porque el radicalismo no debe ser socio de la dependencia sino de las industrias, de los productores, de la inteligencia, de la cultura, de las amas de casa, de los jóvenes, de los trabajadores; en fin, del crecimiento.
Creo que lo patriótico es defender la significacion de nuestro mandato, el que tenemos aqui, depositado en nuestras propias bancas.
La
politica tiene también contenido ecologico. En su devenir somos como un tronco;
y prefiero que el viejo tronco sufra antes que cambiar el follaje, y nosotros antes
que declinar en nuestros compromisos. Nunca me entusiasmaron las victorias sin
honor y, mucho menos, la posibilidad; de producir un vacio ético en los jóvenes
por defomaciones de conducta.
No hay Constitucion que sirva si los que tenemos que prestigiarla la violamos; si los que debemos respetarla la ignoramos; si los que deseamos honrarla no la honramos.
Pienso que en este tiempo, y en cualquiera, una Constitucion que no privilegie la educación se ubicará siempre al margen del prestigio.
Los politicos tenemos que dejar de buscar votos , de cualquier manera. Debemos servir más a los ciudadanos. Si hacemos esto podremos reecontrarnos con el prestigio que hemos estado perdiendo y que no involucra sólo a la Nación sino a nuestra imagen en el ámbito internacional. A veces hacemos cosas que no hay que hacer. Este pacto, por ejemplo. Por falta de interpretación moral en Italia, gano la nieta de Mussolini y en Alemania, los nazis en las urnas obtienen el doce por ciento de los votos.
El desafio es hacer lo que el pueblo pretende y necesita. Para esto el bienestar general debe dejar de ser un espejismo.
En ocasiones, los que pretendemos ser dirigentes somos quienes debemos marcar rumbos mejores ante la confusión circunstancial que muchos gente vive en la Argentina
Señora presidenta: los pueblos hacen su historia y cada generación sirve a las exigencias del propio instante asumiendo el riesgo de las propias circunstancias. En este debate cada uno toma posición según sus convicciones, las exigencias de nuestro tiempo y el riesgo de nuestras definiciones.
Afrontar
la derrota o vivir la victoria son parte
da los deberes que tenemos que cumplir. El devenir de los tiempos no se detiene
y, en consecuencia, siempre abarca acontecimientos que se recuerdan o se
olvidan en función del propio significado de la historia.
¡Ojalá que nosotros en lugar de mantener un debate donde unos votan por el si y otros por el no, mañana podamos apoyar unánimemente el proyecto que ponga en marcha las politicas que necesitamos en el campo económico y social, y no que sólo contempla algunas concesiones entre nosotros para ver si seguimos en la mesa!
Aquí tengo una parte del discurso del diputado Matzkin, con lo cual termino mi exposición, citando tambien una frase de Yrigoyen.
Si
bien es extenso ese texto que tengo en mi poder, trataré de abreviar. Cuando se
debatió este proyecto, el diputado Matzkin dijo en la Cámara de Diputados:
"Queremos que por las vias normales, legales y constitucionales se reforme la Constitucion para que se de la posibilidad —sólo eso, la posibilidad legal— a quien ejerce la jefatura y la conducción del gobierno, pero tambien a quien ejerce la jefatura de nuestro movimiento politico de ser nuevamente presidente de los argentinos".
"Queremos que por las vias normales, legales y constitucionales se reforme la Constitucion para que se de la posibilidad —sólo eso, la posibilidad legal— a quien ejerce la jefatura y la conducción del gobierno, pero tambien a quien ejerce la jefatura de nuestro movimiento politico de ser nuevamente presidente de los argentinos".
El
presidente del bloque justicialista de la Cámara de Diputados le estaba
diciendo a la Nación que el objetivo de esta reforma es la reelección
presidencial. Nada más. Juzgue usted. Termino con una frase de Yrigoyen:
"sólo los partidos que no tienen más objetivos que el exito aplauden a benefactores que los acercan al poder, a costa de sus propios ideales".
El radicalismo no está para las mesas servidas o el poder a cualquier precio. Nuestra misión es seguir cien años más custodiando la Republica.
"sólo los partidos que no tienen más objetivos que el exito aplauden a benefactores que los acercan al poder, a costa de sus propios ideales".
El radicalismo no está para las mesas servidas o el poder a cualquier precio. Nuestra misión es seguir cien años más custodiando la Republica.
Fuente: Diario de Sesiones de la Cámara de Senadores "Debate de la Ley de Necesidad de Reforma Constitucional", 28 y 29 de diciembre de 1993.
Que brillante posición, salvó al pensamiento radical.
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