Quisiéramos equivocarnos, pero el resquicio para la esperanza
es cada vez más estrecho.
Para mi son más que dos correligionarios esclarecidos que le
están fallando a mi partido: son dos amigos del alma a los que me une fraternalmente
una larga lucha por compartidos ideales e idénticas aspiraciones.
A mi me consta su generosidad y su pureza, su desinterés, su
patriotismo y su autentica pasión por servir al país sirviendo al pueblo. A los
desposeídos, como decía Leandro Alem.
Yo se que ningún argentino bien nacido tenia nada que reprocharlas,
porque son irreprochables. ¿O es que acaso es falta, el sereno coraje de los
que tenemos la conciencia tranquila y afrontamos con dignidad y naturalidad la
vida cotidiana?
Pero este no es ni un problema partidario ni una cuestión
personal. Mas allá de las facciones y de las pasiones, yo quiero decir simplemente,
que este agravio me llega y me ofende en mi condición de ciudadano argentino.
Y que me indigna profundamente constatar que este hecho sucedió,
precisamente en el día en que se recuerda la memoria del general San Martin, nuestra
mayor gloria militar también el argentino ejemplar que prefirió envainar su espada
y marchar al exilio antes que derramar sangre de hermanos.
En el nos inspiramos para insistir, en el dolor y aun
abiertas tantas heridas, en nuestra predica de paz y reencuentro en nuestro
rechazo de la violencia -de toda violencia-, y en nuestro anhelo de justicia.
Fuente: El Radicalismo "Un Siglo al Servicio de la Patria" de Carlos Giacabone y Edith Gallo, 1991.
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