La posición de Y.P.F. era débil frente a las compañías
extranjeras, y Mosconi advirtió todos los perjuicios derivados de la acción de por
hacer asumir a Y.P.F la venta directa de sus productos, la que durante algunos
años había estado encomendada a un particular.
Y.P.F. tenía que atenerse a las oscilaciones que en el
mercado vendedor determinaban las empresas extranjeras. Así, el precio de la
nafta a mediados de 1929 variaba, según la región del país, entre $ 0,20 y $
0,34 el litro. A1 mismo tiempo regían once precios distintos, según la zona,
aunque en la Capital Federal y sus alrededores, que era donde se hacia el mayor
consumo, costaba $ 0,24 el litro. Pero el l9 de agosto de 1929, fecha histórica
en nuestro desarrollo económico, Y.P.F. resuelve tomar la conducción del
mercado de venta nacional, rebajando $ 0,02 el Litro de nafta, realizándose
rebajas proporcionales para los demás subproductos del petróleo que vendía la
repartición. El 11 de noviembre del mismo año se hace una nueva rebaja de $
0,02 por litro de nafta; el l9 de enero de 1930 se disponen nuevas rebajas en
el norte en virtud de haber comenzado a funcionar la destilería de Vespucio
(Salta); el 20 de enero se dispone hacer efectiva una nueva rebaja para Mar del
Plata; y, finalmente el 17 de febrero de 1930 se establecen precios uniformes
en todo el país como expresión de unidad nacional y de solidaridad con el
interior sin tener en cuenta los mayores gastos (especialmente deferencia de
flete). Desde ese momento, en todo el país, la nafta se vende a $ 0,20 el
litro; el kerosene a $ 0,19; la aeronafta a $ 0,26; y el agricol a 0,16. Esto
determinó a las empresas privadas, a entablar una gran lucha para vender en la
Capital Federal y alrededores, puesto que los mercados lejanos producían pérdida
o poca ganancia debido al encarecimiento derivado sobre todo de los fletes.
Esta consecuencia de una política tan plausible, que debió servir como un
argumento más para entregar a Y.P.F el monopolio total de la industria y
comercio del petróleo, se utilizo, en cambio, para sostener, en 1937, que las
dificultades del mercado tenían "su origen en el absurdo sistema comercial
del precio uniforme en todo el país" (Figueroa, El Petróleo, pág. 10).
La política de precios seguida tuvo que ser aceptada por las
empresas extranjeras, y señalo la iniciación de una nueva etapa en materia de
petróleo, que necesitaba, para su coronamiento, la ley de nacionalización de
los yacimientos y de monopolio estatal de todo el proceso petrolero.
Las medidas adoptadas significaron para el consumidor argentino un ahorro de mas
de 400 millones de pesos en el periodo transcurrido desde el 1 de agosto de
1929 al 31 de diciembre de 1935; sin tener en cuenta que si Y.P.F no hubiera
asumido el control del mercado, la nafta habría subido de precio por la perdida
del valor del peso argentino. La rebaja del precio de los subproductos del Petróleo
y el control del mercado interno asumido por YPF crearon las condiciones para
el desarrollo de un gran plan de vialidad sobre la base de un impuesto a la
nafta, tarea que realizaron los gobiernos posteriores aprovechando el esfuerzo de
los años que estamos estudiando. La importancia que tenia en ese momento la
nafta—y su precio— para el transporte, había acrecentado notablemente por el aumento
del numero de los automotores. Mientras en 1922 existían en el país 68.563
automotores (67 623 autos y 940 camiones); en 1930 los automotores llegaban a
435.822 (de los cuales 344.169 autos y 91.653 camiones). Desde ese momento comenzó
una rápida declinación sobrepasándose recién en 1941 el nivel de 1930.
La política seguida produciría un aumento en el consumo de la
nafta, la construcción de caminos y la competencia del transporte automotor con
el ferroviario de donde, la acción vinculada al petróleo vendría a señalar una
nueva etapa, no solo en la política de los combustible sino en los transportes
e indirectamente, en el desarrollo industrial. Claro esta que, en la apreciación
mecánica y unilateral de la concepción que Mosconi tenia del progreso
petrolero, se olvidaba que si bien se restringía la influencia de los
ferrocarriles británicos, la importación de automotores estaba acentuando la
influencia en nuestro país del capital estadounidense. Naturalmente que esta
apreciación no implica negar que, aun así, la política seguida por Mosconi constituía
un grueso efectivo para la Nación.
Mosconi recordó siempre, con legitimo orgullo, sus luchas
contra las empresas extranjeras, viviendo la patriótica ilusión de que
"los trusts petrolíferos ingles y norteamericano quedan definitivamente
rotos en nuestro pais". Los acontecimientos posteriores al 6 de Septiembre,
al tiempo que sirvieron para apreciar el gran esfuerzo nacional realizado desde
Y.P.F., demostraron cuanto camino faltaba recorrer.
Fuente: Arturo Frondizi "Petróleo y Politica" Contribución al Estudio de la Historia Economica Argentina y de las Relaciones entre el Imperialismo y la vida Politica Nacional.; Editorial Raigal 1956.
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