Mi distinguido doctor amigo:
No ha de imaginarse Ud. cuanto he gozado al leer su tan gentil y cariñosa
carta y cuanto le agradezco el cariñoso recuerdo que Ud. conserva a la memoria
de mi querido e inolvidable hermano Leandro. Dr. Alvear, créame que le hablo
con el corazón. El triunfo de su candidatura fue también el mío, pues yo no
concebía ni deseaba otro presidente para mi patria mas que Ud. y cuando alguna
persona me anunciaba que podía triunfar otra candidatura, yo sufría un
desencanto y un gran disgusto; pero ahora ya estoy tranquila porque veo que
Dios me ha oído.
Quiero también expresarle mi deseo: que quiero tener el honor de que la
banda presidencial que cubra su pecho, sea la confeccionada por mí, que cuando
Ud. llegue a esta tierra ya la tendré. Mis respetuosos saludos para su digna
esposa.
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Tomasa
Alem
Fuente: Alvear "Un Politico de Cuna y Raza" de Francisco Loyudice, 1993.
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