No pensaba hacer uso de la palabra.
No voy a entrar en la discusión ampliamente sostenida por
los convencionales, sustentando sus ideas coalicionistas o anticoalicionista.
Quiero solo llenar un deber como convencional del Partido
Radical de Buenos Aires en esta
asamblea.
Aunque no sea capaz de inferir injuria a los disidentes que
se sientan en esta asamblea, teniendo el mas profundo respeto por sus
opiniones, porque las considero inspiradas en el más sincero patriotismo,
corresponde a mi deber en este momento alejar, si pudiera caber la sospecha de
un egoísmo, de una falta de patriotismo en el Partido Radical de la provincia
de Buenos Aires.
Me parece, señor, que la larga lucha que viene sosteniendo el Partido Radical en la provincia de Buenos Aires, respondiendo al programa de principios del partido en toda la república es la mejor confirmación de su patriotismo, de su desinterés.
Pero, señor presidente, cuando se trata de inquirir la causa
de la resistencia del Partido Radical de Buenos Aires a esta coalición hay que
estudiarla con espíritu recto y sereno y darse cuenta de la situación especial
en que se encuentra colocado el Partido Radical en esa provincia, que esta
enfrente del partido político con el cual en este momento hay un anhelo en esta
convención de realizar la coalición.
Se nos ha hablado de coaliciones populares para luchar contra los gobiernos electores.
Perfectamente de acuerdo. Aplaudo la actitud de mis correligionarios de Santa Fe y San Luis; lejos de criticarla, la considero patriótica; pero, señor presidente, ¿en contra quien lucha el Partido Radical de la provincia de Buenos Aires? contra un partido oficial, y ese partido oficial ¿cual es? Es el partido de
la Unión Cívica Nacional.
Esa es la razón, señor, de esta resistencia de nuestros correligionarios a esta coalición, que podrá ser un anhelo intimo de su alma, pero que es pedir algo contra un sentimiento humano, que se olvide en un instante, en un día, los sacrificios y la sangre de nuestros correligionarios derramada en lucha desigual, constante, contra el oficialismo de Buenos Aires.
Ese es el sentimiento que nos domina y no un sentimiento egoísta.
Si recorremos la corta historia de nuestra lucha en la provincia de Buenos Aires, desde la intervención nacional, encontramos primero el triunfo arrebatado por el partido de la Unión Cívica Nacional, uniéndose con el 'vacuno', y a cada paso que se acentúa la acción del gobierno de la Unión Cívica Nacional es un nuevo avasallamiento, una nueva extorsión a este partido, que lo único malo que hizo fue alzarse en armas para derrocar un gobierno que era una ignominia para Buenos Aires.
Señor presidente: los atrios de San Vicente, de Barracas al Sur, de Trenque Lauquen han sido manchados con la sangre de nuestros correligionarios ¿por quien? por las fuerzas oficiales del gobierno de Buenos Aires.
Como diputado al congreso, cuando se discutieron los
diplomas de nuestros diputados presente tablas de sangre, asesinatos y
atropellos cometidos por la policía del gobierno de Buenos Aires, y no hubo
quien levantara uno solo de los cargos que en esa ocasión formule.
Ese es el sentimiento de resistencia que nos mueve a los
convencionales de Buenos Aires; no es la falta de patriotismo, pues los
convencionales de Buenos Aires no solo daríamos nuestro pensamiento y nuestro
corazón, sino su sangre, como han estado dispuestos a darla por la libertad de
la república.
Fuente: Hipólito Yrigoyen "Pueblo y Gobierno" Tomo I, Vólumen I "La Reparación Fundamental",1953 Editorial Raigal.
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