La actuación de los diputados constituyentes de la UCR
estuvo referida, en lo fundamental, a la impugnación de la Ley 13 233, con el
propósito de obtener que se declarase la nulidad de la convocatoria, la
consecuente invalidez de los títulos de todos y cada uno de los señores
convencionales y la inexistencia legal de la Convención Reformadora de la
Constitución Nacional.
Dejamos, de este modo, en claro nuestro acatamiento al orden jurídico vigente, regulado por la Constitución de 1853-60, y una ortodoxa interpretación de su articulo 30 que, en definitiva, habrían de justificar la actitud asumida posteriormente, al retirarnos de las deliberaciones.
Lebensohn, inclinado a lo que el llamaba una actitud
combatiente, prefería permanecer en la Convención con el objeto de afrontar el
debate de todos los temas propuestos por el oficialismo. Era una gran
oportunidad, a su juicio, de «cumplir con el deber que pesa sobre nosotros, de
templar en el radicalismo el instrumento de la transformación emancipadora del
país»
(Julio Oyhanarte: Lebensohn, pagina 97).
(Julio Oyhanarte: Lebensohn, pagina 97).
Lo intento en su magnifico y tantas veces recordado
discurso, que le permitió decir: -El signo fundamental de este momento reside
en la coexistencia, en el ánimo público, de dos revoluciones. Parecen coincidir
en su idioma y aun en sus consignas, mas discrepan en su esencia y sentido. Hay
una revolución que ansiaba el pueblo y otra que proclama el gobierno. He ahí la
medula del problema político argentino. La revolución que quería el pueblo
argentino constituía la realización de la promesa de crear un ámbito nacional
en el que resplandeciera la dignidad del hombre. Vivió en el mundo trazado por
los fundadores y en la esperanza que alentó, generación tras generación, al
empeño de construir la Argentina aun irrealizada. El servicio de esta causa fue
la razón de ser del radicalismo, persiguiendo una continuidad histórica
quebrada en 1930-.
Pero la confesión de los verdaderos móviles de la reforma
hizo irresistible el argumento del retiro, muy mayoritario en nuestro bloque.
Lebensohn lo anunció y puso fin a su discurso.
Desde entonces, me ha quedado el recuerdo de una imagen de
Moisés Lebensohn mezcla de tristeza e insatisfacción. Era evidente que en su
fuero intimo prefería continuar en esa trinchera luchando, -desvalido de todo
poder material, sin prensa, sin radios, sin armas, sin bancos ni gobiernos.
Fuente: Historia de la Argentina "La Constitución Justicialista", Editorial Hyspamerica.
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