Sr. Presidente (Del Pero). — Tiene la palabra el señor
diputado Alfonsín.
Sr. Alfonsín. — Señor presidente: dispongo de muy pocos
minutos, de manera que voy a dejar de lado toda posibilidad de construir un discurso
para entrar de lleno a contestar algunas afirmaciones que se efectuaron en el
recinto y que no pueden quedar sin respuesta por parte de nuestra bancada.
Ayer ha oído la Cámara la lectura del dictamen sobre este
problema de la UCRI Frentista y también escuchamos las afirmaciones del señor diputado
Marsico en el sentido de que el mismo significaba un aporte serio y responsable
a la labor legislativa. Para no quebrar lo que debe ser una norma de
cordialidad en la Cámara, corresponde que nosotros señalemos simplemente al
respecto que de ninguna manera coincidimos con la calificación efectuada por el
señor diputado Marsico.
Bastaría quizá señalar muy brevemente algunas de las
postulaciones del proyecto para darnos cuenta cabal de la enormidad y de la
insensatez que ellas significan. Propone, por ejemplo, que se suspenda la aplicación
del artículo 49 de la carta orgánica del Banco Central. Ello significaría que
el Poder Ejecutivo no pudiera realizar las entregas de fondos necesarias a las
cajas de jubilaciones, como lo ha hecho a través de esta modificación de la
carta orgánica del banco y en cantidad aproximada a los 12.000 millones de
pesos. Supone también cesar con el auxilio y la ayuda a las provincias,
comprometidas por una cantidad de 13.000 millones de pesos. Supone, por
ejemplo, la paralización de las obras de Agua y Energía Eléctrica de la Nación,
comprometidas por 7.000 millones de pesos. Supone evitar seguir entregando
fondos a EFEA, lo que se ha hecho hasta la fecha por 18.000 millones de pesos.
Vale decir, que esa suspensión de la aplicación del articulo
49 de la carta orgánica del Banco Central lisa y llanamente significaría no
solo la paralización del país, sino quizá
su postración definitiva.
Propone también el dictamen de la UCRI Frentista una
moratoria general del sector industrial. Esto equivaldría a dejar, indudablemente,
sin recursos al erario publico. Todos sabemos —y conviene que se recuerde en
este momento— que en los 25.000 millones de pesos que aproximadamente se
recaudan al año en concepto de impuesto a los réditos, la actividad agropecuaria,
en una estimación que puede no ser perfectamente ajustada pero quo tiene todos
los visos de cierta, llega escasamente a los mil millones de pesos, de modo que
son de importancia fundamental los recursos de la industria. Por otra parte
sabemos que de los 26000 millones de pesos que se recaudan por los impuestos a
las ventas, el sector agropecuario no aporta cifra alguna fundamental. Quedaría
entonces el Poder Ejecutivo sin posibilidades de afrontar no solo las obras necesarias
para el desarrollo del país, no solo aquellos servicios sociales como las
jubilaciones y pensiones, sino también, si se aplicara estrictamente el programa
que nos presenta la UCRI Frentista, los fines esenciales del Estado.
Llama la atención que se pretenda sostener en este recinto por
el sector mencionado que el Poder Ejecutivo —como ha dicho el señor diputado
Marsico— no ha sido fiel interprete de los reclamos de los trabajadores y que
por eso se justifica el plan de lucha. Llama la atención, porque si este fuera
el sincero y real pensamiento de esa bancada, nosotros tendríamos que sostener
que en la época en que los sueldos se pagaban con bonos, en que el aguinaldo se
pagaba en diez cuotas, en que se producían despidos en masa, en que los sueldos
se abonaban con un extraordinario atraso, todo plan de lucha tendría que haber
terminado, para ser consecuente con el criterio de esa bancada, con un incendio
general del país. (¡Muy bien! ¡Muy bien! Aplausos.)
Hay también en las palabras del señor diputado Marsico una acusación
al gobierno de inoperancia o de incapacidad. Cabe señalar, señor presidente,
que esta es una vieja argucia que venimos sufriendo los pueblos latinoamericanos.
Cada vez que en uno de nuestros países asume el poder un gobierno con un
sentido auténticamente popular, los intereses; de la reacción se levantan para
acusarlo de inoperancia o de incapacidad. (Aplausos). Pero allí esta la obra
realizada por el gobierno en muy corto plazo. Por supuesto que aceptamos que se
hayan podido cometer errores; por supuesto que no nos creemos los depositarios
de la verdad absoluta; por supuesto que sabemos perfectamente que los problemas
con los que nos encontramos son muy grandes. Pero estamos convencidos, y debe
estarlo también la Honorable Cámara, de que este es un gobierno sin claudicaciones,
que por todos los medios ha de cumplir sus compromisos con el pueblo.
Ofrecimos al país un plan de siete puntos y toda la tarea
fundamental está destinada a su cumplimiento. Allí esta el problema del petróleo,
el de SEGBA, el del Fondo Monetario Internacional, el de los derechos obreros,
el de la legislación represiva, el de la no intromisión en la vida gremial del país.
Cada uno de estos tópicos ha sido estudiado, manejado y resuelto en la forma en
que el gobierno lo había prometido al pueblo antes de las elecciones del 7 de
julio. (¡Muy bien! ¡Muy bien!) No queremos que jamás se pueda levantar en el país
una voz que pueda acusar al gobierno de una claudicación. Admitimos todo lo que
se quiera decir respecto a la imperfección en las soluciones, respecto a los
errores que se puedan cometer, pero la fuerza moral que tiene este gobierno es
necesaria no solo para el, sino para el pueblo argentino que debe apuntalar la
democracia.
Sr. Rodríguez del Rebollar. — En esto estamos, señor
diputado; no niegue la realidad.
Sr. Pugliese. — Nos alegramos que estén ahora en eso.
Sr. Rodríguez del Rebollar. — Lo estuvimos siempre.
Sr. Alfonsín. — Desde esa bancada se esta sosteniendo la justificación
del plan de lucha, al que se han referido diversos oradores en este recinto. No
es necesario que el radicalismo diga su palabra de respeto a la lucha do los
trabajadores. Ello esta consustanciado con sus ideales y con su programa.
Pero es necesario decir, a este respecto, algunas cosas. ¿Es
que no se percibe que existe la intención de invertir una tendencia que llevaba
a este país a abismos de incomprensión? ¿Es que no se percibe la voluntad
puesta de manifiesto en la solución de todos los problemas por el Poder
Ejecutivo de la Nación y por el Congreso Nacional? ¿Es que no se percibe la intención
de pacificar, el deseo de terminar para siempre con absurdas divisiones del
pueblo argentino? ¿Es que no nos damos cuenta que volvemos a un absurdo
replanteo y que tratan de dividir al país entre peronismo y antiperonismo? ¿Es
que no se advierte que en este momento el gobierno de la Nación esta afrontando
luchas duras contra sectores muy diversos que se ven afectados en sus privilegios,
y que reclaman entonces el apoyo de las bases populares para que pongan de manifiesto
la necesidad de que este país se maneje de manera distinta a como ha sido
manejado hasta ahora? ¿Es que no nos damos cuenta de que todos debemos aportar
nuestro grano de arena a la solución de los graves problemas que padece el país?
¿Acaso no pensamos que hay también oportunidades en que debemos recordar actitudes
anteriores para formarnos una impresión cabal del problema?
Yo veo los numerosos afiches de la CGT reclamando adhesiones
al plan de lucha, y recuerdo otros afiches de otras épocas, con las firmas de
algunos de esos dirigentes, que reclamaban también que se sacara el petróleo
aunque sea dando concesiones, a través de la llamada CGT autentica.
Aquí existe una voluntad de salir, y el radicalismo esta convencido
de que vamos a salir. Somos optimistas, extraordinariamente optimistas, porque
sabemos que contamos con un pueblo maravilloso, sin graves problemas, porque
todos han de ser superados; y sabemos que contamos con una fuerza moral en la
que estamos acompañados por la mayoría de los partidos políticos argentinos. Es
claro que contra esto se puede tratar de luchar de muy diversas maneras,
incluso a través de la táctica de la bancada de la UCRI Frentista, que para no
demostrar claramente su oposición al sistema del salario vital móvil...
Sr. Ferreira. — Esta equivocado, señor diputado.
Sr. Alfonsín. —... no hacen otra cosa que buscar, por el
atajo de un ataque despiadado, de encubrir la verdad de sus ciertas intenciones.
Sr. Ferreira. — Aclare cuales: son las intenciones a que
alude.
Sr. Alfonsín. — Las intenciones y todo, señor diputado. Lo
que se traduce de la actitud de los señores diputados, no solamente en el
tratamiento del asunto que consideramos, sino a través de todos los debates de
la Cámara, es la intención de obstruir y perturbar la obra de gobierno.
Sr. Ferreira. — Nunca hemos obstruido; hemos dado nuestra opinión.
—Varios señores diputados hablan a la vez.
Sr. Presidente (Del Pero). — Continúe en el uso de la
palabra el señor diputado Alfonsín.
Sr. Alfonsín.— También en el día de ayer se hizo referencia,
por el señor diputado Sandler, a la inconveniencia de producir, juntamente con
el aumento de los salarios, resoluciones, como la que se incluye entre las cláusulas
transitorias, que permitan la congelación del precio de determinados artículos.
Quiero señalar, muy ligeramente, porque observo que esta por
expirar el termino que me corresponde para hacer uso de la palabra, que
inclusive durante el gobierno del general Aramburu, en el año 1956 o 1957, se
produjo un aumento de sueldos y por una resolución numero 191 de la Secretaria
de Comercio se estableció para todos los artículos, la congelación do los
precios, el margen de utilidades y los precios máximos.
Dijo también el señor diputado Sandler que el señor ministro
de Economía había sostenido que los salarios integran más o menos un veinte por
ciento del costo de los productos. No es exacto. Lo que el señor ministro de Economía
sostuvo es quo el precio de venta al publico de los productos incluye un veinte
por ciento, mas o menos, del valor agregado en concepto de salarios; y
considerando que el plan propuesto significa mas o menos un 10 por ciento, ese
traslado al precio de venta al publico reportara un aumento del dos por ciento.
Sostuvo también el señor diputado Sandler que se hizo una emisión,
a raíz de la modificación de la carta orgánica del Banco Central, de 75 mil
millones do pesos. No es exacto tampoco; son solamente 40 mil millones de
pesos.
El señor diputado Sandler se pronuncio ayer en la Cámara de
manera que considero —con toda cordialidad— exagerada. Luego a sostener que el señor
ministro de Economía debía despertarse todos los días para hacer una economía
de 500 millones en el presupuesto, lo que al cabo de un año equivaldrá a unos
180 mil millones.
Con respecto al aumento de los salarios quiero decir que ha
existido una incrementación real de los mismos, porque si bien es cierto que el
costo de vida aumento desde octubre hasta ahora en un 25 por ciento, esos
aumentos están contemplados en la mayor proporción, en los distintos convenios
de manera que los trabajadores han aumentado ligeramente su capacidad
adquisitiva.
Por otra parte, también es cierto que la desocupación ha
disminuido en un 14,8 por ciento y que con respecto al pago de los servicios
del capital, después de muchos años, se han conseguido pagar importantes
cantidades, y se han logrado aumentar las reservas del Banco Central.
Para concluir con mi disertación, simplemente quiero decir,
con relación a la Dirección de Abastecimiento, que si bien es cierto no se ha
realizado una tarea para afuera que demuestre al publico la actividad desarrollada
—como los señores diputados habrán podido observar— también es evidente que nos
encontrábamos con oficinas desmanteladas y, por otra parte, en el sector
privado se había perdido la costumbre del control. Es decir, que la dificultad
era doble: no solamente en el sector público sino también en el sector privado,
que no comprendía la serie de medidas que se deben tomar. Pero, a pesar de
ello, se realizaron estudios sobre los costos de muchos productos como, por
ejemplo, el pescado, el azúcar y la harina; se han fijado precios para el pan y
la leche; se están haciendo estudios de mercado y se están realizando también
estudios definitivos con respecto a la prohibición de la intermediación económica.
Termino sosteniendo que la ley que estamos considerando de
ninguna manera ha de traer un perjuicio económico, sino que al beneficio social
que, sin duda, va a aportar, nosotros con esta sanción estamos incorporando,
además, un real beneficio económico que se traducirá en un aumento de la
capacidad adquisitiva del pueblo argentino. (¡Muy bien! ¡Muy bien! Aplausos.
Varios señores diputados rodean y felicitan al orador).
Fuente: Secretaria de Información Parlamentaria - Honorable Cámara de Diputados de la Nación Argentina.
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