Buenos Aires, octubre
6 de 1938.
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A su Excelencia el Señor Presidente de la Nación
Doctor Roberto M. Ortiz
De mi consideración:
Habiendo sido promulgada la ley que concede una asignación
vitalicia a los Ex-Presidentes y Vicepresidentes de la Nación, cúmpleme dejar
constancia ante el Señor Presidente, en su carácter de "Jefe Supremo de la
Nación que tiene a su cargo la Administración General del País", de mi
decisión irrevocable de no acogerme a los beneficios de dicha ley.
Al adoptar esta actitud sigo intimas convicciones de mi
espíritu. Entregado desde los albores de mi Vida a las
inquietudes de la Unión Cívica Radical, persiguiendo anhelos de bien publico,
jamás me puse a meditar, en la larga trayectoria recorrida, acerca de las
contingencias adversas o beneficiosas que los acontecimientos podían depararme.
No esperaba, pues, esta recompensa, ni la deseo, y, al renunciarla, me complace comprobar que estoy de acuerdo con mis sentimientos mas arraigados.
Confío en que, Dios mediante, he de poder sobrellevar la
vida con mi trabajo, sin acogerme a la ayuda de la República por cuya grandeza
he luchado y que, si alguna vez, he recogido amarguras y sinsabores me siento
recompensado con creces por la fortuna de haberlo dado todo por la felicidad de
mi Patria.
Saluda al Señor Presidente
Elpidio Gonzalez
Fuente: Trascripción de la Carta original mecanografiada por Elpidio Gonzalez.
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