Quiero que mis primeras palabras sean –ya que
cuando comenzara en mi exposición anterior lo hice lamentando la actitud del
bloque minoritario- para saludar alborozadamente la propuesta unificadora de la
bancada del justicialismo.
Sr. Rodríguez (J).- Si alguien piensa que el deseo, animo, espíritu
o vocación de la bancada mayoritaria de esta Cámara es el de tener un peronismo
dividido, está absoluta y plenamente equivocado (Aplausos)
En segundo lugar voy a referirme
a dos o tres temas q fueron tocados en el transcurso de este debate. El primero de ellos hace referencia a algo
así como la socialización de la economía argentina, fundándose en la magnitud,
nivel y dimensión del gasto público.
Quiero afirmar aquí que de ninguna
manera forma parte de la concepción ideológica de mi partido que el gasto
publico tiene una naturaleza intrínsecamente perversa, idea que pareciera
esconderse detrás de argumentos que hoy hemos escuchado.
Creemos que eso responde a
concepciones ideológicas trasnochadas, que de ninguna manera compartimos. Entendemos que es falso discutir acerca de si
el gasto publico es útil o no . De lo
que verdaderamente se trata es de reordenar el sector publico para que cumpla
con los objetivos políticos de una sociedad.
Aun más: creemos que semejantes argumentos tienen una característica
distintiva, cual es la desvinculación absoluta de la realidad. Ello es así porque quienes sostienen tales
argumentos no pueden mostrar un solo ejemplo o un solo caso en el mundo
occidental, formado por países de economía mixta capitalista, donde el Estado
tenga un rol, una magnitud y una actividad como la que pretenden hacernos creer
que debería tener en un país dependiente como es la Argentina (Aplausos)
Sobre este tema vale la pena destacar que hay dos
relaciones que pueden establecerse: una es la relación existente entre el
consumo público y la inversión total de una economía. Este calculo mediría el valor agregado del
sector publico en relación con el valor agregado total de un país.
La otra vía es relacionar el
gasto público versus el producto bruto interno.
Sobre esto voy a proporcionar algunos datos, a los fines de ratificar
con números concretos mis aseveraciones y probar que las formuladas por otros
en el pasado son totalmente falsas.
Se nos habla de los países que
debemos mirar como ejemplo de reconstrucción económica, de los modelos que
debemos imitar, etc. Pero voy a referirme solamente a dos países y a un grupo
de países: Japón, Estados Unidos y Europa, a los efectos de mostrar la
evolución del gasto público medido como porcentaje del producto bruto interno
de esas naciones. En el caso de Europa,
en el año 1965 la incidencia relativa del gasto respecto del producto bruto
total era del 36%; en 1984 fue del 51%.
En Estados Unidos, para las mismas fechas, esa relación fue del 29 y del
40%, respectivamente. En Japón, del 23 y
del 39%. En la Argentina, la
participación del gasto publico como porcentaje del producto fue en 1970 del
34%; en 1975, del 39% y en 1980, de casi el 44%.
Estas estadísticas nos demuestran
que no hay ningún tipo de relación entre
la ideología del régimen político que esté gobernando un país y la magnitud del
gasto publico, y que no tienen razón quienes afirman que la magnitud del gasto
incide sobre las libertades públicas suponiendo que detrás de la actividad
económica del Estado se esconde un cercenamiento de aquellas.
Reitero que no se trata de un
problema de magnitud, sino de cómo se conduce el Estado, se elige a sus
mandatarios, se preserva la periodicidad de sus mandatos, el relevo
constitucional de los dirigentes, etc.
Pero los estados democráticos tienen una elevada participación en la
actividad económica, y lo hacen cada vez en mayor medida.
Respecto de la otra comparación, la del consumo
y la inversión pública como porcentaje del consumo y la inversión total del
país, podemos dar algunas cifras cuya fuente es un documento de las Naciones
Unidas de 1980, el Anuario de Estadísticas Nacionales. En el caso del Reino Unido la incidencia
relativa era del 26,1%, Japón 19,6, Francia 20,7, Estados Unidos 20,6, Canadá
22,6, Alemania Occidental 24, Argentina 19,4.
Esto refleja que no existe en la Historia
contemporánea de este siglo un solo ejemplo de un país que modificara
cualitativa y cuantitativamente su grado de desarrollo y el nivel de vida de
sus habitantes –no importa cuál sea el régimen económico existente-, en el cual
el Estado no tuviera una acción decisiva, fundamental y prioritaria. Y eso pasa tanto en los países capitalistas
como en los socialistas, llámense Japón, Estados Unidos, luego de la posguerra
cualquier país de Europa y la Unión Soviética.
Lo que importa es para qué se gasta o se invierte, cómo, dónde, quién y
con qué criterio de eficiencia social, no la de los gabinetes de los tecnócratas
sino la eficiencia económica al servicio de un proyecto político.
Otro tema citado en esta sesión es el de la
participación de los sectores sociales en la formulación de las políticas
económicas. Sabemos que ésta es una
demanda reiterada en muchas oportunidades por el bloque que está a la derecha
de la Presidencia. Es una demanda
repetida que en algunas circunstancias motivó el retiro de ese bloque de
algunas reuniones de la Comisión de Presupuesto y Hacienda.
Aquí debo decir con absoluta honestidad que
tenemos innumerables puntos de contacto, pero también debo manifestar que sobre
esto existe una diferencia ideológica profunda.
En toda sociedad existen grupos de presión
social, son legítimos, lícitos y, más aún, esos grupos tienen una mayor incidencia
cuando se producen estos procesos de traspaso de regímenes autoritarios a
gobiernos democráticos. Esto no está mal
en sí y no es nuestro objetivo erradicar la presión. ¿Pero qué es lo que refleja?. La existencia de falencias en algunos partidos
políticos en cuanto a su papel de verdaderos responsables y mediadores entre la
sociedad y el Estado, y está reflejando en definitiva que estas sociedades como
las nuestras, dependientes, han experimentado un proceso fundamental que es la
corporativización casi integral de todos sus sectores sociales.(Muy Bien!,
Muy Bien!-Aplausos). Simultáneamente, como reflejo y como cara opuesta de la misma moneda, se
da el debilitamiento de los partidos políticos.
Para nosotros, las funciones ejecutivas y
legislativas forman parte de la competencia del Poder Ejecutivo y del Poder
Legislativo, que no deben ser sustituidos.
Pero eso no significa, no debe entenderse ni implica que nosotros
pensemos desoír, desconocer, ignorar, relativizar o constreñir la actividad de
esas organizaciones intermedias. Por el
contrario, la queremos admitir y la estamos admitiendo, porque los procesos de
acumulación y de distribución en la sociedad en general, pero en particular en
estas sociedades dependientes sometidas por el atraso, requieren /
ineludiblemente el instrumento de concertación, concertación económica y social
que defina cuánto y cómo vamos a acumular y cuánto vamos a distribuir.
Lamentablemente, quienes piensen que es posible
que estas organizaciones intermedias definan las políticas se equivocan, y aquí
reside nuestra diferencia clara y fundamental.
Las políticas son definidas por aquellos que han sido ungidos por la
voluntad popular y que han llegado a la presidencia y a los cuerpos ejecutivos
en función de estos mandatos, y es responsabilidad de ellos hacerlo en función
de garantizar la verdadera vigencia, participación y protagonismo de los
sectores sociales, creando los ámbitos de consulta para la discusión y para que
estos sectores puedan participar. El
mejor ejemplo de esto es la recientemente constituída Conferencia Económica y
Social, en la que intervienen los sectores de la producción y del trabajo para
discutir no cuál es la definición de la política económica, sino cuáles son los
mejores mecanismos para instrumentar las políticas económicas. Y no nos pueden decir que no hay un programa
económico de largo plazo o que no hay un modelo de corto plazo para el
funcionamiento del sistema económico.
No hay experiencias internacionales que digan
lo contrario. Las experiencias en
cualquier país del mundo, fundamentalmente en aquellos que tienen una historia
institucional y democrática estable, muestran que existen estos organismos de
consulta, pero son precisamente de consulta, de discusión, de análisis y de
sugerencias, ninguno de ellos tiene facultades ejecutivas. No importa el rango de la norma que los
constituye, ya se trate de una cláusula constitucional, una ley o un decreto,
todos tienen como característica central la de poseer la función de discutir,
colaborar o analizar, pero nunca jamás la facultad de determinar acciones
ejecutivas. Esto sí es una diferencia,
pero ¿qué le vamos a hacer?. Nuestra posición en esta materia forma parte de
principios ideológicos muy profundos, lo que no supone desconocer ni relativizar
los de los demás. Forma parte del
principio según el cual las sociedades se manejan por medio de los partidos
políticos, son éstos los verdaderos mediadores entre la sociedad y el Estado,
porque son los que tienen una auténtica comprensión globalizadora de los
problemas, los que elaboran las propuestas estructurales y los que forman el
proyecto total de una nación. Las
asociaciones intermedias tienen proyectos lícitos, fines razonables, objetivos
de defensa de sus propios intereses. Los
aceptamos, pero muchas veces, señor presidente, los intereses de esas
asociaciones intermedias, en razón de su propia génesis, están en
contraposición con los objetivos nacionales. (Aplausos)
Vamos a
referirnos ahora a dos propuestas que fueron reiteradamente formuladas esta
noche. Lo haremos haciendo brevemente
una consideración política que tiene que ver con el hecho de que, a nuestro
juicio, existe en nuestra sociedad una gran simpatía por la formulación de
consignas políticas. Se trata de una
suerte de ‘consignismo’ que muchas veces tiene poco contenido o, en todo caso,
era adecuado para una circunstancia histórica diferente, pero no lo es para el
presente. En definitiva, no se trata de
propuestas serias y racionales y su planteo –como trataremos seguidamente de demostrar-significa,
antes que un paso al frente, varios pasos hacia atrás.
Comencemos con la propuesta de nacionalización
del comercio exterior. Primeramente
habría que precisar qué significa esto. Suponemos que esto significa la
estatización del comercio exterior, y no la nacionalización, que podría ser
entendida como la prescripción de que estas transacciones comerciales sean
hechas por empresas nacionales. La
experiencia argentina se remonta al IAPI, un instrumento de política económica
conocido en la posguerra, en una época en que los esquemas comerciales estaban
cerrándose y había una gran concentración de productos a comercializar y de los
mercados de destino de nuestros productos.
Por otro lado, el problema del comercio
exterior no puede desvincularse de la producción, el comercio es una actividad
complementaria de la producción. Si
pensamos en la nacionalización del comercio exterior, pregunto por qué no
planteamos también la estatización de los medios de producción. A nuestro juicio parece haber una suerte de
contradicción entre este instrumento y una posición política que reconoce la
existencia de un sistema capitalista.
Como referencia, muchos países socialistas de
Europa Oriental-y la propia Unión Soviética-, recurren para sus transacciones
internacionales a empresas capitalistas, precisamente por esto, por la
dispersión de productos y de mercados, que hace muy difícil que un solo ente
esté en condiciones de eficiencia para garantizar la maximización de la
utilidad de un país. Pero esto no significa
que pensemos que el Estado tiene que mirar al costado ni que creamos en la
supuesta mano invisible de Adam Smith, produciéndose mágicamente las
transacciones por las cuales se equilibran y compensan la demanda y la oferta
de los productos.
Porque no creemos esto y porque queremos un
Estado que contribuya a esa estrategia de crecimiento, se propuso, se sancionó
y se promulgó la ley 23101 sobre promoción de las exportaciones, por la cual se
instrumentan nuevos mecanismos que hacen compatible la necesidad de
comercialización intensa de nuestros productos en el exterior con una ágil y
dinámica política económica. Para esos
están las compañías de comercio internacional, las cooperativas o los
consorcios de exportación y de ahí la intensificación del régimen de
intercambio compensado.
Creemos que aquí hay que hacer una diferencia
absolutamente necesaria hay que discutir sobre los objetivos y no sobre los
instrumentos. Los objetivos los
compartimos y son los de garantizar que las divisas generadas en este país con
el sudor y el trabajo de millones de
argentinos contribuyan al fortalecimiento de una capacidad de inversión
productiva. Pero esto no debe significar
que estemos pensando en la necesidad de nacionalizar el comercio exterior, al
contrario, creemos que con instrumentos como los que estamos desarrollando
habremos de estar en condiciones de garantizar ese objetivo. Y hay pruebas
en este sentido. A pesar de la
caída de los precios internacionales de algunos de nuestros productos de
exportación –entre 1980 y 1985, en sólo cinco años, los precios internacionales
de algunos del trigo disminuyeron un 52 %, el maíz cayó el 10% y la soja un
19%-, podemos decir que en el primer semestre de este año las exportaciones
aumentaron de 4204 millones de dólares a 4608 millones, comparándolas con las
del primer semestre del año 1984.
En definitiva, todos comprendemos la necesidad
de ser rigurosos, estrictos y claros a efectos de entender la integridad y
profundidad de los planteos, porque de lo contrario es muy difícil polemizar
sobre lo que estamos buscando.
Otro tema es el de la nacionalización de la
banca. Nuevamente vamos a suponer que
hablamos de estatización de la banca.
Los sostenedores de este argumento se basan en que esto permite al
Estado recuperar para el país el control total de los flujos financieros
domésticos e internacionales. Por detrás
de este argumento se esconde, a nuestro juicio, la convicción de que sólo el
Estado garantiza que el ahorro nacional se orienta al financiamiento del
desarrollo y que sólo la propiedad estatal logra evitar la fuga de divisas.
Para discutir estos temas contamos con dos
opciones. En primer lugar, recurrir a la
retórica política del discurso para buscar el aplauso. En segundo término,
buscar una argumentación crítica y racional a este razonamiento.
Respecto de esta segunda alternativa .que es la
que debe utilizarse en un lugar como éste- vale la pena que nos hagamos algunas
preguntas. ¿Quiénes serían en las actuales condiciones los beneficiarios
inmediatos de la nacionalización? ¿La nacionalización es una propuesta que per
se garantiza la actualización de un modelo nacional de desarrollo? ¿Es
correcto afirmar que sólo un sistema de banca estatal puro garantiza la
correcta asignación del crédito?¿Es correcto afirmar que la fuga de divisas se
realiza principalmente a través del sistema financiero? Son cuatro
interrogantes que trataremos de responder, pero para ello debemos tener una
idea acerca del lugar en el que nos encontramos dentro del sistema financiero.
Muchas veces dijimos que el sistema financiero
argentino se caracterizo por haber sido una de las piedras angulares del
mecanismo de depredación de la actividad económica argentina que vivimos
durante los años del gobierno militar.
La otra piedra angular fue la reapertura irrestricta de las
importaciones junto con la subvaluación del tipo de cambio.
El sistema financiero argentino hoy está
caracterizado por dos fenómenos fundamentales.
En primer lugar, por elevadísimos costos de operación que muchas veces
multiplican por cinco los estándares internacionales. Vale la pena precisar el significado que esto
tiene. Si en la Argentina no hubiera
inflación, es decir si fuera cero, la tasa de interés que tendríamos que cobrar
en función de los costos que tiene el sistema financiero por su
sobredimensionamiento, su ineficiencia y su
falta de tecnificación, en algunos casos sería del 25%. Me pregunto si en alguna parte del mundo hay
una actividad económica que pueda compatibilizar el crecimiento económico con
esta tasa de interés. No existe, señor
presidente.
El sistema financiero está sobredimensionado y
tiene elevadísimos costos de intermediación.
Este es el segundo fenómeno que lo caracteriza.
Si seguimos analizando esto, frente a una
situación de sobreempleo y a un escaso nivel de productividad ¿Qué haríamos si
estatizáramos la banca en la Argentina? Estaríamos transfiriendo al sector
público el sobreempleo de todo el sector financiero argentino. En definitiva, estaríamos transfiriendo al
Estado una carga que no significa nada y que tiene como contrapartida un enorme
costo, no en términos de subvención, contribución o pago de las remuneraciones
a los trabajadores, pero sí en términos de condicionamiento de la estrategia de
crecimiento que estamos proponiendo.
Me refiero al nivel irregular de la cartera de las entidades financieras argentinas, entendida ésta como los préstamos en gestión y mora y por aquellos que no son pagados, los que hoy representan el 55,5% del patrimonio neto de las entidades. En este caso la respuesta es obvia si estatizamos el sistema financiero-y como no estamos hablando de confiscar eso implica pagar- lo que estamos haciendo, es socializar las pérdidas de un sistema, es decir, transferir recursos, subsidiar, cambiar de mano el servicio, y de esa forma los beneficios serán recibidos por uno de los sectores que tienen mayor responsabilidad en la crisis económica que vive la Argentina. Esto es lo que no quiere el país. (Aplausos).
Me refiero al nivel irregular de la cartera de las entidades financieras argentinas, entendida ésta como los préstamos en gestión y mora y por aquellos que no son pagados, los que hoy representan el 55,5% del patrimonio neto de las entidades. En este caso la respuesta es obvia si estatizamos el sistema financiero-y como no estamos hablando de confiscar eso implica pagar- lo que estamos haciendo, es socializar las pérdidas de un sistema, es decir, transferir recursos, subsidiar, cambiar de mano el servicio, y de esa forma los beneficios serán recibidos por uno de los sectores que tienen mayor responsabilidad en la crisis económica que vive la Argentina. Esto es lo que no quiere el país. (Aplausos).
Creo que con esto damos respuesta al primer
interrogante. Es decir, estaríamos
estatizando las pérdidas, socializando las deudas y distribuyendo riquezas a
favor del capital financiero. ¡Qué contradicción, en una propuesta que
teóricamente es a favor de las mayorías!
En definitiva les estaríamos llenando el bolsillo a los responsables de
la situación a la que llegó el país en virtud del vaciamiento sufrido.
En cuanto a que es la única garantía para que
efectivamente tengamos un crédito al servicio de la producción, la reflexión
que surge es que no hay estudio teóricos o evidencias empíricas que demuestren
que exista una causalidad unívoca que demuestren que exista una causalidad
unívoca entre la orientación del crédito y la necesaria estatización de la
banca. Lo que digo, señor presidente, es
que existen instrumentos tan aptos como éste para garantizar que, efectivamente
se produzca un fluido traspaso del ahorro nacional hacia los objetivos
prioritarios en función de este esquema de política global acompañado por este
modelo de crecimiento económico al que hacemos referencia.
Se hablaba también- y es una de las preguntas
que pretendemos responder-, sobre la fuga de divisas. Vale la pena que incorporemos un dato
técnico. Esto sólo es posible con un mercado
libre de cambios, y me parece que queda absolutamente en claro que no es la
vocación ni la intención de este gobierno tener un mercado libre de cambios
sino que nuestra postura es absolutamente estatista.
¿Porqué? Muy sencillo, señor presidente. Porque si hay algún valor o algún bien escaso en la economía, hoy por hoy éste es la divisa, y no cometeremos la irresponsabilidad de decretar un mercado libre de cambios para que por él se fuguen las divisas que necesitamos para financiar el desarrollo que requerimos.
¿Porqué? Muy sencillo, señor presidente. Porque si hay algún valor o algún bien escaso en la economía, hoy por hoy éste es la divisa, y no cometeremos la irresponsabilidad de decretar un mercado libre de cambios para que por él se fuguen las divisas que necesitamos para financiar el desarrollo que requerimos.
En consecuencia, haré una muy breve reflexión
que tiene que ver con los resultados de este programa económico de corto
plazo. Hay algo que ha sido claramente
demostrado por todos los balances e informes oficiales de la autoridad
monetaria: se ha producido una remonetización del sistema financiero argentino,
un incremento de los depósitos en él, y sin ningún lugar a dudas esto
garantizará que, efectivamente contemos con recursos suficientes para el
otorgamiento de créditos a tasas de interés compatibles con la voluntad de
desarrollar definitivamente el sector industrial a fin de que básicamente
apunte no sólo al comercio doméstico sino que tenga presente la necesidad de
terminar con el mito del mundo en la Argentina, para empezar a estar la
Argentina en todo el mundo. Este proceso
de industrialización tiene claras caracterizaciones que lo vinculan a un modelo
de crecimiento con justicia social y redistribución de los ingresos.
Me quedan aún un par de reflexiones, señor
presidente. Una me produce una pena profunda, aunque creo que obedece a un
error de imprenta, que no sé corresponde con una intencionalidad política y
que considero no tiene que ver con lo que el Partido Justicialista piensa en la
Argentina de hoy.
Lamentablemente, en el Suplemento NC 29 al Orden del Día NC 1114 existe un párrafo que implica mucho dolor para mí, porque pareciera que los argentinos no hubiéramos aprendido nada y que en nuestro país no hubiera pasado nada desde el 10 de diciembre de q983 a la fecha. Como estoy seguro de que se trata de un error de imprenta sólo habré de mencionarlo. Allí se sostiene que ‘ la nación argentina, proyecto todavía inconcluso, debe reformular su destino tras ocho años de decadencia, represión interna y vasallaje externo,..’ . Me pregunto si alguien en su sano juicio, lícitamente y con honestidad política puede decir que en la Argentina de la democracia del presidente Alfonsín existe represión interna. (Aplausos prolongados).
Lamentablemente, en el Suplemento NC 29 al Orden del Día NC 1114 existe un párrafo que implica mucho dolor para mí, porque pareciera que los argentinos no hubiéramos aprendido nada y que en nuestro país no hubiera pasado nada desde el 10 de diciembre de q983 a la fecha. Como estoy seguro de que se trata de un error de imprenta sólo habré de mencionarlo. Allí se sostiene que ‘ la nación argentina, proyecto todavía inconcluso, debe reformular su destino tras ocho años de decadencia, represión interna y vasallaje externo,..’ . Me pregunto si alguien en su sano juicio, lícitamente y con honestidad política puede decir que en la Argentina de la democracia del presidente Alfonsín existe represión interna. (Aplausos prolongados).
Señor presidente: pareciera que algunos hoy
aquí han descubierto el imperialismo. En
algunos casos ello puede ser interpretado como un avance en términos
ideológicos porque son los mismos que antes hablaban de los imperialismos. En términos de categoría científica, creemos
que se habría producido un avance, pero al mismo tiempo se nos ocurre que con este
descubrimiento alguien podría decir que el imperialismo es un tigre de
papel. Considero que ninguna de ambas
cosas es descubrimiento a esta altura de las circunstancias.
Se habló mucho de la deuda externa. Se hicieron
muchas referencias al Fondo Monetario Internacional. La sensación que me cabe respecto de la
precisión de muchas bancadas presentes en este recinto es que cualquier país
que se siente a negociar con el Fondo lo que está haciendo es una traición a
los intereses nacionales y desarrollando una política de sumisión ante los centros
del poder financiero internacional o acatando mansamente el vasallaje del
comisario ideológico-como bien se ha dicho en este recinto en una oportunidad-
del Fondo Monetario Internacional.
No venimos a descubrir nada si decimos que
existe en el orbe un conflicto, que no es el Este.- , el de las superpotencias
, sino el del mundo desarrollado contra el subdesarrollado, ya que hay
relaciones de dependencia, de dominio y mecanismos en virtud de los cuales esto
se profundiza.
Pero creo que no se puede dar una definición
sobre cada país por la sola razón de negociar o ser miembro del Fondo Monetario
Internacional, acusándoselo como agente en el Sur del mundo imperialista del
Norte.
Me voy a permitir leer algunos párrafos de una
carta muy breve. Su contenido es el
siguiente:
‘Tengo el agrado de comunicar al Directorio Ejecutivo que en el día de hoy las autoridades han dado instrucciones de saldar todas las obligaciones vencidas a favor del Fondo, incluidos los cargos trimestrales y los cargos netos por el uso del DEG’. De más está aclarar que se trata de los derechos especiales de giro, la unidad de cuenta del FMI. ‘Con este pago-continúa diciendo la carta- se pone al día nuestro país en sus obligaciones frente al Fondo y reanuda relaciones plenamente normales con esta institución.
‘Tengo el agrado de comunicar al Directorio Ejecutivo que en el día de hoy las autoridades han dado instrucciones de saldar todas las obligaciones vencidas a favor del Fondo, incluidos los cargos trimestrales y los cargos netos por el uso del DEG’. De más está aclarar que se trata de los derechos especiales de giro, la unidad de cuenta del FMI. ‘Con este pago-continúa diciendo la carta- se pone al día nuestro país en sus obligaciones frente al Fondo y reanuda relaciones plenamente normales con esta institución.
‘Las obligaciones vencidas de nuestro país a
favor del Fondo han estado pendientes durante una largo período. En varias ocasiones las autoridades de mi
país y yo mismo hemos explicado llana y detalladamente las circunstancias
especiales en que se halla nuestro país y las dificultades que las autoridades han tenido para saldar
estas obligaciones, aun cuando se habían propuesto hacerlo mucho antes. Con
todo durante el periodo en cuestión las autoridades mantuvieron el compromiso
de saldar sus obligaciones frente al Fondo tan rápidamente como fuera posible,
y se había logrado un progreso considerable aun antes de ahora. El pago efectuado en el día de hoy subraya
claramente los resultados positivos que pueden obtenerse adoptando una actitud
flexible ante estos asuntos, teniendo en cuenta las circunstancias particulares
de cada caso. Las autoridades del país
que represento me han solicitado que haga llegar a Uds. su agradecimiento por
los esfuerzos valiosos desplegados por el director gerente – el Sr. Jaques de
Laroisiere- y los funcionarios del Fondo a este respecto. Dichas autoridades
siguen estando decididas a consolidar aun más las relaciones de nuestro país
con el Fondo.
Para no agobiar al cuerpo con la lectura
completa de la carta, que desde ya queda a disposición de quienes quieran
consultarla, voy a leer el último párrafo, que dice lo siguiente:
‘A pesar de la importancia de estas medidas, las autoridades consideran que éste es sólo el comienzo de una serie de ajustes que deben efectuarse para restablecer el equilibrio. El asesoramiento del Fondo a este respecto ha sido muy útil y las autoridades de mi país desearían consolidar aún más las consultas con el Fondo en el futuro’
‘A pesar de la importancia de estas medidas, las autoridades consideran que éste es sólo el comienzo de una serie de ajustes que deben efectuarse para restablecer el equilibrio. El asesoramiento del Fondo a este respecto ha sido muy útil y las autoridades de mi país desearían consolidar aún más las consultas con el Fondo en el futuro’
Con la interpretación que muchos de los señores
diputados hicieron sobre este organismo internacional, uno debiera concluir que
ésta es una carta firmada y remitida por la más execrable de las dictaduras
latinoamericanas que lamentablemente subsisten todavía. Se podría pensar que esta carta está
rubricada por algún tiranuelo que ha sufrido nuestra historia de la patria
grande. Y como se habla del año 1985,
uno tal vez podría pensar que es de algún país vecino. Pues no es así. Esta carta ha sido presentada a la reunión
del directorio ejecutivo del Fondo el 29 de abril de 1985 y firmada el 26 del
mismo mes por el señor Pedro Pérez. ¿Quién es este señor? El señor Pedro Pérez
es el representante de un gobierno que hace gala de su vocación
antiimperialista y que se levanta ante el grande del norte diciendo que no va a
ser invadido, este gobierno es el de Nicaragua.
Me pregunto cómo puede decirse con ligereza que
cualquier país que negocie con el Fondo está al servicio del imperialismo (Muy
bien! Aplausos)
Fuente: PRESUPUESTO - JESÚS RODRÍGUEZ (Miembro Informante), Cámara de Diputados 24 º Reunión- 14 Sesión Ordinaria-Agosto 22 y 23 de 1985 Presidencia de los Sres. diputados Juan C. Pugliese y Roberto Pascual Silva.
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