La explotación del petróleo tiene, a mi juicio, un doble aspecto, que voy a tratar de puntualizar, siquiera sea brevemente, porque se me ocurre que aclarados los conceptos hemos de llegar todos, tal vez, a un perfecto acuerdo.
Ese doble aspecto, a mi entender, estriba en la faz legal, por un lado, lo que hace a la legislación del petróleo, y por otro, en la faz industrial, lo que se refiere a la explotación que actualmente realiza el gobierno nacional.
El primer aspecto, que llamare legislativo, tiene necesariamente que relacionarse tanto con la actual ley en vigor —el Código de Minería— que rige la explotación del petróleo, corno con lo que hace a los proyectos presentados ante esta Honorable Cámara por varios diputados y por el anterior Poder Ejecutivo, relativos propiamente a la explotación del petróleo.
El Poder Ejecutivo entiende que la legislación general, o sea el código que nos rige, no responde a las necesidades ni a los conceptos que esta riqueza minera tiene en el mundo- moderno y en las legislaciones mas adelantadas. Ese código, dictado en una época en que los aceites minerales no teman importancia, ni era considerado como lo son hoy, resulta evidentemente, atrasado y deficiente para el régimen del petróleo en el país.
Varios de los proyectos presentados al Congreso por señores diputados, adolecen, a mi juicio, de otro defecto. Son modernos, se refieren al petróleo, pero en cambio son locales, no aluden sino a la explotación del petróleo en Comodoro Rivadavia, determinando si ha de ser por el Estado o por los particulares, o en otra forma.
Y bien, señor Presidente, estos proyectos podrán ser eficaces para esa explotación, pero podrán no serlo en lo que se refiere al régimen del petróleo. Lo que el país necesita, ya que el petróleo parece existir en las entrañas de nuestro territorio, es un cuerpo de legislación de carácter general que marque lo que yo llamaría la orientacion de la política petrolífera argentina. Y ese cuerpo de legislación es el que el Poder Ejecutivo piensa presentar en forma de proyecto a la Honorable Cámara en las sesiones ordinarias próximas.
Debe tenerse en cuenta que la legislación del petróleo es legislación minera, que por la constitución debe ser de carácter general. Si se hiciera una ley local exclusivamente para Comodoro Rivadavia, habríamos, tal vez, resuelto el caso de Comodoro Rivadavia, pero no el problema del petróleo de la Republica Argentina, que podría ser malbaratado, quedaría indefenso, con lo que habríamos incurrido en un gravísimo error de concepto y en una falta de pensamiento de gobierno.
Yo entiendo, pues, que es el caso de estudiar una ley de carácter general, del petróleo, ley que deberá ser muy celosa y muy cuidadosa de esta riqueza sui generis cuyo cuidado le interesa al país mucho mas tal vez que todas las otras riquezas de la minería argentina, en razón de que ella puede ser de utilización directa y puede transformar las industrias del país y en un momento dad ser la base de la propia defensa nacional.
Esa ley deberá cuidar esta riqueza, y el Estado ha de ejercer un constante contralor, para que la acción de los particulares, que en algún caso puede llegar a ser malsana, no vaya un día a desviar o destruir la explotación de esa gran riqueza argentina.
Pienso, entonces, que será en aquella oportunidad, cuando se discuta la ley general en las sesiones ordinarias donde podremos hacer un debate amplio de los sistemas, de los principios de los regimenes, que se han aplicado y discutido en todos los Parlamentos del mundo.
Pero ese momento no es el actual n es ese el punto que esta en discusión. Yo dejaría, pues, librada para esas sesiones ordinarias, la amplia discusión de una cuestión que no debemos tratar con apresuramiento y para la que se han de requerir debates muy amplios, muy serios y en los que, como decía con mucha razón el señor diputado Demarchi, nos uniremos todos en el propósito aunque nos divida en cualquier momento nuestra manera de pensar al respecto.
Ahora bien; la otra faz de este asunto es lo que se refiere a la actual explotación industrial por el Estado, en la zona reservada de Comodoro Rivadavia.
He oído algunas observaciones al pedido del Poder Ejecutivo, calificándolo de un tanto infundado, porque al solicitar los fondos para ese objeto, perfectamente establecido, no presentaba, un proyecto de ley.
Yo creo, que el olvido, tal vez, del estado de las cosas hasta esta época en el orden de la legislación, es lo que ha hecho formular esa crítica, ya que no quiero ni debo atribuirla a otros propósitos.
En setiembre del año 1910, el Congreso dicta una ley que al reservar 5.000 hectáreas en Comodoro Rivadavia establecía en su articulo 3°: "El Poder Ejecutivo podrá reservar una o mas de las pertenencias mencionadas, destinándolas a la explotación directa por administración y utilizando sus productos principales para uso de la Armada y de los Ferrocarriles Nacionales".
Y en el 4° le votaba para ese objeto la suma de 300.O00 pesos papel.
Mas tarde, durante el gobierno del doctor Saenz Peña, Ministerio del doctor Lobos, se dictaba un decreto reglamentario de esa ley, organizando el plan de trabajo y explotación, y en el considerando 8° se establecía que, "si el Honorable Congreso ha autorizadlo la explotación por el Estado, será porque le ha confiado en el celo con que ejercitara sus actividades administrativas"; etcétera. Y mas adelante, el articulo l° del decreto dice: "La explotación del petróleo de Comodoro Rivadavia, dentro de la zona reservada la ley 7059 (a que he hecho referencia) se hará por administración", etcétera, y nombra una comisión.
Quiere decir entonces, señor Presidente, que en lo que se refiere a la explotación por el Estado en Comodoro Rivadavia, tenemos una ley dictada por los señores diputados, y reglamentada y organizada su explotación por el propio gobierno de la Nación. En consecuencia el Ejecutivo actual no trae a la discusión el plan que ha de fijar como digo, el régimen petrolífero sino simplemente viene a pedir fondos para intensificar esa explotación, la que decidirá el Congreso por medio de la ley en que se sirva acodarle los propios fondos.
La ley de explotación por el Estado esta ya dada, y mientras esa ley no se derogue no hay por que pedir otra.
La cuestión actual, por consiguiente, se reduce a intensificar la explotación de esos yacimientos por el gobierno nacional, en la forma establecida por a ley y por los gobiernos anteriores.
Esa explotación industrial por el Estado tiene a mi juicio dos aspectos: el que se refiere a la explotación en si de los pozos ya construidos en un radio, mas o menos de doscientas y tantas hectáreas, y el otro, que por mi parte considero infinitamente mas importante, la explotación y el reconocimiento de toda esa zona.
El gobierno anterior solo en parte ha realizado este programa. Ha trabajado en las doscientas y tantas hectáreas, ha extraído con más o menos dificultades todo el petróleo que le ha sido posible y lo ha colocado en plaza. Pero la otra parte del plan, la que tiene por objeto explorar y descubrir la región; poner de manifiesto ante la Republica entera, si realmente tenemos una riqueza petrolífera o si, por el contrario, los yacimientos están circunscriptos a aquel pequeño rincón de la zona reservada, eso, señores, no se ha hecho, y a mi juicio es la verdadera obra de gobierno a realizar
En la forma actual la comisión ha conseguido traer al mercado de este año, 120.000 toneladas de petróleo. Con relación a los dos millones que se necesitaría para reemplazar al carbón que se importa, esas 100.000 toneladas, no determinan, a mi juicio, ni una modificación en el orden económico ni una evolución en nuestras industrias. Podrá ser un resultado satisfactorio para una explotación particular, será tal vez la obra acertada de un cateador feliz; pero no puede ser esa, señores, la obra del gobierno. La obra del gobierno es la otra que he indicado, sin perjuicio de intensificar la explotación, porque así conviene para favorecer la realización de aquella. El día que el país conozca la importancia de los yacimientos, el día que se sepa cual es su extensión superficial, y que perforados tal vez hasta 1000 metros aparezcan arenas petrolíferas en varias capas, como se sospecha, ese día el Parlamento y el gobierno estarán en condiciones de marcar rumbos definitivos a la explotación y sin duda dispuestos a votar grandes sumas para ese objeto.
La comisión se queja del Congreso. Cuando se le formulan cargos a este respecto dice que no se le han votado los fondos. No he oído al Congreso quejarse de la comisión. No se cual de los dos tendrá la culpa; es posible que los dos, pero uno y otra tendrán tal vez su base de razón. Un Congreso a1 que no se le la presenta un plan, un pensamiento, una promesa, de descubrir primero para gastar- después es justo que se muestre un tanto remiso en votar mas, podríamos decir a oscuras. Pero en el momento actual el Poder Ejecutivo presenta un plan. El detalle no es lo que interesa al Congreso, los señores diputados no pueden preguntar al Poder Ejecutivo si se han de comprar tantos o cuantos objetos para esa explotación lo que necesitan es el pensamiento, y el pensamiento del Poder Ejecutivo creo haberlo expresado en esa forma.
Para ese objeto se solicitan los 16 millones. Esta suma podrá parecer exagerada, pero creo que si realmente tenemos petróleo en una grande y profunda extensión, es bien poca cosa lo que se pide al país para intensificar esa explotación. Esos 16 millones grosso modo están distribuidos en estos objetos: Buques-tanques. Actualmente debemos todavía 729.000 pesos por los dos buques que deben llegar y habría que comprar dos mas, de 4.575 toneladas cada uno, y que han sido calculados, mas o menos en 3.400.000 pesos; hoy es posible que cuesten mas. Se deben adquirir 87 maquinas de extracción. Es necesario comprar los pipes lines para los pozos nuevos y que en estos dos años deberán alcanzar a 120. Habrá que hacer mejoras fundamentales en las instalaciones para los obreros, que se quejan de que la inclemencia de aquellas regiones les hace insoportable la vida. Será necesario comprar maquinas perforadoras, que están calculadas para este año en 40, cuyo precio se calcula en 3.150.000 pesos; pero que hoy sabemos lo que costaran. Será también necesario ocuparse de la fuerza motriz y de la utilización del gas para la misma explotación.
Todo eso, suma como digo, 16 millones; hay que agregarle los gastos de la explotación misma que se cubrirán con el producido. Pero es necesario a este respecto decidirnos a dos extremos: o se hace una explotación como es debido, o se determina una evolución industrial y un mejoramiento económico, si realmente tenemos una riqueza en aquella zona, o no continuamos la explotación extrayendo el petróleo con cuenta-gotas, porque eso desacredita nuestra propia industria.
Yo creo que en materia de petróleo hay que tener presente el proverbio español: una mina necesita otra mina para explotarse. Solo así es un buen negocio; de otra manera no llega a cubrir los gastos.
Ese es el plan del Poder Ejecutivo que, por otra par te se complace en hacer esta declaración- en lo que se refiere a la zona reservada continuara exclusivamente por si la explotación de nuestra riqueza.
He expresado el fondo de todo mi pensamiento en lo que hace a la importancia del petroleo, a la necesidad de que el Estado lo cuide celosamente y a que evitemos cualquier desviación que puede ser funesta para nuestra gran riqueza…
He oído con mucho interés la exposición del señor diputado. En algunos puntos, en cuanto a principios de administración, los encuentro acertados. Pero me parece, señor Presidente, que estamos cambiando un tanto los papeles. Esta, en los últimos términos en que plantea la cuestión el señor diputado, convirtiéndose el Poder Legislativo en poder administrador, lo que es cosa muy distinta. El Poder Ejecutivo no viene a pedirle al Congreso la orden de gastar los 16.000.000; le viene a pedir simplemente la autorización para gastarlos, si en su carácter y con sus condiciones de poder administrador lo estima necesario.
Si las cosas se presentan en la forma que indica el señor diputado, será, ese poder administrador con sus calidades y su juicio de tal, el que reduzca la explotación, el que invierta 5.000.000 y no 16.000.000, lo que esta indudablemente dentro de esas facultades; pero que el Poder Legislativo se anticipe y le diga: usted ha de gastar solo tanto, cuando no sabe si esa suma es realmente suficiente, es incurrir, a mi juicio, en un error de concepto, idéntico a si le dijera el Poder Legislativo al gobierno- le voto 20.000.000, y le obligo a que lo gaste, aunque usted no lo crea necesario.
Yo no participo, señor Presidente, de la idea del señor diputado, de seguirnos arrastrando pesadamente en la explotación del petróleo. No soy partidario de hacer criticas al pasado —lo he dicha alguna vez—, pero la verdad es que si nosotros comparamos el resultado de nuestra explotación de petróleo de diez anos, desde que se descubrió hasta ahora, con igual explotación en California, no vamos a quedar muy satisfechos de nuestro éxito industrial. A los diez años la explotación argentina da 120.000 toneladas: a los diez años, de 1902 a 1912, en California dio 12.000.000 de toneladas. No se pueden comparar situaciones que acaso son fundamentalmente distintas; pero la desproporción es tan grande, que coloca a la nuestra en un plano de inferioridad y de fracaso como obra de gobierno, como obra de argentino, que nosotros, señor diputado, no podemos continuar mas.
O se explota el petróleo como es debido, o tendremos allí una pequeña factoría para necesidades exclusivas de la administración. Transformemos nuestras maquinas, todas las calderas de nuestra escuadra, todo lo que es el funcionamiento de nuestra vida en esa clase de resortes nacionales, y un buen día nos encontramos con que los yacimientos se han agotado; hemos hecho la gran transformación, y no disponemos ya de combustibles.
Nosotros no podemos encarar la explotación del petróleo con un criterio comercial, en esto estoy de acuerdo con el señor diputado. Pero si llega a explotarse el petróleo con juicio a la vez que con empuje, porque los dos elementos son necesarios, podemos llegar a una modificación económica substancial de la Republica y podemos llegar también a la independencia industrial. Si en estos diez anos, señor diputado, se hubiera tenido este criterio y se hubiera dispuesto del coraje bastante para invertir rn esa explotación las sumas necesarias, la Republica no estaría en las condiciones precarias de ser tributaria del carbón extranjero hasta para mover cualquiera de los barcos de su escuadra.
Yo creo, señores diputados, que hay que decidirse. O se tiene confianza en las calidades del poder administrador o el Congreso toma la administración que le corresponde al Poder Ejecutivo, y en aquel caso deben votarse los 16.000.000 votados; el Poder Ejecutivo empezará por no tomarlos del empréstito sino a medida que lo necesite, y para aplicarlos con el plan que ha presentado.
Me parece que el señor diputado incurre en un error. Confunde plan con instrumento. El instrumento o los instrumentos, de que el Poder Ejecutivo actual se ha de valer, serán los mismos: perforadoras, caños, pipes lines, buques, etc. En eso estamos de acuerdo. El plan lo he esbozado: intensificación de la región existente, exploración de toda una gran zona, para poner de manifiesto la riqueza argentina, que con eso solo ya habríamos hecho un gran bien al país.
De paso, ya que el señor diputado se ha referido al mensaje del Poder Ejecutivo en la compra de ese barco y le ha servido para insinuar que, a su juicio la política del petróleo será la misma por parte de este gobierno, debo hacer una aclaración, que no escapara al elevado criterio del señor diputado.
El Poder Ejecutivo tiene, respecto del petróleo, una política fundamentalmente distinta de la que se ha seguido hasta ahora, pero no tiene todavía el petróleo; es necesario por ahora importar carbón, precisamente porque hemos esterilizado diez anos de nuestra vida sin proveernos del petróleo necesario. Mientras ese petróleo se trae a la superficie, mientras construimos los pozos, adquirimos los barcos y los transportamos a nuestras bodegas y plazas, necesitamos carbón para hacer todo eso. Olvidando esto, el señor diputado encuentra que hay contradicción en la política del gobierno actual para la explotación argentina del petróleo.
Ese doble aspecto, a mi entender, estriba en la faz legal, por un lado, lo que hace a la legislación del petróleo, y por otro, en la faz industrial, lo que se refiere a la explotación que actualmente realiza el gobierno nacional.
El primer aspecto, que llamare legislativo, tiene necesariamente que relacionarse tanto con la actual ley en vigor —el Código de Minería— que rige la explotación del petróleo, corno con lo que hace a los proyectos presentados ante esta Honorable Cámara por varios diputados y por el anterior Poder Ejecutivo, relativos propiamente a la explotación del petróleo.
El Poder Ejecutivo entiende que la legislación general, o sea el código que nos rige, no responde a las necesidades ni a los conceptos que esta riqueza minera tiene en el mundo- moderno y en las legislaciones mas adelantadas. Ese código, dictado en una época en que los aceites minerales no teman importancia, ni era considerado como lo son hoy, resulta evidentemente, atrasado y deficiente para el régimen del petróleo en el país.
Varios de los proyectos presentados al Congreso por señores diputados, adolecen, a mi juicio, de otro defecto. Son modernos, se refieren al petróleo, pero en cambio son locales, no aluden sino a la explotación del petróleo en Comodoro Rivadavia, determinando si ha de ser por el Estado o por los particulares, o en otra forma.
Y bien, señor Presidente, estos proyectos podrán ser eficaces para esa explotación, pero podrán no serlo en lo que se refiere al régimen del petróleo. Lo que el país necesita, ya que el petróleo parece existir en las entrañas de nuestro territorio, es un cuerpo de legislación de carácter general que marque lo que yo llamaría la orientacion de la política petrolífera argentina. Y ese cuerpo de legislación es el que el Poder Ejecutivo piensa presentar en forma de proyecto a la Honorable Cámara en las sesiones ordinarias próximas.
Debe tenerse en cuenta que la legislación del petróleo es legislación minera, que por la constitución debe ser de carácter general. Si se hiciera una ley local exclusivamente para Comodoro Rivadavia, habríamos, tal vez, resuelto el caso de Comodoro Rivadavia, pero no el problema del petróleo de la Republica Argentina, que podría ser malbaratado, quedaría indefenso, con lo que habríamos incurrido en un gravísimo error de concepto y en una falta de pensamiento de gobierno.
Yo entiendo, pues, que es el caso de estudiar una ley de carácter general, del petróleo, ley que deberá ser muy celosa y muy cuidadosa de esta riqueza sui generis cuyo cuidado le interesa al país mucho mas tal vez que todas las otras riquezas de la minería argentina, en razón de que ella puede ser de utilización directa y puede transformar las industrias del país y en un momento dad ser la base de la propia defensa nacional.
Esa ley deberá cuidar esta riqueza, y el Estado ha de ejercer un constante contralor, para que la acción de los particulares, que en algún caso puede llegar a ser malsana, no vaya un día a desviar o destruir la explotación de esa gran riqueza argentina.
Pienso, entonces, que será en aquella oportunidad, cuando se discuta la ley general en las sesiones ordinarias donde podremos hacer un debate amplio de los sistemas, de los principios de los regimenes, que se han aplicado y discutido en todos los Parlamentos del mundo.
Pero ese momento no es el actual n es ese el punto que esta en discusión. Yo dejaría, pues, librada para esas sesiones ordinarias, la amplia discusión de una cuestión que no debemos tratar con apresuramiento y para la que se han de requerir debates muy amplios, muy serios y en los que, como decía con mucha razón el señor diputado Demarchi, nos uniremos todos en el propósito aunque nos divida en cualquier momento nuestra manera de pensar al respecto.
Ahora bien; la otra faz de este asunto es lo que se refiere a la actual explotación industrial por el Estado, en la zona reservada de Comodoro Rivadavia.
He oído algunas observaciones al pedido del Poder Ejecutivo, calificándolo de un tanto infundado, porque al solicitar los fondos para ese objeto, perfectamente establecido, no presentaba, un proyecto de ley.
Yo creo, que el olvido, tal vez, del estado de las cosas hasta esta época en el orden de la legislación, es lo que ha hecho formular esa crítica, ya que no quiero ni debo atribuirla a otros propósitos.
En setiembre del año 1910, el Congreso dicta una ley que al reservar 5.000 hectáreas en Comodoro Rivadavia establecía en su articulo 3°: "El Poder Ejecutivo podrá reservar una o mas de las pertenencias mencionadas, destinándolas a la explotación directa por administración y utilizando sus productos principales para uso de la Armada y de los Ferrocarriles Nacionales".
Y en el 4° le votaba para ese objeto la suma de 300.O00 pesos papel.
Mas tarde, durante el gobierno del doctor Saenz Peña, Ministerio del doctor Lobos, se dictaba un decreto reglamentario de esa ley, organizando el plan de trabajo y explotación, y en el considerando 8° se establecía que, "si el Honorable Congreso ha autorizadlo la explotación por el Estado, será porque le ha confiado en el celo con que ejercitara sus actividades administrativas"; etcétera. Y mas adelante, el articulo l° del decreto dice: "La explotación del petróleo de Comodoro Rivadavia, dentro de la zona reservada la ley 7059 (a que he hecho referencia) se hará por administración", etcétera, y nombra una comisión.
Quiere decir entonces, señor Presidente, que en lo que se refiere a la explotación por el Estado en Comodoro Rivadavia, tenemos una ley dictada por los señores diputados, y reglamentada y organizada su explotación por el propio gobierno de la Nación. En consecuencia el Ejecutivo actual no trae a la discusión el plan que ha de fijar como digo, el régimen petrolífero sino simplemente viene a pedir fondos para intensificar esa explotación, la que decidirá el Congreso por medio de la ley en que se sirva acodarle los propios fondos.
La ley de explotación por el Estado esta ya dada, y mientras esa ley no se derogue no hay por que pedir otra.
La cuestión actual, por consiguiente, se reduce a intensificar la explotación de esos yacimientos por el gobierno nacional, en la forma establecida por a ley y por los gobiernos anteriores.
Esa explotación industrial por el Estado tiene a mi juicio dos aspectos: el que se refiere a la explotación en si de los pozos ya construidos en un radio, mas o menos de doscientas y tantas hectáreas, y el otro, que por mi parte considero infinitamente mas importante, la explotación y el reconocimiento de toda esa zona.
El gobierno anterior solo en parte ha realizado este programa. Ha trabajado en las doscientas y tantas hectáreas, ha extraído con más o menos dificultades todo el petróleo que le ha sido posible y lo ha colocado en plaza. Pero la otra parte del plan, la que tiene por objeto explorar y descubrir la región; poner de manifiesto ante la Republica entera, si realmente tenemos una riqueza petrolífera o si, por el contrario, los yacimientos están circunscriptos a aquel pequeño rincón de la zona reservada, eso, señores, no se ha hecho, y a mi juicio es la verdadera obra de gobierno a realizar
En la forma actual la comisión ha conseguido traer al mercado de este año, 120.000 toneladas de petróleo. Con relación a los dos millones que se necesitaría para reemplazar al carbón que se importa, esas 100.000 toneladas, no determinan, a mi juicio, ni una modificación en el orden económico ni una evolución en nuestras industrias. Podrá ser un resultado satisfactorio para una explotación particular, será tal vez la obra acertada de un cateador feliz; pero no puede ser esa, señores, la obra del gobierno. La obra del gobierno es la otra que he indicado, sin perjuicio de intensificar la explotación, porque así conviene para favorecer la realización de aquella. El día que el país conozca la importancia de los yacimientos, el día que se sepa cual es su extensión superficial, y que perforados tal vez hasta 1000 metros aparezcan arenas petrolíferas en varias capas, como se sospecha, ese día el Parlamento y el gobierno estarán en condiciones de marcar rumbos definitivos a la explotación y sin duda dispuestos a votar grandes sumas para ese objeto.
La comisión se queja del Congreso. Cuando se le formulan cargos a este respecto dice que no se le han votado los fondos. No he oído al Congreso quejarse de la comisión. No se cual de los dos tendrá la culpa; es posible que los dos, pero uno y otra tendrán tal vez su base de razón. Un Congreso a1 que no se le la presenta un plan, un pensamiento, una promesa, de descubrir primero para gastar- después es justo que se muestre un tanto remiso en votar mas, podríamos decir a oscuras. Pero en el momento actual el Poder Ejecutivo presenta un plan. El detalle no es lo que interesa al Congreso, los señores diputados no pueden preguntar al Poder Ejecutivo si se han de comprar tantos o cuantos objetos para esa explotación lo que necesitan es el pensamiento, y el pensamiento del Poder Ejecutivo creo haberlo expresado en esa forma.
Para ese objeto se solicitan los 16 millones. Esta suma podrá parecer exagerada, pero creo que si realmente tenemos petróleo en una grande y profunda extensión, es bien poca cosa lo que se pide al país para intensificar esa explotación. Esos 16 millones grosso modo están distribuidos en estos objetos: Buques-tanques. Actualmente debemos todavía 729.000 pesos por los dos buques que deben llegar y habría que comprar dos mas, de 4.575 toneladas cada uno, y que han sido calculados, mas o menos en 3.400.000 pesos; hoy es posible que cuesten mas. Se deben adquirir 87 maquinas de extracción. Es necesario comprar los pipes lines para los pozos nuevos y que en estos dos años deberán alcanzar a 120. Habrá que hacer mejoras fundamentales en las instalaciones para los obreros, que se quejan de que la inclemencia de aquellas regiones les hace insoportable la vida. Será necesario comprar maquinas perforadoras, que están calculadas para este año en 40, cuyo precio se calcula en 3.150.000 pesos; pero que hoy sabemos lo que costaran. Será también necesario ocuparse de la fuerza motriz y de la utilización del gas para la misma explotación.
Todo eso, suma como digo, 16 millones; hay que agregarle los gastos de la explotación misma que se cubrirán con el producido. Pero es necesario a este respecto decidirnos a dos extremos: o se hace una explotación como es debido, o se determina una evolución industrial y un mejoramiento económico, si realmente tenemos una riqueza en aquella zona, o no continuamos la explotación extrayendo el petróleo con cuenta-gotas, porque eso desacredita nuestra propia industria.
Yo creo que en materia de petróleo hay que tener presente el proverbio español: una mina necesita otra mina para explotarse. Solo así es un buen negocio; de otra manera no llega a cubrir los gastos.
Ese es el plan del Poder Ejecutivo que, por otra par te se complace en hacer esta declaración- en lo que se refiere a la zona reservada continuara exclusivamente por si la explotación de nuestra riqueza.
He expresado el fondo de todo mi pensamiento en lo que hace a la importancia del petroleo, a la necesidad de que el Estado lo cuide celosamente y a que evitemos cualquier desviación que puede ser funesta para nuestra gran riqueza…
He oído con mucho interés la exposición del señor diputado. En algunos puntos, en cuanto a principios de administración, los encuentro acertados. Pero me parece, señor Presidente, que estamos cambiando un tanto los papeles. Esta, en los últimos términos en que plantea la cuestión el señor diputado, convirtiéndose el Poder Legislativo en poder administrador, lo que es cosa muy distinta. El Poder Ejecutivo no viene a pedirle al Congreso la orden de gastar los 16.000.000; le viene a pedir simplemente la autorización para gastarlos, si en su carácter y con sus condiciones de poder administrador lo estima necesario.
Si las cosas se presentan en la forma que indica el señor diputado, será, ese poder administrador con sus calidades y su juicio de tal, el que reduzca la explotación, el que invierta 5.000.000 y no 16.000.000, lo que esta indudablemente dentro de esas facultades; pero que el Poder Legislativo se anticipe y le diga: usted ha de gastar solo tanto, cuando no sabe si esa suma es realmente suficiente, es incurrir, a mi juicio, en un error de concepto, idéntico a si le dijera el Poder Legislativo al gobierno- le voto 20.000.000, y le obligo a que lo gaste, aunque usted no lo crea necesario.
Yo no participo, señor Presidente, de la idea del señor diputado, de seguirnos arrastrando pesadamente en la explotación del petróleo. No soy partidario de hacer criticas al pasado —lo he dicha alguna vez—, pero la verdad es que si nosotros comparamos el resultado de nuestra explotación de petróleo de diez anos, desde que se descubrió hasta ahora, con igual explotación en California, no vamos a quedar muy satisfechos de nuestro éxito industrial. A los diez años la explotación argentina da 120.000 toneladas: a los diez años, de 1902 a 1912, en California dio 12.000.000 de toneladas. No se pueden comparar situaciones que acaso son fundamentalmente distintas; pero la desproporción es tan grande, que coloca a la nuestra en un plano de inferioridad y de fracaso como obra de gobierno, como obra de argentino, que nosotros, señor diputado, no podemos continuar mas.
O se explota el petróleo como es debido, o tendremos allí una pequeña factoría para necesidades exclusivas de la administración. Transformemos nuestras maquinas, todas las calderas de nuestra escuadra, todo lo que es el funcionamiento de nuestra vida en esa clase de resortes nacionales, y un buen día nos encontramos con que los yacimientos se han agotado; hemos hecho la gran transformación, y no disponemos ya de combustibles.
Nosotros no podemos encarar la explotación del petróleo con un criterio comercial, en esto estoy de acuerdo con el señor diputado. Pero si llega a explotarse el petróleo con juicio a la vez que con empuje, porque los dos elementos son necesarios, podemos llegar a una modificación económica substancial de la Republica y podemos llegar también a la independencia industrial. Si en estos diez anos, señor diputado, se hubiera tenido este criterio y se hubiera dispuesto del coraje bastante para invertir rn esa explotación las sumas necesarias, la Republica no estaría en las condiciones precarias de ser tributaria del carbón extranjero hasta para mover cualquiera de los barcos de su escuadra.
Yo creo, señores diputados, que hay que decidirse. O se tiene confianza en las calidades del poder administrador o el Congreso toma la administración que le corresponde al Poder Ejecutivo, y en aquel caso deben votarse los 16.000.000 votados; el Poder Ejecutivo empezará por no tomarlos del empréstito sino a medida que lo necesite, y para aplicarlos con el plan que ha presentado.
Me parece que el señor diputado incurre en un error. Confunde plan con instrumento. El instrumento o los instrumentos, de que el Poder Ejecutivo actual se ha de valer, serán los mismos: perforadoras, caños, pipes lines, buques, etc. En eso estamos de acuerdo. El plan lo he esbozado: intensificación de la región existente, exploración de toda una gran zona, para poner de manifiesto la riqueza argentina, que con eso solo ya habríamos hecho un gran bien al país.
De paso, ya que el señor diputado se ha referido al mensaje del Poder Ejecutivo en la compra de ese barco y le ha servido para insinuar que, a su juicio la política del petróleo será la misma por parte de este gobierno, debo hacer una aclaración, que no escapara al elevado criterio del señor diputado.
El Poder Ejecutivo tiene, respecto del petróleo, una política fundamentalmente distinta de la que se ha seguido hasta ahora, pero no tiene todavía el petróleo; es necesario por ahora importar carbón, precisamente porque hemos esterilizado diez anos de nuestra vida sin proveernos del petróleo necesario. Mientras ese petróleo se trae a la superficie, mientras construimos los pozos, adquirimos los barcos y los transportamos a nuestras bodegas y plazas, necesitamos carbón para hacer todo eso. Olvidando esto, el señor diputado encuentra que hay contradicción en la política del gobierno actual para la explotación argentina del petróleo.
Fuente: Hipólito
Yrigoyen "Pueblo y Gobierno" Politica Emancipadora Reforma Patrimonial
Volumen II Petróleo, Editorial Raigal, 1953. Recopilación hecha por
Roberto Etchepareborda y Tito Leoni.
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