Almirante Brown, 2 de
abril de 2002
Señor Presidente
del Comité de la UCR de Almirante Brown
Dr. Luis Mario Helfenstein
c/c al Sr. Presidente del Comité Nacional de la Unión Cívica
Radical
c/c al Sr. Presidente de la UCR de la Provincia de Buenos
Aires
Cumplo en dirigirme a Ud. y a las demás autoridades de ese
Comité a fin de hacerles llegar mi renuncia como afiliado a la Unión Cívica
Radical, solicitándoles su aceptación con la fecha de la misma.
Como ustedes saben, desde mi niñez estuve ligado a ese
partido por lazos familiares. Mi bisabuelo, mis abuelos y mis padres fueron
radicales y hasta mis nombres ofrecen testimonio de ello. Me llamo Ricardo,
atento la amistad de mi padre con Don Ricardo Balbín y mi segundo nombre,
Hipólito, me fue dado en homenaje a nuestro primer presidente, el Dr. Hipólito
Yrigoyen. Más allá de tales vínculos, ya en mi primera juventud, tomé la
decisión de unirme a ese partido porque entendí que era un bastión de la
libertad, porque unía a quienes profesaban diferentes credos o pertenecían a
distintos sectores sociales y por los fundamentos éticos que constituían su
principal bandera.
Recuerdo, y hasta tal vez añore, aquellos años en los que
enfrentábamos a cualquier régimen que atentara contra la libertad. Con mis
pocas o muchas fuerzas siempre repudié a todo acto autoritario, tanto que
afectara a nuestro país como a cualquier sociedad de nuestro mundo donde las
prisiones o la confiscación sean la política para con la disidencia. Ello así,
por la simple razón de que en mi casa y en mi partido aprendí que cada vez que
se ataca o daña a un hombre, esto también me afecta a mi.
Sin embargo, con el correr del tiempo fueron surgiendo
diferencias de objetivos y de procedimientos. No obstante, permanecí y continué
luchando por todo cuanto valoraba. Fui muchas veces criticado, mientras, según
mi óptica, prevalecía el electoralismo y profesionalismo sobre el cuidado de
los principios, al menos tal como yo los interpretaba.
En lo institucional me opuse a la reforma de la Constitución
Nacional en el año 1994, como así también a la decisión de la afiliación del
partido a una organización internacional. También disentí con la última alianza
política que nos llevó al gobierno porque entendí que primaban los fines
electoralistas por sobre las homogéneas y modernas propuestas que permitieran
gobernar el país. Una discrepancia fundamental ha sido la falta de cultura de
gobierno, con su correlato de la negativa de apoyo al presidente que todos
habíamos elegido. No está de más recordar mis propias experiencias en el
gabinete nacional.
Más allá de mi situación personal, hay dos consecuencias que
me permito señalar. La primera es que creo que el país, en este crucial
momento, perdió una buena posibilidad de evitar la terrible y dolorosa crisis
actual. La segunda, es que las diferencias se evidenciaron tan profundas que
resultaba imposible superarlas. Para no afectar al gobierno electo y por
razones de delicadeza que entiendo también deben regir en la política, me llamé
al silencio.
Cabe agregar que a partir de enero último hubo un decidido
apoyo partidario hacia un gobierno cuya actitud, según mi punto de vista, ha
sido de destrucción de las bases del sistema económico y que se encuentra en
las antípodas de lo que a mi entender requiere la recuperación argentina: el
respeto sin cortapisas a las instituciones, al estado de derecho y a la
seguridad jurídica.
No hay en esta carta agravio alguno a nadie ni siquiera a
aquellos que fueron injustos conmigo o que pudieron causarme mal. Simplemente
me aparto por las profundas diferencias existentes.
No obstante, en este adiós, quiero ratificar aún con mayor
fuerza que nunca, mi adhesión a aquellos ideales democráticos en los que me he
nutrido, a la vez que esta pasión por la libertad y la justicia que da sentido
a mis días.
Para acompañar a esos principios superiores, para servir a
mi pueblo y en especial a los más necesitados, creo que nada puede resultar
mejor que la verdad, la ética, y el conocimiento, junto a un serio, eficiente y
disciplinado esfuerzo para lograr el éxito.
Así, en tales términos y desde el lugar que sea, continuaré
luchando por mi país, por toda su gente, por el estado de derecho y por la
tolerancia a la diversidad que son parte de mi idearios político.
Copia de esta renuncia que envío a ustedes la remitiré de
inmediato al Sr. Juez Federal con Competencia Electoral de la Provincia de
Buenos Aires, a fin de que de la baja a mi ficha de afiliación a ese partido,
con la fecha de esta renuncia, en los términos del art. 25 de la Ley 23.298.
Saludo a ustedes con toda consideración
Lic. Ricardo Hipólito López Murphy
Grave pérdida para el partido; un hombre capaz y honesto
ResponderEliminarDejaron ir a un GRAN ECONOMISTA, HONESTO y ÉTICO, y permitieron que se fuera con el peronismo e hicieron volver a un peronista incapaz como Cobos.
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