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miércoles, 6 de abril de 2011

Tte. Cnel. Atilio Esteban Cattáneo: "Proyecto presentado al Dr. Marcelo T. de Alvear" (28 de agosto de 1933)

Buenos Aires, 28 de agosto de 1933



Señor Presidente del Comité Nacional.
Dr. Marcelo T. de Alvear.
De mi mayor consideración y respeto:

Tengo el agrado de llevar a su conocimiento la siguiente proposición, para que se sirva someterla a consideración de ese Honorable Comité:

Preposición


En la próxima Convención Nacional del Partido serán recogidos taquigráficamente todos los discursos que pronuncien los señores convencionales, para ser reunidos y publicados en un volumen especial".

Fundaré concisamente la proposición:

Fundamentos: 

La situación política del país de estos días, es similar a la que existía en los años 1891 y 1892. En aquel entonces los gobiernos surgían de los "acuerdos" como hoy en día se sostienen con la "concordancia". Es la misma amoralidad con denominación distinta.

La lucha implacable a los "acuerdos" creó la Unión Civica Radical.

Aquellos gobiernos, así gestados, privaron siempre al pueblo de la libre ejercitación de sus derechos electorales; conculcaron la dignidad cívica; mancillaron con medidas opresoras y con prisión en masa de ciudadanos radicales, y vejaron al amparo de la impunidad que les confería el estado de sitio. La impudicia privaba en los hombres de estos gobiernos. Todo es exactamente igual a hoy día. El gobierno del año 1892, en el decreto del día 2 de abril de ese año, acusa al radicalismo de tramar un movimiento subversivo, pretendiendo —dice— sobornar la fuerza armada y la policía; asesinar a personas y a funcionarios políticos adversarios; incendiar dantescamente, y emplear con "prodigalidad" materias explosivas.

El Ministerio del Interior copió la genialidad de los que fueron sus acusadores para acusar a sus ex-correligionarios.

La Unión Cívica Radical de aquellos días luchó contra el fraude electoral y contra las arbitrariedades de la fuerza; detestó la conquista del poder, si se anteponía al respeto de los derechos políticos del pueblo; bregó por el imperio de una sana democracia y de una sociedad digna.

Ese partido nos legó, como bandera política, anteponer siempre los principios inmutables de moralidad cívica, a las aspiraciones sensualistas del poder, para mantener incontaminada la dignidad de sus hombres.

Nuestro partido actual, tiene ese origen indiscutido e indiscutible.

El día 17 de noviembre de 1892, la primera Convención Nacional del partido pronunció una Declaración de principios que fueron ratificados en todos los momentos culminantes de la historia política argentina, cuando los impacientes por la insana conquista de posiciones públicas quisieron olvidar el mandato imperativo de la tradición partidaria, fundamento sólido e inconmovible del verdadero radicalismo, para conducirlo por la senda de la desvergüenza y la deslealtad.

El partido, con su historia política, tiene delineado, con acierto incomparable, desde su origen, un camino recto a seguir, iluminado por la irradiación de actitudes memorables de ciertos prohombres, como por las declaraciones de distintas Convenciones de los días: 21de noviembre de 1891; 17 de noviembre de 1892; 30 de julio de 1893; 29 de febrero de 1904 y la última Convención Nacional.

Los hombres designados para que dirijan hoy día los destinos del partido tienen la santa obligación de no legar a las nuevas generaciones procederes que denigren la elevada moral de la dignidad ciudadana, que aquellos grandes hombres fundadores del partido y luchadores altruistas y desinteresados, construyeron y refirmaron con su conducta, con su lealtad, con su estoicismo y con sus sacrificios muchas veces heroicos.

En mérito a estas razones, creo que existe la necesidad imperiosa de documentar toda la actividad de la próxima Convención Nacional para conocer cuáles son los argumentos que invocarán los señores convencionales —calificados vulgarmente de electoralistas— que pretenden abrir un paréntesis a ese monumento de tradición partidaria, pálidamente esbozado en estas líneas.

Comprenderá el señor Presidente, radical de aquella hora y hombre político de recta conducta, las elevadas razones que me inducen a solicitarle quiera someter esta proposición a la consideración del Honorable Comité.

Saludo al señor Presidente con mi consideración más distinguida.


Atilio E. Cattáneo







Fuente: Proyecto presentado por el Tte. Cnel. Cattaneo al presidente del comité nacional, Dr. Marcelo Torcuato de Alvear, el 28 de agosto de 1933. En el Plan 1932: el concurrencismo y la revolución (estudio crítico y orgánico de una política argentina), Proceso Ediciones, 1959.

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