La experiencia universal  demuestra que no  hay la posibilidad humana de que un partido político  se conserve por  siempre en el gobierno y que continúe gobernando bien, y  es por eso que  caen y se suceden lo partidos que gobiernan, y a esta  ley social no  hay partido alguno sobre la tierra que haya resistido.
Las   dinastías napoleónicas, con todo su prestigio, cayeron, y la monarquía   de Julio,a pesar de la excelencia constitucional de su régimen y de  los  hombres distinguidos que la secundaron, cayó también. Cayó el  socialismo  como cayó la restauración, a pesar de los entusiasmos de la  raza y de  los esfuerzos de los legitimistas, como han caído todos los  gobiernos de  partido de todos los pueblos de la tierra cuando han  violado la ley  eterna de la rotación en el mando, a favor de la cual,  los partidos de  Gobierno se depuran en la oposición, y los de la  oposición se ensayan en  él e intentan realizar sus ideales,luchando con  los inconvenientes de  la vida gubernamental.
Es  simplemente a favor de esta ley que se  puede considerar como la  rotación periódica y regular, casi tan regular  como el movimiento  sideral, que se mantiene la paz y se realiza el  progreso dentro del  mecanismo del Gobierno inglés.
¿Por  qué, señor  presidente, el gobierno inglés se transmite de partido a  partido, sin  sacudimientos, sin trastornos, sin convulsiones? Porque  aquel pueblo ha  llegado a adquirir esta experiencia suprema de la vida  política: que  después de haber estado seis o siete años en el Gobierno  un partido,  está gastado, y que su conciencia es dejar el Gobierno para  que la  oposición le sustituya y se gaste a su turno.
He sido testigo de lo que pasó en Inglaterra en 1885, en la época de las elecciones generales.Gobernaba el Ministerio Salisbury, ministerio conservador. Se acercaba la elección general del Parlamento. Faltaban dos meses para la elección; esta elección iba a realizarse bajo el Gobierno del partido conservador, y dio motivo a esta particularidad.Se sabe que una mayoría parlamentaria basta en Inglaterra para determinar la caída del Ministerio.
Se  produjo una cuestión de poco valer, y el Ministerio  fue vencido porque  no llamó a sus adherentes a votar. Todo el mundo se  sorprendió; ¿por  qué el partido conservador se ha dejado vencer en esta  cuestión? ¿Por qué, tratándose de un asunto insignificante, se declara fuera de las condiciones para gobernar, y renuncia al Gobierno?
Era   porque los hombres que dirigían al partido conservador creyeron que   después de aquella hora, no podían gobernar con éxito y que convenía   entregar el poder a sus adversarios,y realizaron un acto sorprendente   para nosotros: les entregaron el Gobierno dos meses antes de la   elección. Tuvo éste lugar, y como la opinión estaba ya en favor del   partido liberal, Gladstone fue al Ministerio y constituyó una mayoría   poderosa; pero Gladstone acariciaba en su mente la idea de la liberación   de Irlanda, idea que debía producir gran conmociónen su partido.   Presenta el proyecto, y por su causa, pierde la mayoría antes de seis   meses de haber formado el gobierno. He ahí el resultado de la maniobra   política del partido conservador. Había sido vencido en la lucha; dejó   subir a su adversario y éste cayó a su vez sin que nadie lo empujara, lo   que llevó de nuevo al Gobierno al partido conservador.
Tal  es la  lógica de la vida de todos los partidos en el mundo civilizado:  pasar  periódicamente del gobierno a la oposición y de la oposición al   Gobierno.
Es por esta ley que los partidos se renuevan en las funciones del poder.
Entonces,   pues, señor presidente, si ninguna otra razón existiera, ésta bastaría   para explicar la descomposición política que se opera en la provincia  de  Santa Fe. Esa descomposición,los señores senadores de aquella  provincia  saben ya las proporciones que tiene. La ciudad de Rosario  está, según  nuestros informes, dominada por la revolución;los pueblos  circunvecinos  al Rosario se encuentran en las mismas condiciones y la  ciudad de Santa  Fe se prepara para recibir el asalto de las fuerzas que  van a atacarla.  Tales son los datos que he recogido hace poco, antes  de venir a la  Cámara. No sé si la situaciónse habrá modificado. Si el  señor senador  por Santa Fe tiene algún otro, podría ponerlo en  conocimiento de la  Cámara.
¿Cómo  se puede decir, señor presidente, y decir con verdad  que en la  revoluciónde Santa Fe no hay sino criminales y extranjeros?  ¿Cómo puede  decir eso el gobernador de Santa Fe, sino bajo la presión de  su  situación extrema? ¿Cómo puede decir eso el señor senador por Santa  Fe,  que conoce cuál es el estado de aquella Provincia?…
Pero ¿para qué recriminaciones?
Todo   lo que el Poder Ejecutivo pide respecto de Santa Fe es lo que pide   respecto de Buenos Aires, es lo que pide respecto de San Luis.
Hay   en Santa Fe una enfermedad política; vamos a examinarla y a curarla,   vamosa curarla, no en bien del Partido Radical, autor de la revolución,   no en bien del partido gubernista, que podrá alegar más o menos  derechos  de mantener el poder por toda la vida; vamos a examinarla y a  curarla  en favor y en bien del país.Y cuando hayamos abordado y  decidido la  difícil situación de tres o cuatro provincias argentinas  que claman  porque se regularice su estado, habremos resuelto la  cuestión política  de actualidad, no para bien de uno, sino para bien de  todos, y los  partidos desalojados del gobierno se depurarán en la  oposición y  volverán mañana al Gobierno,porque, créame el señor  senador, tengo  bastante experiencia política para saber que los mismos  apóstoles del  día llegarán a ser los pecadores mañana, si se perpetúan  en el poder por  diez o veinte años, como se ha perpetuado el señor  senador.
Fuente: BIBLIOTECA DEL PENSAMIENTO ARGENTINO / III Natalio R. Botana – Ezequiel Gallo De la República posible a la República verdadera (1880-1910)


 
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