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lunes, 21 de marzo de 2011

Comité Universitario Radical: "Mil veces preferimos ser salvajes y revolucionarios que esclavos y humillados" (30 de Agosto de 1903)

Correligionarios :

Vengo en nombre del Comité Universitario Radical , trayendo el testimonio del aplauso que la juventud estudiosa tributa a los radicales de Concepción y de San Telmo.

Por mi parte, es con íntima satisfacción y con legítimo orgullo es que me atrevo a levantar mi voz desde esta tribuna, gozosa y altiva, porque es sincera, soberana y elevada. Porque es Popular. Ella tiene la noble tradición de la cruzada política argentina, sirvió de cátedra al glorioso Caudillo ( Alem) y fué el portavoz de las briosas arengas del otro Tribuno ( Bernardo de Irigoyen). Desde aquí tomo la palabra mágica y candente de Leandro Alem, desde aquí se desbordó la elocuencia soberbia y tempestuosa de Aristóbulo del Valle, pero su recuerdo infunde temor, me dá más ánimo, pues siento flotar en este ambiente los espíritus de esos hombres que fueron; ellos me dicen que cada ciudadano tiene el derecho, cuán más, el deber de levantar su voz para combatir la iniquidad, para predicar la Justicia, ¡ Para luchar por la Democracia !

Las marejadas de la vida, arrastraron a esos hombres en uno, como un imperfecto oleaje de muerte cruel, postrando a la familia radical, y con violencia, apartando a nuestra nave del derrotero de sus gloriosos destinos.

Muy grande debe haber sido la virtud cívica de sus almas, muy grande el esfuerzo que hicieron cuando su recuerdo perdura a través del tiempo y de las vicisitudes diarias. Grande ha sido la confianza que ellos tuvieron en el Pueblo y también ha sido enorme la fe que tuvo el Pueblo en el triunfo de sus aspiraciones.

Han desaparecido...por desgracia, sin haber visto el triunfo definitivo de sus ideales, pero Alem lo dijo en su testamento político: pertenece a las nuevas generaciones luchar por el triunfo del Partido Radical . Ellos dieron el origen y ellos sabrán continuar la obra. Ellos deben consumarla.

¡ La estamos consumando !

El espíritu agitado del Caudillo ha de venir a recorrer el espacio de éste recinto, a interrogarnos con su inmóvil y muda quietud lo que hemos hecho y haremos para cumplir su voto sagrado...

¡Contéstemosle !

Que el Partido Radical resurge a la palestrade la liga política rasgando las demás nubes de la inacción y concentrando en las irradiaciones del foco luminoso de sus propósitos, las aspiraciones de toda la Nación; el Partido se levanta grande, poderoso y verdadero, resueto y convencido al reivindicar para el Pueblo su derecho al voto, su derecho al gobierno, sus atribuciones propias y constitucionales, persuadido de que es inevitable recurrir a la última instancia, si la conciencia gubernativa no se ablanda. Si el presidente, sus ministros, sus senadores, sus diputados, continúan fingíendose sordos, mudos, porque no hacen otra cosa, ¡ puesto que ni siquiera dejan hablar al Pueblo !

¡Contestémosle !

Que vamos a la consumación de la obra, porque la situación es la misma que cuando los desmanes de los gobernantes, sin honor y sin móvil fueron causa del movimiento armado de julio.

¡Contestemósle!

Que vamos por el triunfo de la Fe Radical, que respetuosos y dignos, protestaremos por última vez a la autoridad presidencial, la efusión de nuestros agravios, que tremolando pacíficamente la bandera de nuestro partido, pediremos la libertad del sufragio, la pureza de las instituciones y la honradez administrativa, demostrando, que por sobre las pasiones que despierta el despotismo, sabemos colocar generosamente el porvenir de la Patria, la tranquilidad pública y las esperanzas que fundan nuestros ideales.

Entonces, si la honradez de nuestros propósitos, si la altivez de nuestra protesta y la justicia de nuestra causa, no son motivos suficientes para conmover el egoísmo político del oficialismo, ¡ hemos de conquistar la razón a los balazos !

Ese día, contestaremos a los manes de áquel mártir: que vamos a cortar las cadenas que traban nuestra libertad, que vamos a levantar las compuertas que contienen la avalancha popular , que vamos a desatar las borrascas del odio y empujar las trombas formidables de la resolución, que con sus virulentos remolinos arrancarán el árbol funesto de los gobiernos "históricos".

Cuando las republicas se convierten en oligarquías, cuando los parlamentos no son democráticos, cuando el Pueblo queda agobiado por el peso de los impuestos injustos, cuando las leyes no son iguales para todos, cuando las rentas de una nación no son suficientes para alimentar a los zánganos del presupuesto, todo eso revela como fatal y necesaria una revolución violenta y saludable.

Y cuando el Pueblo oye decir que es necesario suprimir un régimen, que las circunstancias informan la alteración y el arranque de un sistema, ya sabe el Pueblo lo que esas palabras significan, pues le recuerda el más grande y común de sus triunfos : la revolución.

La vieja Europa con sus gobiernos de derecho divino nos llamó bárbaros y salvajes, por eso, contestadle a esos sabios de ultramar, que no somos un Pueblo de esclavos, que somos hombres ansiosos de la libertad política, porque no conocemos la traducción de las palabras en el hecho de que las conozcan. ¡ Qué mil veces preferimos ser salvajes y revolucionarios que esclavos y humillados !

Actualmente, el espíritu cívico está notablemente deprimido, ejemplo: la Convención de Notables. Esos hombres parecen no conocer la Constitución Argentina, al llevar hasta el extremo la farsa y el escarnio, esos ciudadanos no parecen ser patriotas, pues si lo fueran ya hubiesen transformado la convención en un tribunal para llevar a juicio al Presidente ( Roca), que les impone como obligación de asistir a esos debates. ¡ Pero no! esa tarea le corresponde al Pueblo, a nosotros, al Partido Radical !

Ellos mismos convirtiéndose de patrones a víctimas han de venir en peregrinación de arrepentimiento a postrarse a los pies del Pueblo soberano, para mendigar la limosna del indulto. Pero firme, implacable el Pueblo los alejará lejos de su presencia, a esos traficantes de la política , a esos corsarios de la inmoralidad, como arrojados aquellos mercaderes, que según la leyenda bíblica, manchaban con su comercio impuro la santidad del Templo.

Si, ese día vendrá, en que las ideas dejan de ser optimismos lisonjeros, ese día vendrá en que el Pueblo, cual nuevo Sanson salido de las tinieblas del odio, harto de hechos estériles y de triunfos pasivos, derrumbará con violencia las columnas de la tiranía. Sí, vendrá ese día, si el oficialismo no se convierte.

Entonces hemos de ver, en el colosal derrumbe, entre el polvo de las ruinas y el estruendo de la caída, las huestes del Partido Radical, tremolando en los baluartes del nuevo edificio, la bandera de su Fe.

¡ He dicho ! "


MIGUEL MARIO CAMPERO, Buenos Aires, 30 de Agosto de 1903.


 


 

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