Páginas


Image and video hosting by TinyPic

jueves, 3 de noviembre de 2022

Marcelo T. de Alvear: "Discurso de asunción como Presidente de la Nación" (12 de octubre de 1922)

Señores Senadores; Señores Diputados:

La voluntad de mis conciudadanos de la Unión Cívica Radical, fortalecida con las simpatías generales que han concitado sus altos principios de moral política , me han traído ante vosotros ungido con la investidura de Presidente de los argentinos. Creo necesario declarar bien definidos en mi conciencia el honor y las responsabilidades que esta consagración me depara y afirmar que he aceptado ese honor como una imposición ineludible para el ciudadano y esas responsabilidades como una derivación esencial de lo primero, conforme con la ley moral que ha regido mi vida y en virtud de la cual la confianza que se inspira es deuda que se contrae.

Las circunstancias que rodean mi advenimiento a tan alta magistratura refuerzan esos conceptos y mis convicciones. Mi constante dedicación al sostenimiento de las doctrinas de una agrupación política que las convirtió en aspiraciones colectivas y en fuerza determinante de su propia subsistencia como entidad nacional, me impone el deber de ajustar mi conducta a la tradición ideológica y moral que debe haber sido la fuente de la fe pública conquistada y la razón del éxito obtenido.

Más intensa me parece la gravitación de este raciocinio , cuando observo que se ha dado el primer paso, difícil pero indispensable, para el afianzamiento de aquellos principios. La democracia, como régimen de la actividad civica de la nación, es un hecho positivo. Se ha fortalecido con la experiencia, no obstante los obstáculos que encuentran siempre las transformaciones fundamentales de las costumbres y a pesar de las imperfecciones propias de todas las iniciaciones. Algunos de sus efectos, accidentalmente inquietantes, no han logrado aminorar los prestigios de la doctrina constitucional que la impone como fuente de las representaciones públicas. A la consolidación definitiva de esta conquista, al mejoramiento de sus resultados, ha de tender el esfuerzo de mi Gobierno. Así trataré de cumplir este aspecto de la labor de mi hora, para completar la obra, intensa y por eso mismo de lucha, realizarla con tesón por mi partido y por la personalidad eminente y vigorosa en cuyas manos están hasta este momento los destinos del país, estimulados por la adhesión de la gran mayoría de nuestro pueblo.

La evolución producida en este sentido tiene importancia descollante. Debemos reconocer que en nuestro país el desarrollo de la riqueza y la multiplicación de sus fuentes habían alcanzado exteriorizaciones que siguen sorprendiendo a quienes nos contemplan sin percibir nuestras inquietudes internas. Pero, el vértigo de nuestra prosperidad nos hizo vivir mucho tiempo en cierto modo desatentos para con las prescripciones incumplidas de nuestra Constitución, que debieron regir en todo momento la vida cívica y el perfeccionamiento espiritual de la Nación.

Hemos reaccionado , felizmente, contra esas infracciones generalizadas de nuestra Carta Fundamental. La base de nuestra organización republicana impera. Está asegurada para los argentinos la vía legal para la expresión de las ideas , para la prestación del concurso que reclama el engrandecimiento del país y para la determinación de las aspiraciones generales auténticas. Bastará escucharlas para estar seguros de interpretar, 'en cada caso, la voluntad del pueblo.

Tengo la esperanza de que no habrán de presentarse para la Patria momentos de tan dura prueba como los que plantearon los acontecimientos que han conmovido al mundo en los últimos años pasados. Sus consecuencias absorbieron la atención de los hombres de Estado y complicaron de manera extraordinaria la inmensa tarea de orientar la evolución económica, política y social de los pueblos jóvenes. El cuadro de las dificultades vencidas en esas circunstancias es de los más graves de la historia; y así como su contemplación impone el justiciero reconocimiento del esfuerzo hecho por el Gobierno que termina , la esperanza de que hemos de vivir horas de relativa calma despierta el anhelo de aprovecharlas en bien del país, dedicándolas a una labor proficua en cuyo desarrollo espero rivalizar cordialmente con vuestra inspiración patriótica, Señores Legisladores.

Consecuencia de este pensamiento es el propósito de que mi Gobierno inicie en seguida, y realice en todos los momentos, la acción administrativa más intensa que esté al alcance de sus facultades propias y ofrezca a vuestra ilustrada consideración las iniciativas que necesiten vuestra sanción. Nuestro anhelo será asegurar la prosperidad de la República por la ampliación de sus fuentes de riqueza y la distribución cada vez más equitativa de sus frutos entre los elementos que concurren a su desenvolvimiento. A eso se llegará fomentando la aplicación de sistemas racionales en la explotación industrial y esforzándonos por proveerla de todos los elementos básicos de su mantenimiento y prosperidad. Lograríamos, de este modo, acrecentar su emancipación, mejorar los saldos favorables de nuestras exportaciones y crear, así , la posibilidad de un mejoramiento real de los salarios у la implantación consecuente de un tipo medio de vida superior.

La obra se habrá de completar afirmando la fe pública en la acción directiva del Gobierno dentro del juego normal de los intereses , a veces contrapuestos, que luchan por el mejoramiento propio, alejando las violencias, que a todos perjudican, y a las cuales nadie tendrá razón de recurrir una vez consolidada la confianza de todos en la justicia de las determinaciones que resuelven las dificultades emergentes. Si nos empeñamos en desenvolver de esta manera la acción impulsora educativa, única posible para el Estado, la Nación misma habrá labrado su propia grandeza y los responsables de su dirección habremos cumplido el deber que nos imponen las circunstancias, contribuyendo a la formación de un ambiente de paz propicio a la intensificación de las actividades superiores del espíritu que dignifican y embellecen la vida.

Consideraré un deber de mi Gobierno dedicar atención preferente a las necesidades de las regiones del país donde la carencia de medios propios mantiene relativamente estancado el progreso o donde la salud pública, deficientemente atendida, aminora la energía de las poblaciones. La colaboración de todos será indispensable para conseguir que estas regiones asciendan hasta nivelarse con las más prósperas de la República. Representamos, unidos, al país entero, y esto nos obliga a entregar con ahínco nuestras energías a esta obra le solidaridad nacional .

Las preocupaciones de orden interno no nos harán olvidar la vigilante atención de las relaciones internacionales. La República ocupa, en el concepto de las naciones, una situación privilegiada que le comprobado en actos públicos que todo el país conoce En ellos, mi presencia significó solamente la ocasión que los Gobiernos y los pueblos aprovecharon para demostrar las simpatías que sienten por nuestra Patria, y las manifestaciones tuvieron tan visible y espontánea cordialidad que permiten afirmar será fácil estrechar cada día más nuestra armonía con todos los países del mundo, respondiendo , de este modo, a nuestras tradiciones y al espíritu de nuestro pueblo у de nuestras leyes .

Con la enunciación de estas ideas no he pretendido exponer un programa de Gobierno. Indico las orientaciones generales, el criterio que regirá nuestra conducta de gobernantes. Los conceptos expresados bastan para señalar nuestras comunes responsabilidades y para destacar la necesidad de una acción conjunta, de colaboración reciproca, de los poderes del Estado. A procurarla me comprometo y os invito solemnemente en este instante en que siento la convicción de que, si una alta inspiración y una intención generosa fueran suficientes para asegurar una obra benéfica, nada malo podría esperarse de mi. Todo lo que me falte vendrá de vosotros, de todos mis conciudadanos, bajo la protección de Dios.







Fuente: "Trasmision del mando presidencial al Excmo. Sr. Dr. Marcelo Torcuato de Alvear" - Discurso de asuncion como Presidente de la Nacion, 12 de octubre de 1922. En Memoria del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto presentada por el Dr. Ángel Gallardo al H. Congreso Nacional, 1924.



No hay comentarios:

Publicar un comentario