Dentro del radicalismo hay una autocrítica implícita que es la constitución de prácticamente un nuevo partido. Me refiero al arribo a la conducción partidaria de una nueva generación política que no surge espontáneamente, sino como consecuencia de discusiones que arrancaron a finales de los 60 con los primeros grupos juveniles. En esos años se constituyó el Movimiento de Agitación y Lucha, y posteriormente el de la Juventud Radical. Luego, en Córdoba, surgió el Movimiento de Avanzada Revolucionaria, antecedente de Renovación y Cambio, con el objetivo de practicar una autocrítica superadora.
La militancia de la época se criticaba el exceso de formalismo en que nos movíamos. Tal es así que le llamábamos "la craneoteca” al lugar donde solía reunirse un equipo de profesionales -Grinspun, Concepción Elizalde- acaudillados por el doctor Arturo Illia.
Respecto de mi apoyo de la interna radical a la Línea Nacional que respaldaba a Ricardo Balbín frente al alfonsinismo, no me autocritico ya que la revalorización de Perón y el peronismo que nosotros proponíamos fue incorporada luego al cúmulo de elementos progresistas que introdujo Alfonsín
En los años que llevamos como gobierno, me resulta difícil encontrar algo que sea criticable en sí. Si bien ha habido fallas, las mismas se dieron por factores ajenos a nuestra política. Un ejemplo es el plano económico donde, agobiados por la herencia maldita de la dictadura, no contamos con el apoyo del sector privado, que era el que debía liderar el proceso de crecimiento y producir inversiones. Todos miraban al Estado, pero éste estaba agotado.
Un error importante, que si debemos admitir, tiene que ver con la política encarada para con el Poder Judicial, porque entiendo que los nombramientos y elecciones de jueces pudieron haberse realizado de otro modo. El funcionamiento actual del Poder Judicial es, sin duda, retardatario, por lo que necesita (hay conciencia de esto en el partido) ser remozado para hacer efectiva en el país la idea de justicia.
Fuente: “Exceso de formalismo” por el Diputado Nacional, Guillermo Tello Rosas, en Revista Crisis N° 42, 1986.
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