Páginas


Image and video hosting by TinyPic

martes, 29 de diciembre de 2020

Olga Demitropulos: "Tanco, el pulpo de Tusaquillas" (1999)

La leyenda de don Miguel A. Tanco, "el pulpo de Tusaquillas" (que así lo llamaban sus opositores) caudillo del radicalismo más tradicional, corría de boca en boca en aquellos años.

Desde "Tusaquillas" la finca de su propiedad, tendía sus tentáculos hacia toda la provincia de Jujuy, como el caudillo indiscutido, de prestigio y solvencia del radicalismo.

Quien no lo conocía no conocía Jujuy, y menos el Ramal Jujeño. Aquí tenía sus incondicionales hechos al trabajo pesado y a la diatriba oculta, por eso de tener ideas políticas que no debían verse jamás.

Siempre se dijo aquí que no había nadie que una tanto al trabajador como don Miguel Tanco, y en la primera oportunidad que tuvo como gobernador en 1930, creó el Departamento de Trabajo muy a tiempo, pues el entredicho entre propietarios y obreros ya era insoslayable en el Ramal principalmente. Casi no hubo críticas, ni siquiera de la oposición, ya que urgía una legislación que atendiera también al obrero, dejado de la mano de Dios desde la colonia.

Conocía muy bien Ledesma, su padre había sido transportador de caña en carros hasta Pampa Blanca y Perico en tiempos remotos, la cuestión obrera no le era desconocida en absoluto.

Y era su tema silencioso. En su finca acostumbraba sentarse en una galería sombreada donde recibía a sus acólitos que llegaban desde todos los rincones de la provincia. Dicen que él escuchaba sin abrir la boca todo lo que le decían y guardaba cuidadosamente los papeles que traían en un florero. No tenía confidentes, y lo que pensaba quedaba como siempre en su interior. Así era, a Tanco la gente lo conocía más por sus actos que por su palabra. Y al que habla poco la gente lo respeta y le cree más.

Para darse cuenta de lo que vino después, se debe entender bien esto; El era el nexo, la unión de los radicales en Jujuy. Lo que significa que era él quien también podía dividirlos... y lanzarlos a la estampida general, si el caso se presentaba.

Yrigoyen cedió su candidatura a Marcelo Torcuato Alvear, pero antes de terminar la década volvió a subir a la presidencia. El poder de la oligarquía, más enconada que nunca, lo tenía mal. Nadie le garantizaba ni un penique en el gobierno. Y así fue; no lo dejaron. En 1930 los militares con Uriburu a la cabeza lo derrocaron, en el mismo momento que hizo su aparición un núcleo de oficiales dispuestos a tomar el poder. Allí, por primera vez, Juan Domingo Perón hizo acto de presencia. Apareció justo con la década del treinta, con el comienzo de una era que iba a quebrar los logros democráticos de Irigoyen.

Un buen político, con solo husmear en los acontecimientos, se da cuenta de lo pasajero o irreversible. Un día Tanco dejó su galería sombreada y cómoda y se fue a Buenos Aires. No fue el único viaje. Con su silencio acostumbrado, volvió a irse, para mantener entrevistas; ¿ Con quién?

Algo le atraía en la Secretaría de Trabajo y Previsión, algo con lo que siempre había soñado. El obrero, el hombrede trabajo, planes de organización y poder, más un régimen salarial justo, fue la afinidad que encontró Tanco en Juan Domingo Perón. Además "nosotros provenimos del radicalismo" decía Perón, acomodándose ya entonces su sonrisa de líder. Fue afinidad, no manejo, como dijeron algunos.

En el 46, con el triunfo peronista, el gobernador Alberto Iturbe lo nombró Ministro de Gobierno. Su tarea fue considerable y efectiva.

¿ Y qué fue de sus seguidores, de aquellos fanáticos que juraron no volver a afeitarse la barba hasta que el Yrigoyenismo volviera al poder?

Con el tiempo lograron reunificarse. Volvieron a tener ambiciones, y como veteranos en lides políticas, instalaron de nuevo el radicalismo en Jujuy.







Fuente: Tanco por Olga Demitropulos en "Las 10 décadas de Libertador General San Martín- Jujuy (1899-1999)".

No hay comentarios:

Publicar un comentario