Petrogrado, 17 de marzo
de 1917
N°15
A Señor D.D.H de Pueyrredón
Ministro de Relaciones Exterior ad interin
Sr. Ministro:
El viernes 9 del corriente la clase obrera de la capital
declárese en huelga como protesta de la escasez de alimentos, principalmente de
pan. A la protesta de los obreros siguió la de la población en general,
produciéndose entonces graves desórdenes que durante el viernes y sábado la
Policía pudo a duras penas reprimir.
Mientras esto ocurría, el Presidente de la Duma , Sr.
Ratzianko, enviaba al Emperador un telegrama informándolo de la situación
angustiosa en que se encontraba Petrogrado y de la incapacidad que mostraba el
Gobierno para hacer respetar el orden, agregando que si este estado de cosas se
prolongaba podría degenerar en un movimiento político. Un telegrama análogo
expidió a los generales Rousky y Broussilaff, jefes de los Ejércitos en campaña,
para que lo transmitiesen al Emperador y lo decidieran a intervenir.
El Zar, por toda respuesta, lanzó un úkase clausurando la
Duma.
El domingo los acontecimientos se precipitaron, pues, el
ejército haciendo causa común con el pueblo abandonó los cuarteles trabando
sangrientos combates con la Policía, única fuerza que permanecía fiel al
Gobierno. Las tropas que fueron llamadas de los alrededores fraternizaron
enseguida con las amotinadas, quedando éstas desde esa noche, dueñas de la
situación.
Convocada la Duma en las primeras horas del lunes, su
Presidente Sr. Ratzianko, dio cuenta del úkase, que fue recibido con protestas
unánimes, resolviendo la Asamblea rechazarlo y proclamar, en medio del mayor
entusiasmo, un Comité compuesto de sus miembros más conspicuos que se encargase
de la dirección del movimiento y de restablecer el orden.
Entretanto, las fuerzas amotinadas se apoderaban de algunos
edificios públicos enarbolando la bandera roja, destruían otros como la Policía
y el Palacio de Justicia, arrestaban a los ministros de la Corona, a los ex
jefes de Gabinete y a varios personajes del régimen que caducaba.
Ensoberbecida la soldadesca, entregáse al saqueo y al
incendio, ofreciendo Petrogrado un espectáculo terrorífico durante dos días
hasta que el Comité nombrado por la Duma, consiguió, el jueves, restablecer una
calma relativa.
Pude en esas circunstancias conferenciar con el Decano del
Cuerpo Diplomático, que lo es el Embajador de Inglaterra, y enviar a V.E. el
despacho cifrado que confirmo por nota separada.
Las informaciones que transmití esa mañana, fueron
ratificadas más tarde, constituyéndose un Gobierno Provisorio bajo la
Presidencia del Príncipe Lvov y entrando a desempeñar la cartera de Relaciones
Exteriores el Sr. Pablo Mihionkov, leader del Partido Constitucional
Democrático, de cuya actuación como diputado y escritor he tenido oportunidad
de ocuparme anteriormente.
Acto continuo, la Duma, después de expedir un manifiesto que
acompaño adjunto y en el que esboza el programa del nuevo Gobierno, pidió la
abdicación del Zar, comisionando al Sr. Goutchkaft, Ministro de Guerra del
nuevo gabinete, para que la recabase de S.M. cerca del Cuartel General, en
Pskov, donde se encontraba arrestado desde el martes 13.
Al día siguiente, Nicolás II dirigía un mensaje al
Vicealmirante Nepermine, Jefe de la Flota del Mar Báltico, que lo transmitió a
la Duma, en el cual expresaba que “encontrándose en manos del pueblo y del
ejército el honor y el porvenir de Rusia, para conducir la guerra hasta la
victoria en compañía de sus aliados, exigía esta situación una estrecha unión
interna, y, que siendo él un obstáculo para la prosecución de tan altos fines,
abdicaba la Corona como también lo hacía en nombre de su hijo el Gran Duque
Alejo, en favor de su hermano el Gran Duque Miguel”.
Este mensaje fue comunicado al Gran Duque en su Palacio por
una delegación de la Duma, contestando éste “que no vacilará en aceptar el
trono si tuviera la seguridad de que su determinación respondiese a los deseos
y al bienestar de Rusia; pero que interiorizado como estaba de las divergencias
que existían respecto de la forma de Gobierno futuro, se abstenía de una declaración,
esperando el veredicto nacional”.
A este estado de cosas ha llegado la situación, Señor
Ministro, en el momento en el que escribo estas líneas, habiendo desaparecido,
felizmente, la gravedad que inspiraban tales acontecimientos.
Me limito en la presente nota a la simple exposición de los
hechos ocurridos, prometiéndome más tarde y con mayores detalles, informar a
V.E., sobre el proceso de este movimiento que ha venido a cambiar la faz
política y social de Rusia.
Tengo la honra de saludar a V.E. con mi más alta
consideración
G. Martínez-Campos
Fuente: Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la República
Argentina, Crónica detallada del Enviado Argentino en Rusia, Gabriel
Martínez Campos, dirigida al canciller argentino Honorio Pueyrredón, en la que
narra minuciosamente la abdicación del Zar Nicolás II, el armado de la Duma y
la antesala de lo que sería la toma del poder de los Soviets Bolcheviques, 17
de marzo de 1917.
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