Para esbozar una semblanza sobre la vida y las ideas del Dr.
Ricardo Balbín, es necesario reseñar el marco político, social y económico
dentro del cual le tocó actuar, y precisar cuáles eran las concepciones
políticas vigentes en el país y el mundo durante su carrera de hombre público,
cuál era la situación de Argentina y cuáles las características del partido en
el que militó toda su vida, la Unión Cívica Radical.
Las ideas políticas en el siglo XX
El siglo XIX fue la centuria de las libertades individuales.
Todas las naciones de Occidente reconocieron que los hombres son titulares de
derechos que no conciernen al orden jurídico sino que le son propios por su
sola condición de seres humanos. Esos derechos son los llamados derechos
"negativos", ya que el Estado no podía interferirlos: como los de
igualdad ante la ley, libertad de expresión, profesar un culto religioso,
ejercer actividades laborales, asociarse y trasladarse de un lugar a otro,
elegir prácticas sociales o comportamientos personales que no afecten a
terceros, etc., derechos éstos que encontraban en la democracia el sistema
político que mejor los garantizaba.
El siglo XX, por su parte, marcó desde sus inicios
diferencias importantes con el siglo anterior. Ante el avance de los
totalitarismos y la injusticia social, la democracia liberal necesitó
flexibilizarse y ampliar sus contenidos, pasando a la democracia social, sin
que importara renunciar a su condición anterior. Así fue como comenzó a
analizarse la posibilidad de extender los derechos esenciales, reconociendo la
necesidad de asegurar el trabajo y su justa remuneración, la educación, la
salud, una vivienda digna, jubilación, etc. Se trataba de los derechos
"positivos": el crédito que los hombres tienen contra la sociedad y
que ésta está obligada a satisfacer.
El debate, todavía inconcluso, alrededor de estas ideas
nuevas, ha sido uno de los temas dominantes de este siglo y ha enmarcado los
comportamientos y acciones de los políticos de Argentina y del mundo.
Ricardo Balbín nunca tuvo dudas al respecto y desde su
adolescencia abrazó con pasión el nuevo ideario de libertad e igualdad, con
fuerte contenido social. Fue, esencialmente, un hombre de su época.
La situación del país a comienzos del siglo
Como consecuencia de las políticas implementadas desde 1860
y la gestión inspirada por la Generación del 80, se produjo en el país un
cambio sustantivo. De 1.800.000 habitantes en 1869, se pasó a 8.000.000 en
1914. En ese mismo lapso la existencia de lanares creció de 41 millones de
cabezas a 74 millones y las exportaciones de lanas aumentaron de 97.000
toneladas a 337.000.
En materia de granos, las exportaciones pasaron de 300.000
toneladas en 1888 a
6.100.000 en el período 1909/13 (promedio anual). La Argentina era el principal
exportador mundial de maíz y de lino, y enviaba al exterior, en 1913, 332.000
toneladas de carne vacuna. La red ferroviaria se expandió de 2.156 Kms. en 1880 a 33.710 en 1914,
mientras que la industria pasó de emplear 73.200 operarios en 1895 a 165.800 en 1914, con
214.000 HP instalados frente a los 34.000 HP de 1895. Los inmigrantes, por su
parte, ya habían consolidado sus familias en el país y sus hijos argentinos
participaban activamente en todas las actividades productivas y de servicios.
Los cambios apuntados determinaron una nueva estructura
social que generó demandas hasta entonces desconocidas: una mayor participación
política, mejoras en las condiciones laborales y una más equitativa
distribución de la riqueza.
El grupo gobernante que hasta 1890 había ordenado el país y
se había caracterizado por su capacidad de realización, su modestia, austeridad
y vocación de servicio, no supo o no pudo adaptarse y aceptar la nueva
realidad. En vez de abrir los canales de participación e incorporar al proceso
político los sectores emergentes, se aisló atinando sólo a defender sus
privilegios. Es lo que José Luis Romero llama el paso de la aristocracia a la
oligarquía.
Ese comportamiento de la clase dirigente, que no varió a
pesar de los sucesos del 90, originó después las revoluciones de 1893 y 1905,
que a pesar de ser sofocadas militarmente dejaron, con el sabor amargo de la
protesta justificada, un nuevo ámbito político.
En tales condiciones resultaba imposible seguir marginando a
la mayoría que, día a día y a través de mecanismos heterodoxos, presionaba por
lograr que se la reconociera. Ese era el país que se proyectó a los primeros
años de este siglo y en él debía actuar Ricardo Balbín.
La Unión Cívica Radical
El proceso político, desde 1890 y de allí en adelante, no
podría entenderse sin el conocimiento de la concepción que Hipólito Yrigoyen
dio a la UCR. Para él, no se trataba de un partido político sino de un
movimiento cívico de reparación ética, destinado a instaurar la plena vigencia
de la democracia constitucional.
Por eso lo denominó "La Causa" en oposición al
"Régimen"; por eso era intransigente en los principios y por eso su
programa fue la Constitución Nacional.
Esa nueva concepción política generó adhesiones y lealtades
que fueron arraigándose fuertemente en la sociedad, sobre todo en los sectores
medios y en la primera generación argentina hija de inmigrantes, mientras que
resultaba incomprensible para los sectores dirigentes tradicionales que
consideraban como natural la exclusividad que se arrogaron en el ejercicio del
poder.
El Presidente Roque Sáenz Peña, que asumió el Gobierno en
octubre de 1910, cumplió, como lo había anunciado solemnemente, el compromiso
de asegurar elecciones libres e instó la sanción de la ley electoral que aún
lleva su nombre. Con ella, mediante el padrón electoral confeccionado sobre el
Registro Militar y el voto secreto y obligatorio, el pueblo de la República
lograba el instrumento adecuado para hacer valer su voluntad. Terminaba así un
largo período de exclusiones que, al menos en lo político, marginaba a vastos
sectores de la sociedad. Félix Luna, refiriéndose al nombre de la ley
electoral, sostiene que esa norma debió llamarse "Ley Yrigoyen" o
"Ley Radical", ya que sin el esfuerzo y la lucha de ese dirigente y
sus seguidores, la sanción hubiese sido imposible. Desde 1891, tanto con el
liderazgo de Alem como luego con la conducción de Yrigoyen, la UCR tuvo como
objetivo principal lograr el respeto de la voluntad popular expresada en
elecciones libres, reivindicando así el concepto básico de la democracia: sólo
el pueblo confiere legitimidad al poder.
Realizadas las elecciones al amparo de la nueva ley y
superada la incertidumbre sobre el voto de los 19 electores de Santa Fe (disidentes
con la conducción oficial del radicalismo), Yrigoyen fue consagrado Presidente
de la Nación por el Colegio Electoral y asumió sus funciones el 12 de octubre
de 1916. Así concluía la larga lucha por la reparación institucional comenzada
en las trincheras del Parque de Artillería en 1890, reafirmada en las
revoluciones de 1893 y 1905 y predicada durante largos años por todos los rincones
de la patria. Se iniciaba una nueva etapa en la vida política argentina: la
consolidación de la democracia desde el poder.
"No he venido a castigar ni a perseguir sino a reparar",
dijo Yrigoyen en su mensaje inaugural a la Asamblea Legislativa.
Reconstruir la estructura moral y material de la República
fue la tarea que se fijó a sí mismo el Presidente y así lo dijo también la UCR
en el Manifiesto dirigido al pueblo argentino. Ese era el partido y ésa la
causa que abrazó sin vacilar Ricardo Balbín, desde su adolescencia y hasta su
muerte.
El personaje: niñez y juventud
El 29 de julio de 1904 nació en Buenos Aires. Era el cuarto
h i jo de un matrimonio de inmigrantes españoles que habían llegado al país en
la última década del siglo anterior. Su padre, Cipriano, de origen asturiano,
desempeñó diversas tareas comerciales en actividades vinculadas al entonces
Ferrocarril del Sud, y su madre, Encarnación Morales, de origen andaluz, estuvo
siempre dedicada a las tareas del hogar. La familia se radicó primero en Buenos
Aires, luego en Azul y posteriormente en Laprida.
Durante un viaje del matrimonio a España en 1909, para la recuperación
de salud de Encarnación Morales, quedó Ricardo al cuidado de sus hermanos
mayores. Al regreso, todos se radicaron en Ayacucho, donde Don Cipriano
habilitó un almacén de ramos generales. En esa localidad cumplió Ricardo Balbín
sus estudios primarios como interno en el colegio San Luis Gonzaga y los
secundarios, también como pupilo, en el Colegio San José de los Padres
Bayonenses, de la Capital Federal.
En 1916, con apenas 12 años, tuvo su primera experiencia
política.
En el Colegio había conocido y hecho amistad con el hijo de
un importante estanciero de la zona, Pedro Solanet, quien era, además,
destacado dirigente de la Unión Cívica Radical.
Como parte de la campaña electoral que hacía el radicalismo
en favor de la candidatura de Yrigoyen, se realizaba un acto en Ayacucho y en
él haría uso de la palabra Solanet, por ese entonces candidato a Diputado.
Ambos amigos se escaparon del Colegio para asistir al acto y allí Ricardo
quedó, para siempre, identificado con la política y la UCR. El mismo, en un
reportaje testimonial concedido en 1974, al cumplir 70 años, así valoraba ese
hecho: "Si los políticos tienen un bautismo, ese podría haber sido el mío.
Era una criatura. Tenía 12 años".
Egresado como bachiller, ingresó a la Facultad de Medicina
de la Universidad de Buenos Aires, pero abandonó esa carrera dos años después
para ingresar a la Facultad de Derecho de La Plata, de la que egresó con el
título de abogado en 1926. Durante sus años de estudiante universitario actuó
en el Partido Federado, una agrupación estudiantil que se identificaba con el
Movimiento Reformista de 1918. Fue delegado ante la Federación Universitaria y
participó activamente en las actividades del Centro de Estudiantes.
A los 18 años cumplió con un rito común a todos los jóvenes radicales,
cuyo primer acto cívico, al recibir la flamante libreta de enrolamiento, era
afiliarse a la UCR. Años después se casó en La Plata con Indalia Ponzetti y del
matrimonio nacieron cuatro hijos, uno de los cuales falleció. Desde entonces
siempre vivió en La Plata, ciudad a la que amó entrañablemente.
Primera actuación pública: la Intervención Borzani
En 1928 Yrigoyen había sido elegido, por segunda vez,
Presidente de los argentinos. La situación política era difícil y existían conflictos
entre el Gobierno Nacional y los Gobiernos de Mendoza y San Juan, dominados por
escisiones populistas de la UCR, que reconocían a Carlos Washington Lencinas y
Federico Cantoni como sus máximos líderes. En setiembre de ese año el Congreso Nacional
había dispuesto la Intervención Federal a la Provincia de Mendoza e Yrigoyen,
que había asumido la presidencia el 12 de octubre, en uno de sus primeros actos
de gobierno designó a su viejo amigo y correligionario de la Provincia de
Buenos Aires, Carlos A. Borzani, como Interventor Federal. Este llevó a Mendoza,
para que colaboraran en su gestión, a varios jóvenes bonaerenses vinculados al
radicalismo. Entre ellos estaba Ricardo Balbín, quien pasó a desempeñarse como
Fiscal del Crimen.
Su gestión en Mendoza fue muy controvertida: si bien ninguna
de las acusaciones que le hicieron fueron definitivamente probadas, existieron
algunas denuncias sobre actuaciones reticentes de la fiscalía en la causa
instruida con motivo de la muerte de Carlos Washington Lencinas y ello
repercutió negativamente en el ámbito de la provincia. La intervención cesó a
raíz del golpe de Estado del 6 de septiembre de 1930.
Balbín dirigente provincial
De regreso a La Plata comenzó a participar activamente en la
UCR, en abierta oposición a la dictadura de Uriburu. En noviembre de 1930 fue
designado Presidente de la Sección Primera de La Plata y tuvo a su«argo la
tarea de reorganizar el Partido en esa Sección Electoral. Luego, ante la
convocatoria a elecciones en la Provincia para el 5 de abril de 1931 -elección
piloto en el proyecto político de Uriburu-, fue elegido como candidato a
Diputado en primer término, por la Tercera Sección Electoral.
Nunca pudo asumir su cargo, a pesar de haberlo ganado
legítimamente, pues el Gobierno Nacional anuló las elecciones debido al triunfo
radical.
Después de participar en la campaña electoral de 1937 en apoyo
a la fórmula Alvear-Mosca -la UCR perdió esas elecciones a raíz del escandaloso
fraude practicado por el Gobierno-, continuó en la acción partidaria interna,
marcando diferencias con la conducción del partido, ejercida en ese entonces
por el Ing. Enrique Boatti. Al convocarse a nuevas elecciones en 1940, fue elegido
candidato a Diputado Provincial. Durante esa campaña se produjo un incidente
que el mismo Balbín relata en estos términos:
"Después fui
candidato en 1940 a
la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires y en un acto político en Bahía
Blanca me hostilizaban unos hombres de la tertulia. Les repliqué: 'Soy de los
que tomo y obligo. Ustedes compórtense en la elección como deben y, si hay
fraude, yo voy a renunciar a la banca'.
Como hubo fraude renunció y no se incorporó a la Legislatura
local. "Mi renuncia a la banca fue un compromiso ante el pueblo que yo
debía cumplir" dijo después al fundamentar su actitud.
La situación interna de la UCR
En 1931, bajo la presidencia de Alvear se reorganizó la UCR.
El 25 de abril de ese año regresó a Buenos Aires el ex
presidente, quien al día siguiente se entrevistó con el Gral. Uriburu en la casa
de Gobierno. El Presidente Provisional creyó necesario advertirle que si la
reorganización partidaria se hacía con dirigentes que él y las Fuerzas Armadas
consideraban aceptables, contarían con todas las garantías para participar en
el futuro proceso político, pero que si la reorganización se hacía sobre la
base del Yrigoyenismo, tendrían la total oposición del Gobierno. A l vear no
eludió el tema y contestó que no podía hacerle promesas de exclusiones, ya que
el partido se reorganizaría con todos los hombres que considerara necesarios.
Con éxito, Alvear pudo reunir a su alrededor a todos los dirigentes
importantes, tanto antipersonalistas como yrigoyenistas, y reorganizar el
partido en todo el país.
A pesar de sus esfuerzos para lograr la unidad, al poco
tiempo diversas expresiones partidarias comenzaron a cuestionar la conducción alvearista.
Se conformaron diversos grupos internos entre los que se destacaron: Bloque
Opositor, Afirmación Radical, Junta de Reafirmación Radical, Movimiento
Revisionista, Fuerza Intransigente Radical. También después de 1935, año en que
se levantó la abstención de la UCR, se comenzó a actuar en las contiendas
electorales, y se constituyó FORJA (Fuerza Orientadora Radical de la Juventud
Argentina), movimiento que tuvo especial significación por el replanteo
ideológico que propuso al radicalismo.
Al encararse la renovación presidencial de 1943, las
autoridades de la UCR estimaron conveniente aceptar la convocatoria efectuada por
el Partido Socialista y conformar una Alianza opositora para enfrentar al
candidato del Gobierno que, según se presumía, sería el dirigente conservador
Robustiano Patrón Costas. Muchos sectores del radicalismo se opusieron a todo
acuerdo con otras agrupaciones políticas.
Estos grupos, que a partir de ese momento pasaron a
identificarse como "intransigentes", se presentaron a la Convención
Nacional del Partido exigiendo la elección de una fórmula exclusivamente radical.
Esa posición fue derrotada y la Convención, dominada por el alvearismo, aprobó
las bases para la Unión Democrática Argentina, coalición integrada por la UCR,
el Partido Socialista, la Democracia Progresista y el Partido Comunista. Los
disidentes se expresaron en un acto público celebrado en el Salón Augusteo, en
el que Ricardo Balbín expresó: "La dirección del Movimiento (UCR) ha caído
en manos ineptas, en poder de los hombres que eluden el examen de los problemas
nacionales, ocultándose detrás de la cortina de humo de la crisis por la que
atraviesa el mundo...". La discusión interna dentro del radicalismo se vio
interrumpida por la revolución del 4 de junio de 1943, que derrocó al
Presidente Castillo. El acto de fuerza se hacía, según sus dirigentes, para
acabar con el sistema de venalidad, fraude, peculado y corrupción del gobierno
derrocado.
Esos loables objetivos generaron confusión en la etapa
inicial del movimiento revolucionario y ello determinó que algunos d i rigentes
radicales colaboraran y ocuparan posiciones de gobierno.
Al poco tiempo, la realidad política disipó las dudas. El
poder residía en un pequeño grupo militar y se intentaba instalar un sistema político
de características fascistoides. Era el trasplante del totalitarismo europeo a
las características del medio latinoamericano.
El sector Intransigente de la UCR, que reconocía a Ricardo Balbín
como uno de sus principales dirigentes, comprendió de inmediato lo que
acontecía y se pronunció en contra del régimen, en febrero de 1944.
Posteriormente el grupo se organizó en forma definitiva el 4 de abril de 1945
creando, en Avellaneda, el Movimiento de Intransigencia y Renovación (MIR). En
esa oportunidad se suscribió la Declaración de Avellaneda que seis meses más
tarde se ratificaría en Rosario.
Toda la situación cambió el 17 de octubre de 1945. Ese día
miles de obreros fabriles del Gran Buenos Aires y algunos sectores de la
Capital, marcharon hacia la Plaza de Mayo. Cantaban, bailaban y vociferaban una
sola consigna: "¡Queremos a Perón!".
Este, por disputas internas del sector militar, se
encontraba despojado de sus cargos y detenido en la isla Martín García. Nacía así
un mito nacional y un nuevo líder para gran parte del pueblo argentino. Se
cerraba una etapa y comenzaba otra. Los días sucesivos, por años, mostrarían
una Argentina distinta.
Posteriormente el Gobierno militar, por influencia de Perón,
convocó a elecciones nacionales el 24 de febrero de 1946: ello exigía una
definición de la UCR.
La Unión Democrática
La conducción de la UCR, que a fines de 1945 continuaba en manos
del sector alvearista, se mostraba nuevamente proclive a conformar una
coalición de partidos democráticos en oposición a Perón, a quien consideraban
un demagogo de connotaciones fascistas. Los Intransigentes, por su parte,
consideraban que al proyecto peronista debía oponerse un programa de neto corte
nacional y popular, con fuerte contenido social, y que la fórmula presidencial
debía ser exclusivamente radical. Volvían a insistir en el planteo que ya
habían formulado en 1943, pero ahora lo hacían con más fuerza y respaldados por
una organización interna que se desarrollaba y crecía aceleradamente. El grupo FORJA
se disolvió y muchos de sus dirigentes se incorporaron al naciente peronismo.
La Convención Nacional de la UCR aprobó en diciembre de 1945
la conformación de la Unión Democrática, con el Partido Socialista, la
Democracia Progresista, el Partido Comunista y aceptó, sin manifestarlo
públicamente, el apoyo del Partido
Conservador. La fórmula común fue netamente radical –Tamborini
y Mosca-, mientras que los candidatos a otros cargos fueron designados por cada
uno de los partidos integrantes de la coalición.
Los Intransigentes, que se habían opuesto al acuerdo,
aceptaron la fórmula radical pero resolvieron continuar la lucha dentro del
partido y proponer candidatos propios para los otros cargos electivos en los
comicios internos del radicalismo.
En la Provincia de Buenos Aires, donde uno de los máximos dirigentes
Intransigentes era Balbín, se impuso este sector y se consagró la fórmula
provincial con los nombres de Prat y Larralde, mientras que Balbín fue electo
candidato a Diputado Nacional.
En los otros distritos los Intransigentes también obtuvieron
posiciones importantes.
El 24 de febrero de 1946 se realizaron las elecciones
generales y, por ajustada ventaja, ganó el peronismo en todo el país. Los candidatos
a legisladores nacionales de la UCR quedaron consagrados en representación de
la minoría, en la proporción que determinaba la ley Sáenz Peña.
Balbín Diputado Nacional
Ricardo Balbín se incorporó a la Cámara de Diputados de la Nación
y en el sorteo de los mandatos, ya que la Cámara se constituía íntegramente y
debían elegirse a quienes cesarían en el cargo al realizarse la renovación de
la mitad de sus miembros, le correspondieron dos años. Su mandato, en
consecuencia, debía finalizar el 30 de abril de 1948.
Componían el Bloque Radical distinguidos dirigentes partidarios
de todo el país, tanto Intransigentes como Unionistas (nombre que recibían los
que habían apoyado la conformación de la Unión Democrática). Entre ellos
estaban Arturo Frondizi, Luis Mackay, Ernesto Sanmartino, Silvano Santander, Raúl Uranga,
Nerio Rojas, Luis Dellepiane, Emilio Donato del Carril, etc. Por el voto de sus
compañeros de bancada, Balbín fue electo Presidente del Bloque.
Refiriéndose a su elección Balbín comentó: "Aunque era mi debut, fui nombrado
Presidente del Bloque. Se imaginarán cómo temblaba el primer día que me senté
en la banca representando al radicalismo, como presidente del sector. Era como
un aprendiz que estaba temblando frente a muchos profesores que iban a tomarle
examen".
Su actuación en el primer año de mandato -1946- no se limitó
a la conducción política del bloque y a fijar las posiciones oficiales del
Partido en cada tema, sino que presentó y fundamentó diversos proyectos de ley,
acompañó con su firma proyectos presentados por otros diputados radicales y
participó en debates y polémicas de gran repercusión.
Entre los proyectos presentados en ese primer año de gestión
parlamentaria, cabe citar:
Creación de bibliotecas en colegios (Diario de Sesiones 1946
I, 723); Reglamentación de venta de inmuebles a plazos (DS 1946 IV, 319);
Creación de la Policía Judicial (DS 1946 XI, 497); Creación del Sanatorio
Universitario Argentino (DS 1946 IV, 92); y los que proponían el otorgamiento de
diversos subsidios a entidades de bien público y solidaridad social (DS 1946 XII, XXXVI).
De su intervención en los debates parlamentarios se
recuerda, entre otras discusiones: Fijación de la posición de la UCR en la
aprobación de las Actas de Chapultepec y Carta de las Naciones Unidas (DS
1946III, 688/89/90); Cancelación de saldos deudores de créditos hipotecarios
(DS 1946 IV, 371/72/73); Consideraciones sobre derogación de la ley de
residencia 4144 (DS 1946 VIII, 15/16); Facultades de la Cámara de Diputados
ante los vetos del Poder Ejecutivo (DS 1946 X, 674/75); Consideraciones sobre
el Estatuto del personal de la industria de la carne (DS 1946 VI, 413/14/15);
Homenaje a las Fuerzas Armadas (DS 1946 II, 182); Represión de la especulación
y el agio (DS 1946 XI, 863).
El año 1947 fue distinto. Ricardo Balbín no sólo continuó
como Presidente del Bloque de Diputados sino que también tuvo una intensa actividad
partidaria. Después de varios meses de preparación y de consultas a los
afiliados, los días 9 y 10 de agosto de ese año se reunió en Avellaneda el
Congreso Nacional del Movimiento de Intransigencia y Renovación (MIR) de la
UCR. Asistieron los máximos dirigentes del sector, entre los que se encontraba
Balbín.
El Congreso produjo tres documentos que tendrían vital
importancia en la vida posterior de la UCR: la Profesión de Fe Radical, las
Bases de Acción Política y la Declaración Política.
En la Profesión de Fe, se vuelve a la concepción
yrigoyeniana al sostener que "El radicalismo es una concepción de vida y la
revolución radical hace de la política una creación ética". Las Bases se
inscriben en las tesis dominantes de la época, que asignan al Estado un papel
preponderante. Así es que proponen el control de la economía, la
nacionalización de los servicios públicos y monopolios, la participación obrera
en la conducción de las empresas, la reforma agraria "inmediata y
profunda" y la defensa de la soberanía política, económica y espiritual de
la Nación: en síntesis, el concepto de bienestar general que ilusionó al mundo
de posguerra. En cuanto a la Declaración Política, responsabiliza a los sectores
alvearistas del Partido, por sus concepciones conservadoras, del advenimiento
del peronismo y propone la reorganización partidaria sobre la base de la
elección directa de las autoridades, la representación de las minorías y la prohibición
de alianzas con otras fuerzas. A partir de la reunión de Avellaneda, los
Intransigentes comenzaron a realizar una interna tendiente a lograr la
conducción del partido en el año 1948, en el que se elegirían nuevas
autoridades.
En lo legislativo, también fue intensa la acción del Dr.
Balbín.
Además de cumplir con las obligaciones políticas que le
correspondían en su carácter de Presidente del Bloque, presentó diversos proyectos,
solicitó informes a los demás poderes del Estado y participó en la discusión de
los temas más importantes.
Entre los proyectos presentados en el año 1947 mencionaremos
los de centralización de las oficinas nacionales en Balcarce (DS 1947 1,140);
modificación del orden numérico de los Juzgados Civiles en la Capital Federal
(DS 1947II, 438); creación de la Escuela agrícolo-ganadera en el Partido de
Pringles (DS 1947II, 618); construcción, instalación y habilitación de un
hospital especializado para el tratamiento integral de la tuberculosis en el Partido
de Tandil (DS 1947 II, 879), etc. También debemos destacar el pedido de informes,
suscripto junto con otros diputados radicales, sobre los convenios de
adquisición de los ferrocarriles de propiedad británica existentes en el país
(DS 19471, 502) y los relacionados con la constitución de sociedades mixtas
petroleras
(DS 19471,193), como así, también, el pedido de informes
sobre los convenios suscriptos entre el I.A.P.I. con empresas ferroviarias británicas
(DS 1947 I, 503).
Balbín participó asimismo en debates importantes, entre los que
se destacan la ratificación legislativa de decretos-leyes correspondientes al
Ministerio de Justicia e Instrucción Pública (DS 1947 1,167); la aplicación del
art. 58 de la Constitución con motivo de expresiones vertidas en debates de la
Cámara (DS 1947 I, 532, I I , 238, III , 143 y 162); los arrendamientos rurales
y aparcerías (DS 1947 VI, 23, 24, 25); la fijación de salarios y
reglamentación de las condiciones del trabajo rural (DS 1947 III, 758 y 765); la
ley de obras públicas (DS 1945 V, 89,90); el pedido de informes relacionados
con las libertades de expresión del pensamiento, de información y de reunión y
sobre el control oficial de papel de diario (DS 1947 II, 901,903), etc.
Finalmente, cabe citar también la participación que le cupo en relación al
atentado del que fue víctima el Diputado Cipriano Reyes (DS 1947 II, 376, 393).
Corresponde añadir que el bloque de Diputados radicales
actuó siempre en forma unánime en la defensa de las libertades públicas y fue
implacable en la crítica al peronismo en todo aquello que constituía una
violación a las mismas, mientras que en lo económico surgían visibles
diferencias. Los Intransigentes coincidían con algunas de las políticas
peronistas, especialmente aquellas que tendían a la defensa de la industria
local y las nacionalizaciones, como así también en la política internacional
referida a la plena autodeterminación del país y la no inserción en bloques que
pugnaban por el predominio mundial. En varias oportunidades y sobre estos temas
el Bloque votó dividido.
En el año 1948 se produjeron dos hechos importantes: la
renovación parcial de la Cámara y la elección de nuevas autoridades en la UCR.
El 30 de abril de 1948 cesaron todos los diputados a los que
les había correspondido por sorteo sólo dos años de mandato y se incorporaron
al Bloque Radical nuevas figuras, entre las que se destacaban Arturo Umberto
Illia, Mauricio Yadarola, Miguel Angel Zavala Ortíz y Alfredo R. Vitólo. Balbín
fue reelecto como Diputado de la Provincia de Buenos Aires y mantuvo la Presidencia
del Bloque. En lo que hace a las nuevas autoridades de la UCR en el orden
nacional, lograron imponerse los Intransigentes que, por primera vez, asumieron
la conducción oficial del Partido. Las nuevas autoridades convirtieron los
documentos de Avellaneda en documentos oficiales del Partido que, de esta
forma, clausuró la etapa de conducción alvearista, iniciada en 1931.
En lo referido a la labor parlamentaria, el Diputado Balbín
tuvo también en este período una destacada actuación. Presentó diversos
proyectos relacionados con la prohibición de las reuniones hípicas en los días
sábados y festivos (DS 1948 I I I , 1789); suspensión de juicios de
reivindicación de tierras situadas en Berisso y Ensenada (DS 1948 I, 466) al
que se acompaña un proyecto de resolución en el que se pide informes sobre las
referidas tierras; nombramiento electivo del Intendente de la Ciudad de Buenos
Aires -junto con otros Diputados radicales- (DS 1948 II , 1525); creación del
Tambo Modelo en Cañuelas (DS 1948 IV, 2817); diversos subsidios (DS 1948 V I I
, XXXII).
También participó en debates sobre el Registro Nacional de las
Personas (DS 1948 V, 4073 y sigts.) y la impugnación a la exclusión como
Diputado del Dr. Ernesto Sanmartino (DS 1948 III 2417). A ello hay que agregar
la actuación que le cupo en la fijación de la posición oficial de la UCR en
todos los temas políticos que se debatieron, especialmente la intervención en
el debate sobre la Reforma Constitucional (DS 1948 IV, 2667 y sigts.).
El año 1949 fue muy importante para la política argentina.
El peronismo había endurecido sus posiciones, restringía permanentemente las
libertades y había impuesto autoritariamente su mayoría en el Congreso para
declarar la necesidad de la Reforma
Constitucional, como lo haría luego en la Convención
Reformadora.
El objetivo era posibilitar la reelección del Presidente Perón
y para lograrlo no se respetaban los límites de la convivencia democrática. Los
radicales, por su parte, impugnaban el mecanismo utilizado para declarar la
necesidad de la Reforma -no habían votado en Diputados los dos tercios de los
miembros de la Cámara- y el objetivo de la misma. En todos estos planteamientos
Balbín tuvo importante participación, no sólo como Presidente del Bloque
Radical sino como uno de los máximos dirigentes del Partido a nivel nacional.
Realizadas las elecciones de Convencionales, triunfó el
peronismo, que se adjudicó los dos tercios de los representantes, mientras la
UCR obtuvo el tercio de la minoría. El Bloque Radical de la Convención,
presidido por Moisés Lebensohn, uno de los principales dirigentes de la
Intransigencia y teórico del sector, impugnó en el recinto todo el proceso. Al
no contar con garantías suficientes para una confrontación democrática, la
representación radical se retiró de la Convención. El peronismo, en soledad,
dictó una nueva Constitución que, si bien incorporó algunos institutos del
constitucionalismo social y mejoró ciertas estructuras de la organización
política, se basó en una asamblea viciada desde su origen. A partir de la
Reforma de 1949 la sociedad argentina quedó fracturada y resultó imposible, de
ahí en adelante, llevar a cabo un proceso democrático equilibrado. El abuso de
la mayoría en perjuicio de la minoría, especialmente en un tema que requería el
máximo consenso como lo era una Reforma Constitucional, tornó ilegítimo al
Gobierno peronista.
Así lo entendieron los radicales que, con todas sus fuerzas,
se dedicaron a proclamar su rebeldía y a luchar por la libertad que consideraban
comprometida. En esa tarea, Balbín se convirtió en el abanderado del Partido.
Simultáneamente continuó cumpliendo con su obligación como
Presidente del Bloque Radical y como Legislador. En ese año presentó diversos
proyectos, entre ellos los referidos a: Modificación de la mayoría de edad (DS
1949 I, 881); Anulación de la expulsión del país de la Comisión Ejecutiva de la
Unión Eslava Argentina (DS 1949 II, 1740); Constitución de una red de
frigoríficos y empaque de frutas (DS 1949 II, 1265); Creación de una escuela agrícolo-ganadera en Pehuajó (DS 1949 II, 1265); Construcción de viviendas económicas para obreros
y empleados en Zarate (DS 1949 II, 1264). También suscribió, con otros
Diputados radicales, varios proyectos de singular importancia como el de
Nacionalización del petróleo (DS 1949 IV, 2622); Comisión Investigadora del
acrecentamiento de la fortuna personal de ciudadanos que ocupan cargos directivos
en los partidos políticos o desempeñan funciones o empleos en el Gobierno de la
Nación (DS 1949 III, 1954); Modificación del Código de Procedimientos en lo Criminal, declarando
nula y sin valor la declaración indagatoria prestada sin la presencia del
defensor y ante Juez competente (DS 1949 III, 1935).
Balbín participó con notable eficiencia en casi todos los
debates, especialmente en los que giraron en torno a la Exclusión del Diputado
Rodríguez Araya (DS 1949 I, 803); Denegatoria de la licencia solicitada por el
Diputado Yadarola para asistir a la VI Conferencia Interamericana de Abogados a celebrarse en
Detroit, EE.UU. (DS 1949 1,484); Convenio comercial con Gran Bretaña y régimen
legal del petróleo (DS 1949 IV, 2924); Régimen de los Partidos Políticos (DS
1949 V, 4188).
Hacia fines del año, el país resultó conmovido frente a una
de las máximas injusticias que Balbín debió soportar a lo largo de su carrera.
La exclusión de la Cámara
En la sesión del 29 de septiembre de 1949, el Diputado
peronista Miel Asquía, en nombre de su Bloque, solicitó el
tratamiento, con la Cámara constituida en Comisión, del desafuero del Diputado Ricardo
Balbín, pedido por el Juez Federal de Rosario, Dr. Ferrarons. El magistrado
solicitaba la medida a fin de tomar declaración indagatoria al legislador,
acusado por el delito de desacato al Presidente de la Nación, en la denuncia
efectuada por el Diputado Nacional peronista por Santa Fe, Luis A. Roche.
A pesar de la oposición del Bloque Radical, expresada con
elocuencia por el Diputado Uranga, quien se mostró sorprendido por la petición
del Bloque mayoritario, ya que el tema debía ser analizado previamente por la Comisión
de Asuntos Constitucionales, la Cámara se abocó al tratamiento del tema.
¿Cuál era el delito que se le imputaba a Balbín? Era el de
desacato contra el Presidente de la Nación, en que habría incurrido al exponer
en el Congreso Agrario de la UCR, celebrado en el Centro Asturiano de la Ciudad
de Rosario, el 30 de agosto de ese año. En el referido acto, celebrado en local
cerrado, se habían infiltrado agentes de la Sección Orden Social y Político de
la Policía Provincial, los que habían tomado la versión taquigráfica del discurso
en el que Balbín se había referido al Gral. Perón en estos términos:
"Por eso el
dictador busca nuevos caminos y pretextos para engañar; toma nuevas armas; no
engaña más con el Plan Quinquenal, copia del totalitarismo de Hitler y
Mussolini".
Y más adelante:
"Cuando se haga
la historia también se dirá de este vigoroso reaccionar del radicalismo. El
dictador sabe de eso y por eso busca otra posibilidad para engañar a la
República".
Agregaba, finalmente:
"Desde hoy en
más, hemos resuelto luchar tesonera y físicamente y decirle a la juventud que
se prepare para hacer la revolución que no pudimos hacer nosotros".
Al conocer Balbín la decisión judicial de citarlo a prestar
declaración indagatoria, se presentó ante el Juez de la causa y pidio declarar
apartándose de los fueros que le correspondían como Diputado de la Nación. El
Juez interviniente, haciendo caso omiso a la presentación de Balbín, elevó el
pedido de desafuero que la Cámara trató en los momentos finales del período de
sesiones de ese año.
La defensa política y jurídica de Ricardo Balbín la hizo el
Diputado por Mendoza, Dr. Alfredo R. Vitólo. Después de historiar los antecedentes
políticos del caso y la jurisprudencia parlamentaria, señaló que se enfrentaba
una emboscada tendida por el oficialismo contra uno de los líderes de la
libertad. El Diputado mendocino terminó su discurso señalando:
"Nosotros
seguiremos luchando por nuestros ideales y por la República. Tenemos la
seguridad de que no se hará la noche del todo. Hoy nos sentimos más fuertes,
puesto que con la expulsión de Balbín la mayoría expresa su debilidad.
Nosotros no cederemos
porque estamos ciertos de que la recuperación democrática está en marcha y
porque estamos ciertos de que el porvenir argentino no será frustrado"
Al finalizar la sesión tomó la palabra el Dr. Balbín quien,
sin agravios para nadie, detalló su permanente lucha por la libertad, terminando
la exposición con estas palabras:
"Si con irme de
aquí pago precio, como cualquier otro de los luchadores de mi partido; si éste
es el precio por el honor de haber presidido este Bloque magnífico, que es una
reserva moral del país, han cobrado barato; fusilándome, todavía no estaríamos
a mano".
Como era de presumir, una vez más, la mayoría impuso su número
y Ricardo Balbín fue separado de la Cámara de Diputados de la Nación.
Candidato a Gobernador y prisionero
Expulsado de la Cámara de Diputados y con varios procesos penales
en trámite, todos por desacato o por incitación a la rebelión, Balbín continuó
con su actividad política. Recorría todos los pueblos de las provincias,
llevando el mensaje de la UCR y predicando incansablemente sobre la libertad y
la democracia. En 1950 fue candidato a Gobernador de Buenos Aires, integrando
la fórmula con Héctor Noblía, y el mismo día del comicio, al terminar la
jornada electoral, fue detenido por la Policía Federal. Drante 297 días estuvo
preso en las cárceles de Rosario, San Nicolás y Olmos. En 1951 fue indultado
por el Poder Ejecutivo Nacional.
De inmediato volvió a la lucha y a la actividad partidaria.
Candidato a Presidente de la Nación
En 1951 debían realizarse elecciones presidenciales y en
ellas el peronismo procuraría la reelección de Perón. La UCR, conducida por el
sector Intransigente, y a pesar de la posición del Unionismo que pretendía la
abstención por falta de garantías, decidió participar en la elección con
candidatos propios. En agosto de ese año la Convención del Partido eligió a
Ricardo Balbín como candidato a Presidente y a Arturo Frondizi como candidato a
Vicepresidente, sancionando como programa y plataforma electoral las Bases de
Acción Política consagradas en Avellaneda en 1947.
Al aceptar la candidatura a Presidente y dirigiéndose a la Convención
del Partido, Balbín dijo:
"...el Radicalismo
es el abanderado de la República; apenas si nosotros somos una pequeña bandera
que marca un escuadrón dentro del gran esfuerzo argentino. Salga el Radicalismo
con su fe y esperanza; Argentina espera y llegaremos, estoy seguro, porque es
un imperativo de la historia. Argentina no nació para esto que exhibe hoy la Nación, nació para
otras cosas superiores. Vamos a esas cosas argentinas con fe y seguridad. Quien
sabe si la historia no nos está esperando".
En las elecciones presidenciales, por amplio margen, triunfó
el peronismo. Balbín volvió a la acción política y a recorrer los caminos de la
patria, transmitiendo el mensaje de la UCR.
La Revolución Libertadora y la división del Radicalismo
El 16 de septiembre de 1955, en Córdoba, el Gral. Lonardi encabezó
un golpe de Estado contra el gobierno del Gral. Perón.
Este, después de algunos días de lucha y al no contar con
los apoyos militares que esperaba -la Marina de Guerra manifestaba su decisión
de plegarse al pronunciamiento revolucionario-, abandonó su cargo y se refugió
en la Embajada de la República del Paraguay. El Gral. Lonardi fue proclamado
Presidente Provisional de la Nación e inició su gestión bajo el lema " N i
vencedores ni vencidos". El 13 de noviembre de ese año, por problemas internos
de las Fuerzas Armadas, el Presidente debió resignar su cargo y abandonar el
poder. Al producirse el desplazamiento del Gral. Lonardi y la asunción a la
Presidencia del Gral. Pedro Eugenio Aramburu, se endureció la posición del
Gobierno, generándose una nueva actitud frente al peronismo y todo lo que éste
había representado. Se acentuaron los odios políticos y se alejó toda
posibilidad de reconciliación nacional.
La UCR consideró justificado el golpe de Estado y al
calificar al Gobierno depuesto sostuvo:
"El régimen que
se acaba de caer, que negó la libertad, la justicia y la moral y negoció la
soberanía, queda señalado para siempre como el único responsable de esta
tragedia".
Sin embargo, exigió también la restitución de las
instituciones de la Constitución y la convocatoria a elecciones generales.
Mientras el Gobierno de la Revolución Libertadora se debatía
entre múltiples contradicciones, todos los sectores del país dirigían sus
miradas hacia la UCR, a la que consideraban como la única posibilidad política
para constituir un nuevo gobierno constitucional. Sin embargo este Partido,
lamentablemente, no estuvo a la altura de las circunstancias ni respondió a las
expectativas que la sociedad había depositado en él. Sus luchas internas lo
llevaron a la división definitiva, generándose así cambios importantes en la
política nacional y obstaculizándose una solución política que permitiera la
superación del peronismo. Unos, seguidores de Arturo Frondizi, creían necesario
un proceso de integración con el Justicialismo y promover una profunda
transformación en lo económico y en lo social sobre parámetros adecuados a la
época. Otros, liderados por Balbín, a los que se sumaron los Intransigentes de
Córdoba y la mayoría de los Unionistas, estimaban que debía mantenerse la línea
antiperonista, insistir en el Programa de Avellaneda y apoyar la gestión de la Revolución
Libertadora. Por decisión de la Justicia Electoral el sector liderado por
Frondizi pasó a denominarse UCR Intransigente y el sector liderado por Baibín, UCR
del Pueblo.
Ambos partidos concurrieron separados a las elecciones
convocadas por el Gobierno de la Revolución Libertadora para elegir Constituyentes
que debían derogar la Constitución reformada por el peronismo en 1949. La
Convención, de la que se retiró el Radicalismo Intransigente, sólo pudo derogar
la Constitución, declarar la vigencia de la de 1853 y agregar como artículo
14bis los derechos sociales. Luego se disolvió.
Posteriormente, ante la convocatoria para la elección
presidencial, los Radicales Intransigentes ratificaron la fórmula que ya habían
elegido con anterioridad, "Frondizi-Gómez", y los Radicales del
Pueblo proclamaron la fórmula "Balbín-Del Castillo".
El resultado de la elección celebrada el 23 de febrero de
1958 determinó la consagración de Arturo Frondizi como Presidente de la Nación;
éste no solo contó con los votos de su partido sino con los del peronismo, con
cuyo líder había celebrado un acuerdo político.
Durante el Gobierno de Frondizi el radicalismo conducido por
Balbín realizó una dura oposición, la que continuó luego contra el régimen
instaurado después del derrocamiento de éste.
La Asamblea de la Civilidad
Durante la presidencia del Dr. Guido, que había sucedido a Frondizi,
la crisis militar fue el eje alrededor del que giró todo el proceso político.
El sector Azul del Ejército, que reconocía como jefe al Gral. Onganía,
pretendía una salida electoral rápida y con participación del peronismo a
través de partidos afines. Los oficiales del sector Colorado, aliado con casi
toda la Marina, representaban el más cerrado antiperonismo y preferían
instrumentar una salida política de características "democráticas", a
favor de las fuerzas políticas que coincidían con ese pensamiento y con la
total exclusión de peronistas y frondizistas.
Las diferencias entre ambas tendencias se definieron a
través de la lucha armada. En septiembre de 1962 la ciudadanía asistió con
estupor al enfrentamiento entre los dos bandos militares, con acciones que se
desarrollaron en plena Capital Federal y alrededores.
Se impuso el sector Azul, que condensó su mensaje a la
ciudadanía con el documento que se conoce como "Comunicado 150", en
el que se aludía a una rápida salida institucional.
Los partidos políticos, encabezados por la UCR, decidieron coincidir
en lo que se denominó la Asamblea de la Civilidad. Se trataba de un acuerdo
para buscar una salida electoral sin proscripciones y en la que todos los
partidos se comprometían a defender el sistema y el gobierno que surgiría de
las elecciones generales.
El 12 de marzo, en los salones de "Unione e
Benevolenza", Ricardo Balbín resumió los acuerdos logrados en estos
términos:
"...cada partido
practica la democracia a su manera, sólo pretendemos alcanzar esas bases
mínimas, sin afectar el pensamiento de cada uno de ellos. El que triunfe en los
comicios hará cumplir con estos postulados de acuerdo con su filosofía
política, pero lo importante es que están dadas las bases, ya que nadie puede
tener la razón absoluta".
Convocada la elección, la UCR proclamó la fórmula Illia-Perette,
previo paso al costado dado por Ricardo Balbín, a pesar del liderazgo que
ejercía en el Partido. En las elecciones triunfó la fórmula radical, que si
bien no tuvo Colegio Electoral propio, fue consagrada por el voto de otros
partidos.
Existían dudas acerca de cómo serían las relaciones entre el
Presidente Arturo Illia y el Dr. Balbín, jefe natural del partido. El mismo
Balbín se refirió al tema en un reportaje aparecido en 1974. Allí decía:
"Sé que se ha
hablado durante bastante tiempo de un distanciamiento entre el Dr. Illia y yo.
No es exacto. Con el Dr. Illia somos amigos desde hace muchos años. Cuando él
toma el gobierno en 1963, habíamos dicho que queríamos que el gobierno fuera el
gobierno y que el partido fuera el partido. Y esto, por más que se vaya
definiendo, no se comprende si no se objetiviza con claridad. De tal modo que
yo fui presidente del Comité Nacional siendo Illia Presidente de la República. Nos
veíamos en las oportunidades necesarias, pero yo no era un asiduo.
De esta manera,
exhibía ante la ciudadanía que el presidente de la UCR estaba en las mismas
condiciones que el presidente de cualquier partido político. No había
diferencias"
Así distinguía Balbín lo que era el Gobierno y lo que era el
Partido.
El 28 de junio de 1966 los militares destituyeron al
Presidente Illia. Balbín, que fue siempre solidario con el mandatario depuesto,
volvió a la lucha en procura de la restauración de las instituciones de la
República.
La Hora del Pueblo
A partir del derrocamiento de Illia, Balbín comprendió que no
podía haber estabilidad democrática sin la participación del peronismo en el
proceso político. Así fue que, reviendo viejas posiciones, estableció contactos
con los representantes de Perón en el país. Esas tratativas terminaron en lo
que se denominó "La Hora del Pueblo". Se trataba de un acuerdo de
agrupaciones políticas que fijaban coincidencias mínimas para la recuperación de
la democracia. Esos partidos fueron los que se entrevistaron con Perón cuando
éste regresó por primera vez al país y quienes, junto a otros sectores de la
vida nacional, se reunieron en el restaurante "Niño" para acordar las
bases de la recuperación democrática.
Simultáneamente con las actividades que cumplía en "La
Hora del Pueblo", Balbín mantuvo varias reuniones privadas con el Gral.
Perón a los efectos de acordar mecanismos conjuntos que, sin interferir en las
individualidades partidarias, facilitaran el desarrollo del proceso político.
Cuando llegó el momento de las elecciones, una vez más
Balbín fue nominado como candidato de la UCR a la Presidencia de la Nación. En
las elecciones de 1973 compitió, primero con Héctor J. Cámpora, candidato del
peronismo y luego con la fórmula Juan D. Perón para la Presidencia y María
Estela Martínez de Perón para la Vicepresidencia de la Nación. Lo hizo sobre
bases distintas de las confrontaciones anteriores. Había respeto por el
adversario y diálogos civilizados entre los partidos. De ese entonces es la
frase que se le atribuye: "El que gana gobierna y el que pierde ayuda".
Resultó derrotado, pero quedó para siempre su actitud de auténtico demócrata y
batallador por la reconciliación nacional y la consolidación de las
instituciones de la República.
Habían terminado los enfrentamientos violentos de otros tiempos.
Inclusive se habló de una fórmula de coincidencia entre radicales y peronistas.
Tanto Perón como Balbín temían por el porvenir de la Argentina y querían
establecer bases sólidas para un futuro mejor, en libertad y con justicia
social. La muerte de Perón interrumpió ese proceso de coincidencias. El 4 de julio
de 1974 Ricardo Balbín, en nombre de todas las fuerzas políticas, despidió los
restos del Presidente muerto. Se cerraba una etapa de la vida argentina que
había tenido, tanto en Perón como en Balbín, a protagonistas fundamentales.
A mediados de marzo de 1976 el gobierno de María Estela Martínez
de Perón -quien sucedió a Perón en razón de su muerte- era insostenible.
Balbín, una vez más, hizo esfuerzos para salvar las instituciones. El 16 habló
al país para señalar que no tenía soluciones concretas a la crisis, pero
estimaba que la unión de los argentinos en un esfuerzo común podía salvar a las
instituciones.
No fue comprendido y el 24 de marzo la Presidente fue detenida;
los militares ocuparon nuevamente la Casa de Gobierno.
Comenzaba el tristemente recordado "Proceso de
Reorganización Nacional".
La Multipartidaria y la muerte de Balbín
Durante los primeros tiempos del régimen militar, y a pesar de
la prohibición de las actividades políticas, Balbín continuó sus recorridos por
el país, llevando su mensaje de libertad y reconciliación.
Luego, al conocer los horrores que se vivían, se preocupó
por salvar la vida de varios detenidos.
En 1979 consideró que había llegado el tiempo de expresarse públicamente
y exigir el retorno de las instituciones y de la Constitución. Comenzó a trabajar
en lo que se llamó La Multipartidaria.
Junto con el Justicialismo, los Intransigentes, el
Movimiento de Integración y Desarrollo (MID) y la Democracia Cristiana sentaron
las bases de lo que llamaron "La Reconciliación Nacional". Para ese
entonces Balbín ya estaba enfermo sin posibilidades de rehabilitación.
El 22 de agosto de 1981 fue internado y falleció el 9 de
septiembre.
Uno de sus biógrafos -Adrián Pignatelli- señala:
"Sus restos
fueron velados en el Comité Nacional y recibieron sepultura en el Cementerio de
La Plata. Fue un verdadero entierro radical, como él quiso".
Durante 65 años de este siglo Ricardo Balbín tuvo
protagonismo en la política nacional. Su vida consagrada a la lucha por la
libertad, la democracia y la plena vigencia de la Constitución es un ejemplo
para todos los argentinos. Estimamos que nominarlo como "Defensor de la
Libertad" es un justo reconocimiento a su memoria.
Fuente: Ricardo Balbin “Defensor de la Libertad” Prólogo de
Alfredo Vitólo, COLECCIÓN: Vidas, Ideas y Obras de los Legisladores Argentinos, Publicación del Círculo de Legisladores de la Nación Argentina, 1998.
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