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lunes, 26 de junio de 2017

Alfredo Vitolo (h): "Ricardo Balbín Defensor de la Libertad" (1998)

Para esbozar una semblanza sobre la vida y las ideas del Dr. Ricardo Balbín, es necesario reseñar el marco político, social y económico dentro del cual le tocó actuar, y precisar cuáles eran las concepciones políticas vigentes en el país y el mundo durante su carrera de hombre público, cuál era la situación de Argentina y cuáles las características del partido en el que militó toda su vida, la Unión Cívica Radical.

Las ideas políticas en el siglo XX

El siglo XIX fue la centuria de las libertades individuales. Todas las naciones de Occidente reconocieron que los hombres son titulares de derechos que no conciernen al orden jurídico sino que le son propios por su sola condición de seres humanos. Esos derechos son los llamados derechos "negativos", ya que el Estado no podía interferirlos: como los de igualdad ante la ley, libertad de expresión, profesar un culto religioso, ejercer actividades laborales, asociarse y trasladarse de un lugar a otro, elegir prácticas sociales o comportamientos personales que no afecten a terceros, etc., derechos éstos que encontraban en la democracia el sistema político que mejor los garantizaba.

El siglo XX, por su parte, marcó desde sus inicios diferencias importantes con el siglo anterior. Ante el avance de los totalitarismos y la injusticia social, la democracia liberal necesitó flexibilizarse y ampliar sus contenidos, pasando a la democracia social, sin que importara renunciar a su condición anterior. Así fue como comenzó a analizarse la posibilidad de extender los derechos esenciales, reconociendo la necesidad de asegurar el trabajo y su justa remuneración, la educación, la salud, una vivienda digna, jubilación, etc. Se trataba de los derechos "positivos": el crédito que los hombres tienen contra la sociedad y que ésta está obligada a satisfacer.

El debate, todavía inconcluso, alrededor de estas ideas nuevas, ha sido uno de los temas dominantes de este siglo y ha enmarcado los comportamientos y acciones de los políticos de Argentina y del mundo.

Ricardo Balbín nunca tuvo dudas al respecto y desde su adolescencia abrazó con pasión el nuevo ideario de libertad e igualdad, con fuerte contenido social. Fue, esencialmente, un hombre de su época.

La situación del país a comienzos del siglo

Como consecuencia de las políticas implementadas desde 1860 y la gestión inspirada por la Generación del 80, se produjo en el país un cambio sustantivo. De 1.800.000 habitantes en 1869, se pasó a 8.000.000 en 1914. En ese mismo lapso la existencia de lanares creció de 41 millones de cabezas a 74 millones y las exportaciones de lanas aumentaron de 97.000 toneladas a 337.000.

En materia de granos, las exportaciones pasaron de 300.000 toneladas en 1888 a 6.100.000 en el período 1909/13 (promedio anual). La Argentina era el principal exportador mundial de maíz y de lino, y enviaba al exterior, en 1913, 332.000 toneladas de carne vacuna. La red ferroviaria se expandió de 2.156 Kms. en 1880 a 33.710 en 1914, mientras que la industria pasó de emplear 73.200 operarios en 1895 a 165.800 en 1914, con 214.000 HP instalados frente a los 34.000 HP de 1895. Los inmigrantes, por su parte, ya habían consolidado sus familias en el país y sus hijos argentinos participaban activamente en todas las actividades productivas y de servicios.

Los cambios apuntados determinaron una nueva estructura social que generó demandas hasta entonces desconocidas: una mayor participación política, mejoras en las condiciones laborales y una más equitativa distribución de la riqueza.

El grupo gobernante que hasta 1890 había ordenado el país y se había caracterizado por su capacidad de realización, su modestia, austeridad y vocación de servicio, no supo o no pudo adaptarse y aceptar la nueva realidad. En vez de abrir los canales de participación e incorporar al proceso político los sectores emergentes, se aisló atinando sólo a defender sus privilegios. Es lo que José Luis Romero llama el paso de la aristocracia a la oligarquía.

Ese comportamiento de la clase dirigente, que no varió a pesar de los sucesos del 90, originó después las revoluciones de 1893 y 1905, que a pesar de ser sofocadas militarmente dejaron, con el sabor amargo de la protesta justificada, un nuevo ámbito político.

En tales condiciones resultaba imposible seguir marginando a la mayoría que, día a día y a través de mecanismos heterodoxos, presionaba por lograr que se la reconociera. Ese era el país que se proyectó a los primeros años de este siglo y en él debía actuar Ricardo Balbín.

La Unión Cívica Radical

El proceso político, desde 1890 y de allí en adelante, no podría entenderse sin el conocimiento de la concepción que Hipólito Yrigoyen dio a la UCR. Para él, no se trataba de un partido político sino de un movimiento cívico de reparación ética, destinado a instaurar la plena vigencia de la democracia constitucional.

Por eso lo denominó "La Causa" en oposición al "Régimen"; por eso era intransigente en los principios y por eso su programa fue la Constitución Nacional.

Esa nueva concepción política generó adhesiones y lealtades que fueron arraigándose fuertemente en la sociedad, sobre todo en los sectores medios y en la primera generación argentina hija de inmigrantes, mientras que resultaba incomprensible para los sectores dirigentes tradicionales que consideraban como natural la exclusividad que se arrogaron en el ejercicio del poder.

El Presidente Roque Sáenz Peña, que asumió el Gobierno en octubre de 1910, cumplió, como lo había anunciado solemnemente, el compromiso de asegurar elecciones libres e instó la sanción de la ley electoral que aún lleva su nombre. Con ella, mediante el padrón electoral confeccionado sobre el Registro Militar y el voto secreto y obligatorio, el pueblo de la República lograba el instrumento adecuado para hacer valer su voluntad. Terminaba así un largo período de exclusiones que, al menos en lo político, marginaba a vastos sectores de la sociedad. Félix Luna, refiriéndose al nombre de la ley electoral, sostiene que esa norma debió llamarse "Ley Yrigoyen" o "Ley Radical", ya que sin el esfuerzo y la lucha de ese dirigente y sus seguidores, la sanción hubiese sido imposible. Desde 1891, tanto con el liderazgo de Alem como luego con la conducción de Yrigoyen, la UCR tuvo como objetivo principal lograr el respeto de la voluntad popular expresada en elecciones libres, reivindicando así el concepto básico de la democracia: sólo el pueblo confiere legitimidad al poder.

Realizadas las elecciones al amparo de la nueva ley y superada la incertidumbre sobre el voto de los 19 electores de Santa Fe (disidentes con la conducción oficial del radicalismo), Yrigoyen fue consagrado Presidente de la Nación por el Colegio Electoral y asumió sus funciones el 12 de octubre de 1916. Así concluía la larga lucha por la reparación institucional comenzada en las trincheras del Parque de Artillería en 1890, reafirmada en las revoluciones de 1893 y 1905 y predicada durante largos años por todos los rincones de la patria. Se iniciaba una nueva etapa en la vida política argentina: la consolidación de la democracia desde el poder.

"No he venido a castigar ni a perseguir sino a reparar", dijo Yrigoyen en su mensaje inaugural a la Asamblea Legislativa.

Reconstruir la estructura moral y material de la República fue la tarea que se fijó a sí mismo el Presidente y así lo dijo también la UCR en el Manifiesto dirigido al pueblo argentino. Ese era el partido y ésa la causa que abrazó sin vacilar Ricardo Balbín, desde su adolescencia y hasta su muerte.

El personaje: niñez y juventud

El 29 de julio de 1904 nació en Buenos Aires. Era el cuarto h i jo de un matrimonio de inmigrantes españoles que habían llegado al país en la última década del siglo anterior. Su padre, Cipriano, de origen asturiano, desempeñó diversas tareas comerciales en actividades vinculadas al entonces Ferrocarril del Sud, y su madre, Encarnación Morales, de origen andaluz, estuvo siempre dedicada a las tareas del hogar. La familia se radicó primero en Buenos Aires, luego en Azul y posteriormente en Laprida.

Durante un viaje del matrimonio a España en 1909, para la recuperación de salud de Encarnación Morales, quedó Ricardo al cuidado de sus hermanos mayores. Al regreso, todos se radicaron en Ayacucho, donde Don Cipriano habilitó un almacén de ramos generales. En esa localidad cumplió Ricardo Balbín sus estudios primarios como interno en el colegio San Luis Gonzaga y los secundarios, también como pupilo, en el Colegio San José de los Padres Bayonenses, de la Capital Federal.

En 1916, con apenas 12 años, tuvo su primera experiencia política.

En el Colegio había conocido y hecho amistad con el hijo de un importante estanciero de la zona, Pedro Solanet, quien era, además, destacado dirigente de la Unión Cívica Radical.

Como parte de la campaña electoral que hacía el radicalismo en favor de la candidatura de Yrigoyen, se realizaba un acto en Ayacucho y en él haría uso de la palabra Solanet, por ese entonces candidato a Diputado. Ambos amigos se escaparon del Colegio para asistir al acto y allí Ricardo quedó, para siempre, identificado con la política y la UCR. El mismo, en un reportaje testimonial concedido en 1974, al cumplir 70 años, así valoraba ese hecho: "Si los políticos tienen un bautismo, ese podría haber sido el mío. Era una criatura. Tenía 12 años".

Egresado como bachiller, ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, pero abandonó esa carrera dos años después para ingresar a la Facultad de Derecho de La Plata, de la que egresó con el título de abogado en 1926. Durante sus años de estudiante universitario actuó en el Partido Federado, una agrupación estudiantil que se identificaba con el Movimiento Reformista de 1918. Fue delegado ante la Federación Universitaria y participó activamente en las actividades del Centro de Estudiantes.

A los 18 años cumplió con un rito común a todos los jóvenes radicales, cuyo primer acto cívico, al recibir la flamante libreta de enrolamiento, era afiliarse a la UCR. Años después se casó en La Plata con Indalia Ponzetti y del matrimonio nacieron cuatro hijos, uno de los cuales falleció. Desde entonces siempre vivió en La Plata, ciudad a la que amó entrañablemente.

Primera actuación pública: la Intervención Borzani

En 1928 Yrigoyen había sido elegido, por segunda vez, Presidente de los argentinos. La situación política era difícil y existían conflictos entre el Gobierno Nacional y los Gobiernos de Mendoza y San Juan, dominados por escisiones populistas de la UCR, que reconocían a Carlos Washington Lencinas y Federico Cantoni como sus máximos líderes. En setiembre de ese año el Congreso Nacional había dispuesto la Intervención Federal a la Provincia de Mendoza e Yrigoyen, que había asumido la presidencia el 12 de octubre, en uno de sus primeros actos de gobierno designó a su viejo amigo y correligionario de la Provincia de Buenos Aires, Carlos A. Borzani, como Interventor Federal. Este llevó a Mendoza, para que colaboraran en su gestión, a varios jóvenes bonaerenses vinculados al radicalismo. Entre ellos estaba Ricardo Balbín, quien pasó a desempeñarse como Fiscal del Crimen.

Su gestión en Mendoza fue muy controvertida: si bien ninguna de las acusaciones que le hicieron fueron definitivamente probadas, existieron algunas denuncias sobre actuaciones reticentes de la fiscalía en la causa instruida con motivo de la muerte de Carlos Washington Lencinas y ello repercutió negativamente en el ámbito de la provincia. La intervención cesó a raíz del golpe de Estado del 6 de septiembre de 1930.

Balbín dirigente provincial
De regreso a La Plata comenzó a participar activamente en la UCR, en abierta oposición a la dictadura de Uriburu. En noviembre de 1930 fue designado Presidente de la Sección Primera de La Plata y tuvo a su«argo la tarea de reorganizar el Partido en esa Sección Electoral. Luego, ante la convocatoria a elecciones en la Provincia para el 5 de abril de 1931 -elección piloto en el proyecto político de Uriburu-, fue elegido como candidato a Diputado en primer término, por la Tercera Sección Electoral.

Nunca pudo asumir su cargo, a pesar de haberlo ganado legítimamente, pues el Gobierno Nacional anuló las elecciones debido al triunfo radical.

Después de participar en la campaña electoral de 1937 en apoyo a la fórmula Alvear-Mosca -la UCR perdió esas elecciones a raíz del escandaloso fraude practicado por el Gobierno-, continuó en la acción partidaria interna, marcando diferencias con la conducción del partido, ejercida en ese entonces por el Ing. Enrique Boatti. Al convocarse a nuevas elecciones en 1940, fue elegido candidato a Diputado Provincial. Durante esa campaña se produjo un incidente que el mismo Balbín relata en estos términos:

"Después fui candidato en 1940 a la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires y en un acto político en Bahía Blanca me hostilizaban unos hombres de la tertulia. Les repliqué: 'Soy de los que tomo y obligo. Ustedes compórtense en la elección como deben y, si hay fraude, yo voy a renunciar a la banca'.

Como hubo fraude renunció y no se incorporó a la Legislatura local. "Mi renuncia a la banca fue un compromiso ante el pueblo que yo debía cumplir" dijo después al fundamentar su actitud.

La situación interna de la UCR

En 1931, bajo la presidencia de Alvear se reorganizó la UCR.

El 25 de abril de ese año regresó a Buenos Aires el ex presidente, quien al día siguiente se entrevistó con el Gral. Uriburu en la casa de Gobierno. El Presidente Provisional creyó necesario advertirle que si la reorganización partidaria se hacía con dirigentes que él y las Fuerzas Armadas consideraban aceptables, contarían con todas las garantías para participar en el futuro proceso político, pero que si la reorganización se hacía sobre la base del Yrigoyenismo, tendrían la total oposición del Gobierno. A l vear no eludió el tema y contestó que no podía hacerle promesas de exclusiones, ya que el partido se reorganizaría con todos los hombres que considerara necesarios. Con éxito, Alvear pudo reunir a su alrededor a todos los dirigentes importantes, tanto antipersonalistas como yrigoyenistas, y reorganizar el partido en todo el país.

A pesar de sus esfuerzos para lograr la unidad, al poco tiempo diversas expresiones partidarias comenzaron a cuestionar la conducción alvearista. Se conformaron diversos grupos internos entre los que se destacaron: Bloque Opositor, Afirmación Radical, Junta de Reafirmación Radical, Movimiento Revisionista, Fuerza Intransigente Radical. También después de 1935, año en que se levantó la abstención de la UCR, se comenzó a actuar en las contiendas electorales, y se constituyó FORJA (Fuerza Orientadora Radical de la Juventud Argentina), movimiento que tuvo especial significación por el replanteo ideológico que propuso al radicalismo.

Al encararse la renovación presidencial de 1943, las autoridades de la UCR estimaron conveniente aceptar la convocatoria efectuada por el Partido Socialista y conformar una Alianza opositora para enfrentar al candidato del Gobierno que, según se presumía, sería el dirigente conservador Robustiano Patrón Costas. Muchos sectores del radicalismo se opusieron a todo acuerdo con otras agrupaciones políticas.

Estos grupos, que a partir de ese momento pasaron a identificarse como "intransigentes", se presentaron a la Convención Nacional del Partido exigiendo la elección de una fórmula exclusivamente radical. Esa posición fue derrotada y la Convención, dominada por el alvearismo, aprobó las bases para la Unión Democrática Argentina, coalición integrada por la UCR, el Partido Socialista, la Democracia Progresista y el Partido Comunista. Los disidentes se expresaron en un acto público celebrado en el Salón Augusteo, en el que Ricardo Balbín expresó: "La dirección del Movimiento (UCR) ha caído en manos ineptas, en poder de los hombres que eluden el examen de los problemas nacionales, ocultándose detrás de la cortina de humo de la crisis por la que atraviesa el mundo...". La discusión interna dentro del radicalismo se vio interrumpida por la revolución del 4 de junio de 1943, que derrocó al Presidente Castillo. El acto de fuerza se hacía, según sus dirigentes, para acabar con el sistema de venalidad, fraude, peculado y corrupción del gobierno derrocado.

Esos loables objetivos generaron confusión en la etapa inicial del movimiento revolucionario y ello determinó que algunos d i rigentes radicales colaboraran y ocuparan posiciones de gobierno.

Al poco tiempo, la realidad política disipó las dudas. El poder residía en un pequeño grupo militar y se intentaba instalar un sistema político de características fascistoides. Era el trasplante del totalitarismo europeo a las características del medio latinoamericano.

El sector Intransigente de la UCR, que reconocía a Ricardo Balbín como uno de sus principales dirigentes, comprendió de inmediato lo que acontecía y se pronunció en contra del régimen, en febrero de 1944. Posteriormente el grupo se organizó en forma definitiva el 4 de abril de 1945 creando, en Avellaneda, el Movimiento de Intransigencia y Renovación (MIR). En esa oportunidad se suscribió la Declaración de Avellaneda que seis meses más tarde se ratificaría en Rosario.

Toda la situación cambió el 17 de octubre de 1945. Ese día miles de obreros fabriles del Gran Buenos Aires y algunos sectores de la Capital, marcharon hacia la Plaza de Mayo. Cantaban, bailaban y vociferaban una sola consigna: "¡Queremos a Perón!".

Este, por disputas internas del sector militar, se encontraba despojado de sus cargos y detenido en la isla Martín García. Nacía así un mito nacional y un nuevo líder para gran parte del pueblo argentino. Se cerraba una etapa y comenzaba otra. Los días sucesivos, por años, mostrarían una Argentina distinta.

Posteriormente el Gobierno militar, por influencia de Perón, convocó a elecciones nacionales el 24 de febrero de 1946: ello exigía una definición de la UCR.

La Unión Democrática

La conducción de la UCR, que a fines de 1945 continuaba en manos del sector alvearista, se mostraba nuevamente proclive a conformar una coalición de partidos democráticos en oposición a Perón, a quien consideraban un demagogo de connotaciones fascistas. Los Intransigentes, por su parte, consideraban que al proyecto peronista debía oponerse un programa de neto corte nacional y popular, con fuerte contenido social, y que la fórmula presidencial debía ser exclusivamente radical. Volvían a insistir en el planteo que ya habían formulado en 1943, pero ahora lo hacían con más fuerza y respaldados por una organización interna que se desarrollaba y crecía aceleradamente. El grupo FORJA se disolvió y muchos de sus dirigentes se incorporaron al naciente peronismo.

La Convención Nacional de la UCR aprobó en diciembre de 1945 la conformación de la Unión Democrática, con el Partido Socialista, la Democracia Progresista, el Partido Comunista y aceptó, sin manifestarlo públicamente, el apoyo del Partido
Conservador. La fórmula común fue netamente radical –Tamborini y Mosca-, mientras que los candidatos a otros cargos fueron designados por cada uno de los partidos integrantes de la coalición.

Los Intransigentes, que se habían opuesto al acuerdo, aceptaron la fórmula radical pero resolvieron continuar la lucha dentro del partido y proponer candidatos propios para los otros cargos electivos en los comicios internos del radicalismo.

En la Provincia de Buenos Aires, donde uno de los máximos dirigentes Intransigentes era Balbín, se impuso este sector y se consagró la fórmula provincial con los nombres de Prat y Larralde, mientras que Balbín fue electo candidato a Diputado Nacional.

En los otros distritos los Intransigentes también obtuvieron posiciones importantes.

El 24 de febrero de 1946 se realizaron las elecciones generales y, por ajustada ventaja, ganó el peronismo en todo el país. Los candidatos a legisladores nacionales de la UCR quedaron consagrados en representación de la minoría, en la proporción que determinaba la ley Sáenz Peña.

Balbín Diputado Nacional

Ricardo Balbín se incorporó a la Cámara de Diputados de la Nación y en el sorteo de los mandatos, ya que la Cámara se constituía íntegramente y debían elegirse a quienes cesarían en el cargo al realizarse la renovación de la mitad de sus miembros, le correspondieron dos años. Su mandato, en consecuencia, debía finalizar el 30 de abril de 1948.

Componían el Bloque Radical distinguidos dirigentes partidarios de todo el país, tanto Intransigentes como Unionistas (nombre que recibían los que habían apoyado la conformación de la Unión Democrática). Entre ellos estaban Arturo Frondizi, Luis Mackay, Ernesto Sanmartino, Silvano Santander, Raúl Uranga, Nerio Rojas, Luis Dellepiane, Emilio Donato del Carril, etc. Por el voto de sus compañeros de bancada, Balbín fue electo Presidente del Bloque.

Refiriéndose a su elección Balbín comentó: "Aunque era mi debut, fui nombrado Presidente del Bloque. Se imaginarán cómo temblaba el primer día que me senté en la banca representando al radicalismo, como presidente del sector. Era como un aprendiz que estaba temblando frente a muchos profesores que iban a tomarle examen".

Su actuación en el primer año de mandato -1946- no se limitó a la conducción política del bloque y a fijar las posiciones oficiales del Partido en cada tema, sino que presentó y fundamentó diversos proyectos de ley, acompañó con su firma proyectos presentados por otros diputados radicales y participó en debates y polémicas de gran repercusión.

Entre los proyectos presentados en ese primer año de gestión parlamentaria, cabe citar:
Creación de bibliotecas en colegios (Diario de Sesiones 1946 I, 723); Reglamentación de venta de inmuebles a plazos (DS 1946 IV, 319); Creación de la Policía Judicial (DS 1946 XI, 497); Creación del Sanatorio Universitario Argentino (DS 1946 IV, 92); y los que proponían el otorgamiento de diversos subsidios a entidades de bien público y solidaridad social (DS 1946 XII, XXXVI).

De su intervención en los debates parlamentarios se recuerda, entre otras discusiones: Fijación de la posición de la UCR en la aprobación de las Actas de Chapultepec y Carta de las Naciones Unidas (DS 1946III, 688/89/90); Cancelación de saldos deudores de créditos hipotecarios (DS 1946 IV, 371/72/73); Consideraciones sobre derogación de la ley de residencia 4144 (DS 1946 VIII, 15/16); Facultades de la Cámara de Diputados ante los vetos del Poder Ejecutivo (DS 1946 X, 674/75); Consideraciones sobre el Estatuto del personal de la industria de la carne (DS 1946 VI, 413/14/15); Homenaje a las Fuerzas Armadas (DS 1946 II, 182); Represión de la especulación y el agio (DS 1946 XI, 863).

El año 1947 fue distinto. Ricardo Balbín no sólo continuó como Presidente del Bloque de Diputados sino que también tuvo una intensa actividad partidaria. Después de varios meses de preparación y de consultas a los afiliados, los días 9 y 10 de agosto de ese año se reunió en Avellaneda el Congreso Nacional del Movimiento de Intransigencia y Renovación (MIR) de la UCR. Asistieron los máximos dirigentes del sector, entre los que se encontraba Balbín.

El Congreso produjo tres documentos que tendrían vital importancia en la vida posterior de la UCR: la Profesión de Fe Radical, las Bases de Acción Política y la Declaración Política.

En la Profesión de Fe, se vuelve a la concepción yrigoyeniana al sostener que "El radicalismo es una concepción de vida y la revolución radical hace de la política una creación ética". Las Bases se inscriben en las tesis dominantes de la época, que asignan al Estado un papel preponderante. Así es que proponen el control de la economía, la nacionalización de los servicios públicos y monopolios, la participación obrera en la conducción de las empresas, la reforma agraria "inmediata y profunda" y la defensa de la soberanía política, económica y espiritual de la Nación: en síntesis, el concepto de bienestar general que ilusionó al mundo de posguerra. En cuanto a la Declaración Política, responsabiliza a los sectores alvearistas del Partido, por sus concepciones conservadoras, del advenimiento del peronismo y propone la reorganización partidaria sobre la base de la elección directa de las autoridades, la representación de las minorías y la prohibición de alianzas con otras fuerzas. A partir de la reunión de Avellaneda, los Intransigentes comenzaron a realizar una interna tendiente a lograr la conducción del partido en el año 1948, en el que se elegirían nuevas autoridades.

En lo legislativo, también fue intensa la acción del Dr. Balbín.

Además de cumplir con las obligaciones políticas que le correspondían en su carácter de Presidente del Bloque, presentó diversos proyectos, solicitó informes a los demás poderes del Estado y participó en la discusión de los temas más importantes.

Entre los proyectos presentados en el año 1947 mencionaremos los de centralización de las oficinas nacionales en Balcarce (DS 1947 1,140); modificación del orden numérico de los Juzgados Civiles en la Capital Federal (DS 1947II, 438); creación de la Escuela agrícolo-ganadera en el Partido de Pringles (DS 1947II, 618); construcción, instalación y habilitación de un hospital especializado para el tratamiento integral de la tuberculosis en el Partido de Tandil (DS 1947 II, 879), etc. También debemos destacar el pedido de informes, suscripto junto con otros diputados radicales, sobre los convenios de adquisición de los ferrocarriles de propiedad británica existentes en el país (DS 19471, 502) y los relacionados con la constitución de sociedades mixtas petroleras
(DS 19471,193), como así, también, el pedido de informes sobre los convenios suscriptos entre el I.A.P.I. con empresas ferroviarias británicas (DS 1947 I, 503).

Balbín participó asimismo en debates importantes, entre los que se destacan la ratificación legislativa de decretos-leyes correspondientes al Ministerio de Justicia e Instrucción Pública (DS 1947 1,167); la aplicación del art. 58 de la Constitución con motivo de expresiones vertidas en debates de la Cámara (DS 1947 I, 532, I I , 238, III , 143 y 162); los arrendamientos rurales y aparcerías (DS 1947 VI, 23, 24, 25); la fijación de salarios y reglamentación de las condiciones del trabajo rural (DS 1947 III, 758 y 765); la ley de obras públicas (DS 1945 V, 89,90); el pedido de informes relacionados con las libertades de expresión del pensamiento, de información y de reunión y sobre el control oficial de papel de diario (DS 1947 II, 901,903), etc. Finalmente, cabe citar también la participación que le cupo en relación al atentado del que fue víctima el Diputado Cipriano Reyes (DS 1947 II, 376, 393).

Corresponde añadir que el bloque de Diputados radicales actuó siempre en forma unánime en la defensa de las libertades públicas y fue implacable en la crítica al peronismo en todo aquello que constituía una violación a las mismas, mientras que en lo económico surgían visibles diferencias. Los Intransigentes coincidían con algunas de las políticas peronistas, especialmente aquellas que tendían a la defensa de la industria local y las nacionalizaciones, como así también en la política internacional referida a la plena autodeterminación del país y la no inserción en bloques que pugnaban por el predominio mundial. En varias oportunidades y sobre estos temas el Bloque votó dividido.

En el año 1948 se produjeron dos hechos importantes: la renovación parcial de la Cámara y la elección de nuevas autoridades en la UCR.

El 30 de abril de 1948 cesaron todos los diputados a los que les había correspondido por sorteo sólo dos años de mandato y se incorporaron al Bloque Radical nuevas figuras, entre las que se destacaban Arturo Umberto Illia, Mauricio Yadarola, Miguel Angel Zavala Ortíz y Alfredo R. Vitólo. Balbín fue reelecto como Diputado de la Provincia de Buenos Aires y mantuvo la Presidencia del Bloque. En lo que hace a las nuevas autoridades de la UCR en el orden nacional, lograron imponerse los Intransigentes que, por primera vez, asumieron la conducción oficial del Partido. Las nuevas autoridades convirtieron los documentos de Avellaneda en documentos oficiales del Partido que, de esta forma, clausuró la etapa de conducción alvearista, iniciada en 1931.

En lo referido a la labor parlamentaria, el Diputado Balbín tuvo también en este período una destacada actuación. Presentó diversos proyectos relacionados con la prohibición de las reuniones hípicas en los días sábados y festivos (DS 1948 I I I , 1789); suspensión de juicios de reivindicación de tierras situadas en Berisso y Ensenada (DS 1948 I, 466) al que se acompaña un proyecto de resolución en el que se pide informes sobre las referidas tierras; nombramiento electivo del Intendente de la Ciudad de Buenos Aires -junto con otros Diputados radicales- (DS 1948 II , 1525); creación del Tambo Modelo en Cañuelas (DS 1948 IV, 2817); diversos subsidios (DS 1948 V I I , XXXII).

También participó en debates sobre el Registro Nacional de las Personas (DS 1948 V, 4073 y sigts.) y la impugnación a la exclusión como Diputado del Dr. Ernesto Sanmartino (DS 1948 III 2417). A ello hay que agregar la actuación que le cupo en la fijación de la posición oficial de la UCR en todos los temas políticos que se debatieron, especialmente la intervención en el debate sobre la Reforma Constitucional (DS 1948 IV, 2667 y sigts.).

El año 1949 fue muy importante para la política argentina. El peronismo había endurecido sus posiciones, restringía permanentemente las libertades y había impuesto autoritariamente su mayoría en el Congreso para declarar la necesidad de la Reforma
Constitucional, como lo haría luego en la Convención Reformadora.

El objetivo era posibilitar la reelección del Presidente Perón y para lograrlo no se respetaban los límites de la convivencia democrática. Los radicales, por su parte, impugnaban el mecanismo utilizado para declarar la necesidad de la Reforma -no habían votado en Diputados los dos tercios de los miembros de la Cámara- y el objetivo de la misma. En todos estos planteamientos Balbín tuvo importante participación, no sólo como Presidente del Bloque Radical sino como uno de los máximos dirigentes del Partido a nivel nacional.

Realizadas las elecciones de Convencionales, triunfó el peronismo, que se adjudicó los dos tercios de los representantes, mientras la UCR obtuvo el tercio de la minoría. El Bloque Radical de la Convención, presidido por Moisés Lebensohn, uno de los principales dirigentes de la Intransigencia y teórico del sector, impugnó en el recinto todo el proceso. Al no contar con garantías suficientes para una confrontación democrática, la representación radical se retiró de la Convención. El peronismo, en soledad, dictó una nueva Constitución que, si bien incorporó algunos institutos del constitucionalismo social y mejoró ciertas estructuras de la organización política, se basó en una asamblea viciada desde su origen. A partir de la Reforma de 1949 la sociedad argentina quedó fracturada y resultó imposible, de ahí en adelante, llevar a cabo un proceso democrático equilibrado. El abuso de la mayoría en perjuicio de la minoría, especialmente en un tema que requería el máximo consenso como lo era una Reforma Constitucional, tornó ilegítimo al Gobierno peronista.

Así lo entendieron los radicales que, con todas sus fuerzas, se dedicaron a proclamar su rebeldía y a luchar por la libertad que consideraban comprometida. En esa tarea, Balbín se convirtió en el abanderado del Partido.

Simultáneamente continuó cumpliendo con su obligación como Presidente del Bloque Radical y como Legislador. En ese año presentó diversos proyectos, entre ellos los referidos a: Modificación de la mayoría de edad (DS 1949 I, 881); Anulación de la expulsión del país de la Comisión Ejecutiva de la Unión Eslava Argentina (DS 1949 II, 1740); Constitución de una red de frigoríficos y empaque de frutas (DS 1949 II, 1265); Creación de una escuela agrícolo-ganadera en Pehuajó (DS 1949 II, 1265); Construcción de viviendas económicas para obreros y empleados en Zarate (DS 1949 II, 1264). También suscribió, con otros Diputados radicales, varios proyectos de singular importancia como el de Nacionalización del petróleo (DS 1949 IV, 2622); Comisión Investigadora del acrecentamiento de la fortuna personal de ciudadanos que ocupan cargos directivos en los partidos políticos o desempeñan funciones o empleos en el Gobierno de la Nación (DS 1949 III, 1954); Modificación del Código de Procedimientos en lo Criminal, declarando nula y sin valor la declaración indagatoria prestada sin la presencia del defensor y ante Juez competente (DS 1949 III, 1935).

Balbín participó con notable eficiencia en casi todos los debates, especialmente en los que giraron en torno a la Exclusión del Diputado Rodríguez Araya (DS 1949 I, 803); Denegatoria de la licencia solicitada por el Diputado Yadarola para asistir a la VI Conferencia Interamericana de Abogados a celebrarse en Detroit, EE.UU. (DS 1949 1,484); Convenio comercial con Gran Bretaña y régimen legal del petróleo (DS 1949 IV, 2924); Régimen de los Partidos Políticos (DS 1949 V, 4188).

Hacia fines del año, el país resultó conmovido frente a una de las máximas injusticias que Balbín debió soportar a lo largo de su carrera.

La exclusión de la Cámara

En la sesión del 29 de septiembre de 1949, el Diputado peronista Miel Asquía, en nombre de su Bloque, solicitó el tratamiento, con la Cámara constituida en Comisión, del desafuero del Diputado Ricardo Balbín, pedido por el Juez Federal de Rosario, Dr. Ferrarons. El magistrado solicitaba la medida a fin de tomar declaración indagatoria al legislador, acusado por el delito de desacato al Presidente de la Nación, en la denuncia efectuada por el Diputado Nacional peronista por Santa Fe, Luis A. Roche.

A pesar de la oposición del Bloque Radical, expresada con elocuencia por el Diputado Uranga, quien se mostró sorprendido por la petición del Bloque mayoritario, ya que el tema debía ser analizado previamente por la Comisión de Asuntos Constitucionales, la Cámara se abocó al tratamiento del tema.

¿Cuál era el delito que se le imputaba a Balbín? Era el de desacato contra el Presidente de la Nación, en que habría incurrido al exponer en el Congreso Agrario de la UCR, celebrado en el Centro Asturiano de la Ciudad de Rosario, el 30 de agosto de ese año. En el referido acto, celebrado en local cerrado, se habían infiltrado agentes de la Sección Orden Social y Político de la Policía Provincial, los que habían tomado la versión taquigráfica del discurso en el que Balbín se había referido al Gral. Perón en estos términos:

"Por eso el dictador busca nuevos caminos y pretextos para engañar; toma nuevas armas; no engaña más con el Plan Quinquenal, copia del totalitarismo de Hitler y Mussolini".

Y más adelante:

"Cuando se haga la historia también se dirá de este vigoroso reaccionar del radicalismo. El dictador sabe de eso y por eso busca otra posibilidad para engañar a la República".

Agregaba, finalmente:

"Desde hoy en más, hemos resuelto luchar tesonera y físicamente y decirle a la juventud que se prepare para hacer la revolución que no pudimos hacer nosotros".

Al conocer Balbín la decisión judicial de citarlo a prestar declaración indagatoria, se presentó ante el Juez de la causa y pidio declarar apartándose de los fueros que le correspondían como Diputado de la Nación. El Juez interviniente, haciendo caso omiso a la presentación de Balbín, elevó el pedido de desafuero que la Cámara trató en los momentos finales del período de sesiones de ese año.

La defensa política y jurídica de Ricardo Balbín la hizo el Diputado por Mendoza, Dr. Alfredo R. Vitólo. Después de historiar los antecedentes políticos del caso y la jurisprudencia parlamentaria, señaló que se enfrentaba una emboscada tendida por el oficialismo contra uno de los líderes de la libertad. El Diputado mendocino terminó su discurso señalando:

"Nosotros seguiremos luchando por nuestros ideales y por la República. Tenemos la seguridad de que no se hará la noche del todo. Hoy nos sentimos más fuertes, puesto que con la expulsión de Balbín la mayoría expresa su debilidad.

Nosotros no cederemos porque estamos ciertos de que la recuperación democrática está en marcha y porque estamos ciertos de que el porvenir argentino no será frustrado"

Al finalizar la sesión tomó la palabra el Dr. Balbín quien, sin agravios para nadie, detalló su permanente lucha por la libertad, terminando la exposición con estas palabras:

"Si con irme de aquí pago precio, como cualquier otro de los luchadores de mi partido; si éste es el precio por el honor de haber presidido este Bloque magnífico, que es una reserva moral del país, han cobrado barato; fusilándome, todavía no estaríamos a mano".

Como era de presumir, una vez más, la mayoría impuso su número y Ricardo Balbín fue separado de la Cámara de Diputados de la Nación.

Candidato a Gobernador y prisionero

Expulsado de la Cámara de Diputados y con varios procesos penales en trámite, todos por desacato o por incitación a la rebelión, Balbín continuó con su actividad política. Recorría todos los pueblos de las provincias, llevando el mensaje de la UCR y predicando incansablemente sobre la libertad y la democracia. En 1950 fue candidato a Gobernador de Buenos Aires, integrando la fórmula con Héctor Noblía, y el mismo día del comicio, al terminar la jornada electoral, fue detenido por la Policía Federal. Drante 297 días estuvo preso en las cárceles de Rosario, San Nicolás y Olmos. En 1951 fue indultado por el Poder Ejecutivo Nacional.

De inmediato volvió a la lucha y a la actividad partidaria.

Candidato a Presidente de la Nación

En 1951 debían realizarse elecciones presidenciales y en ellas el peronismo procuraría la reelección de Perón. La UCR, conducida por el sector Intransigente, y a pesar de la posición del Unionismo que pretendía la abstención por falta de garantías, decidió participar en la elección con candidatos propios. En agosto de ese año la Convención del Partido eligió a Ricardo Balbín como candidato a Presidente y a Arturo Frondizi como candidato a Vicepresidente, sancionando como programa y plataforma electoral las Bases de Acción Política consagradas en Avellaneda en 1947.

Al aceptar la candidatura a Presidente y dirigiéndose a la Convención del Partido, Balbín dijo:

"...el Radicalismo es el abanderado de la República; apenas si nosotros somos una pequeña bandera que marca un escuadrón dentro del gran esfuerzo argentino. Salga el Radicalismo con su fe y esperanza; Argentina espera y llegaremos, estoy seguro, porque es un imperativo de la historia. Argentina no nació para esto que exhibe hoy la Nación, nació para otras cosas superiores. Vamos a esas cosas argentinas con fe y seguridad. Quien sabe si la historia no nos está esperando".

En las elecciones presidenciales, por amplio margen, triunfó el peronismo. Balbín volvió a la acción política y a recorrer los caminos de la patria, transmitiendo el mensaje de la UCR.

La Revolución Libertadora y la división del Radicalismo

El 16 de septiembre de 1955, en Córdoba, el Gral. Lonardi encabezó un golpe de Estado contra el gobierno del Gral. Perón.

Este, después de algunos días de lucha y al no contar con los apoyos militares que esperaba -la Marina de Guerra manifestaba su decisión de plegarse al pronunciamiento revolucionario-, abandonó su cargo y se refugió en la Embajada de la República del Paraguay. El Gral. Lonardi fue proclamado Presidente Provisional de la Nación e inició su gestión bajo el lema " N i vencedores ni vencidos". El 13 de noviembre de ese año, por problemas internos de las Fuerzas Armadas, el Presidente debió resignar su cargo y abandonar el poder. Al producirse el desplazamiento del Gral. Lonardi y la asunción a la Presidencia del Gral. Pedro Eugenio Aramburu, se endureció la posición del Gobierno, generándose una nueva actitud frente al peronismo y todo lo que éste había representado. Se acentuaron los odios políticos y se alejó toda posibilidad de reconciliación nacional.

La UCR consideró justificado el golpe de Estado y al calificar al Gobierno depuesto sostuvo:

"El régimen que se acaba de caer, que negó la libertad, la justicia y la moral y negoció la soberanía, queda señalado para siempre como el único responsable de esta tragedia".

Sin embargo, exigió también la restitución de las instituciones de la Constitución y la convocatoria a elecciones generales.

Mientras el Gobierno de la Revolución Libertadora se debatía entre múltiples contradicciones, todos los sectores del país dirigían sus miradas hacia la UCR, a la que consideraban como la única posibilidad política para constituir un nuevo gobierno constitucional. Sin embargo este Partido, lamentablemente, no estuvo a la altura de las circunstancias ni respondió a las expectativas que la sociedad había depositado en él. Sus luchas internas lo llevaron a la división definitiva, generándose así cambios importantes en la política nacional y obstaculizándose una solución política que permitiera la superación del peronismo. Unos, seguidores de Arturo Frondizi, creían necesario un proceso de integración con el Justicialismo y promover una profunda transformación en lo económico y en lo social sobre parámetros adecuados a la época. Otros, liderados por Balbín, a los que se sumaron los Intransigentes de Córdoba y la mayoría de los Unionistas, estimaban que debía mantenerse la línea antiperonista, insistir en el Programa de Avellaneda y apoyar la gestión de la Revolución Libertadora. Por decisión de la Justicia Electoral el sector liderado por Frondizi pasó a denominarse UCR Intransigente y el sector liderado por Baibín, UCR del Pueblo.

Ambos partidos concurrieron separados a las elecciones convocadas por el Gobierno de la Revolución Libertadora para elegir Constituyentes que debían derogar la Constitución reformada por el peronismo en 1949. La Convención, de la que se retiró el Radicalismo Intransigente, sólo pudo derogar la Constitución, declarar la vigencia de la de 1853 y agregar como artículo 14bis los derechos sociales. Luego se disolvió.

Posteriormente, ante la convocatoria para la elección presidencial, los Radicales Intransigentes ratificaron la fórmula que ya habían elegido con anterioridad, "Frondizi-Gómez", y los Radicales del Pueblo proclamaron la fórmula "Balbín-Del Castillo".

El resultado de la elección celebrada el 23 de febrero de 1958 determinó la consagración de Arturo Frondizi como Presidente de la Nación; éste no solo contó con los votos de su partido sino con los del peronismo, con cuyo líder había celebrado un acuerdo político.

Durante el Gobierno de Frondizi el radicalismo conducido por Balbín realizó una dura oposición, la que continuó luego contra el régimen instaurado después del derrocamiento de éste.

La Asamblea de la Civilidad

Durante la presidencia del Dr. Guido, que había sucedido a Frondizi, la crisis militar fue el eje alrededor del que giró todo el proceso político. El sector Azul del Ejército, que reconocía como jefe al Gral. Onganía, pretendía una salida electoral rápida y con participación del peronismo a través de partidos afines. Los oficiales del sector Colorado, aliado con casi toda la Marina, representaban el más cerrado antiperonismo y preferían instrumentar una salida política de características "democráticas", a favor de las fuerzas políticas que coincidían con ese pensamiento y con la total exclusión de peronistas y frondizistas.

Las diferencias entre ambas tendencias se definieron a través de la lucha armada. En septiembre de 1962 la ciudadanía asistió con estupor al enfrentamiento entre los dos bandos militares, con acciones que se desarrollaron en plena Capital Federal y alrededores.

Se impuso el sector Azul, que condensó su mensaje a la ciudadanía con el documento que se conoce como "Comunicado 150", en el que se aludía a una rápida salida institucional.

Los partidos políticos, encabezados por la UCR, decidieron coincidir en lo que se denominó la Asamblea de la Civilidad. Se trataba de un acuerdo para buscar una salida electoral sin proscripciones y en la que todos los partidos se comprometían a defender el sistema y el gobierno que surgiría de las elecciones generales.

El 12 de marzo, en los salones de "Unione e Benevolenza", Ricardo Balbín resumió los acuerdos logrados en estos términos:

"...cada partido practica la democracia a su manera, sólo pretendemos alcanzar esas bases mínimas, sin afectar el pensamiento de cada uno de ellos. El que triunfe en los comicios hará cumplir con estos postulados de acuerdo con su filosofía política, pero lo importante es que están dadas las bases, ya que nadie puede tener la razón absoluta".

Convocada la elección, la UCR proclamó la fórmula Illia-Perette, previo paso al costado dado por Ricardo Balbín, a pesar del liderazgo que ejercía en el Partido. En las elecciones triunfó la fórmula radical, que si bien no tuvo Colegio Electoral propio, fue consagrada por el voto de otros partidos.

Existían dudas acerca de cómo serían las relaciones entre el Presidente Arturo Illia y el Dr. Balbín, jefe natural del partido. El mismo Balbín se refirió al tema en un reportaje aparecido en 1974. Allí decía:

"Sé que se ha hablado durante bastante tiempo de un distanciamiento entre el Dr. Illia y yo. No es exacto. Con el Dr. Illia somos amigos desde hace muchos años. Cuando él toma el gobierno en 1963, habíamos dicho que queríamos que el gobierno fuera el gobierno y que el partido fuera el partido. Y esto, por más que se vaya definiendo, no se comprende si no se objetiviza con claridad. De tal modo que yo fui presidente del Comité Nacional siendo Illia Presidente de la República. Nos veíamos en las oportunidades necesarias, pero yo no era un asiduo.

De esta manera, exhibía ante la ciudadanía que el presidente de la UCR estaba en las mismas condiciones que el presidente de cualquier partido político. No había diferencias"

Así distinguía Balbín lo que era el Gobierno y lo que era el Partido.

El 28 de junio de 1966 los militares destituyeron al Presidente Illia. Balbín, que fue siempre solidario con el mandatario depuesto, volvió a la lucha en procura de la restauración de las instituciones de la República.

La Hora del Pueblo

A partir del derrocamiento de Illia, Balbín comprendió que no podía haber estabilidad democrática sin la participación del peronismo en el proceso político. Así fue que, reviendo viejas posiciones, estableció contactos con los representantes de Perón en el país. Esas tratativas terminaron en lo que se denominó "La Hora del Pueblo". Se trataba de un acuerdo de agrupaciones políticas que fijaban coincidencias mínimas para la recuperación de la democracia. Esos partidos fueron los que se entrevistaron con Perón cuando éste regresó por primera vez al país y quienes, junto a otros sectores de la vida nacional, se reunieron en el restaurante "Niño" para acordar las bases de la recuperación democrática.

Simultáneamente con las actividades que cumplía en "La Hora del Pueblo", Balbín mantuvo varias reuniones privadas con el Gral. Perón a los efectos de acordar mecanismos conjuntos que, sin interferir en las individualidades partidarias, facilitaran el desarrollo del proceso político.

Cuando llegó el momento de las elecciones, una vez más Balbín fue nominado como candidato de la UCR a la Presidencia de la Nación. En las elecciones de 1973 compitió, primero con Héctor J. Cámpora, candidato del peronismo y luego con la fórmula Juan D. Perón para la Presidencia y María Estela Martínez de Perón para la Vicepresidencia de la Nación. Lo hizo sobre bases distintas de las confrontaciones anteriores. Había respeto por el adversario y diálogos civilizados entre los partidos. De ese entonces es la frase que se le atribuye: "El que gana gobierna y el que pierde ayuda". Resultó derrotado, pero quedó para siempre su actitud de auténtico demócrata y batallador por la reconciliación nacional y la consolidación de las instituciones de la República.

Habían terminado los enfrentamientos violentos de otros tiempos. Inclusive se habló de una fórmula de coincidencia entre radicales y peronistas. Tanto Perón como Balbín temían por el porvenir de la Argentina y querían establecer bases sólidas para un futuro mejor, en libertad y con justicia social. La muerte de Perón interrumpió ese proceso de coincidencias. El 4 de julio de 1974 Ricardo Balbín, en nombre de todas las fuerzas políticas, despidió los restos del Presidente muerto. Se cerraba una etapa de la vida argentina que había tenido, tanto en Perón como en Balbín, a protagonistas fundamentales.

A mediados de marzo de 1976 el gobierno de María Estela Martínez de Perón -quien sucedió a Perón en razón de su muerte- era insostenible. Balbín, una vez más, hizo esfuerzos para salvar las instituciones. El 16 habló al país para señalar que no tenía soluciones concretas a la crisis, pero estimaba que la unión de los argentinos en un esfuerzo común podía salvar a las instituciones.

No fue comprendido y el 24 de marzo la Presidente fue detenida; los militares ocuparon nuevamente la Casa de Gobierno.

Comenzaba el tristemente recordado "Proceso de Reorganización Nacional".

La Multipartidaria y la muerte de Balbín

Durante los primeros tiempos del régimen militar, y a pesar de la prohibición de las actividades políticas, Balbín continuó sus recorridos por el país, llevando su mensaje de libertad y reconciliación.

Luego, al conocer los horrores que se vivían, se preocupó por salvar la vida de varios detenidos.

En 1979 consideró que había llegado el tiempo de expresarse públicamente y exigir el retorno de las instituciones y de la Constitución. Comenzó a trabajar en lo que se llamó La Multipartidaria.

Junto con el Justicialismo, los Intransigentes, el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID) y la Democracia Cristiana sentaron las bases de lo que llamaron "La Reconciliación Nacional". Para ese entonces Balbín ya estaba enfermo sin posibilidades de rehabilitación.

El 22 de agosto de 1981 fue internado y falleció el 9 de septiembre.

Uno de sus biógrafos -Adrián Pignatelli- señala:

"Sus restos fueron velados en el Comité Nacional y recibieron sepultura en el Cementerio de La Plata. Fue un verdadero entierro radical, como él quiso".

Durante 65 años de este siglo Ricardo Balbín tuvo protagonismo en la política nacional. Su vida consagrada a la lucha por la libertad, la democracia y la plena vigencia de la Constitución es un ejemplo para todos los argentinos. Estimamos que nominarlo como "Defensor de la Libertad" es un justo reconocimiento a su memoria.










Fuente: Ricardo Balbin “Defensor de la Libertad” Prólogo de Alfredo Vitólo, COLECCIÓN: Vidas, Ideas y Obras de los  Legisladores Argentinos, Publicación del Círculo de Legisladores de la Nación Argentina, 1998.

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