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viernes, 28 de octubre de 2016

Arturo Mor Roig: "Deber de la Ciudadanía" (31 de mayo de 1971)

Ha querido la circunstancia que en este día, rememorativo del histórico acuerdo de 1852, que diera las bases para la organización nacional, culmine la tarea de la Comisión Asesora para el Estudio de la Reforma Institucional. Al recibir los dictámenes producidos en los fundamentales temas sometidos a su consideración, debo testimoniar en nombre del Poder Ejecutivo nacional su reconocimiento a los señores miembros de esta comisión, por el valiosísimo aporte de sus estudios que sintetizan cuarenta días de intensa y fecunda labor, que ha de señalar el futuro perfil institucional de la Republica.

No importa quebrar la sobriedad del estilo impuesto por los señores asesores hacer publico elogio de la labor cumplida, no solamente por el rigor científico de su elaboración sino también por la seriedad evidenciada, alta comprensión de la realidad nacional y generosidad intelectual que se ha puesto de manifiesto por todos y cada uno de los integrantes de esta comisión.

Las conclusiones a que se ha llegado tras más de cuarenta sesiones de trabajo constituirán el material precioso que ha de permitir a la comisión coordinadora para el plan político elevar su proyecto definitivo al señor presidente de la Nación, que concretaría la trascendente empresa de remozar instituciones que son fundamentales en el país.

El esfuerzo que importa haber realizado un acopio de antecedentes tan completo y dictámenes que se anticipan llenos de alternativa de positivo interés, en poco mas de cinco semanas, debe ser destacado como un ejemplo de la contracción de los once distinguidos juristas que han unido a su capacidad doctrinal y a su vocación de trabajo el desinterés personal, que compromete y obliga a la gratitud del pueblo argentino.

No hay duda que se comprendió la urgencia que existe en descontar tiempo para colocar al país cuanto antes sea posible en condiciones propicias para que la ciudadanía exprese limpia y libremente su voluntad soberana. Esa misma urgencia obliga a acelerar razonablemente las etapas previas para la definitiva institucionalización. Esta contribución de la comisión asesora y la decisión de la comisión coordinadora me permite hoy anticipar concretamente:

Que el proyecto de ley orgánica de los partidos políticos será elevado al Poder Ejecutivo nacional antes del plazo previsto y dentro de los próximos diez días.

Que es propósito del Poder Ejecutivo establecer la fecha del primero de julio próximo para que los partidos políticos inicien su organización conforme a las nuevas normas legales.

Que es también propósito del gobierno facilitar materialmente el cumplimiento de esa importante tarea organizativa.

Que la más rápida constitución de los partidos políticos ha de permitir consultar y concertar con los mismos sobre el calendario electoral a cumplirse y sus posibles alternativas.

De esta manera se concretara la decisión de “acelerar el proceso que de las bases para una transformación de verdadero sentido nacional que permitirá  entregar a su hora el poder a su autentico depositario: la ciudadanía, como lo afirmara anteayer solemnemente el señor presidente de la Nación.

Es oportuno recordar que las leyes que en definitiva dicte en esta materia el Poder Ejecutivo nacional en ejercicio de su potestad legislativa, por muy perfectas que resulten, no será sino instrumentos que se pondrán en manos del pueblo para que esta decida su propio destino.

De su adecuada utilización dependerá, en última instancia, la suerte de las instituciones democráticas que anhelamos contribuir a vertebrar solidamente.

Corresponderá ahora al ciudadano argentino, como titular de derechos y de obligaciones cívicas jugar su parte y desempeñar su rol de protagonista. Porque creemos en su madurez, porque no dudamos de su responsabilidad confiamos en el éxito final de este difícil proceso en el que ahora corresponderá satisfacer cabalmente las grandes expectativas que se abren.

Quienes por su parte asuman la tarea de promover la recomposición política de la Republica tienen que comprender las circunstancias excepcionales que nos tocan vivir, para impulsar dinámicamente las inquietudes populares dentro de los cauces de movimientos de ideas vivificantes, que resulten orgánicos, vigorosos, actualizados, a fin de implementar una democracia que de una adecuada respuesta a las exigencias de un mundo en crisis de transformación.
Democracia que deberá afianzar la libertad creadora –sin debilidades liberticidas – y asegurar la justicia –sin claudicaciones irritantes-, presupuestos esenciales para la dignidad del hombre como titular de nuestra civilización.

Deberá abrirse paso, por lo demás, a las ansias positivas de la juventud, que las tiene y en alta medida. No ha de limitarse en reconocerles solamente derechos a los jóvenes –que los tienen- sino que ha de recordarse que por lo menos en igual proporción tienen obligaciones que cumplir y responsabilidades que afrontar. Estas y aquellas no se satisfacen con el reclamo violento, ni con la actitud nihilista. Pero tampoco podrán expresarse lucidamente si no se les ofrece la oportunidad para el dialogo que comprende y aproxima. Razonando juntos –jóvenes y maduros- y entre todos, ha de encontrarse el camino que nos permita reparar la injusticia que agravia y elimina la causa que la genera, asentando las bases de una sociedad mejor.

El tiempo que se inicia no ha de admitir la actitud contemplativa, ni la posición pasatista. No podrán oponerse a las minorías de la violencia, de la subversión o de la corrosión, las mayorías silenciosas, sino las mayorías activas y participantes.
No serán horas para la comodidad del conformista ni para la quietud del “statu quo”, evadiéndose de las responsabilidades directas. Serán horas de compromiso, de acción afirmativa, de análisis también pero como presupuesto de la decisión que realiza. Tampoco será hora para quedarse en la duda, que podrá fundamentar una posición filosófica, pero en la que nunca se tuvieron los forjadores de las grandes hazañas de la humanidad.

Es momento de comprender que negar la vida política es tanto como negar la civilización y que desconocer el político autentico es tanto como negar la historia.
Pero también es momento de advertir que un nuevo estilo político se impondrá al compás de nuevas ideas y de nuevas formas, que corresponden a la realidad de hoy, muy distinta a la de ayer.

Advertimos también que será necesario superar la conjunción de todo lo negativo, que seguramente intentara hacerse conjura, para arreciar en sus ataques y centrar su esfuerzo contra todo lo que nos lleve a la paz, a la institucionalización y a la transformación. Se estrellaran frente a una voluntad inquebrantable, que sin falsas estridencias ni inútiles alardes seguirá el camino emprendido, segura y serenamente con la convicción, que nace de la certidumbre de estar impulsando una gran causa.

Debo concluir agradeciendo a los señores asesores y a sus colaboradores todo lo que han aportado para el futuro de la Republica, fruto de vuestro esfuerzo será sin duda una mayor confianza de la ciudadanía, que necesita recuperar la fe.

El primero de abril, cuando se rehabilitaba la actividad política, exhortamos al pueblo a creer. En este 31 de mayo, cuando se concretan los propósitos entonces anticipados, tenemos que pedirle, siempre a nuestro pueblo, que quiera actuar afirmativamente.






Fuente: Conceptos del Ministro del Interior Dr. Arturo Mor Roig, en el acto realizado en el Congreso Nacional en oportunidad de la clausura de la labor de la Comisión Asesora para el Plan Político, 31 de mayo de 1971. 

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