Buenos Aires, octubre
de 2004.
I.- La Doctrina y el Programa.
La doctrina de la Unión Civica Radical es un conjunto
orgánico de ideas liminares, valores eticos y principios, que unen en el
pensamiento y en la acción política ciudadana a todos quienes las profesan y
pertenecen a nuestra organización partidaria. La doctrina identifica tanto al
Partido como a sus afiliados y militantes.
La doctrina del
radicalismo parte de una interpretación de la historia de la Argentina.
Tiene su razon de ser en el proceso emancipatorio de la Argentina. La Doctrina
es una hermenéutica crítica y afirmativa de
esa historia, y de las luchas y contradicciones del sujeto que la
protagoniza: su pueblo. Es una permanencia y no depende de circunstancias. Debe
estar ajena a todo oportunismo o pragmatismo mal entendido.
La Doctrina de la Unión Civica Radical esta conformada por la Profesión de Fe
Doctrinaria. y las bases de acción política, ratificadas varias veces por las
autoridades del Partido: en 1957, al constituirse la Unión Civica Radical del Pueblo,
por razones obligadas del momento que vivian las Institucines de la Republica;
en 1972, al recrearse la Unión Civica Radical, ya sin aditamentos en su nombre.
Luego en 1982, al reconstituirse nuevamente luego de otra dictadura militar.
En 1988 se formularon agregados a las Bases de Acción
Politica, aprobados en la Convención
Nacional de 1988 realizada en Mar del Plata. Estos documentos están
incorporados a la Carta Orgánica del Partido. Esa doctrina, se integra
asimismo, con los grandes documentos liminares de los Fundadores de la Unión
Civica Radical: Hipolito Yrigoyen y Leandro Alem.
Más que ponerse en la presuntuosa tarea de fijar doctrina,
las autoridades actuales del Radicalismo
deben estudiarla, conocerla, defenderla y difundirla. Es una labor de
compromiso intelectual y de conducta ciudadana, mucho más que de estudios
académicos y de explicaciones sociológicas desinteresadas y escondidas en una
falsa objetividad.
La doctrina establece fines y objetivos generales en orden a un Proyecto Nacional, Democrático
y Popular, que no puede estar sujeta a variaciones sustanciales que respondan a
un acomodo a las circunstancias. Lo que sí cambia, necesariamente, son los
medios e instrumentos para llevar a cabo esa Doctrina. Esos instrumentos son
los Programas y Plataformas de la Unión Cívica Radical, una tarea que le
incumbe la Convención Nacional..
Algunos documentos, declaraciones y otros posicionamientos,
realizados dentro y fuera del Partido, han contribuido a que el Radicalismo, en
los últimos años, perdiera su identidad nacional y emancipatorio, popular y antiimperialista,
transformadora en lo social y en lo económico. Esa perdida y la crisis
consecuente, de carácter ideológico, se perpetúa aun hoy en el seno de esta
centenaria fuerza.. Con el argumento de actualizar o aggiornar la Doctrina del Radicalismo, se han
introducido en el ideario radical algunas concepciones propias del
conservadurismo y sus figuraciones actuales, como el llamado neoliberalismo.
Ello ha sido especialmente notable en el período que le tocó gobernar a la Alianza,
con un Presidente que pertenecía a la Unión Cívica Radical.
El fracaso de ese Gobierno, que condujo a la República a una
crisis sin precedentes, se debió en buena medida a las ambigüedades, silencios
y oportunismos de adaptación conservadora al nuevo orden mundial impuesto por
los fundamentalismos neoliberales hoy vigentes en la Gran Potencia hegemónica e
imperial: los Estados Unidos de Norteamérica.
La Unión Cívica
Radical no requiere "actualizaciones" doctrinarias que disimulan ese
retroceso ideológico, de carácter neo
conservador. La Unión Cívica Radical, necesita por el contrario, reafirmar su
doctrina e instrumentarla en su predica y en su acción militante. Ello se
concreta en una labor critica, y en un Programa y una Propuesta que establezca
posiciones claras en la dramática circunstancia que vive la Nación,
Latinoamérica y el Mundo, enfrascado en luchas de terror, en guerras, en
injusticias y desigualdades aberrantes, en fundamentalismos y fanatismos
irracionales, y en un alarmante crecimiento del pensamiento y la practica
autoritaria.
La reconstrucción de
la Función primordial del Estado Nacional, en una nueva articulación que reinstale un autentico federalismo y un
sano municipalismo. Nuestra idea del Estado, la que surge de la Doctrina y los
programas históricos de la UCR, lo define como
la expresión jurídica de la Nación, de su soberanía y de la preservación
de los valores de libertad, igualdad y solidaridad, de sus padres fundadores,
hace casi doscientos años. Se trata de un Estado no totalizador, que respete y
promueva la libre iniciativa individual, que sea participativo y democrático.
Un Estado activo, que planifique e intervenga la distribución justa de los
ingresos, que tenga la fuerza suficiente para la eliminar los privilegios y todas
las formas de concentración del poder del Capital y sus figuras de la
explotación de la persona humana.
II. La Propuesta más urgente
La propuesta, hoy y ahora del Radicalismo debe ser clara y
definitoria en los siguientes puntos centrales en lo económico y lo social:
a) Hidrocarburos y Energía:
Recuperación para la
Nación del manejo, control y renta de estos factores estratégicos de los que depende la soberanía,
la libertad, la seguridad y el bienestar
de los argentinos.
b) La cuestión agraria: La reivindicación de la función social de la tierra y de la economía
agroindustrial. No puede estar concebida, como ahora, como una simple mercancía
sujeta a la especulación financiera, que es la que hoy domina realmente esta
área fundamental del patrimonio nacional. Una reforma agraria requiere hoy
precisamente defender y promover a los propietarios productores, a los técnicos
y trabajadores de nuestros campos en todos los ciclos de la economía: la
incorporación de conocimientos y técnicas de producción, la
comercialización y la exportación. De
tal modo que su renta beneficie no a grupos monopólicos trasnacionales, sino al
conjunto del Pueblo Argentino, para su bienestar y su progreso.
c) La cuestión social: está doctrinaria y programáticamente definida en el Art. 14 bis de la
Constitución Nacional, obra del Radicalismo, y cuyo cumplimiento cabal implica
una autentica transformación social.
d) La Política Internacional: La Argentina debe ratificar en los hechos su
vocación latinoamericanista y antiimperialista. En cada foro internacional, en
cada acto de política exterior, en cada decisión que adopte la Argentina en el
mundo, ante los organismos Internacionales, especialmente el Fondo Monetario
Internacional y la Organización Mundial del Comercio, deben expresarse los
principios del internacionalismo igualitario que constituye una Política
permanente e indeclinable, que marcaron todos los Gobiernos Radicales, menos el
último de la Alianza.
Estos aspectos no excluyen otros también muy importantes.
Los mencionamos porque constituyen los ejes fundamentales de cualquier
definición política en el presente mas inmediato. El posicionamiento ante estos
temas, es pues definitorio y determinante de una identidad ideológica para el
Radicalismo.
III. El Partido.
Quienes condujeron al Radicalismo en su crisis más profunda
y grave, no pueden pretender fijar
normas de conducta partidaria, ni presumir de innovaciones y
actualizaciones ideológicas. Han
colaborado y apoyado acríticamente a un Gobierno que burló conductas, ideas y
principios de la Unión Cívica Radical. Y luego han violado los más elementales
principios de democracia interna. Sus prácticas han hundido al Radicalismo en
el desprestigio y la incredulidad.
Por lo tanto, es imprescindible una reorganización profunda
de todas las instancias institucionales de la Unión Cívica Radical. Hay que
eliminar los aparatos que funcionan con autonomía y ajenos a la voluntad y la
participación del afiliado, financiados con los recursos de la función publica,
con dirigencias autistas y enquistadas en un proceso de endogamia progresiva.
Los cambios drásticos en la conducción de los cuerpos orgánicos del Partido son
pues, imprescindibles y no postergables. Implican renuncias, alejamientos y
desplazamientos.
Una nueva conducción provisoria elegida por la Convención
Nacional, deberá conducir, en un lapso breve, un proceso de reempadronamiento general, en
todos los distritos, con un sistema de afiliación que garantice autenticidad, y
erradique definitivamente las prácticas clientelísticas y fraudulentas que se
han enseñoreado de la vida partidaria.
Si así no se comprendiera por los que tienen
responsabilidades indelegables, estaríamos en presencia de la claudicación
final de un Partido que ha sido protagonista, durante todo el siglo XIX, de las
mas nobles luchas cívicas de la Republica.
Fuente: Osvaldo Alvarez Guerrero: "El Radicalismo en su hora más crítica" (octubre de 2004) aporte de Leonardo Moreyra a traves de la Fundación Arturo Illia para la Paz y la Democracia.
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