Entre el 24 de febrero y el 7 de marzo de 1964 tuvo lugar en
la localidad cordobesa de Alta Gracia la reunión convocada por la Comisión
Especial de Coordinación Latinoamericana (CECLA), instancia previa a la Primera
Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD I). En esta
reunión -presidida por el ministro de Economía del gobierno de Illia, Eugenio
Blanco, y que contó con el asesoramiento de figuras vinculadas al enfoque
cepalino y desarrollista como Alfredo Concepción, Bernardo Grinspun, o Leopoldo
Tettamanti, entre otros-, se aprobó la llamada Carta de Alta Gracia, documento
inspirado en las ideas del economista argentino Raúl Prebisch, en el cual 19
países latinoamericanos denunciaron el carácter discriminatorio de la
estructura del comercio internacional como el factor responsable de la
vulnerabilidad de los países en vías de desarrollo.
En la Alta Gracia, la Argentina propuso la creación de un
Fondo Mundial de Financiación de Alimentos a funcionar dentro del ámbito de la
ONU. Según la propuesta argentina, este Fondo debía ser administrado en forma
proporcional por países proveedores, contribuyentes y beneficiarios. Según las
palabras del canciller Zavala Ortiz, propuestas como la de este Fondo apuntaban
precisamente a evitar el manejo monopólico de la asistencia financiera por
“unos pocos países privilegiados”
Los representantes de los gobiernos de los países
latinoamericanos reunidos en Alta Gracia, de acuerdo con el mandato conferido
par la Segunda Reunión Anual del Consejo Interamericano Económico y Social al
nivel ministerial de 1963, han establecido las líneas de una política unificada
de comercio exterior para el desarrollo. Al efecto DECLARAN:
En diciembre de 1962 las Naciones Unidas convocaron la
Conferencia Mundial de Comercio y Desarrollo con el propósito de fijar las
bases de una nueva estructura del comercio internacional, capaz de asegurar un crecimiento
acelerado, ordenado y continuo de los países en desarrollo.
Desde entonces, los países latinoamericanos han participado
en reuniones del Comité Preparatorio de la Conferencia, realizadas en Nueva
York y Ginebra y han realizado un examen conjunto de sus problemas con el
objeto de promover la coordinación de sus políticas comerciales. Con tal propósito
se han organizado reuniones de expertos independientes, peritos gubernamentales
y representantes oficiales en Mar del Plata, Santiago, San Pablo y Brasilia,
las cuales ahora culminan con la Reunión de Alta Gracia.
Como resultado de estos estudios y esfuerzos continuados,
America Latina ha adquirido una mayor conciencia de sus problemas y expresa la
firme determinación de actuar coordinadamente en la solución de ellos, dentro
del marco de las siguientes consideraciones y disposiciones:
1) La estructura actual del comercio internacional tiende a
ampliar la brecha que separa los niveles de vida de las naciones al impedir a las
que están en vías de desarrollo una afluencia de recursos adecuada a sus
necesidades de crecimiento económico y al polarizar los conocimientos técnicos
y elementos de bienestar en los países que ya cuentan con altos niveles de
ingresos.
Estas condiciones crean situaciones dramáticas frente al
aumento de población y a la conciencia de los pueblos sobre su derecho y su
posibilidad de mejores niveles de vida.
2) Estos fenómenos universales adquieren en America Latina características
especialmente graves. A pesar de los esfuerzos para aumentar el volumen de sus
exportaciones, America Latina esta siendo desplazada en el comercio internacional
y, para impedir una disminución mayor de su crecimiento, ha tenido que recurrir
a asistencia financiara externa, en términos tales que su servicio constituye
una carga excesiva para su capacidad de pago.
Hay, por lo tanto, una contradicción evidente entre la política
de préstamos y la política comercial aplicada por los países desarrollados al
mundo en desarrollo. Por una parte, se le provee de recursos financieros y por
la otra se le dificultan los servicios de esa deuda al limitar la expansión
adecuada de sus ingresos de exportación. Esta contradicción se agudiza por el
desmejoramiento de los precios de los productos de exportación de los países en
desarrollo, en relación con el aumento de los precios de bienes que exportan
los países industrializados.
3) Frente a hechos tan adversos, es necesario destacar la
responsabilidad que recae sobre todos los países, especialmente sobre aquellos
que en mayor grado se benefician con el régimen injusto actual. Esta responsabilidad
debe medirse teniendo en cuenta el interés común determinado por la interdependencia
de las economías nacionales, sin cuyo reconocimiento no podría obtenerse la
justicia necesaria para asegurar la paz mundial.
Fuente: Texto del documento
emitido el 8 de marzo de 1964 durante la reunión preparatoria de los países latinoamericanos
para fijar una política unificada de comercio exterior en la Conferencia
Mundial de Comercio y Desarrollo de Ginebra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario