El fruto mas característico del confusionismo que pervierte
la política argentina es, sin duda, el vergonzante frente popular. Para que las
direcciones de la Unión Cívica Radical se dejen llevar de la nariz, a tirones,
por el doctor Repetto, es necesario que hayan perdido toda sensibilidad
radical. El radicalismo, mayoría incontrarrestable de la población y del
electorado argentino, constituye de por si el único frente popular autentico. Y
como fuerza nacionalista, intransigente y reivindicatoria, es algo mas que un
frente de ocasión, porque es la nación misma pugnando, desde lo mas intimo de
su ser, por la realización de sus destinos.
Desde luego, hay un fenómeno de imitación. Hay frentes
populares en Europa. Es imprescindible que tengamos nuestro frente. Lo mismo
ocurre con el fascismo y con el comunismo. Este es un asunto de moda, como cualquier
otro...
El frente popular del viejo continente ha nacido para hacer
frente al fascismo. Y, por lo mismo, nuestro frente popular tiene el mismo
objeto. Solo que aquí el fascismo, de momento, es un fantasma. Para simular
beligerancia, nuestros frentistas se debaten en contra del conservadorismo, de
la Concordancia y, con todo genero de disimulos, en contra del general Justo.
El blondinismo de esta politiquería en nada se manifiesta
tanto como en esta situación beligerante. Los conservadores, para sobrevivir en
el presupuesto, para continuar usufructuando el obsequio que les hizo el
general Uriburu, han inventado el peligro del comunismo. Pero, como aquí el
comunismo también es un fantasma, califican de comunistas a todos sus
adversarios políticos y especialmente a los radicales. En cambio, para los
radicales son fascistas todos los conservadores. Veamos un poco la realidad.
Tres factores completan el problema práctico argentino, en procura de una sola solución:
el Radicalismo, el Régimen y el Poder Ejecutivo nacional, obsesionados por la
futura presidencia. Buscarle, de momento, otro significado a la lucha política
es complicar las cosas entupidamente. Es innecesario probar que, de estos tres
factores, sólo uno tiene gravitación efectiva: el Poder Ejecutivo. Por donde
toda lucha, toda agitación, toda dialéctica, toda propaganda, no conduce a otro
objeto que al de convencer o captar al general Justo, a efectos de sucederle en
la Presidencia de la Nación. Este propósito lo han confesado paladinamente los
concordancistas... Y los radicales no necesitan confesarlo porque todas las
actividades de las direcciones partidarias, desde que se salio de la
abstención, se dirigen angustiosamente en persecución de tal propósito. Dentro
de este cuadro ¿que es el Frente Popular, así con mayúsculas?...
El frentismo europeo es un invento producido por la conjunción
de dos maquiavélicas tendencias de alcance internacional: la soviética y la
francesa. El Soviet ruso paulatinamente ha ido abandonando el terrible lastre
de la Tercera Internacional, o sea la propaganda y la acción tendiente a
promover la revolución universal comunista...
De tal manera, la Unión Soviética, como expresión internacional,
debía entrar en la política europea, siguiendo el «modus» de esta política: su
diplomacia secreta, sus alianzas y «ententes», su armamentismo, etcétera. Dos
caminos le quedaban a Moscu al liquidar su política revolucionaria en el
exterior: licenciar a los partidos comunistas de las demás naciones o
utilizarlos a los efectos del nuevo imperialismo paneslavista soviético. Adopto
este último.
Como consecuencia de ese cambio fundamental de la ex revolución
proletaria, comunista y soviética vino la alianza francorrusa, reproduciendo la
clásica política de Paris para contrarrestar el poderío alemán. Renace la política
del «equilibrio europeo», de la «hegemonía francesa en el continente,
condicionada por el imperialismo británico, de la tendencia a un nuevo «statu
quo» que garantice a Francia el libre goce y usufructo de las ventajas
obtenidas en el tratado de Versalles...
Los comunistas de entrecasa toman la iniciativa. Siguiendo instrucciones
de Moscu, iniciaron una campana profusa, en la que participa gran parte de la
prensa, contra el fascismo y en favor de la paz. Ligan estas consignas, con
elogios a la democracia, con alabanzas a los partidos democráticos, por más
burgueses que sean, con una permanente infiltración en gremios obreros y
partidos políticos...
Vese claro el confusionismo de este malhadado frente
popular...
Traslada, o mejor dicho pretende trasladar el verdadero
problema argentino, sacándolo de su significación real, problema que solo
consiste en que el pueblo retome la soberanía por sus mayorías electorales, o
sea por la Unión Cívica Radical.
¿Cómo han caído las direcciones del radicalismo en la colaboración
contubernista del frente popular? ¿Ignoran
su verdadera significación, sus deliberados alcances? Posiblemente, no. No
ignoran nada. Lo único que ocurre es que las direcciones del Partido Radical
son ineptas, carecen de orientación, de definición, de heroísmo. Y esto ocurre
porque desgraciadamente, el radicalismo, en lugar de ser tomado por sus líderes
como la expresión de la voluntad reivindicatoria de la Nación, ha sido tornado
como un medio puramente electoral para regresar a la presidencia, o al
presupuesto.
Fuente: FORJA Boletín N°1 "Repudiamos el Frente Popular" escrito por Amable Gutierrez Diez, 14 de septiembre de 1936
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