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jueves, 26 de junio de 2014

Leandro Alem: "El Arca Santa" (20 de diciembre de 1891)

Salud compatriotas:

Esta asamblea ha perdido su carácter primitivo. El propósito del Comité Nacional fue de dar cuenta a todas las comisiones directivas de la Capital y de las provincias circunvecinas, del estado general de los trabajos, de la situación del partido en la Republica, haciendo sus últimas declaraciones.
Este era un trabajo laborioso y largo a propósito de una asamblea limitada: pero luego, en vista del anhelo general que por todas partes se sentía, que por todas partes palpitaba de que la Unión Cívica se congregase en estos momentos supremos, para hacer ella misma su revista y decir que estaba dispuesta a todo —porque se que dispuesta a todo esta— esta asamblea, como digo, ha perdido su carácter primitivo, y hoy seria imposible que yo hiciera esa reseña porque no es propio de ella, ni me lo resistiría. En cambio haremos esto: recorreremos las calles de la Capital para mostrar quienes comos nosotros y como estamos organizados.

Antes que todo; señores, puesto que, aunque sea someramente y a rasgos generales, voy a hacer la historia de la Unión Cívica, quiero reivindicar para nosotros este nombre histórico de esta hermosísima institución, que nació el 1° de setiembre: La UNION CIVICA.

No hay en la Republica Argentina mas que una sola Unión Cívica, y esa somos nosotros, una sola Unión Cívica; esa institución hermosa, como he dicho, que nació el 1° de septiembre, que se ratifico el 13 de abril, repercutiendo con profundas vibraciones en toda la Republica, y que, como Cristo, consumo su sacrificio derramando sangre generosa e inmolando preciosas vidas en los altares de la patria el 26 de julio.

Esa es la Unión Cívica, la que guarda el arca sagrada, el arca santa donde se despertaron aquellos levantados propósitos, aquellos grandes ideales que responden tan bien a los grandes anhelos, a las grandes aspiraciones, a las grandes ansiedades del pueblo argentino.

No; nada de Unión Cívica Nacional ni de Unión Cívica Radical: un solo nombre histórico debemos reclamarle porque este movimiento reaccionario y regenerador, tiene su página escrita en la historia y no debemos cederle a nadie: somos los mismos que hemos guardado el arca santa, el arca sagrada en donde están depositadas las aspiraciones del pueblo.

Se nos ha llamado radicales intransigentes y hemos aceptado ese nombre con orgullo, nuestro programa intransigente porque no vamos a transar por ambiciones impacientes y febriles.

Todo lo demás no responde a un propósito sino verdaderamente reaccionario y regenerador; son círculos exclusivamente personalistas.

No entro siquiera a examinar sus móviles: error humano, permítaseme esta frase latina, el error es de la humanidad.

Muchos se habrán equivocado; efectivamente, lo conozco, pero puede haber nobleza en el error.
Los otros nunca se equivocan y nunca se arrepienten, porque tienen la conciencia de su crimen y lo defienden hasta el último momento.

Y sin embargo, este sacudimiento brusco que sufrió el partido popular que nosotros componemos, este brusco sacudimiento repito, que sufrió (no me acuerdo la fecha), cuando el acuerdo (risas), cuando el desmembramiento de esa fracción que iba por tradición y por afecciones personales, sin saber muchos de ellos adonde iban; este sacudimiento, dejo grandes y provechosas enseñanzas, una gran lección para los hombres y para los historiadores. Revelo una cosa que desconocieron los débiles por otra, cuando fueron a meterse en su casa y a negar el concurso que la Patria necesitaba en esos momentos solemnes; desconocieron que era realmente un partido reaccionario, en que surgía una idea nueva, un espíritu nuevo, casi diré recordando una preciosa frase del viejo patriota de Entre Ríos, Chorruarín: una patria nueva que surge en la Republica Argentina.

Desconocieron eso, y esta ha sido la gran enseñanza y la provechosa lección que no han dado. Creyeron que el personalismo todavía podía predominar en la Capital; creyeron que el personalismo de las provincias antagonismo con el de la Capital, involucrando así otra idea funesta, la del localismo, podía también predominar en las provincias, desconocieron que eran generaciones nuevas, dos, tres, generaciones que no estaban dispuestas a abdicar de su personalidad; que se habían hecho ya conciencia de su derecho, de su fuerza y sobre todo de su misión.

Eso fue lo que los perdió, y esta ha sido la gran revelación.

Señores no hay quien pueda matar este espíritu y por esto la Unión Cívica, que se la llama radical, triunfó del oficialismo; triunfó del personalismo e hizo bambolear ¿Qué digo bambolear? Derrocó esa montaña.

Y bien: esta es en breve rasgos la historia de la Unión Cívica, desde el 1 de septiembre hasta el acuerdo, y el desmembramiento que ella sufrió en la Capital, todo lo conocéis, sabéis lo que pasó.

La Capital personalista, digámoslo así con franqueza, durante años, se reveló en esa idea nueva y el gran caudillo, el gran patricio que en un momento de extravío sintió las consecuencias de ese error, y cuando él creyó atraer a la Metrópoli, enlazarla y arrastrarla con las provincias, sojuzgarlas por el otro, el uno y el otro, permítaseme la frase, se pegaron el más soberano chasco porque todos vosotros lo dijisteis: no queremos acuerdo.

En quince días la Unión Cívica creció; se equiparó y superó los elementos de esos dos personalismos; porque decidme con franqueza, si en estos momentos de perturbaciones, de vacilaciones, cuando todos los círculos andan por aquí y por allí haciendo comedias y haciendo que se yo cosas que no nombro, ¿Qué partido puede presentarse tan compacto, tan entusiasta, tan imponente como el nuestro en esta reunión, que a cualquiera lo edifica?

La República entera respondió al pensamiento nuevo, a la idea nueva. Se ha dicho que la evolución fue en la Capital; la Capital salvó su honor, porque como lo habéis visto y lo demostráis ahora, abatió al personalismo; pero las provincias en estos momentos de sufrimiento, cuando todos desfallecieron, cuando se los amenazaba con la tremenda montaña que formaban eso dos abrazos, las provincias, señores, oprimidas, expoliadas, sojuzgadas, fusiladas, en fin, no hay que decir lo que ha pasado en las provincias porque representan verdaderas tablas de sangre, a pesar de todo, ellas, inmediatamente se pronunciaron por la Unión Cívica Radical, es decir por la Unión Cívica Pura porque es la que conserva el arca santa.

Yo he recorrido las provincias. Quise cerciorarme de lo que en ellas pasaba, quise verlo, observarlo, sentirlo, palpitarlo, si se me permite la palabra, no quise guiarme por comunicaciones. Voy allá, me dije, a ver si es cierto, que este partido es tan grande, a ver si es cierto que los pueblos están dispuestos a luchar con el oficialismo, y no me cupo de ello la menor duda. Todo el mundo sabe lo que pasó. Allá voy me dije, para volver templado o destemplado y saber lo que debemos hacer en la hora suprema que se acerca. Fui prevenido en este sentido para no ilusionarme, para no apasionarme, para observar con toda serenidad y criterio imparcial lo que pasaba.

Lo que sucedió, ya lo sabrán ustedes por los telegramas y comunicaciones que habréis leído en los periódicos de la capital, y, lo digo con franqueza, todas esas descripciones son pálidas ante lo que allí se sentía, ante lo que allí se palpaba.

Todo se movía, señores, en esas provincias, desde la mas distinguida dama, hasta la última mujer del pueblo con chiquito de pecho en los brazos, presentadlo a la bandera cívica, des lo mas jóvenes estudiantes hasta  los ancianos mas venerables, todos los gremios, letrados, comerciantes, hombres de ciencia, todas las sectas religiosas, liberales, católicos, protestantes; en una palabra, el pueblo entero todo el mundo. Aquello me hacia recordar a las cruzadas, que todas las naciones confundían y aunaban sus esfuerzos para rescatar el Santo Sepulcro, así como la Unión Cívica debe rescatar el arca santa de nuestras instituciones, en esta lucha de emancipación y de independencia a favor de la cual comprende que no hay corazón que no palpite, y me hacia recordar lo que debe pasar en cualquier pueblo culto cuando se ve amenazado por alguna irrupción de vándalos en que todos se juntan y se estrechan para repeler el atropella: ¡hombres, niños, mujeres, ancianos, todo!

Señores: Yo lo he visto. Nadie me engaña, ni me he engañado yo mismo. Después he pedido datos oficiales completos a todos los comités de las provincias sobre sus trabajos y su composición. Es imposible haceros conocer ahora esos datos, porque tendríamos que estar aquí hasta las ocho de la noche.

Por eso me he anticipado a que se imprimieran siquiera una parte de ellos en la hoja suelta que se ha repartido. En ella están solamente los datos de seis u ocho comités, porque no ha habido tiempo para más; ellos bastan para probar su composición y fuerza directiva.

En Córdoba tenemos setenta comités con una composición y fuerza directiva de 1800 hombres, la crema, la plata labrada, la flor fina de esa provincia.

En San Luis tenemos otros tantos comités representantes de una composición y fuerza directiva de otros 1800 hombres, lo cual, teniendo presente la población de esa provincia, quiere decir que San Luis es cívico.

Catamarca está en las mismas condiciones, de tal manera, señores siquiera como nombrar un empleado ni administrativo ni judicial, que pertenezca a esa provincia: tienen que ir a rogar a hombres de otras partes para que acepten esos puestos.

Santiago y Entre Ríos, inmediatamente después del acuerdo, se levantaron vigorosa y espontáneas, dispuestas a defender nuestra causa. En esa hoja figuran también las agregaciones de San Juan y de otras provincias. Revisad eso y lo que publicaremos mañana y pasado y os convenceréis de que un pueblo inmenso, de que la gran mayoría o casi todo el pueblo argentino, quiere, una vez por todas, regeneración; piensa en la Patria, piensa en sus hijos piensa en sus hogares que de otra manera quedaran para siempre…

¿Dónde están ellos? ¿No nos exhibimos nosotros a cada momento hasta el extremo de que se nos critique por ello?

Así proceden los partidos populares. A cada momento nos reunimos, como hoy aquí y nos presentamos a la luz del día en plena calle, a decir lo que se siente, sin cuidados ni componendas, con rumbos fijos, por la línea recta que científicamente es la mas corta aunque los componedores entiendan que la curva muchas veces lleva mas fácilmente a los puestos que ambicionan.

¿Dónde están ellos? ¿Cuáles son los partidos populares que han cruzado por la capital ni por la Republica?

Yo no los he visto. No exagero: hasta ahora no he visto una exhibición de fuerza como la nuestra. En la provincia solo conozco dos partidos populares, dos agrupaciones de gente de pueblo porque no tiene… machete ni traje militar: son los cadeneros de Córdoba.

Una agrupación popular y los segundos cadeneros que se han inventado en Salta con el nombre de “Sociedad de Tiro”, verdadera banda de malhechores, que ha hecho en Córdoba una tabla de sangre que representa 400 asesinados de nuestras filas y que en Salta corrían a las mujeres a balazos de los paseos públicos.

Debo abreviar. Mucho tendría que decir si fuera a hacer una historia completa de nuestros trabajos, pero fatigaría a la asamblea y nos faltaría tiempo para oír a los demás oradores que esperan para complementar esta exposición. Voy a ser breve, pues, en mis conclusiones y declaraciones.

La inscripción en la Republica ha tenido este resultado: en todas partes combatida en una u otra forma. Aquí la obstrucción y el fraude desvergonzado de las mesas gubernistas; allí las violencias, los balazos de los esbirros de policía como en Tucumán y en Córdoba; y en otras partes otro sistema reservado.

Voy a hablar en el lenguaje de ellos. Dicen los gubernistas que por que se van a tomar el trabajo de hacer inscripciones, ni de gastos; que inscriban ellos y en el momento de las elecciones vienen aquellas arreadas que se hicieron en Catamarca, en Jujuy y en otras partes. Son los tres sistemas que ellos tienen. Esto revela completamente un plan: el oficialismo piensa imponerse, no obstante que hayamos conseguido un gran número de inscriptos aquí y allí; ellos quieren imponerse a todo trance. Vosotros habréis presenciado la verdadera injuria lanzada en la Capital de la República con aquellas manifestaciones de basureros y peones.

Bien, señores, ésta no es la sola injuria; ha habido el discurso y manifestaciones del presidente con motivo de la ruptura del acuerdo, que ha arruinado a la patria; que ha derrocado todo, que no ha dejado principio sin conculcar, ni institución sin desvirtuar, y esto se atreven a decir ensoberbecidos, porque creen que tienen el derecho de seguir gobernando a este país, y es preciso arrancarse el corazón antes de consentirlo.

No creo en todas estas componendas o en todos estos acuerdos, y es preciso que una vez por todas digamos con franqueza nuestras ideas, cargando con la responsabilidad de nuestros dichos.
Yo creo lo digo como hombre honrado y cargo con la responsabilidad de lo que digo que no puede haber un hombre honrado que acepte la candidatura de los círculos oficiales. Porque una de dos: si se acepta con propósitos buenos, secunda la penetración del delito de aquellos cuyo apoyo busca, o si lo acepta, vinculándose con un crimen, deja de ser completamente honrado.

La situación esta definida, lo sabéis; somos la inmensa mayoría. El oficialismo quiere reimponerse, ese círculo funesto que comete los actos más cínicos, revelando la corrupción de nuestras ideas, y los comete a la luz del día.

Todos los días ¿no están viajando Hernández, Costa, Caferatta y demás gobernadores? ¿No se reúnen en la casa del Congreso con senadores y diputados para levantar candidaturas a la presidencia de la Republica?

Y el presidente ¿Qué dice? Dice que prescinden dentro de su partido.

Pero yo pregunto: ¿Quién cree en esa prescindencia dentro de su partido? Nadie.

Pero si esto es lo mas natural. Y si no pregúnteselo a Garzón o a ese otro bárbaro que hace beber sangre en Corrientes; pregúntesele a cualquiera de ellos si es cierto que oprimen al pueblo y estoy seguro que van a contestar que es una calumnia, y que el de ellos es el mejor de los gobiernos posibles.

Si hubiese habido prescindencia, si se hubiesen cumplido los solemnes compromisos contraídos con el país, ante los graves acontecimientos que se produjeron desde que el actual presidente obtuvo el mando al salir del Congreso, vivado por la misma revolución, no se habrían mantenido estas situaciones deleznables ni hubiera habido los fusilamientos de Córdoba, ni el salvajismo de Corrientes, ni las intervenciones militares ni las arreadas de Catamarca, ni las grandes inconstitucionalidades de Entre Ríos y Santa Fe, ni el arsenal de La Plata, donde se están gastando miles y miles con déficit de seis millones, es decir, donde esta gastando los dineros robados y por robar del pueblo de la provincia.

No, señores; no creamos nada; dispuestos a la lucha, allá vamos, allá vamos a defender nuestro derecho sin omitir sacrificios, fatigas y responsabilidades; allá vamos, una vez por todas, porque es lucha tremenda entre la degradación y la idea moral; defendámonos palmo a palmo como he dicho antes y lo repito, por honor a la patria, por nuestros hijos, que si no se salvan esta vez, si no reaccionamos, tenemos que llevarlos muy lejos para que no se asfixien en esta atmosfera corruptora.











Fuente: Discurso pronunciado por el Dr. Leandro Alem en el Frontón Buenos Aires el 20 de diciembre de 1891.

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