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miércoles, 18 de septiembre de 2013

Eduardo Gamond: "Una UCR sin aditamentos" (22 de mayo de 1965)

Comparto los conceptos en lo que se refiere a la necesidad de promover un poderoso movimiento de unidad radical que, superando todos los prejuicios del pasado inmediato, permita reconstruir una UCR sin aditamentos capaz de salvar a la República de los graves peligros que la acechan, asegurando la plena vigencia de nuestra democracia representativa republicana, como instrumento idóneo para conducir la Argentina a su gran destino.
Esas preocupaciones no han sido ajenas a su espíritu ni al de los integrantes del comité nacional, que me honro de integrar y que con tanto sacrificio y grandeza de espíritu preside Ricardo Balbín.
Usted no debe ignorar, y todo el país lo sabe que en el plenario del comité nacional celebrado el 14 de octubre de 1964, es decir con bastante antelación a los comicios de marzo del corriente año, y por lo tanto sin tener en cuenta los resultados de dicha compulsa cívica, presente un proyecto de amnistía amplia para todos los sancionados y de reincorporación para todos los que hasta 1957 militaron en la UCR sin aditamentos y que al producirse la división del partido no se reinscribieron en la UCR del Pueblo, los que debían ser invitados a hacerlo con todos los derechos y prerrogativas que tenían en 1957.
El Comité Nacional había girado mi proyecto a la convención nacional, que no existe en la UCR del Pueblo espíritu de revanchismo, mezquindad ni propósitos de predominio político, en ninguno de los hombres encargados de la conducción y que todos los integrantes del comité nacional, pensando en el país por sobre nosotros mismos y por sobre nuestra agrupación política tenemos el corazón abierto y la mano tendida a todos los hombres de buena voluntad que compartiendo nuestras banderas de acción política quieran colaborar al esfuerzo por servir a la Nación.
Pero hay algo mas importante aún a mi juicio, y es que los sectores democráticos del país busquemos puntos de coincidencia que faciliten y aseguren el afianzamiento de la democracia y de las instituciones fundamentales del país, conservando cada uno su individualidad propia. Si el país llega a marzo de 1967, en el estado de espíritu crudamente electoralista en que se encuentra actualmente las agrupaciones políticas, la democracia y la República tendrán sus días contados. Todo esto nos indica que es la hora de que los argentinos olvidemos el pasado y abramos fuertemente los brazos.
Si así no fuera, ojala que no lo sea, y que las instituciones democráticas y la forma republicana de gobierno se encuentren definitivamente consolidadas, existen problemas económicos y sociales que requieren para su solución inmediata por sobre todos los esfuerzos que pueda realizar el gobierno, la comprensión de todo los sectores de la vida nacional. Bastaría con destacar para no referirme mas que a uno de los problemas que afligen al pueblo argentino y que no puede ser resueltos por el gobierno por si solo, el candente problema de la inflación. La inflación no podría ser resuelta ni con medidas monetarias, ni con medidas estructurales exclusivamente, si no se concreta un pacto social, según las experiencias más recientes de países como Estados Unidos, Inglaterra, Dinamarca, etc. Que haga que los sectores del capital y trabajo lleguen a un entendimiento para fijación de precios y para afianzar la productividad.
La circunstancia de estar las fuerzas políticas argentinas juzgando la economía del país con un sentido político y no técnico, nos atrasa el logro de las soluciones que el porvenir de la Republica reclama cada día más imperiosamente. Yo tengo la seguridad de que hay buena fe y patriotismo en los hombres públicos que militan y conducen las fuerzas políticas argentinas y puedo asegurarle que ello ocurre sin excepción en el comité nacional de la UCR del Pueblo. 






















Fuente: Carta Politica al Gobernador de Córdoba Dr. Justo Paez Molina,  (21 de mayo de 1965)

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