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miércoles, 15 de mayo de 2013

José Gabriel: "Hipólito Yrigoyen y la Juventud" (1931)

Una de las originalidades de Yrigoyen que mas dieron que hablar en su primera presidencia fue la designación que hizo de hombres jóvenes para el desempeño de cargos públicos de consideración: el nombramiento de muchachos como Diego Luis Molinari y Albino Pugnalin para sendas subsecretarias ministeriales pareció una osadía; ¡si aquellos puestos los habían ocupado siempre hombres serios! Nadie recordó que el civil más significativo e influyente de la revolución de mayo había sido un muchacho: Mariano Moreno, frente al cual el militar y solemne Saavedra fue y será siempre un carcamán. Yrigoyen, ensoberbecido; en su triunfo, ponía muchachos en el gobierno para burlarse de la nación.

Otra de las originalidades de Yrigoyen gobernante, fue exaltar a todos los hombres que valían o que el creía que valían, sin preocuparse por su apellido; podían apellidarse con un “DE” patronímico como podían ser un Gambastorta cualquiera. Yrigoyen no hacia cuestión de genealogía personal; por no hacerla acogía igualmente a los de ascendencia notoria o patricia que representasen por si mismos un valor; si abundaban los de extracción humilde entre los que escogía, era porque los otros pertenecían al régimen. Esos apellidos españoles o italianos sin resonancia procera que ostentaban los funcionarios del nuevo gobierno tomo para el titeo en "La Mañana" el escritor Gerchunof. Al lado, se ridiculizo la juventud de los aludidos.

Si. Yrigoyen prescindió por entero de los apellidos entre sus colaboradores y otorgo preferencia a la juventud. Yo era un adolescente al asumir el por primera vez el poder publico: educado en la conceptuosidad de la oligarquía, me asuste de aquellas designaciones de muchachos. Todos los que estábamos fuera de la orbita yrigoyenista (y éramos contando a la casi totalidad de sus correligionarios, el 99 % de la población del pais) ignorábamos que el mundo se encaminaba aceleradamente hacia el gobierno de los muchachos. Yrigoyen, que tantos atisbos geniales ha tenido, lo presintió. ¿Quien le alecciono en el asunto? He aquí uno de los recovecos de su compleja personalidad, que tan fácilmente se presta al chiste del literato frívolo o del oligarca de mesa de juego -en el club social, pero que tanto cuesta conocer. Nadie desde luego, en la Argentina, pudo incitarle a la preferencia por la juventud: todavía no ha aparecido otro Yrigoyen; y del extranjero sabia tan poco, que era nada o no mucho más: jamás viajo, nunca fue lector ávido, no llevaba relaciones asiduas con extraños. Es una de sus adivinaciones de hombre metido hasta los hombros en la vida: vio- que el mundo pertenecía a los jóvenes y trato de ir poniéndolo en sus manos (sin dárselo de sopetón) en la comarca que le había tocado gobernar. Luego, cuando la juventud universitaria en conflicto con sus maestros acudió a el, auspicio hasta entregarle las universidades, que detentaban los fósiles; y en su segunda presidencia me consta que antes de enviar una intervención federal a provincias o de autorizar la constitución de un gobierno provincial partidario, exigía listas de abogados jóvenes, de técnicos jóvenes.













Fuente: "Hipólito Yrigoyen y la Juventud" de José Gabriel en Hipolito Yrigoyen "El Templario de la Libertad" de Felix Luna, 1955.

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