Otra de las originalidades de Yrigoyen gobernante, fue
exaltar a todos los hombres que valían o que el creía que valían, sin
preocuparse por su apellido; podían apellidarse con un “DE” patronímico como podían
ser un Gambastorta cualquiera. Yrigoyen no hacia cuestión de genealogía
personal; por no hacerla acogía igualmente a los de ascendencia notoria o
patricia que representasen por si mismos un valor; si abundaban los de extracción
humilde entre los que escogía, era porque los otros pertenecían al régimen.
Esos apellidos españoles o italianos sin resonancia procera que ostentaban los
funcionarios del nuevo gobierno tomo para el titeo en "La Mañana" el
escritor Gerchunof. Al lado, se ridiculizo la juventud de los aludidos.
Si. Yrigoyen prescindió por entero de los apellidos entre sus
colaboradores y otorgo preferencia a la juventud. Yo era un adolescente al
asumir el por primera vez el poder publico: educado en la conceptuosidad de la oligarquía,
me asuste de aquellas designaciones de muchachos. Todos los que estábamos fuera
de la orbita yrigoyenista (y éramos contando a la casi totalidad de sus
correligionarios, el 99 % de la población del pais) ignorábamos que el mundo se
encaminaba aceleradamente hacia el gobierno de los muchachos. Yrigoyen, que
tantos atisbos geniales ha tenido, lo presintió. ¿Quien le alecciono en el
asunto? He aquí uno de los recovecos de su compleja personalidad, que tan fácilmente
se presta al chiste del literato frívolo o del oligarca de mesa de juego -en el
club social, pero que tanto cuesta conocer. Nadie desde luego, en la Argentina,
pudo incitarle a la preferencia por la juventud: todavía no ha aparecido otro
Yrigoyen; y del extranjero sabia tan poco, que era nada o no mucho más: jamás
viajo, nunca fue lector ávido, no llevaba relaciones asiduas con extraños. Es
una de sus adivinaciones de hombre metido hasta los hombros en la vida: vio-
que el mundo pertenecía a los jóvenes y trato de ir poniéndolo en sus manos
(sin dárselo de sopetón) en la comarca que le había tocado gobernar. Luego,
cuando la juventud universitaria en conflicto con sus maestros acudió a el,
auspicio hasta entregarle las universidades, que detentaban los fósiles; y en
su segunda presidencia me consta que antes de enviar una intervención federal a
provincias o de autorizar la constitución de un gobierno provincial partidario,
exigía listas de abogados jóvenes, de técnicos jóvenes.Fuente: "Hipólito Yrigoyen y la Juventud" de José Gabriel en Hipolito Yrigoyen "El Templario de la Libertad" de Felix Luna, 1955.
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