En tal carácter, afirmamos el principio universalista de
nuestros ideales, pero sostenemos la absoluta necesidad de que los problemas de
la política y de la economía nacional sean resueltos con sentido y
responsabilidad de argentinos, oponiéndonos a toda interferencia de intereses
extraños que lesionen la soberanía nacional o del pueblo. Concepto este, que
deseamos ver triunfante en todos los pueblos de América con los cuales estamos
indisolublemente unidos.
No existe para la Argentina otra forma posible de
convivencia social que la de un régimen de amplia y efectiva democracia, en el
cual los destinos del país estén en manos del pueblo y no de intereses oligárquicos,
clases o grupos autocráticos o totalitarios.
En virtud de estas consideraciones y ratificando anteriores
pronunciamientos la asamblea declara:
1. Que reitera la absoluta necesidad de mantener la integridad de los principios radicales.
1. Que reitera la absoluta necesidad de mantener la integridad de los principios radicales.
2. Que la intransigencia es uno de esos principios
fundamentales y que por lo tanto el radicalismo debe oponerse energicamente a
la acción disgregante del gobierno de facto y de la oligarquía conservadora que
persiste en su intención de destruir al partido.
3. Que mantenemos nuestra oposición a toda candidatura
oficial y a todo acuerdo o pacto electoral.
4. Que condenamos la tentativa de quienes llamándose radicales
intentan extraviar a la opinión publica invocando un radicalismo que traicionan
en su historia y en su esencia al colaborar con la dictadura.
5. Que dentro de los conceptos principistas enunciados mantendremos la unidad del partido indispensable para defender la integridad de las instituciones libres.
5. Que dentro de los conceptos principistas enunciados mantendremos la unidad del partido indispensable para defender la integridad de las instituciones libres.
6. Que es imprescindible la inmediata reorganización del
partido en todo el país de acuerdo a su carta orgánica, y sin que graviten
quienes en una u otra forma se apartan de la línea principista.
7. Que lucharemos por el cumplimiento integral del voto directo, representación de las minorías, exigencia de dos tercios para las reelecciones y régimen de asamblea de afiliados para que sea el hombre del pueblo quien trace los rumbos fundamentales de la vida partidaria.
8. Que es inadmisible toda tentativa de revalidar mandatos caducos de la convención nacional porque ello atenta contra la letra expresa de la carta orgánica y contra el principio de soberanía de los afiliados.
9. Que expresamos nuestra protesta contra las resoluciones de cualquier autoridad partidaria en cuanto atenten contra los preceptos principistas que el radicalismo ha defendido en toda su historia.
7. Que lucharemos por el cumplimiento integral del voto directo, representación de las minorías, exigencia de dos tercios para las reelecciones y régimen de asamblea de afiliados para que sea el hombre del pueblo quien trace los rumbos fundamentales de la vida partidaria.
8. Que es inadmisible toda tentativa de revalidar mandatos caducos de la convención nacional porque ello atenta contra la letra expresa de la carta orgánica y contra el principio de soberanía de los afiliados.
9. Que expresamos nuestra protesta contra las resoluciones de cualquier autoridad partidaria en cuanto atenten contra los preceptos principistas que el radicalismo ha defendido en toda su historia.
Las declaraciones precedentes procuran expresar la necesidad
de una acción y pensamiento armónicos encaminados a obtener la definitiva estructuración
de la Unión Cívica Radical que debe afrontar de inmediato la lucha para obtener
la instauración de la normalidad constitucional. No perseguimos la normalidad
para evitar la implantación de medidas de justicia social y económica, sino
precisamente para asegurar su pleno imperio mediante la inmediata sanción de leyes
que las consoliden y perfeccionen dándose satisfacción a las justas demandas de
los trabajadores y asegurando la independencia económica del país. Ratificamos
nuestra convicción de que el radicalismo es el instrumento de liberación económica,
política y cultural de la masa trabajadora y de la economía del pueblo. Esta obra
de emancipación social y nacional que será proseguida sin renunciamientos por
la Unión Cívica Radical, fue iniciada en 1916 por el presidente Yrigoyen,
proseguido por los gobiernos radicales y concretados últimamente en el programa
de 1937 y en la declaración de Avellaneda de 1945. Al ratificar la determinación
de proseguir, dentro del partido nuestra lucha para servir al país, no nos
mueve propósito electoralista alguno y si nos alienta la voluntad de contribuir
a la construcción de una gran democracia social y económica. Estos propósitos están
avalados por la limpia conducta de los hombres que suscriben la declaración entre
los cuales figuran viejos luchadores y representantes de las nuevas generaciones.
Hacemos llegar también a la juventud universitaria, auténticamente
reformista, nuestro anhelo de que el movimiento liberador de la inteligencia
argentina, iniciado por la generación del 18, propagado a todo el continente y sostenido
con entereza ideal por la juventud, mantenga altivamente la bandera de la reforma
frente a todo intento de desvirtuar sus postulados elevadamente morales y
profundamente argentinos y americanos.
Al encarar decididamente nuestro cometido exhortamos a todos
los radicales a compartir nuestra tarea en la seguridad de que la labor se desarrollara
con la consideración y respeto que merecen los correligionarios que no
compartan nuestros puntos de vista.
Rosario, 1 de noviembre de 1945.
Fuente: El Radicalismo "Un Siglo al Servicio de la Patria" de Carlos Giacabone y Edith Gallo, 1991.
No hay comentarios:
Publicar un comentario