Cuando afirmo que la Revolución
de Mayo es la fuente inspiradora de nuestro ideal democrático y que esta puede
desenvolverse hasta las modernas formas de la democracia social, me fundo en la
obra de nuestros pensadores y en el desarrollo biológico de nuestro ser
nacional.
Semejante enunciado no puede llevamos a confundir
esta especie de socialismo nativo con el marxismo europeo. Las consecuencias de
la premisa democrática argentina pueden llegar hasta donde llegan las aspiraciones
obreras de nuestro tiempo, sin que por ello se confundan los principios filosóficos y los métodos
políticos de ambos sistemas. El postulado argentino es espiritualista,
vitalista y nacionalista, el otro no.
Algunos socialistas han
querido substituir la bandera nacional ausente, por la adopción de algunas figuras
de nuestra historia, en la que han creído ver a precursores del marxismo. Esto
es una confusión insostenible, porque la obra de Moreno y sus sucesores fue de
amplia democracia, pero no de materialismo histórico, ni de colectivismo económico,
ni de guerra de pluses. El Dogma Socialista
de Echeverria nada tiene que ver con la doctrina marxista, pues sostiene la
propiedad privada y los fueros del sentimiento religioso como lo comprobara
quien lo lea. "Socialista", en aquella época, es palabra que se usaba
para nombrar la solidaridad social, por sobre el individualismo, las clases,
los partidos, las regiones y los gremios, en un amplexo romántico que a todos
los refundía en la libertad humana dentro de la Nación. La enfiteusis y la
reforma eclesiástica de Rivadavia, caben dentro de la economía democrática y
del patronato nacional. A esta misma familia- donde pertenece el liberalismo de
Mitre, que laicizó comentarios, de Sarmiento y Roca que laicizaron las
escuelas; de Juárez Celman que laicizo la familia. El único publicista y
gobernante argentino que expresa ideas sociales mas o menos influidas por Prudhon
y los románticos (no por Marx), fue Mariano Fraguiero que en su libro
intitulado Organización del crédito publico,
planeo, poco antes de la Constituyente, una organización económica del Estado totalmente
fundada en la nacionalización de las funciones de crédito y distribución; pero después
de la Constituyente, Fragueiro fue ministro de hacienda de Urquiza, y organizo
el Estado sobre las ideas que Alberdi expuso en el
Sistema Económico y Rentístico de la Constitución,
que es el de la libre competencia y la propiedad privada, en todas las
funciones de producción, distribución y consumo. Cincuenta años después del
libro de Fragueiro, el doctor Juan B. Justo fundador del Socialismo en nuestro
país, tradujo El Capital de Marx y en esa teoría
inspiró al doctor Justo su libro Teoría y practica
de la historia así como las conferencias y trabajos con que logro organizar
aquí la clase obrera en un partido político. Tal es la verdadera cronología del
marxismo en nuestro país. Algunos obreros alemanes e italianos fueron aquí los
fundadores de nuestro socialismo portuario.
De Moreno que defendió
los derechos del hombre; de Monteagudo que escribió sus "aristócratas en
camisa", de Rivadavia que fundo la enfiteusis, de Echeverria que divulgó
los primeros atisbos de la democracia social; de Vélez Sarsfield que abogo por
el Patronato civil sobre el poder eclesiástico, de Sarmiento que pugno por la educación
popular, de Alberdi que combatió el militarismo sudamericano, de Fragueiro que
abogo por la nacionalización del crédito y la circulación de la riqueza, de
Avellaneda que preconizo la división de los latifundios; de los que fundaron el
Estado laico y trabajaron por la elevación economiza y cultural de las masas, podemos
edificar una doctrina sistemática donde surge de nuestra evolución nacional y
no se detiene ante ninguna de las consecuencias que la economía moderna puede
exigir para una organización mas justa de la vida.
Ahora vemos claras
algunas ideas que necesitábamos clarificar: el partido socialista no puede ser
el instrumento de la revolución social, porque ha entrado en el ambiente del liberalismo
burgués, ni puede ser el instrumento de la reforma nacional porque su doctrina
–materialista es internacional como su himno y su bandera. Por otra parte el
socialismo argentino se reduce como caudal de electores a la Capital y a una
que otra comuna, de modo que, siendo una minoría, no puedo dar soluciones de
orden general, como se ha visto en las elecciones de 1931. A pesar de estar
excluido el radicalismo, no alcanzo a substituirlo, aunque la mayoría del
pueblo era adversa a los candidatos de la oligarquía. No lo consiguió ni
mediante su alianza con la burguesía rosarina. La negativa de los socialistas a
constituir en Buenos Aires la legislatura elegida el 5 de abril cuya legitimidad
no obstante reconocen, es un síntoma claro de su actitud contemplativa ante la situación
creada mediante la coacción y el fraude por la política reaccionaria que venció
el 8 de noviembre de 1931. El futuro desarrollo del partido socialista será
contenido por el radicalismo de mañana, si este acierta a reemplazarlo con un
programa de reformas que satisfaga las necesidades obreras.
Fuente: El Radicalismo de Mañana de Ricardo Rojas, 1932
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