Honorio Pueyrredón: "Aprovechamiento de las Cataratas del Iguazú" (24 de agosto de 1918)

Puerto Aguirre, agosto 24 de 1918

A S. E. doctor Hipólito Yrigoyen, Presidente de la Nación,

Buenos Aires

Desde el pie de estas hermosas cascadas, le envío afectuosos saludos. En presencia de estas, puedo confirmarle, sin duda alguna, mi indicación anterior respecto a sus aprovechamientos. Conozco las cataratas del Niágara, que producen un millón doscientos mil caballos y con solo una parte, dan fuerza y luz a Toronto y Búfalo. Estas en nada le desmerecen, y en opiniones autorizadas, la corriente eléctrica podrá aun llegar hasta la capital, sirviendo a la vez a las ciudades de transito.

Sea su gobierno que ya ha marcado con grandes actos, el que coloque el primer jalon de esta obra trascendental, nombrando inmediatamente una comisión calificada de ingenieros que, bajo la dirección de una técnica experimentada, realice los estudios completos y proponga el plan de ejecución. Ante su resultado ya nadie podría dejar de realizar la obra y se habrá salvado a la vez el peligro de que salgan algún día de las manos del Estado. Si la obra se ejecuta no hay para que decir hasta donde alcanzaran los beneficios a los pueblos que en su mayor parte tendrán fuerza y luz a base de una combustión barata, dando a nuestro país la independencia que gozan otros pueblos por haber dispuesto de ellos en buenas condiciones.

Me he enterado en el territorio comprobando los grandes beneficios que reportara al país el rescate y distribución legitima de sus tierras públicas, que se hallan hoy improductivas, en medio de su inmensa riqueza.

He podido apreciar de cerca muchas necesidades, de que le informare y que podrán ser satisfechas por el gobierno, en beneficio publico.

Si no me falta tiempo, tratare de llegar al Chaco, para inspeccionar los obrajes y las colonias algodoneras.

Soy su afectuoso.

H. Pueyrredón
Ministro de Agricultura

Fuente: Hipólito Yrigoyen "Pueblo y Gobierno" La Reparacion Institucional, Volumen II La Republica Federal, Recopilación hecha por Hector Rodolfo Orlandi y Jorge Rodolfo Barilari, Editorial Raigal; 1954.