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domingo, 5 de febrero de 2012

FORJA: ¿Quién perdonó a quién? ¿Alvear a Yrigoyen o Yrigoyen a Alvear? (junio de 1939)

Un aparente distanciamiento entre el presidente de la llamada Convención Nacional de la Unión Cívica Radical, Dr. Honorio Pueyrredón y el presidente del llamado Comité Nacional, Dr. Marcelo T. de Alvear, ha motivado palabras de este que obligan a FORJA a puntualizar hechos.

Aclaramos en primer lugar que tal distanciamiento es una ficción destinada a llevar a vía muerta la reacción del radicalismo ante la traición de sus dirigentes. i Como creer en el des- acuerdo del Dr. Pueyrredón cuando este llega en nombre de la intransigencia a la misma conclusión que el otro en nombre de la conciliación: al ofrecimiento de aplausos y solidaridades hacia el Dr. Ortiz, que por otra parte no aparecen públicamente solicitados por la usurpación ? i Y como creer, cuando acaba de concurrir a la inauguración de la Casa Radical, acto al que no debió asistir ningún radical intransigente ya que cada centímetro de tierra y cada ladrillo representa un pedazo de Patria enajenada al dominador extranjero por los promotores de negociados que se disputan con la oligarquía las granjerías de la entrega?

En esa oportunidad el Dr. Alvear ha pretendido asumir el papel de "Salvador del radicalismo"; ha hablado de "desgobierno" Yrigoyenista, y perdonado "rendiciones de cuentas" sin que se levantara, con rara excepción, la protesta de los directamente afectados que forman parte del cuerpo.


En su gobierno se incubo la resurrección del régimen y de sus ministerios y de entre sus paniaguados han salido los molineros de setiembre, los autores de los fraudes y las violencias y los enajenadores al extranjero de la riqueza argentina. Usted se fue a Paris dejando montada la maquina de la conspiración y aplaudió desde Paris su éxito. "Gobernar no es payar" dijo entonces refiriéndose a Yrigoyen, sin duda porque los payadores no se venden, y sus ideas de gobierno pertenecen al sistema de los que creen que gobernar es entregar.

Usted no vino de Paris a salvar el partido. El partido se había salvado solo y en estado de asamblea o en trance de reorganización combatía a la dictadura mucho mejor que después, muy organizado, bajo su férula, para el acomodo, la flojedad y la mentira. Ya tenia héroes y mártires civiles y militares, la juventud era dueña de la calle, y se había producido el 5 de abril. No se olvide, pretenso Salvador, que ya había usted sido batido como candidato a Gobernador de Buenos Aires, por Pueyrredón en la Convención de la Provincia.

Vino de Paris, y ya en el puerto sentó a su derecha al Gral. Justo a quien introdujo en las deliberaciones del City y en las actividades revolucionarias, para que este terminara negociando con Uriburu la presidencia de la Republica. Fue usted el que engaño a Justo o Justo lo engaño a usted? No lo sabemos. Pero sabemos, si, quien fue el engañado de manera definitiva en ese conflicto de socios: el pueblo radical.

Que hizo usted en todas las actividades revolucionarias, sino simularles adhesión para jaquearlas después, del mismo modo que ha gritado Viva Yrigoyen, sorprendiendo la buena fe del pueblo para después pretender constituirse en su censor y en su rectificador?

Quien, sino usted, se ha atrevido a negarle radicalismo a los heroicos argentinos que cayeron en Santo Tome, Santa Fe y Paso de los Libres en diciembre de 1933, defendiendo la soberanía de la Nación frente a los entregadores al imperialismo, y la soberanía del pueblo frente a los usurpadores?
¿Para que levanto usted la abstención radical?

Para pacificar el país y crear el clima de legalidad que los ingleses exigían para la sanción de ese sistema de leyes (Coordinación de Transportes, Banco Central, etc.) que constituye el Estatuto Legal del Coloniaje. Para que el radicalismo eligiera concejales y Chade tuviera su concesión, esa concesión de la que usted es responsable en mayor medida que los con­cejales, simples discípulos aprovechados, para lo del gas, para ese despacho legislativo sobre teléfonos que lleva la firma de diputados suyos...

¿Que ha hecho usted de la política americana de Yrigoyen? 

Fue al gobierno y llevo al país a la Liga de las Naciones, complicándonos en los conflictos de Europa dominadora. Presidio el partido y desde todas las tribunas esta sirviendo la consigna que con pretexto de ideologías, crea el clima que ha de servir para arrastrarnos a la próxima guerra, ahora que le falta al país la celosa defensa de Yrigoyen.

¿Quien le ha mentido al pueblo esperanzas de reacción viril, provocando el sacrificio estéril de los que como Maciel, cayeron en la ingenuidad de creer en sus arrestos bélicos? 

Quien ha hecho los contubernios de Tucumán, Entre Ríos y San Juan? ¿Quien aplaudió la traición del concurrencismo tucumano? 

¿Quien ha creado en el partido esa atmosfera de sumisión que hace que todos los ojos se vuelvan a la Casa Rosada, esperando que señale candidatos como en Tucumán y como esperan en Buenos Aires sus corifeos, y ha creado a favor de Ortiz un unicato cien veces peor que el roquismo, pues este cuenta hasta con la incondicionalidad de los simulados opositores?

¿Quien?... ¡Pero a que seguir, si el plan es clarísimo!

Sus amigos del contubernio 22-28 han ido al gobierno de la usurpación. Su consigna, Dr. Alvear, ha sido otra. Apoderarse de la dirección del radicalismo para desviarlo de su destino privando a la Argentina de su única defensa. Cumple así la tarea que inicio en la presidencia cuando abrió a los representantes de empresas la puerta que Yrigoyen había cerrado.

No le bastaba al dominador extranjero el asalto al poder por sus instrumentos. Era necesaria la complicidad del pueblo que usted les ofrece, deformando la ideología, destruyendo la moral y falsificando la historia del radicalismo. Por eso ha hablado usted de desgobierno y de rendición de cuentas, en la hora que la comprensión y la reivindicación de Yrigoyen surge de todos los sectores, hasta de los que lo combatieron. Quiere usted enlodar su memoria para que no sea el héroe místico de las glorias argentinas que aliente en la lucha emancipadora del pueblo, y lo sustituya alguno dócil y dispuesto al manejo del extranjero dominador.










Fuente: "¿Quién perdonó a quién? ¿Alvear a Yrigoyen o Yrigoyen a Alvear?" manifiesto de Forja de junio de 1939 en Arturo Jauretche, "FORJA y la Década Infame"

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