Sr. Oyhanarte - El señor diputado de Tomaso que, como digo, debiera hablar el esperanto aunque, traicionando su internacionalismo, parece que sabe inglés, nos ha explicado etimológicamente lo que significa la palabra trust: nos ha dicho que es una combinación financiera -y me gustaría repetir sus palabras fielmente, porque exteriorizan un concepto absolutamente contradictorio con los aspavientos del señor diputado Repetto referente a los mismos trusts-, que es una combinación financiera, decía, según la cual los industriales de idéntico ramo se agrupan con el objeto de organizar la producción y de hacer rebajar el precio de los artículos. ¡Que descienda, señor presidente, Aristóteles que estudió allá en remotos tiempos y fundó la lógica, que descienda Aristóteles y me diga si esta combinación financiera no debería proponerse como plan de redención económica y ser fomentada por el señor ministro de Hacienda, que en este momento representa al Poder Ejecutivo en el seno de la honorable Cámara!
Si los trusts son combinaciones financieras cuyo objetivo es rebajar el precio de los artículos de consumo popular no habría institución más benéfica, no habría institución más democrática, no habría institución más simpática, y que hiciera más justa su protección.Por otra parte, ahora entra en esta especie de triálogo el impaciente doctor Justo (risas), cuya vivacidad espiritual parece que anduviera en sentido inverso de sus impedimentos, que yo lamento -lo digo en serio-, de sus impedimentos físicos (risas); el señor diputado Justo acaba de ratificar lo sostenido y definido por el señor diputado de Tomaso. En efecto, el doctor Justo ha dicho que el señor diputado de Tomaso ha definido con mucho acierto, y si es acertada su definición es porque los trusts se permiten -que esto es en síntesis toda la médula del asunto- agarrotar a los consumidores, imponiéndoles por el mercado único el precio único... si esto es así, según el criterio del doctor de Tomaso loado por el doctor Justo, el señor diputado Repetto ha debido fundar lo contrario de lo que ha fundado, o sea la exención de todo impuesto a las harinas.
Como el doctor Repetto pide que no se libere de derechos a las harinas, hay que creer que ha hablado equivocadamente; y por eso tiene importancia la aclaración que yo reclamo. Para mí tiene importancia; para él, no: porque él piensa doctrinariamente como el señor diputado de Tomaso, que ha sido ratificado por el jefe supremo -el señor Justo-, que ha sido ratificado porque ha definido bien los trusts, que ha sido favorecido con su gesto de magister dixit...
Si esto es táctica, si se quiere apartarse de la cuestión sacándola de su plan tranquilo y normal en que yo la estoy ventilando, creo que casi con el asentimiento de todos los señores diputados, que me miran sin hosquedad ninguna, y que a veces inclinan la cabeza, no sé si por somnolencia o en señal de asentimiento...
Creo, por modestia, lo último. (Risas).
Sr. Dickmann - Pido la palabra.
Sr. Oyhanarte - No he terminado.
Sr. Dickmann - Para después.
Sr. Oyhanarte - Para después... Me parece bien. Está en el interés de los señores diputados socialistas que yo aclare estas cosas, porque no se trata de detalles sino de hechos fundamentales, de interpretaciones diversas de una misma institución atacada por el doctor Repetto y protegida por los doctores de Tomaso y Justo. Cuando escucho juicios tan contradictorios me he llegado hasta creer, señor presidente, que hubiera caído por la claraboya algún diputado de los novísimos disidentes socialistas y que fueran ellos los que hablaran, reivindicando también en esto la vieja doctrina, de puro olvidada hoy desconocida.
El señor diputado de Tomaso tiene su concepto favorable a los trusts y ha dicho, para aclararlo, que el señor diputado Repetto, al hablar de los trusts, ha querido referirse a una circunstancia objetiva, y ha empleado esta palabra, objetiva, como para restarle importancia a la cuestión.
Es claro, los trusts como instituciones son cuestiones objetivas.
¡Quién ha de sostener que los trusts pueden ser un problema pasional, o uno de los diálogos íntimos, subjetivos, que mantenía en su mente calenturienta Don Quijote o en su espíritu razonador
Hamlet! Es claro: hablar de los trusts, hablar de una institución económica, es hablar de una cuestión objetiva, muy objetiva, tan objetiva que a pesar de que el señor diputado Justo ha dicho que los trusts... Pero antes, un pequeño paréntesis, pues olvidaba decir que la investigación no deberá limitarse a esos hechos sino que deberá ser ampliada a todos, entre ellos a los referentes al petróleo, que ha omitido el señor diputado por la Capital, doctor Justo. No sólo en esto, no sólo en lo que respecta al petróleo sino en todas las demás industrias, pues hemos de tener un espíritu ampliamente democrático y si hay trusts no se pude dejar de conocerlos a todos, para legislar luego sin tener hijos y entenados, es decir, también para todos.
Decía, señor presidente, que efectivamente la cuestión de los trusts es una combinación financiera objetiva; no es un problema espiritual ni filosófico, de esos que hay que estudiar a la luz de la luna... Pero esa palabra, puesta para quitarle un poco de aspereza a ese dios adusto de los trusts, que los socialistas prometen en los discursos de propapanda, en sus folletos y en su diario combatir, no le quita ninguna de sus asperezas y menos modifica el concepto que de él tiene todo el mundo. Eso no lo pueden ignorar los señores diputados. Yo podía ignorar si la industria molinera estaba o no trustificada, pero lo que no puedo ignorar yo, como no puede ignorarlo ningún habitante del país, es que el trust es la absorción, que el trust quiebra la competencia, y que es una ventajosa operación para los capitalistas y burgueses, al par que es la más ruinosa de las combinaciones financiera para los consumidores o proletarios porque trata de encarecer los artículos de consumo, los artículos cuyos consumidores son la mayoría de la población, los artículos indispensables; porque trata de encarecer el flete cuando se trustifican los ferrocarriles, como ha ocurrido en Norte América; porque encarece el hierro, cuando hace sobre él la unificación; el hierro que es un elemento indispensable para la vida civilizada; porque aumenta el valor del petróleo, sin el cual es imposible concebir actualmente la vida de relación, los transportes, los ferrocarriles, la mayoría de las industrias, en una palabra, cuando es Rockefeller el trustitificador e impone los precios al mercado mundial. El trust trata de encarecer todos esos artículos, no de abaratarlos como lo acaba de afirmar el señor de Tomaso, artículos que no son suntuarios, que no los pagan los ricos, sino que gravitan sobre las necesidades del pueblo trabajador.
Siendo esta la verdad de los hechos, no se puede venir aquí con paliativos y no se puede, por un lado, tratar de hacer del trust un dios formidable, tal como lo ha intentado el señor diputado Repetto y, por otro lado, como lo predican el señor diputado de Tomaso y el señor diputado Justo, de vestir a ese formidabl dios con ropajes amables para que simule ser un dios bueno, algo así como Ceres desparramando semillas para que los campos fructifiquen con la gloria de los sembradíos.
No podemos estar con estos dos criterios que son irreconciliables y menos podemos admitir la osadía de venirlos a exteriorizar ante la Cámara en el mismo y preciso momento. Es necesario estar en contra de los trusts o a favor de ellos; por eso pedía datos concretos y por eso yo no votaría nunca una ley que fuera a beneficiarlos, aunque posiblemente algunos diputados, en poder de esos datos, hubieran apoyado esa combinación económica. Combinación económica que al señor diputado Repetto sólo le repugna cuando la protege el Estado, siéndole, por lo demás, simpática casi, pues cuando el trust se constituye por la obra de los industriales o capitalistas agrupados, cuando son los odiados burgueses y poseedores quienes hacen la operación financiera prescindiendo de la protección del gobierno, los señores socialistas entienden que es una operación perfectamente buena y honesta. No, señor; es perfectamente mala en ese caso, porque el señor diputado que se sabe muchas estadísticas de memoria, debería conocer algunos hechos de enunciación corriente y simplista.
¿No sabemos, acaso, que hay una formidable legislación contraria a los trusts en Norte América? ¿No sabemos que allí el Estado no sólo no los favorece para que prosperen, que es lo que más piden los señores diputados, sino que cuando quieren aparecer para quebrar la competencia y establecer precios únicos que esquilmen a los consumidores, el gobierno, lejos de permanecer con los brazos cruzados, se pone frente a los trusts legislando para poder perseguir punitivamente por el código penal esas absorciones legítimas, que ilegítimamente van a gravitar sobre el trabajo y sobre las necesidades del pueblo?
Y quienes parecen ignorar esos hechos y esta legislación son los socialistas.
¿Qué saben, entonces?
¿No sabemos, acaso que hay dos políticas económicas en Estados Unidos, donde se han solucionado hace mucho los conflictos de orden interno y de orden constitucional, que entre nosotros recién hace un año, afortunadamente, están en vía de solucionarse poniendo por primera vez en nuestra historia al tope de nuestro pueblo redimido, la efectividad de las instituciones juradas y anheladas?
En los Estados Unidos, que ya tienen su vida democrática asentada sobre bases firmes y estables, ¿no sabemos, acaso, que hay dos políticas, la política conservadora, digamos así, que se blasona de la aduana proteccionista, sostenida por los Republicanos, y la otra política, más idealista, más amplia, en cierto punto de vista doctrinario, que quiere reducir los impuestos aduaneros y que está representada por el Partido Demócrata?
¿No sabemos, acaso, que el ex Presidente Roosevelt ha adquirido su prestigio mundial, no como Wilson, por el rol preponderante que tiene su país en el conflicto guerrero, sino que se ha destacado porque combatió a los trusts, debiendo a tal actitud su reelección? ¿Podemos ignorar que un día se le impuso a la Standard Oil en ese país -como doy el dato de memoria no sé si me equivocaré en algunos millones, pero como no se van a cobrar no tiene mayor importancia (risas)-; porque se le sorprendió que habría trustificación en la producción del petróleo, se le impuso una multa que entiendo alcanzó a 500 millones de dólares, que fueron pagados en 24 horas, lo que prueba cómo será de formidable el organismo de esta entidad industrial y qué clase de jugos y de humus había extraído de las pobres fibrillas anémicas del pueblo?
El diputado Escobar pide permiso para hacer una aclaración. Ocupa la presidencia el señor presidente de la comisión de Negocios Constitucionales, diputado Mariano de Vedia. El diputado Oyhanarte prosigue en el uso de la palabra.
Sr. Oyhanarte - Voy a continuar, señor presidente, porque si continúo en el terreno de las perplejidades no voy a salir de él
El señor diputado por Buenos Aires, doctor Escobar, acaba, como vulgarmente se dice, de arrimar un tizón a mi hoguera.
Sr. Escobar - Absolutamente. Creí que la iba a apagar.
Sr. Oyhanarte - Parece que hubo -conocía el dato, pero lo estaba olvidando- un proyecto de ley en contra de los trusts, que fue a estudio de la comisión que presidía el señor diputado Moreno y de la que formó parte el señor diputado de Tomaso, que parece que cuando se ha tratado de la cuestión concreta de los trusts ha dado su voto a favor de la ley que los persigue. De modo, entonces, que mi perplejidad aumenta, pues ahora los defiende.
Sea como quiera, señor presidente, con las palabras dichas he querido, como siempre, dejar las cosas planteadas en términos claros y absolutos en un terreno o en otro, porque me parece que Tartufo debe refugiarse en la conocida e inmortal obra del ingenio francés y no tiene nada que hacer en las bancas sinceras de los diputados argentinos.
Entonces, ampliando el proyecto que yo hube también de formular, y que no lo hice porque se anticipó a mi idea el señor diputado Castellanos, de que se haga una encuesta, una investigación sobre los trusts, propondría se agregaran a los trusts del azúcar y del vino, a que se ha limitado el señor diputado Justo, el trust del petróleo y todos los trusts que puedan haberse establecido en el país.
Es decir, que se haga una investigación con criterio amplio, democrático, en que se estudien todas las circunstancias de hecho de todas las industrias y que se vea cuáles están o no trustificadas, para luego legislar, siguiendo el ejemplo de Estados Unidos, que ha colocado a esas organizaciones industriales, no ya al margen de las cosas lícitas sino dentro de los fueros del código penal.
Fuente: Horacio Oyhanarte "De la Oratoria a la Acción" 1998.
Un groso don Horacio. Un nivel intelectual que cuando uno escucha los congresales de hoy le da naucias...
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