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jueves, 24 de marzo de 2011

Manifiesto : "Dialogar y defender las instituciones" (3 de octubre de 1974)

Al pueblo de la Nación: La incalculable gravedad de la situación en que se desenvuelve nuestro país, obliga una vez más a la UCR a precisar sus puntos de vista como una contribución al restablecimiento de la paz nacional.
I. Nuestra posición: 
La UCR se define como una fuerza política nacional que extiende su acción a todo el ámbito de nuestra realidad geográfica. Intensamente nacionalista, se proyecta en la humanidad latinoamericana en defensa de su integridad y de su patrimonio, codiciado por las fuerzas imperialistas. Profundamente popular, sostiene vigorosamente el ejercicio pleno de la democracia, que a partir de la vigencia de las libertades esenciales de la persona humana se propone construir una democracia social con la más amplia participación de todos los sectores que integran la sociedad, para que impere, con objetividad y seriamente, la justicia que elimine definitivamente los privilegios internos y externos contrarios al interés nacional

II. Nuestra contribución al proceso: 
Fiel a estos principios, durante el corto período que le correspondió la responsabilidad del gobierno, instauró en plenitud el estado de derecho. La vigencia del patrimonio nacional, desafiando al imperialismo petrolero y a los monopolios financieros que de él dependían; afianzó la justicia social con la implantación del salario vital, mínimo, y móvil, y revirtió a favor de los trabajadores la distribución negativa del ingreso nacional. En forma gradual y efectiva, atacó las causas generadoras de la inflación alivió sustancialmente la carga de la deuda externa, mejoró la estructura impositiva y no recurrió a la inmoralidad de los llamados blanqueos. El federalismo fue una rea¬idad y no una declaración. Sobre la base de un plan de desarrollo serio y científicamente elaborado, se acordaron las prioridades de las obras que modificarían las estructuras económicas de atraso y dependencia. Toda esta labor fue interrumpida por un golpe militar cuyas duras consecuencias vivió todo el país. Sin embargo, la UCR no se sumergió en el resentimiento, y comprendiendo que sólo una cruzada de unidad nacional podía resolver los graves problemas que afrontábamos, no vaciló en buscar coincidencias con otras fuerzas de signo popular, hasta ayer antagónicas. El logro de estas coincidencias cerró todo camino al continuismo, y el 11 de marzo de 1973 toda la República saludó alborozada el triunfo de la voluntad popular. Sin reclamos y con auténtica vocación liberadora, la UCR se dispuso a acompañar y facilitar el proceso de institucionalización, cumpliendo con su tarea de oposición constructiva en el lugar donde la colocó la voluntad ciudadana.

III.La violencia: 
A pesar de este esfuerzo, el país asiste absorto a una ola de violencia que está ensangrentando a la República y la llena de oprobio y humillación. Minorías sectarias y elitistas, que pretenden sustituir la voluntad del pueblo, en nombre de una pretendida lucha contra un sistema, se ponen en realidad al servicio, consciente o inconsciente, del imperialismo que dicen combatir. La respuesta de la derecha fascista, con sanguinarios crímenes, impunes, persigue el mismo objetivo: la frustración del país, el crecimiento de la represión, y el abandono del proceso democrático y liberador prometido al pueblo.

IV. El Gobierno: 
Frente a esta ola de violencia, sería injusto descargar toda la responsabilidad en la acción del gobierno. Pero ya en el Plenario del Comité Nacional realizado el 2 de febrero de este año, la UCR advirtió: "El recrudecimiento de los brotes de violencia, inspirados en sectores de extrema izquierda que se marginan de la voluntad popular y sirven, a sabiendas o no, a la reacción y a los intereses contrarios al país; la violencia de grupos de extrema derecha que procuran imponer la ley de la selva; la crisis en la que se desenvuelven la mayoría de los estados provinciales, originados más en el vientre del oficialismo que en razones institucionales; la sanción de la ley de asociaciones profesionales, las bases con que se pretende articular una universidad sometida, carente de autonomía y decisión propias para la selección de sus autoridades y docentes; la falta de políticas claras, definidas y oportunas en materia petrolera, y energética en general, así como sobre el desarrollo de los sectores básicos de la economía (siderurgia, petroquímica, celulosa, transportes, etc.); la carencia de una política que aliente a la producción primaria, encerrada en los límites estrechos de un acuerdo social, al que con tozudez e inflexibilidad no se le realizan los ajustes que el desabastecimiento y las necesidades obreras están reclamando a gritos; la actitud excluyente de ciertos sectores del gobierno, que con los dineros que se le extraen al pueblo, fomentando oficialmente el juego, realizan una pretendida obra social con el nombre del partido gobernante; la amenaza constante de allanamientos de autonomías provinciales, como la concretada en el caso de Formosa; la amenaza pendiente sobre los servidores públicos, con la ley de prescindibilidad, son todos puntos oscuros que no se insertan en una real y auténtica política de pacificación social". Poco después de este severo análisis, agregábamos: "La UCR no desconoce ni se engaña al respecto y advierte que algunas medidas adoptadas en el orden económico, y que contaron con el apoyo del radicalismo, afectaron a determinados intereses que se mueven en las sombras, aumentando el número de dificultades a resolver. Por esa razón, es fundamental que el gobierno reexamine su política y busque en el pueblo una participación protagónica y no contratos de adhesión. Sólo así, la juventud, elemento dinámico del proceso de cambio, se sentirá interpretada en su vocación de lucha por los intereses nacionales". Hoy, con absoluta coherencia, podemos repetir iguales advertencias, agravadas en los últimos meses por actitudes del gobierno que no responden a la necesidad vital de profundizar el diálogo, la democracia y el proceso de liberación.
La Universidad. Es cierto que la Universidad, sobre todo la de Buenos Aires, cometió excesos de sectarismos que debían ser condenados como lo fueron. Pero cuando el sectarismo de algunos encontraba vías de solución en la reacción de alumnos, docentes y no docentes, el gobierno, por vía de su ministro de Educación, lanzó un grito de guerra, atacando a todos por igual, e incluso negó la investigación técnica y científica en manos del Estado. Al mismo tiempo, intervino la Universidad para mantener cerrada en manos de redivivos personajes de la antidemocracia. Está demostrado, en consecuencia que ningún extremismo dará solución al problema universitario. Sólo la aplicación real y efectiva de la Ley Universitaria votada por unanimidad, el respeto a su autonomía y la participación de estudiantes, docentes y no docentes, hará posible el en- cauzamiento pacífico de esta área hoy conflictiva.
Las leyes represivas. El aumento de las penas propuesto por el Poder Ejecutivo no ha impedido el recrudecimiento de la violencia, como no podía ser de otra manera, en un país en que se sabe quién muere pero no quién mata. La última legislación antisubversiva como fue señalado en el Parlamento por los representantes de la UCR no es idónea para combatir la subversión; en cambio, avanza peligrosamente sobre la libertad de información, instituye a la huelga como delito, y de esta manera se ataca la posibilidad de lucha de quienes desean expresarse en el campo político o gremial.
La Economía. Hemos dicho ya que en este campo la UCR apoyó y reconoció aciertos, como la apertura de nuestro comercio exterior a todas las áreas del mundo, que rompió un bloqueo económico injusto impuesto a Cuba, dentro de una correcta política de abatimiento de las fronteras ideológicas, aunque deba vigilarse el abas¬tecimiento interno, el valor agregado, el balance de divisas, los plazos de pago, y las ventajas a los exportadores. Pero también, debemos señalar como negativo el manejo del sector público, el desmesurado déficit fiscal originado principalmente en gastos improductivos, la política de crédito para financiar pérdidas de rentabilidad de empresas, sustrayéndolos al esfuerzo productivo y a la inversión las elevadas tasas impositivas, paralelas a la fuerte evasión fiscal, la inadecuada política de precios y la falta de impulso tecnológico que afecta al sector agropecuario, etcétera.
Realizamos esta crítica con el objeto de producir rectificaciones, y obtener un informe cierto y sincero de la verdadera situación, para afrontar en común las soluciones más adecuadas.
Lo Político. En este orden, hemos visto acentuarse la confusión de Estado con gobierno. Las autonomías de algunas provincias se han allanado por conflictos internos del oficialismo y no por razones institucionales. No se vislumbra el restablecimiento de estas autonomías mediante la convocatoria a elecciones en esos Estados y Comunas intervenidas. Los medios de difusión masivos han sido puestos al servicio de la propaganda oficial, cercenando las posibilidades de expresión de la oposición constructiva, deseosa de fortalecer las instituciones y el acierto del gobierno. La U.C.R. sostiene que el medio más eficaz para derrotar a la subversión es fortalecer la democracia con la más amplia participación de todos, ya que si la respuesta es resucitar métodos olvidados, se contraría la voluntad de la inmensa mayoría del pueblo, que no votó un retorno al pasado.

V. Lo Gremial: 
Sin sumarnos a las críticas indiscriminadas que se formulan contra la dirigencia sindical, debemos señalar que no se advierte preocupación por integrar a todos al proceso, sino por acelerar su desplazamiento. No por resistir los términos de un pacto social superado por los hechos, quienes se opusieron a la sanción de leyes que desvirtúan y distorsionan la autenticidad de las prácticas democráticas están en la subversión. En todos los tiempos, los cerrojos ideológicos, que impiden las discrepancias básicas, se han vuelto siempre contra los intereses legítimos de los trabajadores. La UCR que defiende y ha defendido la Central Única de Trabajadores, hace una exhortación y este llamado para que se remuevan los obstáculos que perturban la integración sindical, sin exclusiones ni sectarismos, para posibi¬litar la práctica efectiva de la democracia gremial.

VI. Nuestra Decisión:
Deseamos ser lealmente interpretados en esta emergencia que conceptuamos delicada. Nuestra crítica, franca y honrada, aspira a que el gobierno realice los ajustes que lo prestigien y fortifiquen, a fin de que se constituya en el factor decididamente gravitante en el restablecimiento de la paz en el país. Es preciso que, sin salirse de las instituciones de la democracia, gobierno y oposición encuentren como respuesta los medios idóneos para desalentar y derrotar definitivamente este alzamiento extremista, de signos opuestos pero similares objetivos, que atenta contra la República. Asegurar la paz, la armonía y liberar al pueblo del temor, constituye hoy en el país una necesidad imperiosa. La UCR dio siempre a esto primera prioridad, consciente de que ella constituye el presupuesto fundamental para todo intento serio de una auténtica liberación nacional. La UCR no se apartará de la defensa del sistema representativo, republicano, federal y social. Se mantendrá en la política del diálogo abierto en todas las direcciones para consolidar la unidad nacional. Estamos convencidos de que el país entero apoya esta línea. Hemos visto a lo largo y ancho de la República un ámbito de convivencia y de diálogo creador. En el seno de nuestra sociedad no existen enfrentamientos reales que nos impidan avanzar en un proceso de cambio pacífico y liberador. Por eso, la UCR consciente de su responsabilidad como partido, defensor indeclinable de la dignidad humana sean cuales fueren las circunstancias, que se exhibe coherente en su pensamiento, con la autoridad moral que le da su vigencia casi centenaria en el escenario político y la honradez de su conducta, se dirige a su país en esta hora difícil, en la seguridad de ser escuchado y creído. El pueblo no debe desmovilizar los espíritus ante la agresión refugiándose en una indiferencia negativa; pero tampoco, sobredimensionar los episodios para caer en actitud contraproducente. Mantengamos la fe en nuestras esencias democráticas, recordando que la intensidad de la violencia está siempre en razón inversa de su tiempo. Tenga el pueblo la fortaleza para resistirla, en la seguridad histórica de que la sobrevivirá. Y finalmente, póngase el gobierno a la altura de su responsabilidad, ajuste sus cuadros , extreme su celo y tenga la grandeza de efectuar, con humildad, las correcciones que desde distintos sectores le reclaman, y habrá ayudado a superar estos episodios lamentables que los argentinos tenemos el deber irrenunciable de extirpar.

Buenos Aires, 3 de octubre de 1974. Mesa Directiva del Comité Nacional


Extractado del libro "El radicalismo en tiempos de oscuridad" de Pedro Calvo,2010

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