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martes, 14 de diciembre de 2010

Ricardo Balbin: "Discurso por la Cadena Nacional de Radio y Televisión" (16 de marzo de 1976)

Tengo conciencia cabal de la curiosidad, por no decir la expectativa, que despierta esta audición. Lo mismo habría ocurrido con cualquier hombre de la política argentina que estuviera en este sitio en que estoy yo. Porque creo que la expectativa no la determina la palabra: es la inquietud nacional, estas intensas y profundas preocupaciones.

Soy hombre de un partido político,es verdad. Pero en esta emergencia yo hablaré como un ciudadano de la República. Cargado de preocupaciones, que son las preocupaciones de mi país. Deseoso de servirlo.

Sé que muchos pueden suponer que vengo aquí a decir palabras de agravio. Sé que otros pensaran que voy a decir palabras de protesta. Hace tiempo que estoy diciendo que hay que dejar el pasado atrás y mirar para adelante, no tanto por nosotros sino por una importante juventud argentina que espera.

Tengo naturalmente que decir qué hicimos y por qué lo hicimos, pero no esperen que yo pronuncie palabras de condenación.

En esta hora prefiero estar con Yrigoyen. Que en el instante de asumir sus grandes responsabilidades, cuando alguien le reclamara que sancionara, y aquel grande hombre que fue nuestro maestro dijo;

"Vengo a reparar y nada más"


Es esta la motivación que me impulsa a llegar aquí. Es esta la necesidad que tenemos de decir lo que creemos.

Naturalmente que he sido anunciado como presidente de la Unión Cívica Radical y, por lo tanto, en unos pocos minutos tengo que decir qué somos, de dónde venimos y lo que aspiramos toda la vida.
Nacimos a la vida política al impulso de los grandes maestros nuestros: Alem, el soñador constante; Yrigoyen, el realizador, que hoy mismo, ante estas necesidades del país, lo cubren las pantallas de televisión. De él aprendimos una cosa esencial: Nada se hará, nada habrán de conseguir los argentinos si no tienen la capacidad de conjugar el verbo de la unión de los argentinos. Su lucha fue ésa. Cuando el país estaba negado, él buscó la participación del país, y toda su gente, y todos sus hombres. Porque comprendía que solamente la unión del pueblo soberano podía realizar un país en soberanía.

Hemos sido consecuentes con la definición y el concepto, porque hace a nuestra vida y a nuestro modo de pensar. Hemos andado todos los años, muchos más años que todos los partidos argentinos, pero siempre iluminó esta gestión fundamental encontrar el conjunto argentino para su gran realización.

En los turnos de gobierno que tuvimos cumplimos, el país vivió en paz. y en el último turno que tuvo el radicalismo, con el presidente Illia, dimos la gran lección de la comprensión. Nos fijamos en el hombre, su destino y sus derechos. No hay ninguno que pueda en la República levantar la mano declarándose perseguido. No hay ninguno en el país que pueda levantar su mano diciendo: 

"Yo fui sancionado injustamente ".

Y sobre esa base, de respeto humano de los pueblos y del pueblo, iniciamos la tarea de lo que ahora se reclama urgentemente: la liberación nacional.

Nosotros seguimos ese camino. Distintos acontecimientos y circunstancias lo pusieron en rudas peleas y desencuentros. Lo hemos dicho muchas veces en todas partes: estaba distorsionada la República.

Y fue así interrumpido injustamente, arbitrariamente, aquel gobierno de bien nacional, de sentido profundo de su soberanía, de respeto supremo a la voluntad de su pueblo, de afianzamiento de un federalismo en crisis en la actualidad. Jugaban las provincias en ese tiempo con la jerarquía del viejo federalismo argentino.

Nos tumbaron. En alguna parte del país están los responsables viendo el país de ahora. Será prudente que hagan un examen de conciencia.

¿Qué hicimos después ? Buscamos afanosamente en el país las coincidencias fundamentales. Dejamos mucho de lo nuestro en la búsqueda afanosa de coincidencias esenciales.

Queríamos borrar definitivamente lo que distanciaba, lo que dividía. Nos encontramos con un milagro: Hombres de distintas expresiones políticas, las más rudas expresiones políticas del desencuentro, coincidimos en recuperar principalmente las instituciones del país, que son irrenunciables, y echar las bases de una importante coincidencia nacional.

El pueblo se pronunció y fuimos derrotados. Ganaron los otros .

¿Qué ocurrió en el país de cosa nueva? ¿Qué acontecimiento notable llegaba a la República?
La frase definitiva y corta: El que gana gobierna y el que pierde ayuda . Esta la escena del país. Se han dado todas las circunstancias. Frente a esta situación en que está la República, yo pregunto: ¿dónde está la culpa?

Yo sé que hay mucha gente, algunas expresiones políticas, que por sacar dividendos circunstanciales nos dicen "los complacientes", o "los tolerantes", y nosotros no somos nada más que la oposición correcta. Cuya derrota no modifica sus procedimientos ni sus actos. Ahí está el Congreso de la República, donde se demuestra cómo y de qué manera la Unión Cívica Radical y otras expresiones políticas argentinas, por qué no decirlo, fueron fieles al pensamiento mayor de todos juntos, realizar el país.

Estaba Perón en el gobierno y estas consignas empezaron a funcionar . Admito que no eran totales, que era el principio. Todo necesita un principio. Pero se hizo el diálogo de arriba para abajo y de abajo para arriba. Se entendieron en los niveles superiores las expresiones políticas argentinas. Lo comprendió el pueblo,. este maravilloso pueblo que tenemos.

El se murió. Me toco a mí la oportunidad de despedirlo en nombre de distintas expresiones políticas argentinas ¿Qué dije entonces? Algunas palabras,. es verdad, Pero dije una que tenía un profundo significado, salía del fondo de mi alma, de la verdad de mis sentimientos: 

"Este viejo adversario despide a un amigo".

Los hombres que hablan, los que ocupan con frecuencia las tribunas saben cómo es, a veces, cuando se produce la expresión, como en un trasfondo se dibuja una imagen. Yo confieso que aquella mañana, cuando yo dije con sinceridad 'el viejo adversario despide a un amigo", se me imagina que todo el país juntaba sus manos y que todos se mezclaban. para nacer de aquella definición sencilla y cierta,. leal y sentida,. una definición para todos los tiempos'. Las manos tomadas de todos los argentinos para realizar la obra que queremos todos los argentinos.

¿Qué pasa después?

Ahí está el interrogante, la pregunta, y el país da la respuesta.

No anduvo más. Hubo aislamiento. Un no comprender. Un no entender aquel mensaje que dijo que "el heredero era el pueblo ". Aquí una minoría se declaró heredera. Pero una minoría que no entendia el país, sino a sus propios intereses.

Estas son las grandes fallas de este acontecimiento nacional. Estoy seguro de que aquella mañana empresarios, obreros, maestros. profesionales, todos se sintieron tocados seguramente,pienso yo, como que amanecía en el país después de largos desencuentros la posibilidad cierta, verdadera, de que podíamos los argentinos, todos juntos, sin declinar ninguna de sus convicciones, realizar la República de todos. Poner la soberanía de los argentinos en la gran confrontación de Latinoamérica. 

Se fue aislando el gobierno. Se fue empobreciendo el gobierno. Y hay que comprender, hay que comprenderlo definitivamente, que cuando se descompone el Estado se descompone la sociedad. No hay término medio Descompuesto arriba, como una vertical se van destruyendo las estructuras de la sociedad.

Unión de los argentinos, dijo orgullosa y emocionadamente la Convención de la Unión Cívica Radical, tan pronto como el esfuerzo de toda la ciudadanía recuperó las instituciones políticas. De allí, luego de argumentos fuertes y notables, terminó en la sintesis. Vamos en la búsqueda de la unión de los argentinos a la vieja manera de Alem o Yrigoyen. Vamos a ponernos de acuerdo los sectores populares del país para encontrar las soluciones prolijas y ciertas que determinen el quehacer nacional.

¿Quién puede decir en el país que no la servimos?

Están los reiterados documentos del partido y está la gestión notable de nuestros legisladores en el Congreso, el Senado de la Nación, la Cámara de Diputados de la Nación. No se puede pretender que una minoría realice la obra. Porque es la minoría. Pero allí estaban las grandes mayorías, las que habían nacido al impulso de su fundador, el que enfermo y viejo llegó al país después de hacer notables exámenes de su propia conciencia. "No vengo a dividir, vengo a unir a los argentinos".
¿Quién lo interpretó? ¿Quién dice que tiene esta bandera? Si parece que en definitiva la hubiéramos conservado nosotros, los hombres de la Unión Cívica Radical, y otros hombres de distintos partidos políticos argentinos.

Ahí está el Congreso de la República, en su primer año de legislación brillante. Cuando estaban conformadas las formas de la convivencia. de la concertación, y luego, el Parlamento que no funciona por la ausencia de los responsables de la mayoría. No es un cargo, es una realidad. No es una imputación, es la exhibición de una realidad del país que se toca con la mano, que todos la vemos.
Yo he dicho que no vengo a imputar. Tomo la historia. Sus acontecimientos, sus modos. Para tener el derecho de decir que todo está naufragado. Unir la Nación. Buscar la unidad de los argentinos tiene un profundo significado. No es ponernos emocionados cuando se enarbola el símbolo de todos los argentinos, sino hacer honor al símbolo de los argentinos.

Era una situación distinta y diferente, volábamos sobre los sectores, ninguno podía gravitar sobre el otro, ninguno podía ser más que el otro, todo era una conjunción. Todo debía de plasmarse con una consigna para el conjunto. No podía haber un sector industrial de allá y otro de acá. No podía repararse el ámbito gremial en contra de los otros factores de la producción. Había que orquestar el conjunto argentino,y aquello que se inició en la senda de las grandes definiciones. las emocionales definiciones, nos da el espectáculo de hoy. Todos divididos. Todos desencontrados .

El egoísmo de la lucha de los sectores ha llegado hasta el delito. Los obreros de un lado, naturalmente reclamando la sensatez del salario cuyos aumentos se mueren de risa cuando son agotados a los quince minutos, antes ó después de haberlos anunciado.

La empresa se ha transformado en una expresión unilateral, donde hay quien se funde, donde hay quien se angustia y también hay quien se enriquece vorazmente creando una guerrilla distinta y diferente de la otra brutal que también tiene la República .

Y cuando los sectores trabajan por su cuenta. Cuando no hay conciencia de la unidad nacional se da esta tremenda descomposición. Después de Perón, los gremios divididos. La fuerza del trabajo uniforme, cuya capacidad de acción se perfila en lo que el radicalismo quizo.

Las centrales únicas del trabajo, pero del trabajo y no la parcialidad política, están en desencuentro. ¿Quién lo oculta en esta actualidad?

La empresa dividida. anarquizado el mundo empresario. Porque a fuerza de querer gravitar uno u otro sector se pelearon en el fulgor. Se producen las discrepancias políticas, duras discrepancias políticas. Las que habíamos dicho que quedaban en el tiempo, borradas, para que desaparecieran las distorsiones. Están otra vez así, al atisbo. Errores o aciertos, para ver de qué manera cada uno se hace el beneficio personal y no el beneficio colectivo.

Algunos suponen que yo he venido a dar soluciones, y no las tengo. Pero las hay. Es ésa. La unión de los argentinos para el esfuerzo común de todos los argentinos.

Ahí esta la guerrilla ¿Por que vino y quién la trajo? Poniendo en peligro el país y encendiendo una mecha en el continente americano. Nadie se preocupa de eso. Pero la destrucción por la violencia de la Argentina, la guerrilla intensificada en el país pasa las fronteras, y puede llegar el día en que, sin querer o queriendo, una generación joven con la que sueño, una generación joven para la que trabajo, encuentre convulsionado su país, amenazada su República.

Por eso traigo nada más que una invitación Conozco todos los rumores. Sé de todas las inquietudes. Se conjugan los movimientos de las Fuerzas Armadas Argentinas, esas Importantes fuerzas argentinas. Las que soportaron todo, las que enterraban sus muertos y hablaban de las instituciones del país. Estas Fuerzas Armadas que no vi nunca. Que están ahi defendiendo y sufriendo, ayer nomás, el atentado brutal, sumado a los otros atentados.

¿Por qué los argentinos vamos a hacer tantas cosas mal? ¿Por qué el gobierno no llama a su profunda reflexión, para que no se comprometa, para que mantenga ese prestigio necesario al país y al prestigio de la República? ¿Por qué somos tan torpes que no encontramos nosotros, los hombres de la civilidad, los caminos profundos del quehacer y del realizar?

Puedo afirmar, porque conozco en verdad y en profundidad el pensamiento de muchos hombres de la política argentina, que la decisión de diálogo está abierta en todas las direcciones.

He hablado con hombres de todos los matices y responsables de todos los matices. Hay un común denominador en la República, que quiera salvar estas contingencias nacionales, hay una voluntad juvenil que quiere colaborar en el esfuerzo de mantener las instituciones de la República, porque es el camino de la civilización, de la democracia de los argentinos. Hay tiempo todavía.

Podría dar la seguridad, podría dar la seguridad, de que en horas nomás, en horas nomás, pero en horas tranquilas, podría reunirse el país, todo el país para encontrar las soluciones magistrales que no son nada más que las sencillas soluciones morales argentinas.

Sabemos de la corrupción, del contrabando, de la destrucción comercial. Conocemos como se ha abusado de esta República. Sabemos que hay algunos países que consideran que está en liquidación. ¿Por qué no nos juntamos todos en una mesa, todos juntos, para esta emergencia?

Que escuchen los titulares del gobierno. No ha habido una sola palabra que los ofenda y los agravie. Pero ha habido una conciencia moral que los llama a las grandes responsabilidades, a los gestos de grandeza, a la necesidad de mostrar a este país como es y como debe ser, y no esta chatura en que estamos viviendo, esta incertidumbre en que estamos moviéndonos. Este no saber si vuelve vivo el soldado que va a hacer su servicio, o si vuelve vivo el obrero o el joven que está en la universidad. 

No lo arreglará ningún sector por poderosos que sea. Lo hará el país, todo el país. Conozco el prestigio de todos, y conozco los delincuentes que fueron también un poco apañados por el gobierno. Pero las instituciones son válidas, y aun cuando parece no, que no son eficaces sirven, porque estando el Congreso de la República se pudo saber la existencia de delincuentes en el gobierno, y se buscaron las investigaciones, están los resortes vivos como para poder realizar la tarea profunda que reclaman los argentinos.

Por eso desde aquí invoco al conjunto nacional. Para que en horas nomás, exhibamos a la República un programa, una decisión, un norte. Pero que se deponga la soberbia. Cuando se tratan de estas cosas, lo digo desde arriba para abajo, no hay que andar con látigos, hay que andar con sentidos morales de la vida.

Este es mi llamado. No ha resuelto nada. No ha aliviado ninguna angustia. No ha dado remedio al que no lo tiene. Pero trae, por lo menos, esta voluntad, y esta decisión, y para los que creen que todo se derrumba, para los que creen que un sector del país puede llegar a resolver estos problemas, yo digo en nombre de la Unión Cívica Radical para ahora y todos sus tiempos: la bandera de la unión de todos los argentinos, la vida en paz, el trabajo remunerado, la empresa cierta, y, sobre todo, la defensa de las instituciones de la República, no serán abandonadas jamás por la Unión Cívica Radical.

Hemos utilizado este pensamiento, este lenguaje y esta acción en todos los turnos de nuestra historia. 

Lo vamos a seguir haciendo. Podemos reconstruir hoy o no. ¿Tendremos que rehacer todo despues de la catastrofe?

Puede ser que sí, pero al más incrédulo de estas concepciones, le afirmo: Si se esperan las ruinas, en las ruinas encontrarán una bandera.

No se realizará el país sino sobre la base de la unión de los argentinos. Señoras y señores, pido disculpas. Vienen de lo hondo de mi pensamiento estas palabras que pueden no tener sentido, pero tienen profundidad y sinceridad. No soy muy amante de los poetas, pero he seguido un poeta de mi tierra,: todos los incurables tienen cura cinco minutos antes de la muerte .

Argentinos de todos los rincones, civiles de todos los lugares, militares de todo el país, brigadieres y marinos, ¿para qué llegar a los últimos cinco minutos? ¿Por qué no estamos conjugando la ilusión de aquél poeta? Se acerca el angustiado, el enfermo, el desprotegido, todos los incurables que tienen cura cinco minutos antes de la muerte. Desearía que los argentinos, hoy, no empezáramos a hacer la cuenta de los últimos cinco minutos .






















Fuente: Discursos Politicos de Ricardo Balbin, de Eduardo Giacabone.

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