En 1892 nació la UNION CIVICA RADICAL reintegrando a la vida
política argentina valores éticos y morales que estaban ausentes desde que la
"Brillante generación" del 80 había tomado el gobierno, para ejercer
autocráticamente como expresión exclusiva y excluyente de la oligarquía y del
capital británico.
Estos valores no se concretarían solamente al demandar
honestidad y capacidad a los gobernantes, con el cumplimiento riguroso de la
Constitución, sino cuando toda la sociedad jerarquizara el valor de cada
individuo y brindara igualdad de posibilidades... “… Para todos los hombres del
mundo que quieran habitar en el suelo argentino...”. La necesidad de que esta
concepción rigiera la vida pública nacional fue el motivo que impulso a Leandro
N. Alem y sus seguidores a fundar a la UNIÓN CIVICA RADICAL e indicar esta
lucha que nosotros hoy -92 años después- continuamos, por la dignidad del
hombre en el marco de una sociedad justa e igualitaria.
Cabe recordar la gestión de los gobiernos radicales:
Yrigoyen (1916-1922, 1928-1930), Alvear (1922-1928) e Illia (1961-1966), en los
cuales estos valores presidieron todas as gestiones gubernamentales; en ninguno
de ellos hubo estado de sitio; ni presos políticos, desaparecidos o
torturados.
Estos valores morales y éticos abarcan, entre otros temas,
el de los Derechos Humanos, derechos consagrados en la primera parte de nuestra
Carta Magna, reconocidos y no concedidos pues pertenecen al Hombre por su
propia condición humana. Estos derechos fueron objeto de constantes menoscabos
desde 1930 a
la fecha y particularmente con extrema gravedad desde el golpe de estado de
1976.
QUE SON LOS DERECHOS HUMANOS
Los derechos a la vida y la libertad son los más elementales
y podría afirmarse que los primeros en ser reconocidos como tales. Corresponde
también considerar como derechos fundamentales del hombre e integratorios de su
condición humana el derecho a la salud, al alimento, al vestido, a la vivienda,
a la posibilidad de educarse, al descanso, etc.
Nuestra Constitución Nacional los consagra en los artículos:
Artículo 14:
Todos los habitantes de la nación gozan de los siguientes derechos conforme a
las leyes que reglamentan su ejercicio a saber: de trabajar y ejercer toda
industria lícita; de navegar y comerciar; de peticionar a las autoridades; de
entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus
ideas por la prensa sin censura previa; de usar y disponer de su propiedad; de
asociarse con fines útiles; de profesar libremente su culto y de enseñar y
aprender.
Artículo nuevo
sancionado el 24 de octubre de 1957: El en sus diversas formas gozará de la
protección de las leyes, las que asegurarán al trabajador: condiciones dignas y
equitativas de labor; jornada limitada; descanso y vacaciones pagadas;
retribución justa; salario mínimo vital y móvil; igual remuneración por igual
tarea; participación en las ganancias de las empresas, con control de la
producción y colaboración en la dirección; protección contra el despido
arbitrario; estabilidad del empleado público; organización sindical libre y
democrática reconocida por la simple inscripción en un registro especial.
Queda garantizado a los gremios: concertar convenios
colectivos de trabajo; recurrir a la conciliación y al arbitraje; el derecho de
huelga, los representantes gremiales gozaran de las garantías necesarias para
el cumplimiento de su gestión sindical y las relacionadas con la estabilidad de
su empleo.
El estado otorgará los beneficios de la seguridad social,
que tendrá carácter de integral e irrenunciable. En especial, la ley
establecerá: el seguro social obligatorio, que estará a cargo de entidades
nacionales o provinciales con autonomía financiera y económica, administradas
por los interesados con participación del estado, sin que pueda existir
superposición de aportes jubilatorios y pensiones móviles; la protección
integral de la familia; la defensa de bien de familia; la compensación
económica familiar y el acceso a una vivienda digna.
Artículo 18:
Ningún habitante de la nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley
anterior al hecho del proceso ni juzgado por comisiones especiales, o sacado de
los juicios designados por la ley antes del hecho de la causa. Nadie puede ser
obligado a declarar contra sí mismo, ni arrestado sino en virtud de orden
escrita de autoridad competente. Es inviolable la defensa en juicio de la
persona y de los derechos. El domicilio es inviolable, como también la
correspondencia epistolar y los papeles privados; una ley determinará en qué
casos y que con que justificativo podrá procederse a su allanamiento y ocupación.
Quedan abolidos para siempre la pena de muerte por causas políticas, toda
especie de tomento y los azotes.
Las cárceles de la nación serán sanas y limpias, para
seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas, y toda medida que a
pretexto de precaución conduzca a mortificarlos más allá de lo que aquélla
exija, hará responsable al juez que la autorice.
Artículo 19: Las
acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la
moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y
exentas de la autoridad de los magistrados. Ningún habitante de la Nación será
obligado a hacer lo que no manda la Ley, ni privado de lo que ella no prohíbe.
Artículo 20: El
congreso no puede conceder al Ejecutivo Nacional ni las legislaturas
provinciales a los gobernadores de provincia, facultades extraordinarias, ni la
suma del poder público, ni otorgarles sumisiones o supremacías por las que la
vida, el honor o las fortunas de los argentinos queden a merced de gobiernos o
persona alguna. Actos de esta naturaleza llevan consigo una nulidad insanable,
y sujetaran a los que los formulen, consientan o firmen, a la responsabilidad
y pena de los INFAMES TRAIDORES A LA PATRIA.
Hacemos esta trascripción del texto constitucional que lo deberían
conocer TODOS los argentinos, para comprender cabalmente que el tema de la
plena vigencia de los derechos humanos es uno de los objetivos principales en
la lucha por el Estado de Derecho. O sea, lograr que los gobernantes elegidos
por el pueblo cumplan la voluntad de este en aplicación del principio de la
soberanía popular, respetando todas y cada una de las garantías y derechos
constitucionales reconocidos: Artículo 33: Las declaraciones, derechos y
garantías que enumera la Constitución no serán tenidos como negación de otros
derechos y garantías no enumerados, pero que nacen del principio de la
soberanía del pueblo y de las forma republicana de gobierno.
La reivindicación de la democracia formal fue subestimada
por distintos sectores de izquierda por considerarla “estructuras demoliberales
burguesas” desde los años 60 y 70. Pero ahora nadie duda de que con el Poder
Judicial Independiente, constituido conforme lo establece la Constitución
Nacional, no hubieran existido miles de desaparecidos en el país; o que si
hubiera existido el Congreso durante estos últimos siete años, Martínez de Hoz
no podría haber consumado su nefasta tarea. Más allá que nuestro objetivo sea
la democracia social, es imposible lograrla sin acceder previamente a la
democracia formal.
Las instituciones democráticas no son un capricho “liberal
burgués” sino una síntesis alcanzada después de siglos de lucha y la
concreción de la concepción del hombre como destinatario último y principal
de la Política.
La movilización popular y la violencia. La movilización
popular es el método de lucha que siempre usó el Radicalismo. No sólo consiste
en realizar manifestaciones en la calle en apoyo o en contra de tal o cual
cuestión. Es básicamente trabajar junto al pueblo en todas sus manifestaciones:
la fábrica, el aula, la oficina, el sindicato, las organizaciones
profesionales, los barrios, centros de fomento, etc., en pro de
reivindicaciones, enmarcándolas a éstas en el contexto de la lucha global que
libramos todos los argentinos por la liberación nacional y social. Cumpliendo
la función de dirección que le cabe a una organización política, pero yendo
solamente un paso adelante del pueblo, para que nuestras propuestas sean
comprendidas y tomadas como propias por el conjunto del pueblos Lograremos así,
en forma lenta, avanzando paso a paso, que todos los argentinos comprendamos
que la única división verdadera que existe en nuestro país es la que enfrenta
al pueblo con el antipueblo, la Nación contra el Imperialismo y la Oligarquía,
la liberación o la dependencia.
Los radicales recurrimos a la lucha armada revolucionaria en
1890, en 1893 y en 1905. Estas luchas en que participó el pueblo entero fueron
legítimas precisamente por eso, porque un pueblo entero decidió armarse para acabar
con una agresión que lo oprimía, y de la cual todos tenían conciencia. Agresión
que no justifica más daño que el necesario y luego de agotar todo medio
pacífico para evitarla.
En estas características puede verse claramente las
diferencias entre la violencia ejercida por las organizaciones guerrilleras que
hemos conocido en nuestra época y la ejercida por el Radicalismo a lo largo de
su historia. La primera fue una violencia elitista y totalmente al margen de
las masas.
Elitista puesto que estas organizaciones estaban formadas
casi en exclusividad por estudiantes o graduados universitarios, no siendo
comprendidos jamás por el pueblo, quien nunca comulgó con sus ideologías y sus
propuestas. Puede afirmarse que incluso tampoco les fueron explicados a los
propios militantes, como por ejemplo las propuestas del “Socialismo Nacional“.
Estuvieron al margen de las masas aunque se autotitulaban “Vanguardia de los
trabajadores” ya que en el pueblo argentino los trabajadores repudiaron siempre
al terrorismo por ellos practicado.
EL TERRORISMO
Es terrorismo pegarle un balazo por la espalda a un Cabo
para robarle su pistola, poner una bomba que mate al director o a un empleado
de un banco, es terrorismo amenazar de muerte o secuestrar al directivo de una
empresa para obtener mejoras salariales, como también es terrorismo el
accionar impune de bandas parapoliciales o paramilitares que realizan los
mismos actos.
El método terrorista busca perturbar la paz social. Utiliza
todos los medios: los violentos, los inhumanos. No tiene límites; agrava
injustificadamente los daños materiales y morales. Demuestra el menosprecio
más absoluto por el hombre, por su dignidad, por su vida. Al fenómeno se lo
denomina terrorismo porque justamente intenta dominar a la sociedad por el
terror.
Nuestro país desde 1976, además de las formas terroristas ya
citadas, ha vivido la más grave de las expresiones de la violencia: el
terrorismo de estado. Esto sucede cuando el Estado abandona la ley, se aparta
de los valores éticos que le dieron nacimiento, y denigrándose, usa los miamos
métodos que la “subversión” o de los guerrilleros, a quienes dice combatir.
Toda la inmensa maquinaria del Estado puesta a disposición de esta política,
los resultados están a la vista: miles de muertos, de desaparecidos, de
torturados, de presos, de exiliados, de robos, de violaciones, de saqueo. Esto
se hizo con el objeto de acabar con los “subversivos y los corruptos”. Nosotros
venirnos repitiendo desde 1966 que los primeros subversivos son quienes
violaron la Constitución Nacional, pisoteando la soberanía popular, para
encaramarse en el poder y que el mayor grado de corrupción es usar la tortura,
la violación, la muerte y la desaparición para poner en marcha un proyecto
político.
De esto último se trató en definitiva, la única manera que
tuviera viabilidad el Plan Martínez de Hoz era con una represión brutal. El
acabar con la guerrilla era sólo un pretexto, en realidad fue un manto usado
para tapar el verdadero objetivo de la presión: imponer a sangre y fuego el
sistema de los “Chicagos Boys”.
El hombre es anterior al Estado, y el Estado debe estar en
función del hombre, para ayudarlo, protegerlo, promoverlo, para servirle,
garantizarle el ejercicio de sus derechos, remover los obstáculos que impiden
su plena realización como ser humano. Cuando para acceder al poder, se
sacrifica al hombre, y se lo convierte así en un medio, se están subvirtiendo
los valores. Cuando se lo asesina, se lo tortura, cuando se lo hace desaparecer
para imponer un plan económico, se lo hace trabajar con salarios de hambre y se
descuida su salud, su vivienda y su educación, se lo está reduciendo a la
categoría de medio. Cuando se lo mata para obtener un arma o un uniforme,
cuando se secuestra o se asesina para presionar u obtener mejoras salariales o
sectoriales, cuando se pone una bomba para fines publicitarios, ya no se
piensa en el hombre como sujeto, sino como una cosa; y esto es subvertir la
jerarquía del hombre. Jerarquía que ocupa el primer lugar en nuestro sistema de
valores, consagrado categóricamente por la Constitución Nacional.
Rescatamos... “Una concepción del hombre que lo ponga
cubierto de ser juzgado como una cosa o como un medio al servicio
indiscriminado de cualesquiera fines: (ideológicos o materiales). Nadie puede
ser dueño de la vida humana, ni individual ni colectivamente. El hombre es el
sujeto, objeto y fin de la vida social” (Federación Argentina de Abogados
7/11/75).
EL PERÍODO 1973-1976
Derrocado el régimen de Onganía-Levingston-Lanusse, la
mayoría de los argentinos nos abocamos a construir la democracia. Habíamos
comprendido que las divisiones del pueblo a través de falsas antinomias, sólo
eran redituables para el imperialismo y la oligarquía. Los radicales y otros
habíamos participado en 1955 en el derrocamiento de Perón y en 1966 la
dirigencia sindical peronista había participado activamente en el golpe contra
Illia, siendo el ejemplo de esto la presencia de Vandor y Alonso en la jura de
Onganía. Pero la lucha codo a codo de radicales, peronistas, militantes de
otros partidos y de millones de argentinos no identificados con ninguna
organización política, en el Cordobazo, en el Rosariazo y todos los hitos que
echaron por tierra con los proyectos de aquella dictadura, nos hicieron
comprender a todos la necesidad de dejar de lado aquellas divisiones estériles
y lograr la unidad nacional, como (mica manera de garantizar la democracia que
con tantos dolores y sacrificios habíamos obtenido.
Con esta convicción la J. R. en junio de 1973, luego de
hacer público un documento en conjunto con la J. P. convocó con otras
organizaciones a formar las Juventudes Políticas Argentinas, la que se
constituyó con las juventudes de todos los partidos políticos populares.
Convencidos de la necesidad de avanzar a nivel juvenil en la concreción de
organizaciones que trabajen por la unidad nacional y la defensa del régimen
constitucional. Pero al comenzar la Juventud Peronista (J. P.) a usar el
terrorismo como metodología de acción nuestra organización se retira de las
Juventudes Políticas Argentinas -esto sucede a mediados de 1974 mediante una
declaración pública- y a partir de ese momento pasa a ser un sello usado por
Montoneros en función de su política.
Este período que estamos analizando, se había inaugurado con
una ley de Amnistía, dictada por el parlamento Nacional, a los efectos de
iniciar sin heridas el nuevo gobierno elegido por el pueblo; la ley fue votada
por unanimidad en lo general y cuestionada en lo particular en algunos
artículos por algunos partidos -entre los que estuvo la U.C.R.-. La salida de
la cárcel de algunos presos comunes fue como resultado de algún exceso en el
dictado del Indulto firmado por el Presidente Cámpora, siendo responsabilidad
de las autoridades del Poder Ejecutivo y carcelarias y no como consecuencia de
la ley de Amnistía, dictada con posterioridad a la salida de los mismos.
Pero a poco de andar, nuevamente la violencia empezaría a
signar la vida argentina. El 10 de junio de 1973, se produce en Ezeiza -en
oportunidad del arribo del Gral. Perón al país- una brutal matanza; la
responsabilidad de López Rega fue incuestionada. Brito Lima y Osinde dirigieron
las operaciones en el terreno, el resultado fue: centenares de muertos y
heridos baleados criminalmente por bandas armadas de la derecha peronista. Así
se demostró que los extremismos tanto de derecha como de izquierda, despreciaron
al pueblo, utilizando como campo de batalla para dirimir sus conflictos y
establecer su hegemonía lo que era una fiesta popular para el peronismo.
La Unión Cívica Radical repudió el episodio, como haría
desde ahí en adelante con todos los episodios de violencia que asolaron la
Nación y exigió una investigación que nunca fue hecha; hasta el día de hoy no
fueron juzgados los asesinos, es más: Osinde fue designado embajador en el
Paraguay por el gobierno Peronista. Habrá sido recompensado así, mandándolo
junto al dictador Stroessner, -fascista como él- por los “patrióticos
servicios prestados”.
Posteriormente aparecería en escena la tristemente célebre
alianza anticomunista argentina -triple A- organización paramilitar que asesinó
a muchas personas y realizó varios atentados, actuando con total impunidad y en
algunos casos incluso, hasta usando vehículos y pertrechos de las fuerzas de
seguridad. Nuestro correligionario Hipólito Solari Irigoyen, fue una de las
tantas víctimas, salvando la vida milagrosamente al ser objeto de un brutal
atentado. En esos días desde el Senado de la Nación se había opuesto con
tenacidad a la ley de Asociaciones Profesionales, siendo en el debate el vocero
de la U.C.R. Dicha ley coartaba la democracia sindical y la posibilidad de
participación real de los trabajadores en la vida de sus organizaciones, no
obstante fue aprobada por el oficialismo y contaba, por supuesto, con el apoyo
de Lorenzo Miguel y Cía. Solari Yrigoyen fue un caso, cobró muchas víctimas la
triple A, y varias de ellas mortales; nunca apareció ningún responsable de
esos crímenes ni durante el gobierno peronista y por supuesto tampoco luego del
24 de marzo.
Cabe agregar, que además de estos episodios reseñados, hubo
muchos grupos parapoliciales que contaron con total impunidad para atacar
centros de estudiantes, sindicatos donde se practicaba democracia, y a los
militares de las organizaciones populares (C.N.U., C. de O., etc.).
Paralelamente, la ultraizquierda hacía lo suyo. El Ejército
Revolucionario del Pueblo (E.R.P.) tomaba el Comando de Sanidad, volviendo al
uso de la violencia; posteriormente pondría en práctica la teoría foquista y
trasladaría su accionar al monte tucumano. Los Montoneros, luego de que el
Gral. Perón los echara de la Plaza de Mayo, ello de Mayo de 1974, también
vuelven a poner en práctica métodos terroristas; llegando en 1975 a plantear la
conveniencia del Golpe de Estado para “agudizar las contradicciones”. Ambas
organizaciones guerrilleras demostraron un desprecio total por las instituciones
democráticas, desestabilizando al gobierno constitucional e impidiendo que
fuera el propio pueblo quien en diciembre de 1976 eligiera a su nuevo gobierno.
En febrero de 1975 Isabel Perón ordena al Ejército
intervenir en Tucumán y en el mismo año -durante el interinato de Luder- se
dictan los decretos que permiten a las Fuerzas Armadas actuar en la represión
de la “subversión”.
La U.C.R. y la Juventud Radical (J.R.) como ya dijimos,
repudiamos todos los episodios de violencia reseñados y bregamos desde el
llano y desde las bancas parlamentarias que ocupábamos por la vigencia del
Estado de Derecho. En 1975 la J. R. participó con Alfonsín y otros dirigentes
del partido en la fundación de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos,
junto a destacados hombres y mujeres que creían, como nosotros en la necesidad
de preservar la democracia y la vigencia de los Derechos Humanos, que eran
diariamente menoscabados ante la inoperancia del gobierno.
Creíamos, al igual que ahora, que el Estado debe reprimir el
terrorismo y la subversión con toda la fuerza de la ley, ejerciendo la fuerza
moral que da el resguardar los derechos y garantías constitucionales, sin
violar los derechos que precisamente está llamado a custodiar. Vemos que la
mayor eficiencia en materia de represión y prevención contra el terrorismo es
la que exhiben países como Italia, Francia, Alemania, España, etc.
GOLPE DE ESTADO DEL 24 DE MARZO DE 1976
No podemos afirmar
que la culpa la tiene la guerrilla, sería una ingenuidad creerles a los
militares que dieron el golpe para terminar con la subversión; pues ellos antes
del golpe ya gobernaban la Nación. Las FF.AA. habían obtenido la legislación de
emergencia para reprimir a la subversión en violación de principios del
Derecho Penal Clásico con la oposición de la U.C.R. Harguindeguy era el Jefe de
la Policía Federal; el E.R.P. en Tucumán prácticamente estaba derrotado, en
Diciembre de 1975 fuerzas conjuntas del E.R.P. y Montoneros intentaban el
copamiento de Monte Chingolo siendo la última operación comando protagonizada
por la guerrilla, ya militarmente destruida. Luego del golpe, el accionar
“antisubversivo” de las fuerzas de seguridad, se limitó a sacar de la cama a
miles de personas y pegarles un balazo en la nuca y hacerles desaparecer.
En esta “lucha antisubversiva” también cayeron y
desaparecieron, fueron apresados, torturados y se tuvieron que exiliar muchas
personas que nunca habían tenido que ver con la lucha armada: entre otros
fueron asesinados nuestros correligionarios Sergio Karakachoff, Mario Amaya,
Raul Pisarello y Felipe Rodríguez Araya este último en 1975.
Lo que sí aseguramos es que el accionar guerrillero fue un
elemento del que se valieron las FF.AA. para crear el consenso necesario a los
efectos de dar el golpe, y hasta se podría afirmar que muchos argentinos
escucharon las marchas militares el 24 de marzo con cierto alivio.
Era sumamente difícil defender las instituciones en aquel
momento. Una gran crisis económica -el Rodrigazo- la inseguridad provocada
por los grupos terroristas de ambos lados, y un gobierno inepto cuyo titular
elogiaba el papel de las empresas multinacionales, dificultaban la tarea de
preservar la vigencia de la Constitución Nacional.
La U.C.R. no obstante, usó todos los elementos a su alcance
para evitar el golpe. Quizás el dramático discurso, que dirigiera al país
Ricardo Balbín hora antes de la asonada, sea la muestra más clara de la
decidida posición antigolpista del Radicalismo.
EL PROCESO DE REORGANIZACIÓN NACIONAL
Su objeto fue insertar al país en la nueva división
internacional del trabajo, ideada por la Comisión Trilateral -fundada en 1973
por Estados Unidos, la Comunidad Económica Europea y el Japón. El rol asignado
a nuestro país era el de ser un enclave productor de carnes y granos baratos
para los países del hemisferio norte. Por eso había que destruir la industria y
fomentar exclusivamente la rentabilidad de los negocios financieros, a costa
de la salud, de la educación, y de la carencia de vivienda, del pueblo, que
pasaron a ser considerados sin importancia para el Estado que declamaba su
“Subsidiariedad”.
La única manera de lograr esto era reprimiendo salvajemente
todo tipo de actividad política, sindical, estudiantil, cultural, etc.
Con las limitaciones del caso, nuestra organización siguió
trabajando por la vigencia de los derechos humanos y de la soberanía popular.
Franja Morada, Juventud Radical y los radicales en general,
encabezados por personalidades de la talla de Raúl Alfonsín bregamos
incansablemente por estos objetivos.
Fue un bastión en esta lucha la A.P.D.H. donde coincidimos
con hombres de otras vertientes del pensamiento nacional de las distintas
confesiones religiosas, de la cultura, del trabajo, en la defensa del Hombre y
sus derechos.
Se hizo lo posible, desde ayudar a los presos, presentar
habeas corpus, hasta golpear las puertas de los despachos alfombrados no para
transar con el régimen, sino para pedir por la libertad de los presos sin causa
o exigir la aparición de los desaparecidos. Si lo decimos con toda claridad,
Alfonsín más de una vez se entrevistó con Harguindeguy por esto motivos; muchas
veces no se logró nada, pero el hecho mínimo de haber podido salvar aunque sea
una sola vida o evitarle sufrir vejámenes y torturas a un sólo individuo
justifica plenamente el acto, no nos preocupan las acusaciones que hoy quiera
hacemos la ultraizquierda.
Lo grave hubiera sido que se fuera a transar con el régimen.
Fuimos inflexibles con los radicales que así lo hicieron en su momento y hoy
condenamos las actitudes de Rubén Blanco, Tomas de Anchorena y otros,
incorporando a la carta orgánica nacional de la U.C. R. el 30 de julio de 1983
en su artículo 38, la incompatibilidad para ejercer cargos partidarios o
candidaturas con el haber sido personero del régimen.
Nos preocupó sí, que otras organizaciones no actúen igual.
Por ejemplo el peronismo que tolera a un Ottalagano -responsable de las
persecuciones en la Universidad de Buenos Aires entre 1974 y 76- hoy afirma
ser fascista y no sea repudiado por sus correligionarios ni expulsado del
Partido Justicialista. O que el actual candidato a gobernador de la Pcia. de
Bs. As. obedezca instrucciones para formar su gabinete de Monseñor Plaza (éste
fue quien dirigió las persecuciones de docentes y no docentes en la Universidad
Nacional de la Plata y en la Católica de dicha ciudad, socio de Graiver en el
Banco Comercial de la Plata, está enfrentado con casi la totalidad de la
Asamblea Episcopal Argentina, totalmente desprestigiado ante su feligresía,
etc., etc.), elogie al General Verpletsen -quien felicitó públicamente a los
asesinos de Cambiasso y Pereyra Rossi- o se abrace con el gobernador actual
-Jorge Aguado- quien en las épocas que presidía CAR. AB se manifestaba
partidario del voto calificado.
LA LUCHA POR LOS DERECHOS HUMANOS EN LA ACTUALIDAD
Luego del episodio de las Malvinas, no quedó un solo
habitante de este país sin tomar conciencia de lo que había ocurrido desde
1976. El proceso hacia la democracia que estamos viviendo, posibilitó conocer
cabalmente lo que había sucedido. Tomando cada vez más fuerza la lucha por la
vigencia de los derechos humanos, a la que se han sumado millones de
argentinos; esto ha generado algunas confusiones, planteos equivocados y
también una cuota de optimismo. Vamos a referirnos a algunas de estas
cuestiones.
a. Muchos
sectores tratan hoy de sacar rédito de las banderas de los Derechos Humanos.
Algunos grupos trotskistas incluso, han llegado a plantearse que los afectados
por las violaciones de los derechos humanos son los sectores que mayor
enfrentamiento tienen con el imperialismo y la dictadura militar, motivo por el
cual son el sector más dinámico en la lucha por la liberación y en consecuencia
han decidido poner todos sus militantes a trabajar en distintos grupos que
luchan por los derechos humanos. Esto trae graves consecuencias pues plantean
las tareas con el objeto de llevar agua para su molino, tergiversando los
hechos para tratar de demostrar a propios y extraños que la defensa de los
derechos humanos es patrimonio de ellos; no vacilando en echar tierra sobre
hombres y organizaciones que han jugado sus vidas por esta cuestión durante la
larga noche que vivió el país. Seguramente estos grupos se valdrán del tema de
los derechos humanos para tratar de desprestigiar al próximo gobierno
democrático tratando de parcializar la lucha del pueblo por la vigencia plena
de los derechos del hombre.
b. La lucha por
la vigencia de los derechos humanos está subsumida en el reclamo de la vuelta
al Estado de Derecho. El Estado es aquél en que los gobernantes están sujetos a
normas preestablecidas, y que emanan de una ley suprema, a través de la cual el
pueblo le confiere al Estado el Poder a la par que le fija los límites para su
ejercicio en particular en lo que hace a la inviolabilidad de los derechos
inherentes al individuo (artículos 14, 14 bis, 18, 19, 29 transcriptos en la
página 1 entre otros).
Hoy algunos grupos están planteando la necesidad de crear
Tribunales Populares, comisiones Especiales para juzgar a los responsables de
las violaciones de los derechos humanos. Como ya vimos esto está expresamente
prohibido en el referido artículo 18 de la Constitución Nacional. Además este
planteo nos merece dos observaciones. La primera es que en un gobierno
constitucional, los tribunales ordinarios son sinónimos de justicia popular,
porque son los que emanan del cumplimiento estricto de lo estipulado en la
Constitución Nacional; pues los jueces son nombrados por el Presidente
-elegido por el pueblo de la Nación- a los que el Senado de la Nación -elegido
por el pueblo de las Provincias- les da o no acuerdo; con este mecanismo
participa el pueblo en la formación del Poder Judicial. Y la segunda es que no
podemos reclamar “nosotros” la justicia, el debido proceso, condenar los
tribunales clandestinos y los militares, y para los “otros” aplicar
precisamente estos mecanismos repudiados por el pueblo, violatorio del Estado
de Derecho esto no sería Justicia, es venganza.
c. Hay que decir
dos palabras también sobre la parcialización en esta lucha, Madres de Plaza de
Mayo -por ejemplo- han centrado su actividad en el tema de los desaparecidos,
a consecuencia de lo cual fue fundada dicha organización; desarrollando su
tarea en tomo a consignas “Aparición con vida”. Planteo con el cual
lógicamente coincidimos, se debe exigir la aparición de todos los
desaparecidos, y en caso contrario el Poder Judicial --constituido como manda
la Constitución- deberá investigar y condenar a los responsables. Pero
afirmamos que es improcedente resumir en una sola consigna -sea cual sea- la
lucha por el esclarecimiento de todos los casos de violaciones a las libertades
individuales, ocurridas en los últimos años, siguiendo con la consigna citada,
¿qué ocurre si algún desaparecido no aparece? Y, en consecuencia, ¿qué harán
las organizaciones que levantan como bandera casi excluyente la “aparición con
vida“? Se sumarán a las posiciones analizadas en el punto a., o comprenderán
con nosotros que los derechos humanos van intrínsecamente ligados a la
existencia o no de un régimen pleno de libertades democráticas.
Para J. R. la lucha por los derechos humanos es integral. No
sólo los desaparecidos significan violaciones a los derechos humanos -aunque
después del asesinato sea, quizás, lo más doloroso-. Representa una cruel violación
de los derechos humanos, el que existan los índices de mortalidad infantil que
sufre el país, la desnutrición de la niñez, la cantidad de casos de
enfermedades infectocontagiosas que se registran, o los presos políticos, los
miles de exilados etc. Traemos a colación esto, pues más de una vez hemos
protagonizado -los militantes radicales- interminables discusiones sobre estas
consignas parciales, para una organización política como la nuestra, pero que
son centrales para las Madres de Plaza de Mayo, por ejemplo. Para ellas la
lucha por los derechos humanos se inicia con la desaparición de sus hijos o
sus nietos y se agotará cuando aparezcan con vida esto es lo que ellas y todos
deseamos. Pero para Unión Cívica Radical esta reivindicación fue causa de su
fundación hace 92 años y cuando aparezcan los desaparecidos y salgan los presos
políticos de la cárcel los derechos humanos seguirán siendo nuestra bandera
para siempre.
Es tarea nuestra la reivindicación de todos los derechos del
hombre y con la comprensión de este concepto aunar nuestros esfuerzos al de
las personas y organizaciones que luchan por ellos, pero enmarcando nuestras
posiciones en aquel marco general.
d. Como decíamos
en el punto b, no podemos exigir la vigencia de los derechos humanos en unos
casos y en otros no. Juventud Radical ha condenado siempre la violación de los
derechos humanos, hemos atacado tanto el terrorismo de estado, como a las
parapoliciales o paramilitares y a los grupos armados de la ultraizquierda.
Nos preocupan que algunas organizaciones hoy se nieguen a condenar la violencia
de los grupos guerrilleros; un ejemplo de esto fue lo sucedido cuando el
Movimiento de Juventudes Políticas organizó en Bs. As. la Marcha por la
Democracia y la Paz con Chile, donde un grupo de la J. P. perteneciente al
sector de Intransigencia y Movilización Peronista, con el apoyo de la Juventud
Intransigente, exige que del documento convocante se saquen las palabras que
condenaban la violencia ultraizquierdista -previamente repudiaba también al
terrorismo de estado-. Finalmente palabra más, palabra menos el documento quedó
con el contenido original; pero también cabe decir que durante la discusión
este grupo amenazó de muerte a los miembros de otros sectores, de la propia
Juventud Peronista, y también con romper la marcha -lo que es muy fácil, se le
tira una piedra a un policía y lo que iba a ser una marcha pacífica termina en
una masacre.- Esta práctica fue la misma que caracterizó a los Montoneros, y
también al C.N.U. Nosotros no toleramos esta forma de actuar antes del 76 y
tampoco la permitimos ahora, como no lo dejaremos a Lorenzo Miguel patotear a
todo el país.
La Juventud Radical seguirá condenando con energía toda
práctica terrorista, pues ésta lleva implícita el desprecio total por la
dignidad del hombre y trae aparejada la violación de los derechos humanos; como
ya hemos explicado. SEA QUIEN SEA EL TERRORISTA.
e. Creemos con
Hipólito Yrigoyen, “que los hombres son sagrados para los hombres y los
pueblos son sagrados para los pueblos”, esto nos lleva a respetar y a exigir
que se respeten los derechos de los hombres de todo el mundo, al margen de sus
nacionalidades.
Por eso repudiamos a quienes se preocupan por las agresiones
sufridas por el pueblo de Vietnam, cuando lo invadió Estados Unidos por
ejemplo, y no condenan de la misma manera a quienes hoy le impiden ejercer
todos sus derechos al pueblo de Afganistán. Y por supuesto ha quienes hacen lo
contrario.
Creemos en la autodeterminación de los pueblos y
consecuentemente en la no intervención. Por lo cual condenamos a EE UU.
cuando invadió Santo Domingo, Vietnam o por la política que está llevando
adelante hoy en América Central, pero con la misma fuerza hemos repudiado a la
Unión Soviética cuando invadió Checoslovaquia, Hungría, Afganistán, o permite
la represión en Polonia.
CONCLUSIÓN
Como hemos visto, a lo largo de este trabajo, desde el siglo
pasado la U.C.R. viene bregando por los derechos humanos. Pero en particular
en el período analizado hemos participado activamente, ya fuera la Juventud
Radical, Franja Morada y una larga serie de figuras partidarias encabezadas por
Raúl Alfonsín.
Con valentía y sin hacer bandera de las heridas sufridas en
esta lucha -que a todos los sectores nos ha significado tener exiliados,
presos, torturados y muertos- hemos predicado y seguiremos haciéndolo, la
necesidad imperiosa de la Unidad Nacional como única forma de lograr la
recuperación de la Soberanía Popular, a través de la cual podremos volver al
Estado de Derecho y edificar una democracia sólida. Democracia que nos permita
discutir nuestras diferencias ideológicas dentro de las instituciones
consagradas en la Constitución Nacional, logrando que todos los argentinos
comprendan que jamas debemos permitir que un militar trasnochado vuelva a dar
un golpe de estado. Así lograremos que los derechos humanos nunca vuelvan a ser
violados en Argentina.
Algunos de los grupos oportunistas a que hacíamos
referencia, tratan de restar importancia a nuestra participación activa en la
reivindicación permanente de los derechos humanos. No nos preocupa tenemos la
conciencia tranquila pues hicimos todo lo que correspondía y en el momento
oportuno.
Así como dicen que la campaña electoral de la U.C.R. esta
financiada por EE.UU. y la Unión Soviética, o una patota peronista -a cuyos
integrantes el Partido Justicialista no ha expulsado de sus filas- entra a un
comité de la Unión Cívica Radical en Santiago del Estero y ataca con armas,
cadenas y palos a los presentes, dejando ciego a uno de los correligionarios
allí reunidos. Se trata ahora también de tergiversar todo lo actuado por
nosotros en los últimos años en el tema que nos ocupa. Reiteramos, nos
preocupa, es más fuimos una de las pocas organizaciones que condenamos a
miembros de nuestro partido que colaboraron con la dictadura -el caso citado de
los embajadores-. El justicialismo acepta en su seno al General Vilas y también
acepta los votos del partido de Masera reiteramos éstas son las actitudes que
nos preocupan y confunden al campo popular.
El radicalismo con la responsabilidad que le dé el pueblo en
el próximo gobierno constitucional, será un firme defensor de los derechos
humanos pues es el requisito indispensable para edificar una sociedad libre,
base de una democracia social, donde se pueda lograr la dignidad del hombre.
Los jóvenes radicales estaremos a la altura de Alem e
Yrigoyen y de los radicales anónimos que desde 1890 no vacilaron en dar hasta
su vida, en esta lucha que emprendió en el año 1810 el pueblo de nuestra
América Latina para lograr la libertad y la independencia. En la cual no nos
tenemos que equivocar, el enemigo es fue y será el imperialismo y la
oligarquía, los que se han dado, de acuerdo a la época distintos métodos para
dominar a nuestro pueblo; antes la Colonia, desde hace una década los gobiernos
militares.
Concientes de esto, no obstante nosotros somos optimistas,
Argentina inicia un período democrático; haremos todos los esfuerzos
necesarios para lograr la Unidad Nacional, que es la única manera de
preservarla.
En la historia de los pueblos del mundo, estos siempre han
derrotado a los opresores, las heridas abiertas han servido de enseñanza,
nuestro país no es una excepción. NADIE DEBE VOLVER JAMÁS, BAJO NINGUNA
CIRCUNSTANCIA, A VIOLAR LOS DERECHOS HUMANOS EN ARGENTINA.
Este es nuestro compromiso.
Fuente: Documento "Juventud Radical y Derechos Humanos" de
la Junta Coordinadora de la Juventud Radical, 24 de Septiembre de 1983.
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