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martes, 14 de diciembre de 2010

Teniente Coronel Roberto Bosch: Desde la cárcel - ¡Al Pueblo Argentino! (Octubre de 1944)

Donde quiera se encuentre, perseguido, desterrado o encarcelado, quien sea el Jefe de una organización cívica democrática que se proponga salvaguardar los más caros intereses de la Patria, ha de poder hablar; pues, una organización cívica-democrática, es siempre impersonal; y porque sus jefes solo son resortes de jerarquía orgánica, y nada más, que simbolizan como cabezas, la representación del cuerpo.
Por eso, este manifiesto que hago al Pueblo de la República como Jefe Superior de la “Cruzada Renovadora de la Unión Cívica Radical”, en particular a los “radicales” del país; y de corazón a todos los “cruzados”, puede salir de la Cárcel donde me alojaron y tomar la calle, al encuentro del sentimiento público argentino y del fervor cívico de los verdaderos radicales que se unieron, en santa unción cívica, en las filas de nuestra patriótica “Cruzada Renovadora”.
He de decir lo siguiente al Pueblo de la República:
Que un interregno de pesadilla es el que han marcado las angustiosas horas argentinas desde el 6 de Septiembre de 1930 al día de hoy; porque el patriotismo más caro y sagrado de nuestra herencia nacional ha sido desquiciado, dando paso al desenfreno más licencioso y venal de los profesionales de la política, que fueron los fautores de tanta corrupción. Por otra parte, aprovechando el vilipendio popular de los rábulas sobornables, las autoridades del Estado (ininterrumpidamente de facto y de usurpación) pudieron arrebañar las masas populares para arrancarles los falsos títulos electivos (porque no se eligió al votar) que necesitaba su estafa maquiavélica: “no reparéis en medios para lograr fines” en que justificaban sus crímenes inauditos.
Así, dieron calce a dictaduras, cohonestaron las usurpaciones sucesivas que fraguó el fraude confesado, se prevaricó, se cohechó y se atropelló toda la dignidad y altivez cívicas en el manoseo del pueblo ciudadano que se prestó inocente a sus manejos, “amansado” por sus propios dirigentes. (!)

Y hemos desembocado con estos pródromos a la hora actual, en un caos sin precedentes.

Será en el auténtico radicalismo donde encontraremos la salvación; porque es el sentimiento más entrañable de la argentinidad que se muestra de antaño; desde el verbo de Mayo, en la estuosa palabra de Mariano Moreno; se alza en las luchas cívicas, en el brioso pendón de las montoneras; y se recoge, últimamente, en el austero Hipólito Yrigoyen, que en largos y sacrificados años de prueba, funda la primera realidad democrática que esta generación haya conocido: su histórica presidencia. Este insigne varón “radical” nos dice: “Las revoluciones están en la ley moral de los pueblos y que no es dado crearlas ni posible detenerlas, sino, mediante reparaciones tan amplias como intensas sean las causas que las engendran”.
Y decía, yo, en un discurso pasado, que mientras los líderes políticos no cuenten con la anuencia popular, jamás tendrán la posibilidad de realizar estas “amplias reparaciones”, y menos esas “revoluciones”, pues, sin ella, solo podrán fraguar simples asonadas intrascendentes. Los ejemplos son obvios.
Hay que encontrar el remedio. “Cruzada Renovadora de la U.C.R.”, cuya trayectoria firme, se mantuvo en todas las vicisitudes del angustioso interregno, sin declinar sus principios “abstencionista”, “intransigente” y “revolucionaria”; sin advertir la manida intención del “hecho nuevo”; ni la teoría inmoral del “hecho consumado”; que fueron los “recursos lícitos” de la cohonestación y de la entrega. Firme, sí; porque testigos tenemos en los muertos que yacen en los panteones que les hemos erigido; inmolados “Por la soberanía popular que es la libertad de la Patria”, según reza su bandera de combate en las heroicas jornadas del 29-30/12/1933; Firme, sí; porque no reconoció desde entonces otro poder legítimo que el de su pueblo, que es el que debe emanar de su voluntad mayoritaria, pasando en su consecuencia, imposibilitada esta restauración, al estado de asamblea en el que se encuentra.

Aquí, en la voz de su Jefe Superior encarcelado, levanta “Cruzada Renovadora de la U.C.R.” esta consigna de lucha:

Sea, como en nuestra bandera se inscribe, “por la soberanía popular que es la libertad de la Patria”; mortaja de nuestros héroes y apostolado de argentinidad, para decir “urbi et orbi”: ¡Paso a la opinión pública argentina ya, catorce años refrenada, para que del manantial de su ingente naturaleza, brote la solución, en un glorioso cabildo abierto, porque no creemos en los hombres providenciales que usurpen el derecho del genio colectivo! ¡Paso a la opinión pública argentina que nos venga a señalar el rumbo cierto para la nave de la Patria, rotas sus velas, al garete, en mar proceloso en que se puede hundir! ¡Paso a la opinión pública argentina, Ella: la única voz que como la de Dios, porque es la voz del pueblo, nos traerá el secreto de la salvación, seguramente, con una profunda renovación de valores cívicos, en inspiraciones de la vocación latente de la argentinidad, que hará su eclosión en el calor de un clima de libertad, como en el que se gestara, allá, hace 134 años, en el mes de mayo de 1810!

Ahora, caiga sobre mí lo que el destino me depare: más cárceles, o lo que fuere. No importa; que solo quisiera el triunfo que invoco. Es ineluctable. Lo manda la historia. Es el de la Soberanía Popular. Es el de la Libertad de la Patria. Es como una necesidad biológica de nuestro desarrollo nacional, de raigambre inextinguible, en el fecundo campo de la historia y en el corazón de la tierra.

¡VIVA LA PATRIA!

Cárcel de Villa Devoto, Octubre de 1944

Roberto Bosch

Trascripción: Correligionario Merlo



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