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jueves, 27 de noviembre de 2025

Alfredo Vitolo: "Reforma Constitucional" (13 y 14 de agosto de 1948)

Sesión del 13 de agosto de 1948  el bloque Peronista solicitó que la Cámara pasara a un cuarto intermedio de 15 minutos, a los efectos que las Comisiones correspondientes produjeran despacho sobre el proyecto de Reforma Constitucional presentado por varios Diputados de ese sector. 

Varios Diputados radicales expresaron su opinión contraria a la reforma en esas condiciones y el Dr. Balbín, como Presidente del Bloque, realizó la crítica política al proyecto. Dio declaración sobre la necesidad de la reforma, a pesar de la oposición radical, fue sancionada.

Sr. Presidente (Cámpora). - Tiene la palabra el señor diputado por Mendoza.

Sr. Vítolo. - Señor presidente: esta Cámara integra el Parlamento argentino; en él está representada la soberanía popular; en la otra Cámara están representados los Estados que integran la Nación Argentina.,

Una Cámara de Diputados no es sólo la expresión de la soberanía; es también un cuerpo deliberativo, que debe llenar una función en representación del pueblo: deliberar en nombre de él.

El país ha de ver con asombro, con estupor, cómo se ha realizado el proceso de la reforma constitucional. Pareciera que hubiese un propósito de desprestigiar la vida parlamentaria.

Hace un instante, cuando el señor diputado por Buenos Aires hizo la moción inconcebible de pasar a un,cuarto intermedio de quince minutos para que la comisión despachara el proyecto de reforma de la Constitución, no pude menos que llevar con pena mi pensamiento hacia aquellos países de Europa que sufrieron el proceso de la destrucción del prestigio de sus parlamentos, al que Mussolini llamaba «el cadáver putrefacto de la libertad».

Nosotros comprendemos con responsabilidad histórica el papel que debemos jugar en esta hora. La mayoría nos ha colocado en-la situación de enfrentar un debate, improvisándolo. De todos modos no hacemos ninguna concesión desde estas bancas. Nosotros estamos defendiendo principios, permanentemente, a través de toda una vida recta, limpia, de modo que tenemos la gimnasia continua de esta lucha en resguardo de las libertades.

Se va a realizar una reforma constitucional invocando un poder revolucionario, emanado del movimiento del 4 de junio. Lo ha dicho el señor diputado miembro de la mayoría de la comisión y yo pregunto: ¿Qué es y qué significa la revolución del 4 de junio? ¿Cuál fué su ideario, su programa, su doctrina? ¿Dónde se proclamó, dónde estuvo estructurado el día que los representantes de ese movimiento ocuparon la Casa Rosada en la ciudad capital de la República?

Por el contrario, allí no se habló de programas de reformas, sino sólo del respeto y acatamiento a la Constitución nacional. Esta revolución tiene su ideario formado a tumbos, improvisándolo todos los días. Así vamos conociendo la doctrina revolucionaria. Esta Cámara de Diputados, a través de numerosas sanciones, ha ido produciendo actos revolucionarios. Cada día, un acto defacto: cuando incorporó a un diputado que no tenía las condiciones constitucionales; cuando le otorgó al Poder Ejecutivo facultades judiciales que no le podía otorgar; cuando aceptó la vigencia de decretos con carácter de leyes; cuando excluyó a un diputado de la oposición.

Esa es la doctrina que va demarcando el partido político que representa la revolución del 4 de junio. Se va produciendo una revolución algo así como por mensualidades.

El 4 de junio o el 17 de octubre -como los señores diputados prefieran- pudieron realizar su verdadera revolución. Pudieron establecer entonces la transformación de las instituciones, porque, en síntesis, una revolución es un cambio de tipo de gobierno, una modificación de la organización política y social de una nación. Las revoluciones. tienen el derecho de crear un nuevo estado jurídico. Sin embargo, no lo hicieron y proclamaron el acatamiento a la Constitución nacional, para realizar el día de mañana la reforma por los procedimientos legales.

Hoy esta Cámara, improvisadamente, va a tratar la reforma constitucional. Yo he puesto toda mi atención en el informe del señor miembro de la mayoría de la comisión para saber en qué consiste la reforma y cuál es la doctrina que inspira la estructuración del programa revolucionario.

Una constitución es, antes que nada, una limitación al poder, un conjunto de restricciones a los que tienen la fuerza y el mando. En cambio, estamos viviendo el proceso inverso de concentración de poderes en el Poder Ejecutivo.

Por eso, nosotros que no consideramos intangible la Constitución, que no tenemos el fetichismo de la Constitución, que no vivimos alejados de la realidad social, sino en contacto con ella; nosotros, que sabemos que hay una reforma necesaria, tenemos que oponernos dando una señal de peligro frente a un estado de cosas que significa la absorción de todos los poderes por parte del Ejecutivo.

Todo poder tiende a una concentración mayor de sus facultades. El clima que vive la Nación -lo hemos dicho y lo repetimos con autoridad- no es el más propicio para una reforma constitucional. Ella necesita la elaboración a través de un proceso de libre discusión, y el panorama que ofrece la República no es el que posibilita mejor esa deliberación del pueblo a través de todos sus sectores y organismos representativos. Lo hemos repetido aquí todos los días: no existe la libertad de prensa; la libertad de expresión por la radio; la libertad de reunión; la libertad de tribuna parlamentaria.

El reglamento que se aplica en esta Cámara, en verdad de doctrina, es un instrumento de defensa de las minorías con respecto a las mayorías prepotentes; no es un instrumento en manos de la mayoría para acallar la voz de lo oposición. la tribuna parlamentaria también está restringida con las mociones de cierre del debate, con las mociones de que el orador se encuentra apartado de la cuestión, con la manera como hoy y como desde hace más de dos años que está deliberando este Parlamento llamado de la revolución.

Frente a esta situación de discrecionalismo que señalamos, frente a esta situación de falta de publicidad de los actos públicos y de acallamiento de la voz de la oposición, decimos: no es el instante más propicio para la realización de una obra fundamental cual es la de la reforma constitucional.

De todos modos, la mayoría ha resuelto realizarla y nosotros tenemos el derecho, como el resto del país, de preguntar qué clase de reforma se intenta, qué es lo que se procura cambiar en las disposiciones constitucionales. Debemos preguntarnos si después de un 4 de junio,' de un 17 de octubre, no tendrá también el país un 18 brumario. Nosotros debemos preguntarnos también si el régimen federal de gobierno se ha de mantener íntegro y robustecido, si se han de mantener los principios del derecho de patronato que la Nación ejerce, si se ha de mantener la integridad de todas las facultades provinciales, si se ha de mantener la organización legal que sintetiza un régimen representativo, republicano, democrático federal de gobierno.

Hasta ahora nada se ha dicho. No es exacto, señor presidente, que exista una conciencia pública favorable a la reforma constitucional. No ha llegado aquí y no se ha expresado en ninguna parte un movimiento de opinión popular acerca de reformas fundamentales. Sólo en dos aspectos se ha concretado esa opinión popular, en algún sentido: el uno, es la incorporación al texto constitucional de los Derechos del Trabajador que sintetizara el presidente de la República en su conocido decálogo...

Sr. Velloso Colombres. - Eso es mucho.
Sr. Presidente (Cámpora). - No interrumpa al orador el señor diputado por Santa Fe.
Sr. Vítolo. - .. y que tampoco es original; también figuran casi a la letra en —el fuero del trabajo de Francisco Franco, como figuraban también en la Carta del Lavoro, de Mussolini.

El otro, la reelección presidencial.

Nosotros creemos que hay una realidad social que debe ser contemplada en la Constitución de la Nación.

No hacemos de la reforma un problema técnico, sino el trasunto de una necesidad, de una aspiración y de un ideal colectivos. Lo comprendemos perfectamente; no somos retardatarios; tenemos el sentido de la evolución y del progreso. Estamos sentados aquí, no para defender principios caducos, sino para empujar hacia adelante el país, a través de una reforma y de una transformación que concreten un nuevo estado de realidad social; pero esa expresión tendrá que ser la expresión fiel de un clima de absoluta legalidad, de ejercicio de todos los derechos y de vigencia de todas las garantías constitucionales.

El señor miembro informante de la mayoría no ha concretado en ningún aspecto esas reformas, y se ha referido a cuestiones procesales, que ya habían contemplado loas miembros de la Comisión de Asuntos Constitucionales pertenecientes a nuestro partido.

Yo pregunto a esta mayoría, que hoy ejerce un acto de prepotencia trayendo justamente el problema de la reforma constitucional como un desafío, como una afirmación de fuerza, si esto es algo así como una reacción frente a la actitud de la bancada radical. Nosotros, señor presidente, aceptamos el desafío en el terreno parlamentario; pero también lo acepta el país, para poder deslindar perfectamente las responsabilidades. Hemos ido a la Comisión de Asuntos Constitucionales; hemos planteado allí, en primer término, la necesidad de conocer los antecedentes que existen en el Parlamento argentino; hemos encarecido más de una vez la necesidad de hacer un gran debate alrededor de la reforma constitucional, para que el pueblo argentino, por medio de sus más destacados órganos: la universidad, la prensa, la masa trabajadora, a través de sus sindicatos, los elementos de la economía mediante sus organizaciones, los partidos políticos, etcétera. hicieran llegar sus sugestiones para elaborar una reforma que no fuera artificial, ni al servicio de un partido, sino un nuevo derecho en defensa y al servicio de la Nación.

Sr. Velloso Colombres. -- - En eso estamos.

Sr. Vítolo. - Nosotros no queremos una reforma peronista, ni radical; aspiramos a una reforma argentina de la Constitución, realizada al cabo de un limpio debate, señalándonos unos y otros nuestros ideales, nuestros propósitos, nuestros anhelos, en un examen libre de prevenciones y mirándonos como diputados de la Nación y como representantes del pueblo argentino. Pero la reforma que se trae hoy a la Cámara, donde vibra aún el eco de las últimas sesiones, se realiza justamente --¡qué garantía, señor presidente!- en momentos en que se está dando al país, con la exclusión inconstitucional e injustificada de un diputado, la prueba acabada de que hay una mayoría que no se detiene ante nada.

Frente a esto señalamos el peligro de la reforma constitucional los diputados radicales, que luchamos permanentemente, por estos principios tal vez bajo el signo de la adversidad. Hay hombres en esta bancada, señor presidente, que llevan muchos años de lucha continua en la oposición. Yo mismo, que no soy ya un hombre joven, pues estoy llegando a los cuarenta años, llevó más de veinte combatiendo desde la oposición, y no es que lo hagamos por temperamento, sino por fidelidad a nuestras ideas y por devoción a nuestras profundas convicciones democráticas. (¡Muy bien!) Con nuestra obra, de ayer, de hoy y de siempre estamos también elaborando nuestro mensaje para el año 2006, o para que cualquiera otra generación sepa de nuestra lucha y que el principio de libertad no estuvo indefenso en la tierra de los argentinos; que la llama de la argentinidad la mantenemos siempre viva, y que la bandera delas mejores tradiciones argentinas no será jamás arriada.

Señor presidente: hemos vuelto a esta bancada para señalar una actitud, para decir al pueblo argentino que se va a reformar la Constitución en momentos en que la Constitución actual no tiene plena vigencia, Estamos en la lucha por los principios, defendiendo la libertad, que es nuestra bandera, y que la hemos de agitar en todo el ámbito de la argentinidad, con brazo firme y con espíritu esforzado, sin cobardía y, sobre todo, con la certeza de que servimos a una causa noble. Esta mayoría peronista de hoy, que así sanciona una reforma constitucional, realiza con este proceder un acto legítimo, como lo marqué en una sesión pasada, un nuevo golpe de Estado, cual significa la sanción, de la.reforma constitucional tras una deliberación breve e improvisada, y sobre todo, sin decir qué es lo que piensa o quiere reformar.

Un partido político responsable, que se cree revolucionario, tiene la obligación absoluta de expresar en qué consiste su reforma, cuál es su doctrina y qué fines con ellá se persigue. No creemos que sea posible una reforma siniestra, a escondidas, ni admitimos que vengan aquí los representantes del pueblo a reunirse en una convención constituyente sin que antes se haya dicho qué es lo que se, piensa o lo que debe reformarse.

Sr. Velloso Colombres. -- El artículo 1°...

Sr. Presidente (Cámpora). - Sírvase no interrumpir al orador el señor diputado por Santa Fe.

Sr. Vítolo. -- Vivimos una época de expresiones generalizadas, de palabras huecas'y grandilocuentes que nada significan.

Sr. Rojas (A.). -- ¡Epoca de palabrería!

Sr. Vítolo. - Al señalar nuestra oposición a la reforma constitucional lo hacemos en el sentido con que nos hemos expresado.

Nuestra convención nacional, organismo máximo del partido, con justeza, con precisión, ha fijado la posición del radicalismo. Algún día habrá que introducir la reforma necesaria para dar un paso hacia adelante. Lo que tenemos y combatimos es la posibilidad de una reforma regresiva, es decir, de un paso hacia atrás.

Siempre nosotros miramos hacia adelante.

Otros representantes de mi sector han de concretar la opinión y profundizar el análisis de la exposición del señor miembro informante de la mayoría. Pero ahora concluyo mi exposición señalando que la reforma constitucional no la anhela el pueblo argentino; no es imperativo de la hora en los aspectos a que se ha referido el señor diputado, porque el imperativo del momento es el retorno a la legalidad. Lo que el pueblo argentino quiere no es una reforma constitucional, sino que los diarios puedan emitir sus ideas sin censura previa, que las -radios estén al alcance de todos los ciudadanos, y que las tribunas parlamentaria y pública puedan ser usadas sin restricciones por los hombres, de mi partido y de todos los partidos políticos.

El problema de hoy es de seguridad del derecho, de legalidad, como lo decimos con insistencia en este recinto los diputados radicales. (¡Muy bien! ¡Muy bien! Apláusos.)







Fuente: Intervencion del diputado nacional por Buenos Aires, Alfredo Roque Vitolo durante el debate de la necesidad de reforma de la constitucion nacional, diario de sesiones de la H. Cámara de Diputados de la Nacion, 13 y 14 de agosto 1948.

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