-¿Usted se reivindica como desarrollista
o como radical?
-Soy
radical-desarrollista. El desarrollo hoy es el nuevo nombre del progresismo, de
la izquierda... Para que se entienda, creo que hay una tragedia en el país que
es que el tema del desarrollo no está tomado por todos los partidos políticos.
Hubo uno que se lo apropió y los demás no sólo dejaron de hacer política de
desarrollo, sino que el desarrollo pasó a ser mala palabra. Hoy, los
economistas hablan siempre de crecimiento, nunca hablan de desarrollo, que
tiene un contenido mucho más abarcador... sobre todo el desarrollo inclusivo,
que implica que todas las potencialidades de un país avancen en un sentido
económico, pero además que todas las clases sociales y todos los factores de
poder se junten, y que el derrame del desarrollo se dé sobre todos.
-¿Pero considera mala palabra al
desarrollo como concepto o a la identificación de esa palabra con Movimiento de
Integración y Desarrollo (MID)?
-No, es
peor que eso. Se considera malo proponer un modelo de desarrollo. En el
neoliberalismo o el neoconservadurismo dicen: "Hay globalización, hay
modernización, usted tiene que hacer determinados deberes y con eso está
bien". Y no está bien. Cada país tiene que darse un modelo de desarrollo
para incluirse dentro de la globalización. Por eso creo que hay que fortalecer
el Mercosur para después participar con más fuerza en el ALCA y no, como
proponen los que no tienen proyecto de país, ir corriendo al ALCA porque ahí
está Estados Unidos. Chile tiene un modelo de desarrollo; Brasil tiene un
modelo de desarrollo, que puede no ser inclusivo, pero la Argentina no se
planteó en los últimos 40 años para qué está más preparado el país, un proyecto
de desarrollo que además implique movilidad social, que es lo que no hay en
estos países subdesarrollados.
-Ahora se habla de economías
emergentes.
-Claro,
porque la otra cosa es que subdesarrollo también es una palabra prohibida. Se
habla de países en vías de desarrollo, de economías emergentes, pero no de
países subdesarrollados, que es la verdad. Estos países son subdesarrollados;
no han desarrollado lo que tenían que desarrollar ni lo están haciendo, no es
que están en vías de... Y esto cortó la movilidad social. Cuando había proyecto
de desarrollo había movilidad social, que es algo que este país no tiene hace
un montón de tiempo. La Argentina tiene una gran movilidad cultural, pero no
social.
-¿A qué llama movilidad cultural?
-Me
refiero a que la Argentina avanzó mucho, por lo menos en estos últimos 17 años,
en ir reconociendo al otro en lugar de descalificarlo. Y eso es un tema
cultural. Por ejemplo, esta discusión que hay hoy sobre el respaldo de Domingo
Cavallo al gobierno de la Alianza hoy se puede plantear bien, la gente la
acepta, y antes era algo imposible de plantear. O que el Ejército pida perdón a
través del general Martín Balza era algo muy difícil de concebir.
-¿Le recrimina a Alfonsín no
haber implantado un modelo de desarrollo?
-...Creo
que lo intentó... Me parece que con el Plan Austral él intentó cortar la vieja
cosa de que todos los gobiernos de los Estados gestionarios eran
inflacionarios. Y también trató de dar un modelo de crecimiento económico más
justicia social, que en el fondo es el desarrollo. Me parece incluso que lo
intentó demasiado, en el sentido de que tal vez él, que era el presidente de la
transición, que tenía que dedicarse a implantar la democracia y los derechos
humanos, trató de avanzar más. Yo no se lo critico, al contrario. El hizo el
Plan Houston y un montón de cosas que la gente no comprendió. El proyecto de
desarrollo más claro que Alfonsín intentó fue la idea de cambiar la capital a
Viedma, pero la sociedad no lo entendió y algunos hasta lo ridiculizaron.
Brasil, cuando trasladó la capital a Brasilia, hizo todo un polo de desarrollo
en esa zona que estaba muerta y hoy por hoy tiene un millón de habitantes y un
gran desarrollo en la región.
-Lo curioso es que siendo tan
desarrollista todos dicen que usted es el interventor radical del PAMI.
-Es que
yo soy radical. Y además considero que Frondizi era un presidente radical. Para
hacerlo más claro, yo soy radical-desarrollista.
En la
pared que está detrás del escritorio de Federico Polak están las fotos de los
tres presidentes con los cuales trabajó. En el centro, el retrato oficial de
Fernando de la Rúa; es el de mayor tamaño y el único dedicado de puño y letra
al "amigo". A la derecha, la imagen casi juvenil que tenía Raúl
Alfonsín en 1983, mucho antes del desgaste del poder y de que Polak fuera su
vocero. El tercer retrato, en blanco y negro, es el de Arturo Frondizi portando
su banda presidencial.
Fuente: "No
habrá despidos masivos en el PAMI, pero sí reducción de personal"
Entrevista al Interventor del PAMI, Federico Polak en Diario La Nación del 24/12/2000.
No hay comentarios:
Publicar un comentario