La etapa crucial que atraviesa la Unión Cívica Radical
Intransigente exige de cada uno de nosotros la adopción de una actitud inequívoca,
que diga claramente como entendemos y asumimos nuestra responsabilidad
militante.
Si se analizan los problemas actuales a la luz de la
historia del radicalismo, se advertirá que la crisis que conmueve al partido no
es nueva. El radicalismo fue, desde sus orígenes, una poderosa herramienta del
pueblo argentino para la realización de los grandes objetivos espirituales y
materiales de la Nación.
Por eso es inevitable que las minorías reaccionarias –antinacionales
por los intereses que representan y por su conformación espiritual e ideológica-
procuren desnaturalizarlo, inhibiéndolo como instrumento de liberación
nacional. El cumplimiento de ese designio fue facilitado por hombres de
nuestras propias filas, proclives a la desviación ideológica y al oportunismo político.
Hipólito Yrigoyen enfrentó reiteradamente la acción
confusionista o segregacionista de grupos enquistados en la UCR y la resistió
siempre con tenacidad ejemplar, impidiendo que el radicalismo dejara de ser el
cauce del movimiento nacional.
En 1956, la histórica U.C.R. se dividió, como consecuencia
de una crisis semejante. Enfrentamos entonces, los radicales, una disyuntiva
definitoria, totalmente ajena a las consideraciones personales. Se trataba de
aceptar el acceso al gobierno amparándose en el juego de intereses de quienes
lo ejercían o por el contrario, intentar la conquista del poder aliados solo
con el pueblo. Elegimos el camino de la historia y nació la Unión Cívica
Radical Intransigente como expresión contemporánea de la Unión Cívica Radical.
La historia argentina es una lucha constante por la constitución
efectiva de una nación, y que esa manera de entender el proceso histórico
nacional es inseparable de la Unión Cívica Radical Intransigente.
Afrontamos los problemas estructurales de la Republica y los
resolvimos con sentido nacional y audacia auténticamente revolucionaria. Pasamos
por encimas, inclusive, de los prejuicios ideológicos –de cuño aparentemente nacional-
cuya vigencia fue alentada y propagada por todos los voceros de la reacción amenazada
en sus bases de sustentación. Porque ese fue el sentido de mi gobierno caímos derribados
por la reacción oligárquica, el examen del pasado nos va suministrando las
claves de nuestra tarea futura.
PROGRAMA NACIONAL
SOBERANIA POPULAR: La
vigencia irrestricta de la genuina legalidad democrática es el único sistema político
compatible con la condición humana y el medio indestructible para que las grandes
mayorías impriman su sello creador al proceso nacional.
DESARROLLO ECONOMICO:
La realización de la grandeza nacional –es decir, la promoción hacia niveles
superiores en lo social, lo institucional y lo cultural- exige que rompamos las
estructuras que nos condicionaron como país esencialmente agropecuario. La persistencia
de ese esquema nos relegaría cada vez más a la periferia del mundo moderno.
JUSTICIA SOCIAL:
El bienestar de la población, solo será suficiente y permanente si se asienta
en un desarrollo económico vigoroso y profundo.
En torno a estas banderas serán posibles la unión y el
triunfo. Al servicio de esa finalidad, debemos revitalizar al partido.
Debemos construir una UCRI poderosa, no un pequeño partido
sectario.
Yo quiero la unidad del partido, fervorosamente, como lo
desean todos sus afiliados. Pero solo la concibo como unidad fecunda y creadora
que se base en la lealtad a los principios y en la armonía de ideales que nace
exclusivamente del debate democrático y de la identificación absoluta de los
radicales intransigentes con el destino de todos los sectores nacionales y
populares. La UCRI como estructura, será fiel a su historia y a su destino o
perecerá.
Pero el radicalismo intransigente como corriente histórica
de la Nación Argentina, no descartara nunca de su puesto de vanguardia en la
lucha emancipadora del pueblo. Esta decisión inquebrantable ha sido expresada
por la mesa directiva de la Convención Nacional. Me solidarizo plenamente con
su actitud, valiente y legitima. Tengo el orgullo inmenso de pertenecer a una
gran fuerza popular que nadie logrará destruir, y de formar en sus filas como
un afiliado mas.
Como militante y como ciudadano, ocupo mi lugar, seguro de
que la victoria solo aguarda a quienes sean consecuentes con la causa de la Nación
y de su pueblo.
Fuente: Carta del Dr. Arturo Frondizi al Presidente de la Convención
Nacional de la UCR Intransigente Dr. Julio Cesar Oyhanarte desconocido por el
sector que orienta el Dr. Oscar Alende, 11 de septiembre de 1963.
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