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jueves, 17 de marzo de 2011

Manifiesto fundacional del Moviento para la Democracia Social (7 de Agosto de 1992)

El Movimiento para la Democracia Social (MODESO) se funda el 7 de agosto del año 1992 en Autopista Center. El presidente del movimiento en ese entonces era Raúl Alfonsín. Luego de que este último decidiera ponerse por encima de todos los sectores internos para poder ser una fuente de referencia para todos, pasó a liderar el movimiento, el conocido dirigente: Leopoldo Moreau.


Hay tiempos históricos que son determinantes para el desarrollo de la Nación. Este es uno de ellos. La sociedad Argentina debe optar entre el orden conservador que se le propone desde el gobierno o la democracia social. Hay millones de argentinos que quieren la estabilidad, el crecimiento económico y la integración al comercio mundial, pero saben que –para alcanzar estos objetivos- es imprescindible tener un Estado fuerte, garantizar la seguridad jurídica de los ciudadanos, integrar el territorio, desarrollar la infraestructura, realizar un formidable esfuerzo educativo, industrializar el país, evitar la formación de monopolios privados, distribuir equitativamente el ingreso y asegurar el bienestar.
En la actualidad estamos transitando una etapa donde el sector dominante ha generado una nueva ideología que se asienta en la afirmación antojadiza de que, precisamente, “las ideologías han muerto”. Consecuentemente en la sociedad que ellos pretenden imponer no tienen cabida la historia, los principios, los valores, las utopías. Emergen entonces excluyentemente el realismo, el pragmatismo, la eficiencia, el mercado, en definitiva el individuo aislado. El pensamiento neoconservador ha ganado terreno también en nuestro medio como lo hizo en otros lugares del mundo. Impulsa que la política esté tan escindida como sea posible de las justificaciones morales, por ello no tiene límites en su insolidaridad, en su cinismo, y en su inmoralidad.
Frente a esta filosofía de la resignación alentada para servir a los poderosos; de la desintegración de la sociedad para servir a las corporaciones; de la apatía para garantizar el gobierno de las elites, nosotros levantamos la opción que representa a millones de argentinos que se niegan a tener que elegir entre la eficiencia y la justicia. Son los que rechazan el dogma que tratan de imponerles, los que no creen que las leyes de la economía exijan abandonar a los ancianos, desatender a los enfermos, olvidarse de los estudiantes, e ignorar a los desocupados.
Son los que saben que los países más prósperos lo son porque han invertido en su gente.
Son los que saben que las economías más competitivas, las más productivas, las más innovadoras, las más exportadoras, las más exitosas son aquellas que han invertido en educación, en salud, en vivienda, en infraestructura, en definitiva en cuidad y promocionar a sus recursos humanos.
Son los que tienen en claro que hubo quienes primero desestabilizaron la economía para después asegurarse la estabilidad en su propio beneficio; son los que tienen en claro que hubo quienes antes no dejaron privatizar bien para después convertir a la privatización en el negocio de unos pocos: son los que tienen en claro que hubo quienes buscaron paralizar el país para luego rematarlo.
Para representar a esos millones de argentinos necesitamos un radicalismo con la claridad y la determinación que le permita luchar por un modelo que concilie la eficiencia con la justicia. Por eso nace el MOVIMIENTO PARA LA DEMOCRACIA SOCIAL.
Sabemos que fortalecido el partido su obligación consiste en encontrarse con otros sectores. A la fuerte alianza del neo conservadorismo hay que oponerle una fuerza capaz de disputarle al gobierno, para ejercer el poder y transformar la realidad.
Toda encrucijada para el país, también ha sido un desafío para el radicalismo. Nosotros queremos recorrer el camino que nos hicieran transitar con su capacidad anticipatoria y con su compromiso con lo nacional y popular Yrigoyen, Lebenshon, Larralde, Illia y Balbín.
Para recorrerlo debemos ser solidarios no solo entre los que pensamos parecido, sino también entre los que estamos dispuestos a actuar parecido. Debemos ser solidarios con nuestro pueblo, que nos dio origen y nos nutre, y al que debemos representar sin especulaciones. Debemos ser solidarios con su historia de lucha y ejemplos.
La tarea es inmensa pero hay que afrontarla. Como tantas veces. Como cuando teníamos la esperanza de alcanzar la libertad y el Estado de Derecho. Ahora detrás de una nueva esperanza: la de una DEMOCRACIA SOCIAL.
Estamos convocados y nos ponemos en marcha.
Buenos Aires, 7 de Agosto de 1992





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