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martes, 14 de diciembre de 2010

Marcelo T. de Alvear: "Borrador de manifiesto"

Las gestiones judiciales por mí entabladas, han tenido por resultado el fallo de la Corte Suprema que establece en forma definitiva el derecho de opción para salir del país de todo detenido o trasladado, por orden del Presidente de la Nación, durante el estado de sitio.
Ahora bien, el P.E. entiende cumplir el fallo de la Corte estableciendo condiciones y exigiendo compromisos que, en cuanto a mí, no puedo suscribir sin menoscabo de mi integridad y decoro personal.
¿Cómo se podría pretender además exigir con autoridad el cumplimiento de simples compromisos obtenidos con extorsión, en nombre del Presidente de la Nación,cuando éste por su parte ha violado y sigue violando la Constitución que en juramentos solemnes se ha comprometido a observar y respetar?
Es indudable que el Presidente actual ha tenido que olvidar muchas cosas para llegar a tan alto puesto y aun cuando pueda tener la satisfacción de la ambición colmada,no es envidiable lo obtenido dado el precio que ha debido poner.
Yo, que he ejercido la primera magistratura cuidando que la dignidad y autoridad de la función fueran intangibles, no puedo ver sin amargura cuál ha sido el camino que ha tenido que recorrer y los medios de que ha debido valerse el ciudadano que ocupa la Presidencia a la cual no debería poderse llegar sin altivez y sin decoro.
Yo, que lo he visto al Presidente actual tan obsecuente aun con riesgo de su altivez cuando ejercía un ministerio en mi Gobierno, debo confesar que no han dejado de sorprenderme,en mi sinceridad, el trato y los vejámenes que me ha impuesto durante el tiempo de mi detención. Mi buena fe me hacía pensar que los antecedentes de nuestra vinculación personal pasada significarían para él un obstáculo insalvable que le impediría emplear ciertos procedimientos.
No me animan el despecho ni el encono al hablar como lo hago: cumplo, sí,con el deber de decir a mi pueblo, con los títulos y la autoridad que pueda conferirme mi larga actuación a su servicio, quién es y cómo es el Presidente actual y cómo todo ciudadano que se haga solidario de su actuación, tendrá fatalmente que rendir cuenta,tarde o temprano, al pueblo soberano cuando éste, que no olvida los agravios que se le infieren, recupere de nuevo lo que le pertenece y que le ha sido arrebatado por la fuerza.
En cuanto a mí, en esta emergencia, sé que nada puedo, pues la fuerza manda cuando se está fuera de la ley. Sólo he querido sostener legítimos derechos y garantías al no someterme voluntariamente a lo que entendía que no era legal.
Tengo el profundo convencimiento, además, de que el tiempo y la causa que sirvo han de resolver para todos, por más que algunos se agiten y se inquieten, la situación tan dolorosa que aflige a nuestra Patria y oprime a su pueblo.
























Fuente: BIBLIOTECA DEL PENSAMIENTO ARGENTINO / V Tulio Halperín Donghi
La República imposible (1930-1945)

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